Mi cuñado el bombero: 2a parte

Después de la visita de mi cuñado y de una buena follada, hoy no era todavía consciente de lo que me esperaba.

Mi padrino el bombero

  • Joder, ¿cómo ha podido pasar esto? - me preguntaba todavía después de 3 días de que ocurriera el incidente con mi cuñado.

David salió disparado de casa de la vergüenza que sentía. Rafa se percató de que David se había olvidado la mochila con la ropa de recambio, el móvil y las llaves.

  • ¿Vendrá a por sus cosas? No creo. Parecía muy avergonzado. Pero cuando terminé de limpiar mi despacho apareció cerdaco perdido y empalmadísimo... no puede ser... pero... ¿habrá sido el perfume?¿Es posible que esa fragancia pueda poner cachondo a un hetero?¿Será cualquier persona que huela el aroma la que acaba deseando follarse al que la lleva? Esto debe de tener una explicación química. David seguramente debió sentir el olor del perfume mezclado con mi olor corporal y por eso quién lo ponía como un cabrón en celo era yo. Era como si deseara todo mi cuerpo. Me beso, me comió el culo y hasta me mamó el rabo... no creo que sea cuestión de ser activo o pasivo, creo que mi hipótesis es correcta si digo que cualquier hombre, no sé si mujer, que huela esa fragancia mezclada con el olor de la persona se siente irremediablemente atraída por ella. Hasta el punto de desearla sexualmente y querer fornicarla. Parece ser que el efecto dejó de funcionar cuando bajó el calentón. Del mismo modo, un perfume no dura siempre, supongo que al cabo de un rato el efecto habría pasado. Tanto rato como durase el perfume. Arrrrrrg... - me rascaba la cabeza intentando pensar en todas las posibilidades - caletarme la cabeza no solucionará nada. Pero, si es correcto lo que pienso... ¿podría follarme al macho que quisiera? Joder... si eso es así me gustaría intentarlo con alguien que siempre me haya querido follar - miré fijamente el frasco del perfume que tenía encima de la mesita del salón mientras me tomaba una cerveza en el sofá casi en pelotas con sólo el bóxer puesto- se me pone dura de solo pensarlo y... a la vez tengo miedo. Si el perfume tiene ese efecto, ¿cuándo se acabe podré hacer otro igual? ¿O ha sido pura casualidad haber mezclado los químicos correctamente?

En aquel momento el teléfono sonó y lo cogí:

  • Sí, dígame - respondí.

  • Hola hermanito - decía la voz de mi hermana nuevamente - oye, ¿sabes por qué David está tan raro? El otro día llegó como muy ofuscado. No quería cenar, ni hablar, estaba como callado y además se olvidó la mochila en tu casa. Le he insistido en que pase a buscarla pero... es como si me diera largas día sí día también, ¿tú sabes qué le puede haber pasado?

  • Vaya... qué raro, pues fíjate que cuando terminó el partido continuó mirando la tele, no sé si hizo nada fuera de lo común. No sabría decirte, pero seguro que tiene alguna relación con el trabajo - mentí como un bellaco - pero creo que lo mejor es no mencionarle nada, creo que se le pasará.

A veces me digo a mí mismo que tendría que haber sido actor. Soy muy reputa y además miento como tal. Y lo mejor de todo es que se lo creen.

  • ¡Gracias hermano! Creo que seguiré tu consejo...

De repente el timbre de la puerta sonó: ¡Ring!

  • Ya voy - dije yo mientras mi hermana me continuaba hablando.

Abrí la puerta y al mismo tiempo que mi hermana pronunciaba la fatídica (o no tan fatídica) frase y pude apreciar en un instante la figura del macho que estaba plantado delante de mí. Unas botas, un pantalón bien apretado, un buen paquete marcado por la zona inguinal, una camiseta ajustada marcando esos pectorles más impresionantes que los de mi cuñado, unos buenos pezones marcándose en esa camiseta, los brazos bien trabajados, el pelo corto y canoso, una sonrisa masculina y atractiva, afeitado, unos ojazos azules claros espectaculares y unos labios carnosos que daban ganas de besar. ¡Un bomberazo ahí plantado ante mí!

  • ... y por la mochila no te preocupes. Mi suegro... o sea, tu padrino, ha ido hace 15 minutos hacia tu casa. ¡Hasta luegui! - y colgó la muy hija de perra.

Estas palabras resonaban en mi cabeza mientras admiraba el cuerpazo de mi padrino Gabi, el padre de mi cuñado David y suegro de mi hermana.

  • ¡Hola ahijado! - me dijo Gabi con una sonrisa encantadora como siempre.

Menos mal que le cerré la puerta en las narices, sino habría visto cómo me ponía rojo como un tomate.

  • Esto... hijo - mi padrino solía llamarme Rafa, Rafeta, hijo o ahijado, aunque es cierto que solía llamarme más a menudo «hijo» - creo que la puerta se ha cerrado sola en mis narices... vamos, me has metido un portazo que por poco me partes la nariz.

  • ¡Ay padrino! Perdóname... es que estoy en calzoncillos y me da vergüenza.

Mentira cochina. Yo no tenía vergüenza ni la conocía. Pero el padre de mi cuñado, mi padrino, me imponía mucho y lo tenía en muy alta estima. Tengo que deciros que mi hermana, mi cuñado y yo ya nos conocíamos desde pequeños. Nuestros padres eran amigos desde pequeños y entraron al cuerpo de bomberos juntos. David ha seguido con la tradición familiar, yo decidí hacer química. Mis padres decidieron que Gabi iba a ser mi padrino. Si alguna vez les pasaba algo a mis padres, ellos se ocuparían de nosotros. Gabi y mi padre tienen en común lo muy sementales que son ambos. A los 20 años ya estaban dando manguera bomberil a sus novias y preñándolas, con lo que nos llevamos unos 20 años de diferencia con nuestros padres y por eso se mantienen todavía maduritos y buenorros.

Quería dirigirme a mi habitación cuando de repente ahí lo vi en el salón encima de la mesa: era el frasco del perfume. ¿Iba a ser capaz de utilizar a mi padrino como conejillo de indias?¿Iba a probar la virilidad de aquel macho en mí?

Flus, flus. Dos veces me rocié aquel embriagador perfume en el cuello. La últuma vez me cayó muy poco y lo sequé con algo. El efecto tardó unos 15 minutos en poner el rabo duro a mi cuñado, o sea que... ¡tenía que perder tiempo como fuera! No podía creer lo muy puta y cabrón que era. Pero tampoco tenía que notarse porque mi padrino no era de los que esperaba mucho. Gabi cogería la mochila y se iría, tenía que entretenerlo como fuera. Subí al piso de arriba y tenía que decidir qué me iba a poner ya que tenía que justificar el portazo. Entonces vi unos pantalones de correr muy cortos. Me los puse y se veía ligeramente el bóxer. Estaba vestido como cuando me iba a correr sólo que en vez de mallas llevaba el bóxer. Decidí no ponerme camiseta mostrando mis pectorales y mi cuerpo serrano. Sabía que hasta de aquí a unos 15 minutos o poco más no surtiría efecto pero tenía que ir lo más provocativo y sexy posible. Además esos pantalones me hacían un buen culo. En total había perdido unos 5 minutos. Fui pitando a abrir la puerta y ahí estaba mi bombero uniformado y potente.

  • Hombre... ¡ya creía yo que te habías olvidado de mí!¿Qué hacías?¿Pajearte? - a mi padrino le encantaba hacer bromas siempre con un tono sexual, se notaba que era un buen follador.

  • Jajaja, ¿qué dices padrino? - reí singuiéndole la gracia - nada hombre, sólo he subido a cambiarme.

  • ¿5 minuros para cambiarte y vestirte más fresco que una puta?

Hay que reconocer que la había clavado.

  • Jajaja, cómo eres... Pasa adentro hombre y siéntate en el sofá.

Y lo invité a pasar adentro.

  • No, que va, si yo sólo venía a por la mochila de mi hijo... que estos días ha estado muy raro, ¿tú sabes algo?

  • Ah pues... ahora que lo dices... oye, ¿te parece si te traigo una cerveza y lo comentamos? - aproveché yo la pregunta para que se quedase más tiempo.

  • Bueno, no estoy de servicio ¿por qué no? - y se sentó en el sofá con las piernas abiertas mostranzo aquel viril paquete y los brazos abiertos y apoyados en la parte superior del sofá - anda, ve y tráele a papi Gabi una cerveza - me dijo guiñándome un ojo.

  • Ahora mismo - dije yo sonriendo.

Cómo me ponía mi padrino cuando me daba órdenes. Me dirigí a buscar la cerveza en el frigorífico.

  • A ver, a ver... uy... qué raro... creí que tenía alguna cerveza por ahí escondida - ya sabeís que soy muy puta y que tenía el frigorífico repleto de cervezas, ¿verdad?

  • Bueno, no te preocupes, así terminaremos antes.

  • ¡Ay! - me urgió de repente la prisa - que acabo de coger las 3 últimas.

Le llevé las cervezas antes de que se impacientara.

  • Aquí tienes papi - le di la cerveza a mi padrino - bien fresquita.

  • Mmmm... que gustito - y la abrió y empezó a dar tragos a la cerveza inclinando la cabeza hacia atrás y postrando esa masculina nuez como tragaba cerveza.

  • ¡Uy! no vayas tan rápido hombre, que no debe ser bueno - intenté persuadrilo.

  • Bueno, y de qué querías hablarme - preguntó él intrigado.

  • Pues me parece que debe de ser algo relacionado con el trabajo, no sé... lo veía muy pensativo - intentaba yo persuadirlo.

  • ¿Pensativo David?¿Un día de fútbol?¿El trabajo? JAJAJAJAJA - empezó a reírse mi padrino a carcajadas aguantándose la zona abdominal - que gracioso eres hijo, ¿me estás tomando el pelo verdad?

  • Jajajaja, ay padrino, qué razón tienes - decía yo acariciándome un pezón en plan muy puta.

  • No sé... en el trabajo se lleva muy bien con todo el mundo, los muchachos se llevan de puta madre... no sé... y además tú estás muy raro - aseguró él.

  • ¿Ah sí? Jajaja - reí con la risa más falsa pero más convincente que tenía - imaginaciones tuyas.

  • No, en serio. Tardas en abrir la puerta, te pones ligerito de ropa, no paras de tocarte el vientre y los pezones y... - mi padrino olfateó - llevas un perfume que huele muy bien... y al abrir la puerta no llevabas perfume.

¡Joder! Hay que ver lo buenazo pero bobalicón que era el hijo y lo que le costaba de pillar las cosas y lo avispado que era el padre.

  • Jajaja - continuó riéndose Gabi - es que me recuerdas a mi mujer.

  • ¿A... tu mujer? - dije yo perplejo.

  • Hombre claro, cuando va ligerita de ropa, se toca mucho y se pone el perfume que me gusta es porque quiere rabo de su macho y yo bien que le doy manguera bomberil a la muy perra para apagarle el fuego jajaja.

  • Jajaja, cómo eres padrino - decía yo acojonado porque lo había acertado todo - a ver, yo sólo quiero pasar tiempo con mi padrino para que nos veamos más a menudo y hableos de nuestras cosas y...

  • Hablamos todos los domingos porque comemos juntos - dijo muy seco - mira, estoy viendo la mochila de mi hijo.

Aquel macho de otro trago se bebió la cerveza y la dejó encima de la mesa, puso las manos en sus rodillas, se levantó y fue hacia la tele que estaba enfrente. Al lado de la tele estaba la mochila de mi cuñado. Por suerte yo había urdido un plan secreto. Mientras él estaba de espaldas agachado y se quedó mirando la mochila yo agarré sigilosamente la tercera cervezá y la sacudí como cuando me hago un pajote y me la meneo.

  • Pero hombre tío, quédate y tómate otra cerveza, ya que es la última es lo mínimo que puedo hacer.

Aquel macho viril uniformado se levanto con la mochila al hombro, me miró de un aire serio y me dijo:

  • Claro, ¿por qué no? - y sonrió.

Se volvió a sentar y le dije:

  • Ten tío, yo te la abro - le dije colocando la cerveza encima de él.

  • No hombre, no hace falta que lo hagas, ya puedo yo...

Abrí la cerveza justo encima y empezó a salir espuma salpicando su cara, su camiseta y sus pantalones, pero mayormente la zona abdominal de su camiseta bien ceñidita.

  • ¡¡¡Joder!!! ¿Pero qué coño haces? - intentaba mi tío coger la cerveza al mismo tiempo que yo «intentaba» evitar que le cayera por encima.

  • ¡Joder padrino! Lo siento... te he puesto perdido - mi plan era un éxito.

No sabía si se iba a enfadar o no. Poco importaba, lo importante era que se iba a quitar la camiseta y que habían pasado 15 minutos. La cantidad de perfume era inferior por eso no sabía si surtiría efecto tan rápido.

  • ¡Mierda! ¿Pero en qué estabas pensando? - me decía con un tono muy masculino que me ponía cerdo - ahora voy a tener que quitarme la camiseta.

Aquel bomberazo se quitó la camiseta ceñida con dificultad ya que estaba mojada y postró aquel cuerpazo robusto y varonil que tan cachondo me ponía.

  • Lo siento, si quieres puedo ir a buscarte una camiseta - le sugerí.

  • ¡No! - se levantó y me miró muy serio.

Esta vez me tenía acojonado. Estaba aquel macho de pie ante mí mirándome como si fuera un chiquillo al que hubiera que regañar.

  • No sé qué cojones te pasa conmigo, pero no soy imbécil. Intentas seducirme. ¿Crees que no me he dado cuenta a través del reflejo de la tele que has sacudido la lata? Sólo quería ver lo que querías hacer conmigo y ahora ya lo sé. Tú quieres mi rabo, ¿verdad?¿Quieres el rabazo de este bombero viril, verdad? Estoy muy enfadado. Me voy para no partirte la cara - Gabi agarró la mochila, se la puso al hombro desnudo y sólo con las botas y ese pantalón que le hacía un culazo tremendo de bombreo se fue para la puerta muy enfadado.

  • Espera tío...

Estaba llegando a la puerta cuando yo corría hacia él me arrodillé y le dije:

  • Espera papi, por favor.

Mi padrino se giró, puse mis manos en sus caderas de macho y empecé a restregarme el bultaco de su paquete por la cara. Su pollonaco estaba atrapado por mi boca, lo mordí levemente sin hacer daño y empecé a pajearlo. Para que no se me escapara, en vez de las caderas agarré el culazo de bombero de mi padrino y pajeaba su pollón con mi boca mientras lo miraba. Mi padrino se ruborizó como nunca:

  • Qué haces, ¿maricon? - me decía rojo y atónito por lo que su ahijado se había atrevido a hacerle a su padrino.

Me intentaba agarrar el pelo para sacarme de allí. Estaba jodido, era mi última carta y si el perfume no hacía efecto ni siquiera creo que me quisiera hablar de nuevo. Pero era un macho demasiado fuerte para mí. Me agarró de la mandíbula y se me abrió automáticamente. Me levantó y me dijo:

  • ¡Pero eres un comepollas! ¿Cómo te atreves a intentar comerme el pollón? ¡A mí! ¡A tu padrino! - me decía mirándome a los ojos.

Parecía como si quisiera educarme y no pegarme. Me tenía cogido de los hombros y me miraba fíjamente. Continuó:

  • O sea, llegas aquí, te vistes como un puto calientapollas y un chuparrabos con pantaloncitos y marcando culazo y paquetazo, te echas perfume ¿y esperas poder mamarme el rabazo?

DIOS... estaba funcionando. Era cierto que no estaba del todo caliente, pero la manera de expresarse ya no era la misma. Intentaba converncerme de que comerle su rabo de macho casado no era lo que debíamos hacer y lo mejor de todo, se refirió a mi culo como un «culazo» y a mi polla como un «paquetazo» eso significa que el perfume estaba empezando a hacer efecto y se estaba fijando en la anatomía del macho que llevaba el perfume. Además había dicho que esperaba poder mamarle el «rabazo». Me daba la impresión de que se le iba a poner en breves morcillón o que se le estaba poniendo. Sin embargo, escapar era tan fácil como soltarme, girarse, abrir la puerta e irse. Entonces los efectos desaparecerían.

  • Papi, lo lamento - le dije mirándole a los ojos sin que ambos nos quitásemos la vista de encima - me disculpo. Llevo meses sin echar un polvo y ya sabes que a mi me gustan los hombre machos, viriles, dominantes, con una buena manguera entre las piernas para dar pollazos de placer. Necesitaba que mi culazo tragón engullera un buen falo. El de mi ex era de 21cm y gorda - estaba intendo sugestionarle con cosas sexuales y cachondas intentando retenerle el tiempo suficiente para que empezara a desear como buen macho que era, follarse a su culazo - no sé... yo lo lamento mucho, ha sido la desesperación de estar tanto tiempo sin un macho que me utilice para saciar sus deseos de hombre y preñarme como me merezco (estaba mintiendo como una puta, no podía estarme más de una semana sin sexo) te he visto tan apuesto, guapo e irresistible que no he podido evitar sucumbir a tus encantos - agaché la cabeza fingiendo estar avergonzado - lo siento, pero bueno, qué esperar... aunque hubieras sido un macho discreto al que le atren los culazos y le gusta darles su merecido tampoco hubieras querido de mí.

  • Pero hombre... no digas eso hijo. Eres muy guapo - me acarició la mejilla y me levantó la cara para mirarle a los ojos - muy atractivo y tienes un cuerpazo impresionante. Si yo me sintiera atraído por los hombres te prometo que a mi ahijado le destrozaba el culo a pollazos, lo agarraba de la cintura, le empezaba a meter la punta de mi rabo y poco a poco se lo hincaba hasta empezar a bombearlo y hacerle gemir como el se merece.

¡Joder! Qué cachondo me estaba poniendo. Inconscientemente estaba empezando a liberar deseos sexuales.

  • O sea, ¿que si sintieras atracción sexual por mí me lo harías todo?

  • Si hijo, sí.

  • Me besarías, me abrazarías mientras me hincas tu polla, me comerías también mi rabazo mientras miras a tu hombre... mi bombero me preñaría hasta meterme toda su leche en mi culazo...

  • Si hijo... haría todo eso... - agachó la mirada y sopló - pfff... pero ¿qué coño te estoy diciendo? Yo no soy tu hombre. Me voy.

  • Claro padrino... ¿puedo llamarte «papá» también?

  • Claro hijo, tú puedes hacer lo que quieras conmigo. Mi deber es satisfacerte en lo que te haga feliz - decía mirándome a los ojos.

  • Pero tienes que irte papá. Lo único que te suplico y deseo es que me des un abrazo antes de irte con todas tus fuerzas.

  • Claro hijo, tus deseos son órdenes para mí - y mi padrino me abrazo.

Ahí estaba mi macho, descamisetado, con aquellos pantalos marcando paquetazo y culazo, abrazándome con sus robustos brazos. Pasaba el brazo izquierdo por debajo de mi brazo y el brazo derecho por mi cuello y apoyaba su mejilla derecha en mi mejilla derecha.

Yo al ser un pelín más bajito lo abrazaba tocándole su robusta espalda con las dos manos. Fue entonces cuando el bombero machote y casado empezó a empalmar su rabazo debido a la fuerte respiración que dio en mi cuello.

  • Joder hijo qué bien que hueles. Lástima que yo no pueda ser el macho que te dé placer - dijo empezando a bajar las manos ligeramente - eres todo un macho hijo, tienes una espalda espectacular, una cintura fantástica - entonces aquel bombero puso sus manos en mi culazo agarrándome las dos nalgas - un culazo tremendo - decía mientras me besaba el cuello y me masajeaba las nalgas. - pero yo no soy el macho que debe hincarte el rabazo, lo tengo algo grande y creo que no te cabría.

  • Papá - dije yo todavía abrazándolo y poniendo mi mano derecha en su pectoral bien viril - todavía recuerdo cuando nos bañábamos tú, mi padre, David y yo cuando éramos adolescentes en la piscina de casa y una vez nos pajeamos los cuatro para que nos enseñarais lo que era una paja y para que no sientiésemos vergüenza os agarrasteis bien vuestras duras vergas. Papá y tú teniais un buen miembro viril, conozco tu anatomía - mientras hablaba deslizaba mi mano por aquel robusto torso tocando sus costillas y su zona abdominal oblícua - y sé que posees un enorme pollón - baje un poco más la mano y lo sentí, aquel pollón estaba empalmadísimo hacia arriba y hacia la izquierda y yo lo agarraba con mi mano y lo pajeaba y lo mejor de todo era que mi padrino me lo permitía - sí, el que estoy tocando ahora.

  • Hijo... le estás agarrando el rabo a tu padrino - decía alejando su mejilla de la mía y por fin mirándome a los ojos.

  • Sí papá, mi culazo podría tragarse este rabo enterito. Ya se ha tragado uno de 25 - decía yo para impresionarlo.

  • No puede ser... - dijo mi padrino atónito - o sea que... ¿este culazo que estoy agarrando podría tragarse mi manguera?

  • Toda tu manuera entraría y saldría de mi culazo haciéndome gemir com un macho e incluso podrías marcar tu territorio dándole a tu ahijado la leche que se merece.

Mi padrino haciendo prueba de fuerza y sucumbiendo definitivamente a mis encantos me levantó el culo y enrollé mis piernas alrededor de su cintura. Él empezó a comerme la boca y yo estaba en en cielo. Me besaba como un macho semental que se va a follar a su otro macho. Con mi muslo derecho rozaba del movimiento su pollón y yo enrollaba mis brazos alrededor del cuello de mi bombero mientras este me metía la lengua y rozaba sus abdominales contra mi pollón.

  • Hijo... - dijo dejando de besarme y mirándome - vamos al piso de arriba a la cama, quiero hacerte mío.

  • Sí papá - y nos besábamos cachondos perdidos mientras mi padrino me conducía al piso de arriba.

Por suerte conocía la distribución de la casa y no se chocaba con nada. Llegamos a mi habitación donde tenía una cama de matrimonio y mi macho me tiró encima quedándose sobre mí. Las vistas desde el cielo eran maravillosas: yo abierto de piernas bajo un bomberazo que me besaba el cuello ya seco del perfume. Aquel bomberazo estaba descamisetado con aquella espalda viril al aire y con mis manos que bajaban y le agarraban el culazo de bombero que tenía. Aquel macho se dejaba manosear lo que yo quisiera, era todo mío. Se quitó las botas como pudo y empezó a bajar hasta la altura de mis pezones con los que empezó a jugar lamiéndolos, chupándolos, mordiéndolos levemente sin hacerme daño... me estaba dando un placer increíble yo me ponía cachondo como un perro en celo. Mi fantasía se había hecho realidad y mi padrino, el suegro de mi hermana, me iba a dar folleteo del bueno.

  • Mmm... - gemía yo de placer y en voz alta para excitar aún más a ese hombretón - me encanta que me comas los pezones papá.

  • Sí hijo, soy tu hombre, todo tuyo - afirmaba mi macho.

  • Baja papá, baja hasta el pollón de tu hombre.

  • Sí hijo - acataba mi macho que empezó a restregar su cara por mi paquetazo mientras me agarraba de las piernas abriéndomelas - ¿qué deseas hijo?

Lo miré serio a los ojos y le ordené:

  • Cómele el rabo a tu ahijado.

Y aquel macho acató mis ordenes y agarrándome el pantalón corto y el bóxer me los quitó levantando mis piernas. Ahí estaba yo, completamente denudo y con las piernas abiertas y el rabo empalmadísimo echando líquido preseminal. Aquel mombero me deseaba y se comería todo lo que yo le pidiera. Agarró la base de mi rabo con su gran mano y empezo a chuparme el capullo:

  • Mmm... Mmm... - gemía mi macho con mi polla en su boca mientras me miraba.

Me comía el rabo cada vez más. Mi verga iba entrando cada vez más en su boca. Aquel bombero hetero había sucumbido a mis encantos, no hay duda, pero no dejaba de ser hetero y no se había comido una polla en la vida. Se notaba que cada vez le costaba más, pero al desear todo mi cuerpo con tanta intensidad llegaba a mamar mi falo de arriba a abajo casi atragantándose.

  • Arg... Buah... Mmmm... - sacó mi rabo de su boca y restregaba mi capullo por sus labios - hijo, menudo rabo tienes, no me cabe todo.

Le acaricié la cabeza y le dije.

  • Mama polla papá.

Y aquel macho volvió a chupar a lo que yo aproveché para violarle la boca a mi bombero hincándole la polla hasta el fondo y dándole pollazos para satisfacer mis fantasías.

  • Mmmm... Arg... - se atragantaba mi padrino sin dejar de mirarme con una leve capa de lágrimas en los ojos.

  • Joder papá... ahora déjame chuparte el rabo.

  • Si hijo, todo tuyo - dijo aquel hombretón poniéndose de rodillas, desabrochándose el botón, bajándose la cremallera y mostrando aquel pollón que había manchado de semen el calzoncillo en la punta de su capullo.

Aquel macho metió sus pulgares en su ropa interior y se bajó los pantalones y los bóxers al mismo tiempo. Su pollón salió disparado en línea recta hacia mí. Es cierto que había visto a mi padre y a mi padrino pajearse, pero mis recuerdos eran borrosos. No recordaba lo hermoso que era aquel falo. Bien grande y gordo, de los que mi culo traga haciéndole un leve dolor que me da placer, capullo rosado, el tronco venoso y contrariamente al de mi padre que tenía lo que yo llamo ‘polla garfio’, el de mi padrino era recto como una lanza. Aquel macho se deshizo de los pantalones que le oprimían el paquete y el culo y ahí se quedó, de rodillas sobre la cama y frente a mí, marcando esos cuádriceps, los cojones de macho colgando, su manguera bomberil apuntando hacia mí, sus abdominales y sus pectorales que tan cachondo me ponían y aquella cara tan atractiva. Me lancé a sus entremierna y comencé a comerle el rabó a mi padrino agarrándole los cojones y mirándolo a los ojos.

  • Joder Rafa... - decía mi padrino boquiabierto - ¡qué bien le mamás el rabo a tu padrino! Eres un cabrón - decía mientras empezaba a tomar la iniciativa y movía la cadera hacia adelante y hacia atrás para hacerme comer polla - me la comes como si siempre hubieras deseado mamarme el falo, ¿te gusta?

  • Si papá - decía yo sacándome levemente su pollón y volviéndolo a meter.

  • Llámame también Gabi, no sé por qué pero me estás poniendo muy cachondo... Mmm... Ahhh... ¡que gustazo de mamada so cabrón! - y Gabi empezó con los pollazos agarrándome del pelo para asegurarse que me violaba bien la boca - ¡chupa polla cabrón! ¿querías rabo de bombero, verdad? ¡Pues come!

Y yo mamaba estupendamente aquel falo. De repente mi macho me sacó la polla de la boca, me dio la vuelta poniendo mi cabeza sobre la almohada y me puso a 4 patas. ¡Plas! Me dio dos manotazos con sus dos manos en mis dos nalgas, las abrió y empezó a comerme el culo como me merecía:

  • ¡Sí Gabí! Mmm... sigue joder, qué gustazo, dilátame bien el agujero del culo para taladrarlo mejor con tu maguera.

Mi hombretón era sólo para mi y nada ni nadie podía evitar que me rebentara el culo. Sin embargo...

  • ¡Ring! - el teléfono que estaba al lado de mi mesita de noche empezó a sonar.

Mi padrino dejó de comerme el culo, se acostó bocarriba a mi lado y me ordenó:

  • Deja que suene hijo, tu hombre necesita que le mames el rabo más, te hinques su pollón y lo cabalgues. Quiero saber lo que se siente al porcular a mi ahijado a pollazos de arriba a abajo mientras le agarro la cadera y lo hago gemir de placer. Es más, mientras mames quiero que seas todo mío. Te agarraré del pelo para obligarte a mamar si veo que te resistes te violaré la boca. Vas a acatar todas las órdenes que te dé. Tu culo va a ser taladrado y preñado como toca. A partir de ahora, hijo, eres mi esclavo, eso me pone mucho, y tu culazo sirve para complacer a mi pollón, ¿ha quedado claro?

  • Sí padrino, te prometo que no opondré resistencia y si me resisto a ser follado, por favor, viólame - dije yo muy puta.

  • Joder hijo, te voy a dar lo que mereces.

Aquel cabrón me tenía cachondo perdido. Mientras el teléfono sonaba, agarré del cajón el gel lubricante. No cogí condones aunque sea muy inconsciente por mi parte porque pensé que aquel macho era la primera vez que se sentía atraído por otro macho y que no podía pasarme nada. Además sentir su chorretón de leche en mi culo me tentaba demasiado. Quería que mi padrino me preñara como Dios manda. Accedí a su orden y volví a mamarle el rabo para dejarlo como un chorizo resbaladizo. Pero en aquel momento el teléfono dejó de sonar y salto el contestador.

  • Piiiiiiiiii... Hola, Rafa, soy yo, tu hermana. Se me ha olvidado decírtelo... pero hace quince minutos papá se dirigía hacia tu casa. Salía directo del trabajo. Lo siento por no avisar antes. Un beso.

  • Espera... no... no puede ser... - pensaba yo todavía con la polla de mi padrino de la boca - la puerta de abajo estaba abierta.

Allí estaba yo, a cuatro patas con el culo bien en pompa mamando la polla de mi padrino mientras él gemía de placer y me aguantaba la cabeza sin hacer fuerza para que mamara. Saqué su polla de mi boca y todavía a cuatro patas giré lentamente la cabeza hacia la puerta de entrada de la habitación.

  • Joder hijo, necesito hincar mi rabo en ese culazo y darte por culo, no veas lo cachondo que me tienes. Necesito apagar mi fuego a manguerazos.

No podía ser posible, el padre de Rafa estaba de pie en la puerta con el uniforme de bombero puesto ya que acababa de salir del trabajo. Con esa comiseta ceñidita marcando pectoral y pezones, con el pantalón puesto, la bragueta bajada y el rabazo fuera, bien duro y agarrándoselo con la mano y pajeándoselo. Era un hombre atractivo como Rafa con el pelo negro y algunas canas, los ojos marrones y una barba muy sexy y bomberil.

  • Pero papá... ¿qué haces aq...? - Gabi le agarró la cabeza y le dio de comer polla a Rafa taladrándole le boca a pollazos.

  • Come cabrón, recuerda que eres mi esclavo y tienes que acatar las órdenes de tu amo - le decía violándole la boca a su ahijado - tu hijo está buenísimo Juan, viólalo ahora que no puede resistirse.

  • No me lo dirás dos veces Gabi - el padre de Rafa se puso por detrás de Rafa, le agarró la cadera izquierda, se humedeció con saliva el rabo, apuntó su chorizo resbaladizo al ojete de su hijo y agarrándolo con las dos manos le empezó a hincar el rabo - ¡apágame este calentón hijo!

  • Mmm... Mmm... Mmm... - se resistía Rafa como podía sin poder dejar de chupar.

Rafa no se esperaba para nada que su padre fuese a su casa y que el perfume empezase a hacer efecto. Seguramente llegó a casa estuvo buscándolo y debido a la transpiración el efecto del perfume fuese más fuerte, a parte de haber estado observando claramente como su mejor amigo y su hijo se comían las pollas. Rafa no sabía cómo reaccionar, el pollón de su padre lo empezaba a penetrar y el se estaba ruborizando, pero era demasiado tarde:

  • ¡Toma ésta, cabrón! - Juan metió su rabo en el culo de su hijo y empezo a follárselo agarrándole de las caderas y embistiéndolo - ¡joder! Si que traga bien tu culo hijo.

  • Joder Juan, estás poculando a tu hijo mientras le come la polla a su padrino, no dejes de joderlo y de porcular al maricón de tu hijo, tienes que saber que este puto ha intentado seducirme y era lo que deseaba, que me lo follara.

Rafa empezó a chupar el pollón de su padrino inundado por el placer del rabo de su padre. Qué bien que daba por culo Juan, se notaba lo buen semental que era.

  • Ahhhhh... - gemía Gabi de placer - cómo chupa el puto de tu hijo - decía inclinando la cabeza hacia el techo y postrando su varonil nuez - sigue hijo, sigue chupándole el cipote a tu bombero. ¿Te gusta tener a dos bomberazos para ti solo, eh, puto?

Gabi le agarró la cabeza, sacó su pollón de la boca de su ahijado y Rafa dijo entre gemidos de placer:

  • ¡Siiii! ¡Sigue papá! Violáme a pollazos, me lo merezc... ahhh... joder... Mmm... ¡Me ecanta tu rabo papá! Menudo gustazo me da tu pollón - meneaba el culazo Rafa para hincarse más a fondo el falo en forma de garfio de su padre que le rozaba muy bien y le daba mucho placer.

  • Joder hijo - dijo Juan - ¡te estoy reventando el culo! Buaaaaa...

  • Deja que me lo folle yo cabronazo, quiero que me cabalgue un rato - Gabi le agarró la cintura, le sacó el pollón de Juan y agarrándose su pollón le hincó el rabo de bombero a Rafa y se lo empezó a taladrar de arriba a abajo - ¿te gusta hijo? ¿te gusta?

  • ¡Sí papá, sí! Joder... Ahhh... Me encanta que mis padres me den por culo - decía Rafa mientras subía y bajaba sobre aquella manguera bien empalmada.

Juan acercó su pollón al culo de su hijo, le agarró también de las caderas e hincó la punta de su polla en el culo. Poco a poco, aquellos dos falos iban entrando en el culazo de Rafa. Juan le agarró el pecho a su hijo y el rabo, lo acercó hacia atrás y le empezó a comer la boca metiéndole la lengua hasta el fondo. Mientras tanto, la polla de Juan iba introduciéndose en el culo de Rafa.

  • Ahhhh... Mmmm... ¡papá! Me está entrando todo tu rabo - gemía Rafa de placer.

  • Te vamos a destrozar el culo como te mereces, puto... ohhhhh - empezó a gemir Gabi bombeando su manguera hacia arriba y hacia abajo al mismo tiempo que la polla de Juan entraba.

Se lo empezaron a follar con fuertes pollazos pero sin salir mucho para que no se les salieran las pollas de aquel culazo.

  • Joder hijo - decía Juan - si sigo te voy a preñar.

  • Joder Juan, ¿quieres que preñemos al cabrón de tu hijo? - decía cachondísimo Gabi.

  • Siiiiii, por favor, dadle lefa a mi cul... ¡ahhhhhhh! - las embestidas de aquellos machos iban más deprisa porque querían darle lefa al cabrón de Rafa.

Juan le pajeaba el rabazo a su hijo que estaba a punto de estallar.

  • ¡Joder hijo! Que voy, que voy que v... ¡buaaaaaaaa! - la polla del padre de Rafa empezó a soltar trallazos de lefa dentro del culo de su hijo.

  • Hostia que yo también me corro... Mmmmm... - gemía el padrino de Rafa inclinando la cabeza hacia atrás y preñándole el culo como se merecía.

  • Ahhhh... Hostia... que me corro encima tuya padrino... joder.... - los trallazos de lefa de Rafa llenaron el pecho bomberil de Gabi.

Juan se inclino hacia adelante todavía con la polla en el culo de su hijo. Estaban hechos un sandwich: Juan arriba, Rafa en medio y Gabi abajo. Se quedaron sin decir nada un par de minutos recuperando el aliento.

  • Hostia... no me puedo creer lo que hemos hecho... - decía pensativo Gabi - nos hemos follado a tu hijo. Creo que tendría que irme... yo... lo siento.

  • Hijo, no sé lo que me ha pasado - decía Juan avergonzado - no me he podido retener y te he metido el rabo hasta porcularte de placer. Será mejor que nos vayamos Gabi, no sé si esto nos podría volver a pasar y no quiero que se vuelva a repetir.

Los dos machos bomberos se apresuraron en ponerse la ropa y salieron. No sin antes decir Gabi:

  • Esto que ha ocurrido hoy aquí no se lo cuentes ni a tu madre ni a mi mujer, por favor.

  • Hecho. Soy una tumba - dijo todavía alucinado de la follada que le habían propinado su padre y su padrino.