Mi cuñadita Laurita (30)

Situación embarazosa...

A la mierd… ahora resulta que mi cuñadita podía estar embarazada… Cuando parecía que tenía todas las cosas definidas con Vale, casi oleadas y sacramentadas antes de la boda… ahora me sale esto... vaya suerte la mía.

Quizás por eso Laurita me quería ver con ansias ese último fin de semana, tal vez por eso me confeso su amor… quizás le falto confesar algo más. Puede ser que viendo mis expresiones ante su confesión o su idea de huir, termino por darse cuenta que no debía decirme lo de su embarazo, para no entorpecer la boda de su hermana.

Vale al notarme ido esos días, en el recuerdo de mis ex, había omitido comentarme esa historia que su madre le dijo días atrás. No quería seguro cargarme más la cabeza de cosas, si ya estaba perdido en mi nebulosa, por aquel fin de semana con su hermanita.

Obviamente todo apuntaba hacia mí, pero no recordaba a Laurita con síntomas: vómitos mareos y esas cosas, tampoco la vi con su vientre crecido… seguía con su estrecha cintura. Pero uno nunca sabe, tenía amigas que recién se les noto el embarazo, meses después.

Pensaba que, tras tantos años en estas faenas amatorias, nunca había tenido este tipo de accidentes, por decirlo así… ni con Anita, Mili, Vivi o la misma Vale… que habían sido mis parejas más frecuentes… menos aun con mis amoríos temporales en época de verga loca. Pero después de todo, los preservativos no son 100% confiables…

En realidad, en los relatos, he omitido incluir las referencias al uso de preservativos, porque, seria redundante y podría quitar la ilación de la historia colocar en cada historia “fui a buscar un preservativo a la farmacia” o “busque el preservativo y me lo puse” o “saque el preservativo de la billetera”, etc… creo que se entiende la idea.

Sin embargo, para evitar accidentes… generalmente los uso, digo generalmente porque a veces gana la pasión y tampoco puedo andar con preservativos en la billetera, ya que si los descubre Vale me mata… ella se cuida con pastillas, no hay razón para que lleve esas cosas. Aparte en algunos parajes desolados donde poseí a mi cuñadita, tampoco encontraría.

También recordaba, que algunos amigos, más experimentados y quizás habladores en las reuniones de hombres, contando sus hazañas y demás con las chicas… la mayoría de ellos habían tenido hijos antes de casarse, se les había escapado... algunos ya casados, o conviviendo con sus parejas, algunos ya separados y otros iban hasta por su segundo compromiso.

Incluso un amigo de universidad, Lalo, que era el más mujeriego, más que Javier tal vez, meses atrás nos reunimos en grupo en una taberna. En medio de tragos nos confesó que su chica estaba embarazada, y que en unos meses se casaría… nos dejó más helados que nuestra bebida.

Bueno por ahí algún amigo más cercano de Lalo, luego nos dijo que él se quiso hacer cargo sin casarse, pero que no pudo escaparse. Decían que la familia de esa chica tenía varios abogados, fiscales y jueces en el ministerio de justicia, así que, si intentaba huir, se ganaba un lio tremendo con la justicia. Parece que el suegro le había metido un ajustón y asuston.

Yo que pensaba que Lalo el sería el último en casarse del grupo, termino enganchado con una ex con la que iba y venía. Incluso llegue a ir a su boda con Vale, la pobre novia de Lalo, andaba festejando con familiares y amigos a pesar de su crecida barriga…

Mientras Vale sabiendo cómo era de mujeriego Lalo, compadecía a su esposa porque no sabía cuánto tiempo le seria fiel ese chico… aunque, a decir verdad, luego me enteraría que Lalo ya tenía otro hijo producto de un amorío de trabajo, su flamante esposa aun no sabía de esto.

Bueno… ya se… se preguntarán ¿con qué cara dice estas cosas?… pero es para graficar que hasta al mejor cazador se le escapa la liebre, en mi caso… el semen. No es ninguna justificación para mi descuido… ningún hijo es culpable de lo que pueda haber o no planificado sus padres.

Intentaba sacar mi línea de tiempo, para saber cuándo y/o dónde pude haber embarazado a mi cuñadita… pero manejando y con mi novia al lado, las matemáticas no se me daban. Quizás sea cierto aquello de que los hombres no podemos hacer varias cosas a la vez, menos aun con una noticia de ese calibre retumbando en tu cabeza.

No podía haber sido ese último fin de semana, era muy pronto para que Laurita tuviera síntomas de embarazo… y con mi novia al lado, tampoco podía detenerme cinco minutos googlear para averiguarlo… san google que todo lo sabe.

Tal vez fue semanas atrás, en mi último viaje, cuando estuvimos buscando iglesias. Era como un castigo divino por poseer a Laurita en ese confesionario, por herejes, por profanar aquel lugar sagrado… o tal vez en aquellas cataratas…

De ser cierto… ¿Qué pasaría?... dejaría las cosas tal cual, negándolo todo o mejo dijo sin decir la verdad. Mi cuñadita seria como la protagonista de la novela la letra escarlata, negándose a confesar quien la embarazo. Solo que no sería necesaria una confesión, en este caso, con el tiempo seguramente se descubrirían los parecidos del bebe y el padre.

La otra opción cual sería… detendría mi boda con Vale ¿para casarme con Laurita?... o seguiría con mi boda Vale y ella aceptando aquel accidente, sin embargo, viviendo los 3 (o 4 con él bebe), bajo el mismo techo… quizás hasta con mi suegra… todas esas imágenes bizarras cruzaban por mi mente en aquellos pocos instantes que nos quedamos en silencio.

-        ¿Tú qué crees?... pregunto sacándome de mi abstracción.

-        No se… tu mama es exagerada… dije intentando disimular mi posible culpabilidad.

-        Bueno… no se… mi hermanita ya es adulta… y anda mucho con ese Kevin…

-        Si fue ese Kevin… lo mato… dije serio.

Había llegado al máximo de la hipocresía, tenía que guardar las apariencias con mi recién reconciliada novia y futura esposa. Vale se rio de mi actitud paternalista con su hermanita (por aquello de matar a Kevin) si supiera que, de ser cierto, la que me mataría seria ella muy posiblemente ayudada por mi suegra.

Llegando al departamento, Vale me dejo solo en la sala, mientras ella subía a tratar de recomponer algo de su ropa que destruí en nuestro brutal encuentro de reconciliación en la oficina. Aproveche esos instantes, para mensajear a mi cuñadita.

-        Laurita… ¿estás?... pregunte apurado por tener noticias.

-        Si cuñadito… aun adolorida por lo del viaje… respondió con una carita feliz.

-        Oye… hay una cosa que tu mama le dijo a Vale… pregunte tanteando.

-        ¿Qué cosa?... pregunto curiosa.

-        Dice que estuviste vomitando… que quizás estas embarazada… solté sin más preámbulo.

-        ¿Queee?... nooo… jajaja… ay mi mama… respondió burlona, cosa que me alivio.

-        ¿No es cierto?... pregunte, queriendo validar su respuesta.

-        Nooo…. Para nada…

Al fin pude dejar de ajustar el asterisco y respirar mejor. Me conto que, de regreso a su ciudad, tenía un hambre terrible, por todo lo que le hice y también por lo poco que almorzó. Camino a su casa vio un lugar de comida rápida, y trago como cerda, parece que algo de lo que comió le cayó mal o simplemente se empacho… y eso fue todo.

-        ¿Me viste gorda?...

-        Nooo… bueno… solo en las partes que me gustan… dije con malicia.

-        Ayyy… cuñadito… eres terrible… pero ya… no hablemos de eso… dijo como apenada.

-        Es cierto…

-        Pero te imaginas… que lio si fuera cierto…

-        Siii… nos hemos cuidado poco…

Nos reímos de esas fakenews que inventaba mi suegra, cada cierto tiempo, aunque este último susto me había hecho envejecer unos años. Intentamos no caer en juegos de palabras o recordar lo del último fin de semana…. Solo nos despedimos en buenos términos, sabiendo que nos veríamos pronto.

Mas aliviado con esa respuesta, pude subir a dormir con Vale, acurrucado y con mi futura esposa, que estaba más cariñosa tras la reconciliación. Sentía que me había quitado un peso de encima… otra muestra más, de que estaba tomando la decisión correcta… de haber sido cierto, con Laurita sentía que habría criado 2 hijas, mi cuñadita había madurado en este tiempo, pero creo que aún no estaba para esas cosas.

Pasaron los días, y poco antes de la boda, llegaron mi suegra y mi cuñadita. Nos acomodamos como pudimos en mi depa. Con mi suegra y Vale durmiendo en el dormitorio principal y yo en el secundario. Esta vez habilitamos una tercera habitación que teníamos para Laurita, pero que era más pequeña y usábamos como almacén.

Al menos eso nos mantuvo a raya, con todos durmiendo en el segundo piso, era más difícil que caiga en tentación teniendo a mi suegra y novia al lado. Más aun con mi suegra sospechando que Laurita estaba enamorada de mi… y con esa desconfianza que tenía por sus malas experiencias con los hombres.

Sobrevivimos 2 noches, así… a decir verdad, Vale y yo habíamos pedido adelanto de vacaciones, y nos pasamos esos días ultimando detalles, saliendo a hacer las ultimas coordinaciones. Mi suegra y Laurita la ayudaban con su vestido, maquillaje y demás.

Al principio creí que sería algo incómodo, y lo fue, pero tuve que disimular por mi novia y suegra, para no malograr mi boda. Las sonrisas un poco esquivas y nerviosas al inicio, fueron dando paso a la cordialidad y relajación, ante la alegría que les causaba la boda.

Igual no pude dormir bien, ese departamento era pequeño y todo se oía. No era como en la casa de mis padres, donde pude darme maña de visitar a mi prima Anita para despedirme, o la casa de mis tíos en el campo, donde Anita fue a despedirme… pero fue descubierta por mi padre… entonces, con ese antecedente, pensar en otro encuentro era tentar la suerte.

Me di cuenta de esa imposibilidad el ultimo día, al oír un ruido en el pasillo, era casi medianoche. Primero oí la puerta de al lado abrirse de manera lenta, quizás mi cuñadita se había animado a una última despedida… la definitiva.

-        ¿A dónde vas?... oí la voz de mi veterana suegra en la puerta principal.

-        Ahhh… iba por agua… dijo Laurita pillada saliendo de su habitación.

-        No hagas ruido… deja dormir a los novios... mañana es su gran día.

-        Si mama… dijo resignada.

Así fue la quizás el último intento de intimidad, con un destello de despedida, rápidamente reprimido por mi suegra… quizás con eso se le quitaría a mi cuñadita y a mí, las ganas de volver a caer en tentación.

La oí bajar las escaleras, algo de ruido en la cocina y luego subir las escaleras a su cuarto, cerrar la puerta de manera un poco más sonora para que su madre sepa que regreso a su habitación. Bueno, hasta aquí llego me dije. Me dedique a intentar descansar en mi última noche de soltero.

Horas después me sentía incómodo, los hombres comprenderán… a partir de cierta edad, el cuerpo pasa factura y comenzamos a levantarnos de madrugada para ir a orinar. Antes podía hacerlo en el dormitorio principal que tenía baño, ahora debía ir al baño común que compartía mi cuarto y el de Laurita.

Hice mis necesidades medio zombi sin mayor contratiempo. Me pareció oír algunos ronquidos, de mi suegra seguramente. Pasé por la habitación de Laurita, pero no quise tentar mi suerte, volví a mi habitación… solo que… tras cerrar la puerta…

-        ¿Qué haces aquí?... pregunte sorprendido, casi asustado.

-        Tu sabes… me dijo.

Aprovechando que estaba en el baño, mi cuñadita, se dio maña para salir de su cuarto y ocultarse tras la puerta de mi habitación. En la tenue oscuridad pude ver que traía una larga remera que apenas le cubría debajo del pubis… no me dio tiempo a decir nada más…

-        Viniste preparada… le dije.

-        Siii… quería ser tuya de nuevo… me dijo entre besos.

Se me abalanzo y empezó a besarme con sus labios carnosos, su excitada lengua. Mientras por instinto yo comenzaba a estrujar sus gordas nalgas por debajo de la remera. Convenientemente Laurita no traía ropa interior… venia lista para todo.

-        Quería sentir tu verga por última vez en mi culo… me confeso melancólica.

Me hizo recordar cuando en mi adolescencia fui a despedirme de Anita. Era difícil negarse a esa última petición de encuentro sexual con aquella magnifica y bronceada tentación que era mi cuñadita… con sus redondeadas formas resaltando en su remera, sus pezones puntiagudos por la excitación, sus nalgas levantando la parte posterior de su remera.

Era por demás excitante, más aun considerando que, la última vez ella vino a visitarme un fin de semana para sellar nuestra historia sexual. Ahora, nuevamente, ella me buscaba para que le dé una última repasada antes de dejar mi soltería.

Mi mente, ante ese nuevo estimulo, sobre todo mi verga, no pensaba en las consecuencias, en mi suegra y novia durmiendo apenas a unos metros míos. Esa pequeña bandida con sus formas y entrega, me quitaban lo poco racional que me quedaba.

Laurita al ver que no me oponía a su propuesta, sintiendo con sus dedos mi verga completamente endurecida, se dio vuelta rápidamente, empujando su enorme culo contra mi ingle, para que la penetrara, la ubique contra la pared.

-        Mi culo siempre será tuyo cuñadito… me susurro excitada.

Laurita se aferró a una columna, esperando mi incursión, quebrando un poco más la espalda para mejorar mi estimulo visual, levantando aquella remera para que pudiera ver su bien formado trasero y su gran raja dividiendo esos generosos glúteos.

-        Tienes un enorme trasero… dije embobado.

-        Siii… es tuyo… rómpemelo por favor… gimió suplicante.

No tarde en clavármela ansioso, mi cuñadita resistió bien aquel embate, sus senos se hincharon, conteniendo la respiración y, algún alarido de dolor y place… luego, mientras mi verga le taladraba el ano sin piedad, Laurita se tapaba la boca para no gritar o gemir.

-        Uhmmm… que rico me llenas con tu gran verga…

-        ¿Te gusta?..

-        Siii… me encanta que me partas el culo… dijo volteando a verme febril.

Sus labios húmedos buscaron los míos en la oscuridad. Me devolvió con su lengua todo el placer que sentía. Sin embargo, tras unos instantes, queríamos cambiar de posición, pero la cama no era una opción, su crujiente sonido atraería a mi suegra y Vale.

-        Quiero ser tu perra… me confeso.

-        Pero vas a gritar mucho…

-        No se… pero cambiemos de posición… te quiero sentir más… me suplico.

Parecía que Laurita quería un combo de todas las posiciones posibles, para recordarlo de aquí en adelante… era como un recopilatorio de todas las formas en que la penetre en los últimos años… pero necesitábamos ser discretos.

Jale unas frazadas al suelo y me ubique de espaldas, sabía que penetrarla de perrito sería muy excitante para ella y no contendría sus alaridos, así que era mejor que ella se subiera y se despachara a gusto, mientras yo podría tapar su boca.

-        Siii… así también es rico… dijo complacida.

Laurita se sentó frente a mí, mientras yo estrujaba sus senos, ella saltaba armónicamente y meneaba su rabo en mi ingle para sentir mi tieso pene invadiendo sus tripas. La veía como en trance, moviendo la cabeza y con su lengua paseando por sus labios, disfrutándolo.

-        Ayyy Danny… que rico es sentirte atorándome el culo… Uhmmm… gemía complacida.

Luego al parecer quiso simular el perrito, se colocó de espaldas a mí y comenzó nuevamente a brincar, con los brazos ladeándome. Yo aprovechaba en jalar sus gordas nalgas y su cabello, como cuando la poseía en perrito… Laurita parecía entenderlo y brincaba cada vez más fuerte, pareciendo estar cerca del clímax…

-        ¿Ves?... te lo dije… dijo enérgica pero victoriosa

-        No puede ser… grito incrédula y espantada de aquel espectáculo.

La puerta se había abierto de manera repentina, como si se tratara de una intervención policial, acto seguido, la luz ilumino el cuarto… con mis ojos acostumbrándose al resplandor, pude reconocer la imagen de mi suegra en bata… y de Vale en short… y remera…

-        A la mierd… me limite a murmurar reconociéndolas.

Quizás mi cuñadita no había sido tan sigilosa al escaparse del cuarto, o el ruido que hice al ir al baño, puso en alerta a mi suegra. Tal vez no habíamos sido tan silenciosos en aquel encuentro clandestino a pocos metros de donde ellas dormían.

-        Te dije que todos son iguales… sentencio mi suegra.

La expresión de mi suegra era entre decepcionada y triunfante, sus sospechas de los últimos meses se habían confirmado. Laurita estaba enamorada de mí, no solo eso, la historia de cómo perdió su virginidad, quizás con el tiempo le resulto poco creíble.

Tal vez tras su último viaje y el mío, cosas que Vale le conto, comenzó también a atar cabos sueltos. Mi suegra siempre desconfió de mi… y en general de los hombres, ya que los dos padres de sus hijas la abandonaron.

Quizás el padre de Vale fue el más traumático para ella, ya que era su pareja de años. La dejo embarazada, mientras él se iba de viaje de trabajo a otra ciudad, en busca de mejores oportunidades para su futura hija… pero en ese tiempo fuera, embarazo a otra chica.

Al final cuando tuvo que elegir entre ambas, eligió a la otra, cuya familia tenía mejor posición económica. Y no solo eso, llevo a su nueva pareja de regreso a su ciudad… fue bastante cruel para mi suegra verlo pasearse con su otra chica embarazada.

Regresando al relato, sentía a Laurita petrificada, si antes su cuerpo parecía temblar de placer ahora temblaba de miedo. Si antes su ano latía afectuosamente en mi verga, ahora lo apretaba ajustando su esfínter y causándome dolor en mi tiesa verga que la tenía incrustada hasta las entrañas.

-        De todas… tuuu… tuviste que ser tuuu… exclamo llorosa Vale, culpando a su hermanita.

-        Seguro el la engatuso… sentencio mi suegra tratando de librar de culpa a su hijita.

Laurita comenzaba a contraerse, pero sin bajarse de mi verga, la sentía temblar llorosa, sin saber que decir… yo tampoco sabía cómo reaccionar… viendo esas caras de decepción que de pronto se iban transformando en furia.

-        Y la tiene… clavada por el ano… digo asqueada Vale.

-        Ay hija… porque te dejas hacer eso… dijo decepcionada mi suegra, procurando no ver.

Si supieran que eso era lo que más le gustaba, ser calvada por el ano como perra y vociferar voz en cuello pidiendo más, mientras sus senos bailaban y sus gordas nalgas vibraban en mi ingle… pero no creía momento adecuado para esas aclaraciones…

-        Lo siento hermana… se atrevió a susurrar Laurita, recuperando la voz.

-        Tu perra traidora… exclamo Vale.

La vi acercarse rápidamente, pensé que me atacaría a mí, pero fue a tomar de los pelos a su hermana y samaquearla de un lado a otro, con ese samaqueo mi verga también movía de un lado a otro, teniendo enganchada a Laurita hasta las tripas.

Por un momento perdí de vista a mi suegra… quizás se fue a buscar algo para separarlas, agua helada, una escoba, así como cuando van a separar unos perros unidos… luego la vi entrar aterrorizado con unas tijeras que encontró….

A la mierd… me van a apuñalar… o castrar…

Continuara….