Mi cuñadita Laurita (29)
Los fantasmas de mis Ex
Después de dejar a Laurita en el aeropuerto, despachada a mas no poder por todos sus agujeros, con su aliento a mi leche, su vagina dilatada y su ano reventado, aparte con una sonrisa de oreja a oreja… me tocaba regresar a mi realidad… ir al depa con mi futura esposa, Vale…
Sentía algo de culpabilidad, no me podía ni mirar en el espejo retrovisor de lo sinvergüenza que había sido al despacharme a mi cuñadita esos días… bueno, ya, lo hecho, hecho esta… me decía justificándome. Al final de cuentas, sentía que había sido mi despedida de soltero…
La verga la tenía adolorida de tanto incrustarla salvajemente en el sumiso ano de mi cuñadita, estaba agotado, quizás eso me ayudaría a disimular con Vale. Llegue al depa, con cara de cansancio… mientras Vale me esperaba con la cena caliente… me hizo sentir más basura aun…
- ¿Cómo te fue?... me pregunto.
- Bien… bien… solo que fue… uf… un viaje largo… dije desganado.
- Uy pobrecito… ve a darte un baño para que te recompongas, mientras termino de arreglar la mesa para cenar… me dijo hacendosa.
Subí al dormitorio a duras penas, a pesar de todo se veía que Vale traía ganas de conversar. Yo más bien quería tirarme en la cama y olvidarme de todo por unas horas. Al quitarme la ropa para ir a la ducha me di cuenta que, aparte de la verga maltratada, tenía unas marcas enrojecidas, seguramente de las uñas que me clavo mi cuñadita cuando yo me la clavaba a ella.
Mierd… ahora ojalá que Vale no se dé cuenta… solo me quedaba evitar que me viera desnudo unos días, hasta que desaparezcan esas marcas de Laurita que, si bien le gustaba ser tratada como perra, reaccionaba como gata fiera, dejándome esos arañones.
La ducha si funciono como relajante, pero no me limpio los pecados del fin de semana. Decidí echarme alguna crema para esos arañones y humectante a mi verga. Luego baje a cenar con mi novia, que emocionada me esperaba, para contarme todo lo que había hecho esos días.
Dicen que las mujeres tienen una cantidad de palabras para decir durante el día, si no las dicen, las van acumulando… así parecía, ya que no me había visto 2 días, Vale tenía mucho que contarme. Me hablaba de las cosas que eligió para la boda, los colores, etc.
Mientras mi mente divagaba en todas las vejaciones a las que sometí a Laurita ese fin de semana, quizás con una sonrisa morbosa. De lo cual Vale comenzó a percatarse…
- Oye… no me estas escuchando… se quejó.
- Ah lo siento… estaba pensando en el trabajo… le dije.
- Con esa sonrisa… no creo… respondió.
- ¿Estaba sonriendo?... dije haciéndome el desentendido.
- Juan Daniel… te conozco… dime la verdad… dijo seriamente.
A la mierd… cuando Vale decía mis 2 nombres completos, solo significaba problemas… una pelea o ruptura… caraj… no vaya ser que a partir de las llamadas con su madre y demás, haya sacado sus conclusiones de lo que paso… niégalo todo… me decía mi cabeza en modo de sobrevivencia.
- ¿Qué cosa?... repuse como niño regañado.
- ¿Con quién te fuiste el fin de semana?... dijo más seria aún.
- Con nadie… anduve manejando horas de horas y viendo terrenos… repuse algo nervioso.
- ¿estás seguro?... me dijo, como si supiera algo.
Maldita habilidad de las mujeres, que parece que supieran el delito, y esperan hacerte confesar hasta lo que no hiciste. Pero mantuve mi postura, ajusté mi hombría, hasta me hice la víctima…
- Vamosss… vengo de un viaje largo… ¿en serio quieres pelear?... repuse cansado.
- No quiero pelear… pero tengo una duda desde hace días… replico.
Diablos… no era difícil que dudara… sobre todo si su hermanita, esa fiera y a la vez sumisa anal, desapareció los mismos días que desaparecí yo… por ahí quizás alguien de su ciudad la vio en el aeropuerto y le fue con el chisme… igual que Rubén me vio a mí… maldición…
- ¿Qué duda?... dije tragando saliva, tal vez pálido de suspenso.
- Pues… una amiga me dijo…
La otra maldita habilidad de las mujeres es dejarte en suspenso, como para que te de un ataque o confieses mientras ellas se dan esas pausas largas para soltar todo su rollo guardado...
- ¿Pues qué?... repuse, pasando a la ofensiva.
A estas alturas ya me daba igual, quizás nos descubrieron, era mejor que lo conversemos ahora, antes de casarnos… quizás me perdone… quizás no… o tal vez, ya me enveneno la cena y ni cuenta me di... tal vez solo esperaba que hiciera efecto…
- Bueno, eres hombre y quizás te fuiste de… de despedida de soltero con tus amigotes…
- ¿Despedida?... ay… tanto lio por eso… dije aliviado, recobrando mis colores.
- Mucho lio… ah ósea que si te fuiste… ¿con quién?... repuso molesta.
- Con nadie mujer… hasta te envié fotos de mi visita de campo… le dije.
- ¿Seguro?...
- Mujer no sigas… dije aburrido, en el colmo del cinismo agregué… ¿Cómo sé que tu no te fuiste de fiesta con tus amigas en mi ausencia? ¿Qué no tuviste tu despedida de soltera?
- No soy de esas… tú has sido mi primer hombre y serás el ultimo… dijo cediendo.
- Lo se… estoy cansado… nos vamos a casar… no podemos desconfiar a estas alturas… le dije, mientras mi conciencia se cubría la cara roja de vergüenza por mi hipocresía.
- Ok… lo siento… dijo y me abrazo llorosa, luego agrego… a veces las amigas en vez de ayudar, nos envenenan… todas han tenido malas experiencias y desconfían…
- Bueno… ya… ya paso… terminemos de cenar tranquilos… sígueme contando… dije.
Internamente dejé de ajustar el orto, de la tensión… mierd… el karma, luego de maltratar el orto de Laurita… fue la última vez, me dije… ya no estoy para estos sustos… pensé, procurando esta vez, si prestarle atención a Vale sobre sus decisiones del fin de semana para la boda.
Nuevamente sentí el malestar general en mi cuerpo, ya había pasado el efecto de las pastillas que tomé en la tarde antes del viaje de retorno desde las dunas. O quizás el ultimo amago de inquisición de Vale me había descompuesto. No quise preocupar a Vale, me fui a dormir, argumentando cansancio y lo entendió… se quedó a terminar de asear.
- ¿Me llegaste a amar?...
- Claro que te amé… pero éramos muy jóvenes… y familia… era complicado… me excusé.
- ¿Por qué no volviste?
- Estaba en la universidad… tenía mi vida acá y tu allá… no hubiera funcionado…
- Al menos debiste intentarlo… me reprocho Anita.
Estaba sentado con ella, siendo yo adulto y ella adolescente. Recordé que cedi a la presión de mi padre y su amenaza, nunca había conversado con ella al respecto. Quizás le debía más de una explicación… aunque nunca me lo pidió. Ahora en mi delirio la veía alejarse algo resentida.
- Nunca viniste… te espere… me reprocho.
- Pensé que ya habíamos resuelto esto… antes que partieras…
- Si me amabas porque me dejaste ir con el…
- Cada día quise ir contigo, pero no podía abandonar a mi familia, incluso tú lo entendiste… sin embargo, aun quisiera ir contigo… confesé sollozando.
- Ya es tarde… aun te queda mucho por vivir… me dijo melancólica Mili.
También ella se esfumo de mi alucinación, mientras yo temblaba en la cama, en busca de más abrigo del que podían darme las sabanas… o mi conciencia…
- Entendí lo de Mili… pero Laurita… tu cuñada… ¿en serio?... me dijo decepcionada.
- Mi vida ha estado de cabeza mucho tiempo… lo sabes…
- Por ese tipo de cosas me perdiste… sentencio triste.
- Lo se Viviana… lo siento…
Parecía el desfile de las chicas que amé, cada una con un reproche. Quizás pude hacer más, tal vez no cerré bien las cosas en su momento, solo las deje pasar y ahora me pedían cuentas en mi febril sueño. Quizás era el remordimiento de también dejar ir a Laurita, como deje ir a las otras.
Lo último fue ver a Valeria y Laurita subidas a un barco, de esos que navegan por los ríos de la selva. Estaban en la parte superior y yo las observaba desde abajo. Hermosas ambas, con la brisa jugando con sus cabellos… me miraban sonriendo… de pronto Vale se alejó… y yo estaba al lado de Laurita que me tomaba la mano de manera cariñosa, igual que en el viaje de regreso.
- Despierta… estas temblando… me dijo Vale.
- ¿Qué paso?...
- Estabas hablando entre sueños, temblando y sollozando… ay pobre, estas con fiebre….
Le dije que me enferme en el viaje. Vale se compadeció y fue a buscarme una pastilla y algo caliente de tomar, me abrazo… pero mujer al fin y al cabo… deseaba saber de mis desvaríos…
- ¿Por qué hablabas de Anita, Mili y Laurita?
- ¿Dije algo de ellas?
- Balbuceabas… Oi sus nombres… creo que el de Vivi también… dijo curiosa.
Mierd… quizás dormido me delaté yo mismo. Vale sabia de Mili y Viviana, pero nunca le conté de mi amorío con Anita, menos aun que me estaba cogiendo a su hermana, peor aún que mis amigotes no me dieron mi despedida de soltero ese fin de semana, sino que fue su hermana.
- Entiendo que recuerdes a Mili porque te hubiera gustado casarte con ella (lo acepto) y de Viviana porque fueron novios mucho tiempo (con idas y vueltas) … agrego Vale.
- ¿A qué quieres llegar?... pregunte haciéndome el desentendido. Sabía por dónde iba, Vale estaba comenzando a atar cabos sueltos… tonta no era…
- No se… me pareció raro que tu prima y mi hermana estén en tus sueños… si ellas no han sido nada tuyo... ¿verdad?... dijo desconfiada.
Vale quería sacarme una confesión en mis cinco minutos de aturdimiento, ya que en la cena no pudo. Tal vez estaba atando cabos entre el viaje de su hermana y el mío, el sonido del viento en las dunas cuando la llame y cuando ella llamo a Laurita… diablos… quizás mi cuñadita también llego resfriada a su ciudad y eso va haciendo más obvia nuestra conexión…
- Ah no se… creo que me quede con la idea que me diste antes del viaje… dije.
- ¿Qué idea?
- Que se parecían, no me habia percatado… quizás las confundí a las dos con Mili… estaba delirando…
- ¿Extrañas mucho a Mili?... dijo cediendo, aunque algo celosa de su recuerdo.
- Si, bueno… también ha sido estar en contacto con su padre que nos ayuda con la boda… todo se juntó en mi cabeza… dije hilvanando una justificación.
Mientras mi conciencia me decía: maldito mentiroso, embaucador, debiste ser político… ¿Qué le iba a decir?... me pasé el fin de semana rompiéndole el culo a su hermanita, ah, por cierto, resulta que me ama… quizás yo también… me está generando dudas sobre casarme… mierd… ¿en serio pensé eso? ¿te estas enamorando de Laurita?… no jodas… no la cagues… reacciona…
- Vale… ¿en serio? ¿sigues desconfiando?... dije haciéndome el ofendido.
- No… no… lo siento… estas enfermo… pobre… y yo con mis preguntas… dijo apenada.
Lo cierto es que Vale se acurruco conmigo, para darme calor corporal y menguar mis escalofríos… quizás buscaba algo de intimidad también para sentirse segura de mi… maldita bruja de su amiga que le metió ideas…
No podía intimar con Vale y arriesgarme a que vea las marcas que dejo Laurita, más mi verga adolorida y enrojecida por las fricciones, sobre todo en las dunas. Me limite a decir que me sentía mal y me dolía todo… ella nuevamente lo entendió, pero yo sabía que se sentía insegura.
Los siguientes días mantuve mi distancia, las marcas fueron desapareciendo, así como el resfrió. Vale sin embargo se notaba desanimada, quizás mi actitud la hizo dudar ahora a ella… ya saben cómo se ponen algunas mujeres cuando no se sienten deseadas.
- Hace días que sigues perdido en tu mundo… he sido paciente con eso… me reprocho.
- Vamos amor… estas exagerando… nos casamos en 1 semana… le dije.
- ¿En realidad quieres casarte conmigo?... pregunto mirándome a los ojos.
- Claro que si… dije, pero quizás dudé unos segundos.
- Cuando arregles tu cabeza, me avisas, me voy a trabajar… me dijo llorosa.
Para agregar mayor dramatismo a su pataleta, el anillo de compromiso que presumía todos los días con sus amigas de trabajo, lo dejo en el mueble del televisor. Estaba molesta como no la había visto antes. ¿Qué será? ¿el estrés de la boda? ¿inseguridad propia previa de la boda?
Decidí darle su espacio durante la mañana para que se le pase. Por la tarde empecé a llamarla y mensajear sin recibir respuesta, le duraba el resentimiento. Después del trabajo, me quede un rato en el gimnasio de la oficina, para desestresearme y darle más espacio aun a Vale, mientras prepara que decir y ahuyentar sus miedos y los míos.
Al llegar a casa, Vale tampoco estaba ahí. Temí que hubiera hecho un berrinche mundial y se hubiera llevado sus cosas, pero no fue así por suerte. En otros tiempos hubiera mandado al diablo todo… pero me sentía culpable, en realidad caí en cuenta que tenía razón…
Estaba un poco ido, no tanto como cuando perdí a Mili, pero suficiente como para sembrarle dudas. Vale no iba por soportar eso mucho tiempo, por eso fue que Viviana se alejó. Quizás Vale no quería repetir su historia de ser mi pareja de soporte, para después tener que dejarme.
- La estás perdiendo… mierd… haz algo… me recriminaba a mi mismo.
La llame y contesto de mala gana que seguía en la oficina, adelantando unas cosas para una reunión del día siguiente. No quería volver a casa aún. Al menos no se fue de catarsis en una noche de chicas y tragos… como me dijo, ella no era de esas… debía valorarlo.
Si Mahoma no va a la montaña… recordé que había hecho más esfuerzos por mantener mi lazo con su hermanita (yendo a su ciudad o llevándola al sur) que por Vale. Tocaba corregir las cosas con la mujer que elegí para esposa. Intentaría salvar la relación que puse en la cuerda floja por andar fundido dentro del ano de Laurita.
Decidí ir a buscarla, en el camino compré flores, no tenía costumbre ni me gustaba hacerlo, pero era para que viera que quería solucionar las cosas. Eran poco más de las 9pm y en su edificio apenas encontré al vigilante que me conocía del tiempo que trabaje ahí, me dejo entrar.
Me quede unos instantes frente al despacho donde trabajaba Vale, en realidad no sabía que decirle, improvisaría. Hasta que pude verla, solo una mampara de vidrio nos separaba, Vale se había acercado a un archivador a buscar unos documentos.
Vale había ido con una falda oscura, un poco entallada y sobre la rodilla, además una blusa clara con un pequeño escote. La vi primero de espaldas y de a pocos de lado, esa silueta suya parecía de una sirena, si bien su ropa no era ceñida, claramente resaltaban sus anchas caderas, gordas nalgas y su busto no enorme, pero si apetecible.
Era una mujer hermosa y deseable, me la había ganado sobre muchos pretendientes en mejor posición que la mía, me había elegido a mi… ese monumento de mujer, me amaba a mi… y la estaba perdiendo… la miraba así con cariño, hasta que se percató.
- Hola… me asustaste, ay que… que bonito detalle… me dijo cediendo un poco.
- ¿Te gusto?...
- Si Danny… pero estoy un poco ocupada… me dijo recordando su enojo, mientras ponía las flores en un recipiente.
Creo que quería su cuota de drama, tomo unas copias y se fue a la sala de reuniones. Me sentí desairado y la seguí, la veía nerviosa colocando las copias en cada sitio… sabía que había exagerado su escenita… pero parecía no querer ceder…
- Vine aquí a querer solucionar las cosas… y te portas así… le reclamé.
- Ahora sabes lo que se siente… tu llevas días así… me increpo.
- ¿Qué?... osea esto es un juego… una revancha… dije exaltándome.
- Tómalo como gustes… me dijo escalando también en su enojo.
Paso por mi lado, como si no estuviera y siguió acomodando sus cosas.
- No… ahora tú me vas a prestar atención… le dije sosteniendo su muñeca.
- ¿Que te pasa?… suéltame… me dijo mientras la abrazaba.
Quizás era hora de domesticarla como hice con Anita y Mili, pensé embebido en mi ego herido y machismo. La bese, no me esquivo, solo forcejeo un poco… luego se alejó… pude ver la pasión y deseo en sus ojos, a través de su escote sus senos ir y venir en agitada respiración.
- Tu eres mi mujer… y me vas a satisfacer… le dije de manera autoritaria.
- ¿Qué?... ohhh… exclamo sorprendida.
En un rápido movimiento, le abrí la blusa, saltaron algunos botones, sus senos quedaron a mi merced, mientras los manoseaba y besaba, hasta que el brassiere termino jaloneado y liberando sus pezones rosados, los cuales engullí de buena gana… la hizo temblar de placer.
- Siii… siii… soy tu mujer… decía complacida, sin importarle que estábamos en su trabajo.
Aprovechando su grado de excitación, le di vuelta bruscamente contra la gran mesa, dejando su culo a mi merced. Mientras una de mis manos estrujaba sus senos para que no decaiga su pasión, con la otra mano le iba subiendo la falda torpemente, llegando a rasgar la abertura que tenía en la parte posterior. Yo apenas pude bajarme el pantalón para liberar mi herramienta.
- Uhmmm…. ¿que me haces amor?… me estas violando… en mi oficina… uhmm… exclamaba gratamente sorprendida.
No fue difícil hacer a un lado su ropa interior, menos aún que mi verga se deslice a través de su bien lubricada vagina. Comencé a bombear su gran culo blanco, que comenzaba a enrojecer, Vale primero estrujo las copias sobre la mesa, luego se comenzó a aferrar a la mesa.
- Ay amorrr… me revientass… dijo temblando de placer, mientras buscaba mis labios.
- Tú vas a ser mi esposa… y vas ser mi puta cuando te lo pida… le susurre al oído.
- Siii amorrr… siii… tu putaaa… seré tu puta… dijo febril Vale, como nunca la vi.
Eso que solo me lo había permitido con Laurita, mi amante, por respeto a Vale, ahora se lo prodigaba, ese lenguaje más sucio, ese autoritarismo, ese sometimiento. Quizás eso era lo que le faltaba a nuestra relación para reiniciarla o pasarla a un siguiente nivel.
- Uhmmm nooo… uhmmmm… ohhh… exclamo Vale llegando a un sonoro orgasmo.
Apenas pude contener su alarido con mis dedos en su boca, sino venia el vigilante a ver que sucedía y reportar esa violación. Sentí su cuerpo temblar apresada contra la mesa, sus labios buscaron los míos, entre sus jadeos y lengua intentaba transmitirme toda su satisfacción a pesar de su respiración entrecortada... pero no lo dejaría así… me hizo sufrir… y ahora me las pagaría…
- Te dije que me ibas a complacer… le recrimine, porque aún me faltaba llegar a mí.
- ¿Cómo? ¿Qué hago?... dijo nerviosamente excitada.
- Ahora vas a ser mi perra… al suelo… en 4 patas… le ordene.
Vale sin protestar…. Inmediatamente se ubicó en el suelo alfombrado, su falda raída estaba en su cintura como una faja, demarcando más su estrecha cintura. Ella levanto su culo, obediente, esperando su castigo por haber sido una perra mala. Yo me deshacía como pude de mi pantalón.
- Ouuu… me rompiste el culo amor… Uhmmm… exclamo adolorida y complacida
Clave violentamente a mi novia por el ano, a pesar de su menor adiestramiento en esas lides, soporto con estoicismo, arañando el alfombrado piso y tratando de contener sus exclamaciones adoloridas… que dé a pocos se iban transformando en retorcidos gemidos…
- Uhmmm amorrr…. me estas partiendo el culo… Uhmmm… gemía temblorosa.
- ¿Te gusta?... pregunte embombado por su enorme culo rebotando.
- Uhmmmm… siii… me encanta... que placerrr… uhmmm... repuso sorprendida de su respuesta.
Mis piernas ladearon sus anchas y blancas caderas. Comencé a bombearla desde arriba, como le hacía a su hermana… martillando su culo de arriba hacia abajo, perforando sus entrañas hasta someterla, fundirla en ese retorcido placer…
- ¿Vas a ser mi perra?... le pregunte para terminar de someterla.
- Si mi amor… tu perra… tu perra… Uhmmm… repetía febril entre gemidos.
Nuevamente la sentí temblar de los pies a la coronilla, yo tampoco pude resistirlo más. Les dije que Vale me hacía llegar como caballo, por su cálida entrega y sus abultadas formas, sin necesidad de asumir roles o llegar a esos extremos sórdidos, pero esta vez me hizo reventar de placer… con mi verga escupiendo leche hirviendo en sus entrañas.
- Ohhh… Uhmmm… ufff… gemia Vale, dejándose caer a un lado.
Tenía la ropa hecha harapos, sus senos salidos de la blusa y el brassiere a un lado, la falda rota en la cintura. Sus blancos pezones enrojecidos, sus senos con huellas de mis dedos que los estrujaron… su gordo trasero colorado por el golpeteo con mi ingle y ella con una sonrisa de oreja a oreja que llevaría hasta la boda.
Cayendo en cuenta de donde estábamos, tome rápidamente mi ropa interior, me limpie y luego la puse como tapón a su ano, que comenzaba a gotear. No quería manchar todo el lugar. Vale me miro complacida como la limpiaba, ella seguía destrozada en el piso recuperando el aire.
La ayudé a incorporarse, pero se quedó de rodillas un rato, quizás para no marearse si se levantaba de pronto… pero… me asió de la cintura y se dedicó a limpiar mi verga como agradecida de esa brutal cogida que le di en su oficina.
- Lo siento… sé que exagere… pero no sabía qué hacer para que reacciones… me dijo.
- Bueno… también lo siento… por lo de estos días… y lo de ahora… dije viéndola exhausta.
- Está bien… pero, me destrozaste el ano… y mi ropa… dijo graciosamente.
- Tuve que improvisar… para que me perdones… le dije
No quería que sospechara que ya había practicado esos juegos de sometimiento antes, menos aun con su hermanita. Es cierto que también había llegado a esos extremos con Anita y con Mili, nunca con Vale. Quizás por eso nunca vi esa faceta sumisa, parecida a la de su hermanita e igual de excitante… ahora sabía que no debía seguir buscando afuera lo que podía tener en casa.
- ¿Vas a seguir dudando?… pregunte, en el extremo del cinismo, lo sé.
- Ya no amor… dijo como niña regañada, luego agrego… con una condición…
- ¿Cuál?... dije entre curioso y ofuscado, parecía que se pondría intensa de nuevo.
- Que me hagas tu puta… o tu perra… mas seguido… dijo en voz baja, algo avergonzada.
Luego se cubrió el rostro, que se sonrojaba, mientras reía nerviosamente… mierd… quizás debí hacer este hace mucho tiempo, quizá me hubiera ahorrado muchos problemas, pensé. Tal vez, a nuestra relación le faltaba un poco más de eso, hacerlo no solo como locos, sino en diversos lugares fuera del depa o un hotel… prender esa chispa… eso que yo acallaba con Laurita.
Ahora sabía que podía tener lo mejor de ambos mundos con ella, la madurez y estabilidad de la relación, así como la picardía y perversión sexual. Claro que para mí tenía un matiz especial las jóvenes y bronceadas carnes de mi cuñadita… pero con Vale tenía el equilibrio que deseaba… no se puede tener todo, yo tampoco soy perfecto… solo puedo elegir lo que calce mejor.
Arreglamos el desorden en esa sala, luego intentamos reconstruir la ropa de Vale. Al final usamos un engrapador para suplir los botones y tener su blusa en su posición. Le puse mi saco en los hombros, con eso logré cubrir la parte posterior de su falda rota. Y bueno mi prenda interior termino en uno de los bolsillos del saco, no me pondría eso todo manchado.
Salimos sonriendo como recién enamorados. El saludo del vigilante medio dormido, nos alivió saber de qué no nos atrapo en alguna de sus rondas de vigilancia o que no hicimos tanto ruido como para llamar su atención.
- Ay Danny… me olvide decirte… me dijo en el camino a casa.
- ¿Qué cosa?... pregunte, pensando en algún chisme de oficina.
- Mi mama dice que Laurita está enferma… me dijo triste.
- Pobrecita ¿qué tiene?… dije haciéndome el desentendido, quizás le contagie mi resfrió.
- Ay no se… dice que oyó a Laurita vomitar… cree que está embarazada…
Por la put… madr… que me pario…
Continuara…