Mi cuñadita Laurita (25)
Átame
MCL (25): Átame…
Terminamos de desayunar y salimos rumbo a la carretera nuevamente. Ya era media mañana y nos esperaba aun un par de horas, en un día soleado. Mi cuñadita se quedó dormida al poco rato, exhausta después del último encuentro… con una sonrisa complacida.
En el camino recordé un poco de la plática del desayuno… ¿Qué se podía definir como normal en el sexo?... hacerlo en la posición de misioneros, entre sabanas, sin mirarse… sabía que, para mí, eso era aburrido… que disfrutaba más de hacerlo en diferentes posiciones.
Quizás no era normal, enganchar a cada chica que podía por el ano, abrirle las nalgas a mas no poder, perforar aquel pequeño agujero… pero era uno de mis placeres y si mis parejas lo aceptaban, lo disfrutaban… no veía el problema en ello.
Esa fijación ya venía desde la primera vez que se lo hice a una compañera de colegio, una morena espectacular llamada Susan, tras reunirnos para hacer un proyecto escolar y quedarnos cachondos por ver un video porno. Nuestra solución salomónica fue el sexo anal (que en el video parecía de lo más natural), para no quedarnos con la excitación y para que no quede embarazada.
Desde entonces me quedo aquel gusto por el sexo contra natura, gusto que me ayudaron a incrementar compañeras amatorias como Anita y Mili, cuyos enormes y bien formados traseros aumentaban el morbo a la situación… y también algunas compañeras amatorias más en mi época de verga loca… y ahora ultimo Laurita y más recientemente también Vale…
Respecto a Laurita, el valor agregado, era que le encantaba ser sometida… claro que con Anita y Mili tuve encuentros pasionales, tras peleas, donde llegué a someterlas para su placer y el mío… sin embargo, con Laurita parecía que íbamos un paso más allá, en ese aspecto.
No era necesario tener una riña o escena de celos con mi cuñadita, solo adoptar una postura dictatorial y Laurita se transformaba a gusto en una perra o una puta… aunque parecía no haber muchas diferencias… para ella si lo había…
Ser tratada como perra, era ser sumisa en 4 patas, dejarse vejar al máximo casi sin quejarse, podía tener mi pie en su cabeza o succionar mi dedo gordo, así desde el suelo, podía ser hasta denigrante, pero lo aceptaba…
Mientras ser tratada como puta era ser sometida en cualquier otra posición, ser jaloneada, pero al menos tener margen de maniobrar más, de acomodarse… sin llegar a extremos como cuando hacía de perra, donde solo me la clavaba contra el suelo…
Con mis otras parejas no parecía haber llegado a esos sórdidos limites, tampoco de manera tan continua, como si me permitía Laurita. Quizás su fascinación por mí, la diferencia de edades, estaturas y corpulencia, alimentaba ese morbo particular en ella en sentirse sometida…
El asunto era que estaba disfrutando de aquella experiencia… quizás la última, antes de dejar mi soltería… mi cuñadita me estaba dando la despedida de soltero que no pensé tener… casi a manera de delivery, venida desde su ciudad…
Pensaba en esto y me reía, de lo afortunado que había sido hasta el momento, de haber disfrutado de aquella escultural jovencita, dispuesta a satisfacer todos mis caprichos sin dudas ni murmuraciones.
De pronto vi un restaurante en la carretera, había oído que hacían buenos sándwiches. Las galletas me habían dejado con hambre, así que decidí parar un rato mientras Laurita dormía, bajé a comprar para ambos… hasta que…
- Hola vecino… ¿qué hace usted por acá?…
Por la put… madr… pequeño mundo, la que me saludaba era una veterana señora de mi edificio, alguna vez había oído que tenía familia al sur, pero no le di mucha importancia. Le explique que estaba en viaje de trabajo, para mi suerte más al sur de lo que mi vecina iba. Intentaba sacármela de encima, sin embargo, aún no me entregaban mi pedido.
Si antes de llegar al restaurante estaba sonriendo, ahora estaba a punto de sollozar… más viendo que Laurita había despertado y estaba viniendo hacia nosotros. Aprovechando que mi vecina recogía su orden, le hice una seña para que se aleje mi cuñadita.
- Bueno… gusto de verlo… ya nos encontraremos en el camino seguro… dijo la señora antes de irse a su auto con su familia.
Laurita se había desviado hacia los baños, luego de recibir mi orden, la vi irse hacia el auto y esperarme escondida. Unos autos más allá reconocí el auto de mi vecina, parecían estar disfrutando de su merienda… así que aprovechando eso, nos fuimos rápidamente de aquel lugar.
- ¿Quién era?... me dijo asustada.
- Una inoportuna vecina… si nos veía juntos le iba con el chisme a Vale seguro… dije.
- Ya se me hacía conocida… dijo pensativa.
- ¿La habías visto antes?...
- Bueno, cuando me quede en tu depa, me la cruce un par de veces en el ascensor y en el mercado… era muy amable… dijo.
- Diablos… si te conoce entonces… dije preocupado.
- Si, pero tranquilo… esta vez no me vio… dijo.
- Ojalá… sino se fregó todo… respondí acelerando, no quería cruzármela en el camino.
Una vez que paso el susto, comimos los sándwiches sin detenernos, Laurita prácticamente me daba de comer en la boca para que no deje de manejar. Cuando pasamos el pueblo de mi vecina, ya respiré un poco más tranquilo. Sin embargo, quedaba la sospecha de si me vio o no… cada vez, este juego con mi cuñadita era más peligroso…
Llegamos a la ciudad en que tenía que ver mi proyecto, conseguimos un hotel en las afueras, uno muy bonito, que tenía habitaciones como cabañas, privadas… en la parte central había una piscina. También estaba cerca a unas dunas, tras las cuales se llegaba a una playa.
Era mejor estar alejados, para evitar encontrarme con más vecinos, amigos, familiares o conocidos de trabajo… También, para evitar problemas, le pedí a Laurita que se quede en el hotel, mientras yo hacia mi visita de campo.
Fui al terreno del proyecto, tome todas las fotos que pude, converse con el encargado que para mi suerte estaba ahí, quería conocer un poco más sobre los avances de los tramites. Me dijo que no esperaba mi visita, sin embargo, dije que aprovechando que estaba por la zona, quise conocer un poco más el avance para cuando me toque regresar.
Recibí un mensaje de Laurita, con una foto… estaba aburrida, encerrada en el hotel… me envió una foto echada en la cama boca abajo, con el short bajado y sus nalgas sobresaliendo detrás de ella, y apenas se divisaba su ropa interior… esta niña me va matar…
Pero tenía que cumplir con el trabajo… además tenía algunos mensajes de Vale, con algunas opciones para la boda y lo que había decidido. Me limite a aprobar sus elecciones y enviarle algunas fotos del lugar, para que no sospeche.
Regrese al hotel con Laurita, ya era hora de almorzar, si bien la foto sugerente que me envió mi cuñadita, insinuaba hacer más travesuras con su maltratado trasero, al final la pobre se moría de hambre. Así que salimos a buscar que comer.
Ahí nuevamente sentí un poco la paranoia de ser descubiertos, después de tener a mi vecina al lado en el restaurante en el camino, ya creía ver a algún conocido en cada esquina.
- ¿Estás bien?... pregunto notando mi preocupación y que no era tan cariñoso.
- Ah… si solo quiero ser cuidadoso… dije intentando mantener mi distancia.
Laurita lo entendió… era diferente cuando visitaba la alejada ciudad de mi cuñadita. Ahí era difícil ser reconocido por alguien, había más libertad de disfrutar de sus carnosas formas al aire libre, entre los pueblitos que visitábamos.
Después de almorzar… me toco aun hacer algunas visitas a los alrededores para ver qué proyectos similares al nuestro ya estaban funcionando. Laurita se entretenía con las explicaciones que le daba, porque en la empresa donde trabajaba, también veían proyectos, aunque más pequeños… pero le interesaba saber más.
Al menos en esa parte también como que congeniábamos, no se aburrió, y así tomando fotos y notas… se fue pasando esa tarde trabajo. Era gracioso saber que, a pesar de nuestra afinidad sexual, también podíamos pasar el tiempo compartiendo cosas laborales… para no estar encerrados en el hotel haciéndolo como conejos…
Ya casi finalizada la tarde, terminamos nuestro recorrido, así que fuimos a aprovisionarnos a un minimarket de algunas cosas para tomar y comer para no sufrir en el desayuno. Luego metimos las cosas en la maletera de la camioneta.
- ¿Qué es eso?... pregunto curiosa.
- Ah bueno… es una soga que me quedo de algún trabajo… lo tengo porsiacaso ahí... dije sin tomar mayor importancia.
Fuimos a cenar tranquilamente, nos dimos tiempo de pasear por los alrededores del hotel y las dunas… era una noche fresca, la luna nos acompañaba por momentos entre las nubes… nos sentamos en la arena a contemplar el paisaje, como pareja de enamorados.
- No pensé… que haría todas estas cosas contigo… me confeso.
- Yo menos… aunque te tenía ganas… dije también devolviendo la confesión.
- Fue mutuo… me dijo sonriendo y dándome un beso.
- Ahora las cosas van a cambiar… le dije, devolviéndola a la realidad.
- Lo se… pero estas haciendo lo correcto… mi hermana es la mejor… dijo tranquila.
Luego me dijo que si se sentía una mierd… por hacerle eso... luego se tranquilizó sabiendo que Vale ya se iba a casar… y que lo nuestro quedaría para ella como su primer gran amor… así como los que tuve yo con Anita y Mili…
Entendí que una cosa era vociferar o gemir voz en cuello, que deseaba que siempre se lo hiciera, pero luego de la lujuria, Laurita entendía que era imposible… solo quería seguir disfrutando de aquella experiencia mientras durara mi soltería… o mientras pudiéramos soportar la tentación…
- Solo hay una cosa… me dijo nuevamente tímida.
- Si… ¿Qué es?... pregunte.
- Bueno… después de todo lo que hicimos… de curiosidad vi algunas páginas… dijo con la cara sonrojándose.
- ¿Qué paginas?... repregunte curioso
- Ya sabes… de esas sexuales...
- No hay nada de malo… los hombres vemos esas cosas… dije para que no se sienta mal.
- Si… quise ver qué otras cosas se hacían… darme ideas…
- ¿Qué viste?... dije sonriendo, esta niña ahora se informaba también sexualmente.
- Bueno… había una que me gusto… también de sometimiento… me dijo nerviosa.
- ¿Como era?... pregunte ansioso, en internet se ve cada cosa brutal.
- La chica era amarrada y penetrada como perra… dijo con los ojos brillosos.
- ¿Quieres eso?... pregunte excitado.
- Pues… si… vi la soga en tu camioneta… y pensé en eso… ¿se puede?... pregunto ingenua.
- Claro que si… dije ni corto ni perezoso, la tomé de vuelta al hotel.
Laurita se sonreía en el camino, de que su propuesta haya calado tanto en mí, en mi apuro por someterla como ella quería. Una vejación más, qué más da… pero que ella lo pida explícitamente como una fantasía suya… era más que excitante…
Recordaba habérselo hecho así antes a una compañera de trabajo (Lucy), pero esa chica tenía su recorrido amatorio quizás mayor al mío, era una pervertida… aparte que no tenía las formas de mi cuñadita, y me alimentaba el morbo que me lo pidiera con voz de inocente.
Pensar que yo la lleve entre las dunas a la luz de la luna, para un encuentro romántico, para hacerle el amor… y esta niña quería ser amarrada y que le partan el culo sometida como una perra… uno que quiere guardar la cordura… así no se puede…
Tome la cuerda y nos dirigimos a nuestra cabaña privada… oímos algo de murmullo de otras parejas en sus cabañas… pero no nos importaba, estaban alejadas y no parecía estar lleno el hotel… así que cerramos las cortinas… y a lo nuestro…
- ¿Dónde te gustaría ser amarrada?... le dije excitado.
- No… ósea… quiero que me amarres las manos… luego vemos…
Volviendo a nuestros roles, la puse contra la pared, ella emocionada se dejaba atar las muñecas... luego fui un poco más allá, vi la cinta con que se recogía las cortinas.
- ¿Qué haces?... pregunto asustada.
- Confía… le dije.
Con esa cinta vende sus ojos, a Laurita se le puso la piel de gallina. Tenía una sonrisa entre perversa y asustada… puse sus manos atadas hacia arriba, luego abrí bruscamente la pequeña blusa que traía y que dejaba descubierta su estrecha cintura… los botones salieron volando, mientras mi cuñadita, respiraba emocionada, sus senos subían henchidos ante mi vista.
- Ohhh… mis tetas… Uhmmm…
Jaloneé su brassiere hasta dejar a la vista sus pezones, los cuales engullí desesperado, eso hizo temblar a Laurita. Quiso bajar sus brazos atados para acariciar mi cabello o intentar abrazarme, pero no la deje… era mi presa y debía dejar que disfrute de ella a mi manera.
Le fui bajando el short… mientras su piel se ponía de gallina y frotaba sus piernas, besaba sus labios jaloneándolos, ubique mi verga entre sus labios vaginales, no para penetrarla, solo para estimularla… frote mi verga entre sus piernas y sus empapados labios vaginales, se retorcía de placer… sin embargo, sabía lo que quería…
- Por ahí no cuñadito… quiero que me rompas el culo… por favor… suplicaba jadeante.
- ¿Cómo?... le susurre al oído.
- Como tu perra… tu perra fiel… exclamo excitada.
La fricción de mi verga con su intimidad la habían llevado al limbo… no quería los juegos previos u otras posiciones a manera de transición para llegar a su posición favorita… no… ella quería que le revienten el culo ahora… de la manera más cruel posible… pero pensé que aun había tiempo de llevar a otro nivel su excitación y la mía.
Desate bruscamente sus manos, Laurita me quiso abrazar y acariciar… pero no la deje…
- Quieta… perra… le murmure al oído y se estremeció.
La puse de espaldas contra la pared y amarré sus muñecas por detrás de ella. Laurita con el rostro enrojecido y expresión suplicante, parecía no aguantar más… su culo levantado y sus piernas entrecruzadas, la picazón en sus intimidades parecía agobiarla… así que le di una pequeña probada de lo que le esperaba…
- Ouuu…. Uhmmmm…. Uggg… exclamo adolorida retorciéndose de placer.
Le había clavado mi verga por el ano, casi completa… su columna soporto aquella embestida, arqueándose al máximo… luego fue inclinándose, apoyando la cara en la pared ya que sus manos estaban atadas como ella quería… en esa posición su culo se veía más grande, se abría a mas no poder con mi verga incrustada hasta la raíz…
- Al suelo… perra… le ordene.
Ella no dudo en sentarse de rodillas, luego quedar sobre sus pantorrillas, abriendo la boca y tanteando donde podría estar mi verga. Hasta que encontró la cabecita de mi pene y ni bien la sintió, comenzó a engullirla como loca, a veces se le escapaba y la buscaba desesperada… aproveche su sumisión y le enterré mi verga hasta la garganta, tomándola de la cabeza para que no se escape.
- Ohhhh…. uggg… uggg… gimoteaba entre su lengua y mi verga, casi sin aire.
- Asi me gusta perra… obediente… ahora tu premio… le dije acariciando su cabello.
Laurita sonrió sórdidamente, sabía lo que venía… y yo sabía que tenía que darle la experiencia completa… no la acomode gentilmente en 4 patas… sino la jalonee como si fuera una mascota rebelde… su rostro termino en el piso alfombrado, de lado, entre asustada y excitada…
- Clávame yaaa… por favor… decía sollozante mientras su pubis goteaba.
Y con las manos atadas en la espalda y el rostro en el piso, se dio maña de hacer equilibrio y abrir más las piernas y empinar su culo para que luciera esplendoroso… con esa media luz, sus nalgas lucían enormes, su pequeño ano enrojecido y maltratado, palpitaba ansioso por una vejación más…
- Tranquila… perra… le ordene acariciando su espalda
Laurita temblaba por la excitación y el ansia de ser atorada por su pequeño agujero, así que no la hice esperar más… la enganche violentamente por el ano…
- Ouuu… siii… siii… eso quiero… siii… exclamo, más fuerte de lo debido.
Temí que nos escucharan en las otras cabañas, ya que casi vocifero o aullo… incluso sus muñecas atadas detrás de ella se contrajeron soportando aquella embestida.
- Silencio… perra… pórtate bien… sino te la saco…
- Si, si, me callo… pero no me la saques… por favor… suplico llorosa.
- Aquí mando yo… perra… le espete, dándole un golpe en sus gordas nalgas.
Esto la hizo temblar de emoción, ahora la veía sonreír lagrimeante, con mi verga incrustada en su ano. Me ubiqué con mis piernas ladeando sus caderas y empecé a martillar sus enormes nalgas de arriba hacia abajo, primero en recorridos lentos y largos… luego cada vez más fuerte.
- Ohhh… siii… que ricooo… siii… cuñadito… Uhmmm…. resoplaba tambaleante, soportando mis incursiones en sus tripas.
Parece que tener la vista tapada y no poder moverse, solo sentir y oir… magnificaron sus emociones, veía temblar sus piernas como nunca, gotear su pubis de la excitación, casi orinarse… su columna contraerse, sus muñecas agarrotarse… pero seguir pidiendo como loca…
- Masss… amo… masss… tu perra quiere masss… suplicaba desfalleciente.
Me ubique un poco de lado, para que mi verga entrara mas directo en su maltratado esfínter, pero esa posición era incomoda… no podía mantener el equilibrio, ella contrajo un poco las piernas… la única solución que me quedo… fue vejarla mas… mi pie termino apoyándose parcialmente en su rostro…
- Ayyy… ufff… ahora si me estas partiendo el culo… q ricoo… ouuu… exclamo feliz.
Poco más faltaba que le metiera mis bolas, en esa posición, la raja de su culo era menor impedimento para que mi verga le entre hasta la raíz… y Laurita lo disfrutaba, no le importaba mi pie en sus mejillas…
Incluso me llegue a acomodar mejor con el pie ya a un lado de su rostro, ella busco el dedo gordo e intento succionarlo como si fuera una verga, para tratar de defogar todo sus placer de esa manera…
- Uhmmmm…. Me revientas… Uhmmm… q placer… ay cuñadito… resoplaba.
Parecía que le iba dar un ataque, veía su pecho ir y venir, hincharse abruptamente… lo estaba disfrutando demasiado, quizás conteniéndose de terminar en un orgasmo… que ya era inevitable… para ella y para mi…
- Ufff… que rica perra eres… exclame… mientras mi verga escupía semen a borbotones en sus tripas.
- Ohhhhh… ufff…. si tu perraaa…. Ohhhh… uhmmmm…. Exclamo temblorosa.
Ahora si la vi retorcerse a mas no poder, con cada borbotón de semen en su interior, su espalda se contraía, sus piernas temblorosas parecían no poder más…
- No la saques por favor amo… dejala ahí… me rogo casi sin aire.
Queria sentir mi verga palpitar aun en sus paredes intestinales… dilatar su ano a mas no poder con mis venas hinchadas…. llegue a pensar que mi verga atorada en su ano era lo único que la mantenía en equilibrio… y creo que fue cierto…
- Ufff…. no puedo mas… la escuche murmurar.
Cuando mi verga comenzó a deshincharse... el cuerpo de Laurita callo de lado, desfalleciente, con la boca abierta a mas no poder, como buscando aire para poder reponerse de su agitación… asi echada de lado, pude ver sus enormes senos ir y venir… contemplé el espectáculo de semejante culo abierto y lechoso... a Laurita temblorosa pero feliz…
- Aún falta algo perra… le recrimine.
Me recosté a un lado, jaloneé su cabeza sobre mi ingle, Laurita lo entendió, comenzó a buscar mi verga para limpiarla. Lo hizo con tanta devoción, a pesar de apenas poder respirar… que logro sacarme unas descargas mas de leche… ahora parecía que era yo el que se orinaba de placer…
- Ohhh… uggg… cuanta lecheee…. Uggg… exclamaba casi ahogándose.
- Trágatela toda… perra… le ordene, presionando su rostro contra mi verga.
Laurita no opuso resistencia, se dedicó a engullir como loca cada descarga de semen en su garganta. Una vez que creí su labor terminada, deje caer su rostro sobre mi ingle… tenia los labios melosos por mi leche y alguna que otra gota en su mejilla y barbilla, que se empapo mientras buscaba mi verga… su rostro encendido por el esfuerzo realizado.
- Me gusta ser tu perra… me confeso aun lujuriosa.
- Eres una buena perra… le respondí, acariciándole los cabellos.
Pensé que ya había sido suficiente del castigo, o del amaestramiento como una perra, le quite el vendaje de los ojos… quise desatarla, pero Laurita se acurruco en mi ingle, como para darme a entender que quería descansar ahí un rato más… la pobre estaba destrozada e igual yo me sentía casi acalambrado.
- Quisiera ser tu perra siempre… me dijo algo apenada, mirándome desde su posición.
- Lo se… a mí también me gustaría… me limite a decir.
Ella entendió que no debía enturbiar el momento…
- Ha sido la cogida más rica que me has dado… mi culito lo recordara siempre… me dijo sonriente.
- Ah solo esta… y en la iglesia… el espejo… la ducha… etc, etc… le dije recordando otros excitantes momentos.
- Siii… han sido muchos momentos placenteros… y dolorosos… ay mi culito… protesto.
Nos reímos de buena gana, mirando la habitación… como buscando respuestas o evitando encontrarlas para no malograr la magnífica experiencia que acabábamos de vivir… sabiendo que en unas horas volveríamos a la realidad y en unos días la vida nos separaría… o tal vez no…
- Te amo… murmuro temblorosa.
- ¿Qué?... exclame sorprendido
Continuara…