Mi cuñadita Laurita (24)

Nuestro reflejo

Eventualmente, nos levantamos del piso, nos bañamos entre caricias, y pedimos de cenar… nos moríamos de hambre. Cenamos mirando el mar, conversando de las locuras que hicimos, asi como de cosas triviales, de cómo le iba su trabajo, su ciudad y demás.

Me confirmo que Kevin la estaba pretendiendo, pero no le estaba dando mucha esperanza, en parte me sentí mal, por eso… quizás le estaba truncando a Laurita la posibilidad de enamorarse con alguien como para ella, soltero y que no se fuera a casar con su hermana.

Recordé que me cayó bien ese muchacho, parecía muy responsable y trabajador. Asumir ese encargo luego del desastre que dejo Bryan y Kimberly, para sacar el proyecto adelante, decía mucho de su profesionalismo. Aunque Kevin tenía apariencia de joven, era mayor que mi cuñada, quizás le llevaba los mismos años que yo a Vale.

Pensaba en eso cuando Laurita me saco de mi abstracción al confesarme que Kevin se ofreció ayudarla con su coartada, la apoyaría diciendo (en caso que su madre pregunte) que viajaron en grupo para ver un proyecto en otra ciudad.

-        Pero… entonces ¿qué le dijiste a Kevin qué harías?… pregunte curioso.

-        Bueno… le dije que quería ir a ver a mi papa que estaba enfermo en otra ciudad… pero que mi mama no me dejaría… dijo sonriendo.

-        Porque tu mama no se lleva bien con el… dije completando la idea.

Esta pequeña diabla tenía todo fríamente calculado. Ese muchacho Kevin también era muy inocente o… seguro estará pensando cobrarse ese favor en algún momento... llegue a pensar con malicia, porque quizás yo lo haría. No quise ponerme en modo macho alfa (celoso o sobre protector), porque yo tampoco estaba actuando correctamente al cogerme a mi cuñadita… y en un instante lo recordaría más aún.

Recibí una llamada de Vale, le dije que todo bien, hasta aliviado… después de vaciar mis liquidas en el ano de su hermana… en realidad dije que aliviado por hacer el viaje antes y que estaba descansando en el camino.

Note un poco de incomodidad en Laurita, quizás avergonzada por ver cómo le mentía a su hermana, frente a ella... más aun recordando como había venido desde su ciudad en busca de su amante, que en pocas semanas se casaría con su adorada hermana mayor. Mas bien Vale me decía que andaba muy preocupada y me lo hizo saber…

-        Amor… mi hermana desapareció… dijo angustiada.

-        ¿Como así?... pregunte fingiendo sorpresa.

-        Mi mama dice que viajo con Kevin y otros chicos a ver un proyecto… pero no ha contestado las llamadas de mi mama….

-        Ay… tú sabes que es joven y distraída…

-        Mi mama teme que se haya fugado con ese chico…

-        No creo… pero bueno… esperar… quizás ya llamé…

Mi cuñadita desperada por ser vejada como perra, se olvidó que aún era mascota de su madre, que debía comunicarse con ella para avisar que todo estaba bien. Ni bien colgué, le dije que llame a su madre, no quería levantar sospechas. Laurita le dijo a su madre que en el camino no captaba señal su celular, que recién habían llegado al hotel.

Mi suegra, madre al fin, preocupada por la supuesta castidad de mi cuñadita, le hizo prometer que dormiría en una habitación sola. Era para reírse, si supiera que su hijita menor había probado más verga que lo que mi suegra probó en toda su vida… por decir algo.

Al final de cuentas, para tranquilizarla, Laurita le dijo que compartía habitación con una compañera… que los otros chicos compartían entre ellos también habitaciones. Nuevamente mi suegra le advirtió no abrirle la puerta a nadie…

-        No te preocupes mama… no le abro a nadie… dijo sonriéndome pícaramente.

Ya me había abierto las piernas y las nalgas a mas no poder, le había abierto su sello vaginal y anal. Pensar que no quedaba agujero virgen en esa niña por explorar. Por un momento me compadecí de Kevin. Imagine que, llegado el momento, mi cuñadita le inventaría algo y ya.

Luego retomamos la cena, y nos distrajimos mirando el hermoso paisaje nocturno. Tras eso nos fuimos a dormir… Pensaran que hicimos el amor toda la noche, sin embargo, estábamos muertos por el día y sobre todo la tarde ajetreada. Nos dejamos caer en la cama y por primera vez, dormimos acurrucados tranquilos, como nunca lo hicimos.

Unos tibios rayos de sol me despertaron, había amanecido. Aun había camino por recorrer, si quería cumplir con el trabajo, aparte de cumplir con mi cuñadita, no debía distraerme. Aparte tenía que tomar fotos a la zona del proyecto y tener completa mi coartada con Vale…

Me fui al baño, Laurita se percató de eso, pero decidió seguir babeando en la cama con sus nalgas al aire… mierd… hasta en eso se parecen… me di un baño rápido sabía que, si esperaba a que Laurita despierte, entraría en la ducha y nos demoraríamos.

Al salir de la ducha, vi nuevamente las gordas y bronceadas nalgas de mi cuñadita entre las sabanas, quizás levantando un poco el trasero para que lo vea y me la clave, como hice a Vale días antes… pero no quería recordar aquello que le hice a mi novia… menos aun hacérselo de la misma manera a Laurita… seria enredarme en pensamientos culposos y no quería eso.

Solo me limite a pensar… no, no caigas, sino nunca vamos a llegar a ver ese proyecto… le di una palmada a Laurita en sus nalgas…

-        Ya dormilona… vamos… le dije, mientras me cambiaba.

-        Un ratito más…

-        Voy a traer el desayuno… tenemos que aprovechar el día… tengo que cumplir con mi trabajo también… le explique, dándole otra nalgada.

-        Esta bien… dijo resignada, acariciándose su nalga enrojecida.

Sali a buscar un lugar donde comprar algo de desayunar, galletas y refrescos era todo lo que había en la estancia de ese hotel. Tras caminar una cuadra a la redonda, no ubique ninguna tienda y las que divise aún estaban cerradas… regrese y compre lo que pude en el mismo hotel.

Al retornar a la habitación… pude ver por fin a mi cuñadita despierta… incluso ya se había bañado, veía su cabello mojado y su piel con algunas gotas de agua… sobre todo… aún permanecía desnuda… apreciándose en el espejo que cubría toda la pared frente a la cama…

No se percataba de mi presencia aun, en la terraza donde cenamos, la contemplaba embobado… mientras mi cuñadita, se miraba de frente acariciando sus caderas, su estrecha cintura y tomaba con una mano uno de sus inflados senos.

Luego se puso de lado y aprecio sus curvas resaltando, su abultado trasero y sus redondos senos… sonreía al ver sus pronunciadas formas que me traían loco… y que me iban enloqueciendo más al verla… quizás era la primera vez que Laurita se atrevía a contemplarse así en su desnudez y darse cuenta del morbo que podía inspirar…

Después siguió modelando, poniéndose de espaldas y volteando a ver sus gordas nalgas, incluso comenzó a abrírselas para ver su maltratado ano… se dio cuenta que le faltaban manos para abrir esos generosos glúteos… sonrió coquetamente y quizás orgullosa de sus atributos…

Al diablo el desayuno… el proyecto… esto es demasiado… me dije, con mi verga endurecida en mi short… Laurita recién se percató de mi presencia, se enrojeció un poco al sentirse descubierta en su vanidad, contemplándose el trasero…

-        ¿Piensas que mi trasero es muy gordo?... se atrevió a preguntar ingenuamente.

-        No… esta perfecto le dije… mientras me acercaba por detrás a abrazarla…

-        Ummm… cuñadito… no que era tarde… dijo nerviosa al sentir mi verga en sus nalgas.

-        Eso lo decido yo… putaaa… le dije golpeando su nalga.

Un temblor recorrió el cuerpo de Laurita… parecía una orden, con solo decirle puta… cambio su actitud… relajo su cuerpo y dejo que la manosee a placer…

-        ¿Soy tu puta?… repuso excitada.

-        Si… hoy serás mi puta… le dije jaloneando su cabello hacia atrás para que me oiga.

-        Quiero ser tu puta siempre… replico morbosamente.

-        Eso lo veremos… le dije.

Nuevamente la tomé del cabello mojado y esta vez la puse contra el muro revestido por ese espejo. Puse sus manos en alto, como en revisión policial… mientras mi verga escarbaba sus nalgas… hasta la que la clave salvajemente.

-        Ouuu… Uhmmm… exclamo Laurita adolorida con el rostro contra el espejo.

-        Resiste… puta… le recrimine, viendo sus piernas temblar, dándole una nalgada.

Laurita se recompuso, con su respiración jadeante empañando el espejo, los ojos desorbitados, ante lo abrupto de mi verga partiendo sus nalgas, que minutos antes apreciaba con vanidad, ahora con este acto posesivo la devolvía a su humilde lugar, era mi presa… mi puta…

-        Muévete puta… le ordene.

-        Si… si… lo que ordenes… exclamo desfalleciente.

Mi cuñadita comenzó a culearme lentamente, disfrutando cada centímetro de mi verga en sus entrañas, sacaba la lengua y se la pasaba por los labios, saboreando lo que era para ella una deliciosa tortura anal…

Pero qué diablos… esta niña vino a verme para satisfacerse y satisfacerme… decidí ir por esto último, ella tenía que satisfacerme… cada vez más le gustaba ser poseída, ese rol de sumisión… la excitaba y a mí me ponía a mil… así que…

-        Mas rápido puta… le exigí con otra nalgada.

-        Si cuñadito… lo que ordenes… replico sorprendida.

Laurita comenzó a culearme más fuerte, dejo las manos del espejo y se abrió las nalgas, mientras abría las piernas y el rostro seguía contra el espejo, en señal de sometimiento, con los ojos entrecerrados y lagrimeantes de placer… mientras sus senos rebotaban armónicamente…

-        Así… no… más fuerte puta… le recrimine.

-        Enséñame amo… me dijo completamente sometida.

-        Ahora vas a aprender… puta… le dije enajenado.

Tome sus manos y las puse en su espalda, las atrape para que me dejara someterla a voluntad… Laurita solo podía mantener el equilibrio con sus piernas abiertas y su rostro enterrado en el espejo… entonces comencé a bombearla brutalmente…

-        Ay mi ano… me lo destrozas… uhmmmm… se quejaba saboreándolo.

Se dio maña de mirar el espejo de arriba y ver como mi verga partía su nalga en 2, como su columna se contra pareciendo que se iba quebrar en su estrecha cintura… eso alimentaba mas su morbo y el mío. Incluso comenzó a lamer el espejo, donde veía mi reflejo…

-        Mi culo es tuyo… siempre será tuyo… Uhmmm… gemía excitada.

Alucinado, con sus gordas nalgas saltando en mi ingle, arremangándose con mi verga perforándola… solté sus manos y le clavé mis uñas en sus redondos glúteos… lejos de liberarse o apoyarse mejor, Laurita siguió sumisa, con sus menos detrás… soportando mis embestidas.

-        Amo… no aguanto… decía Laurita con las piernas temblando y la vagina goteando.

-        Resiste puta… dije exigente, sin embargo, yo también estaba por explotar.

Fueron unos segundos más a un ritmo bestial, cada vez chorreaba más la vagina de Laurita haciendo un pequeño charco en la alfombra… hasta que no resistí más ese fenomenal paisaje de los abultados atributos de Laurita saltando frente a mis ojos, su cálida sumisión, su voz, su expresión de morboso placer, ambos alimentados por la lujuria de ver nuestro brutal acto frente a nuestro reflejo en el espejo…

-        Uffff… que rica puta… ufff… exclame enterrándole la verga a mas no poder.

-        Ahhh uhmmmm… ufff… gimio en un pronunciado orgasmo.

Por un momento temí, que viniera el administrador, por lo sonoro del gemido… Laurita, tambaleante, apoyo las manos contra el espejo. Mientras su pecho se hinchaba buscando aire, las piernas le temblaban, parecía que caería de lado. Con lo poco que me quedaba de fuerza, la sostuve y con mi verga la presioné, para que termine de escupir dentro de ella toda su leche.

-        Ay no puedo más… ufff… Uhmmm…

Me dirigió una mano a sus senos, estaba muy acelerada, aquel imprevisto encuentro matinal la había dejado con su corazón latiendo a mil. La hice caminar un poco, mientras abría más la mampara, para que tuviera más aire…

-        Eyyy cuidado… le dije, mientras Laurita se dejó caer.

Yo preocupado de que se haya desmayado, mientras Laurita como parte del dramatismo propio de su rol de puta o de chica vejada, se dejó caer de rodillas y mamarme la verga complacida…

-        Buena puta… le decía, acariciando su cabello, mientras ella terminaba su labor.

Podía ver su sórdida sonrisa con los ojos cerrados, acariciando su pecho para acallar sus latidos, sin dejar de succionar y lamer mi verga. Una vez que estuvo más repuesta, se metió un rato a la ducha, mientras yo me deje caer en una silla exhausto.

Luego comencé a engullir algunas galletas y tomar refresco como desayuno, buscando reponer energía. Laurita salió del baño un poco tímida… cubierta con la toalla…

-        Danny… ¿crees que es normal?... me dijo, sentándose a mi lado, casi sin mirarme.

-        ¿A qué te refieres?...

A estas alturas nada era normal… empezando desde el día en que me pidió ser su primer hombre a pesar de ser el novio de su hermana, o desde que la desvirgue en mi depa, hasta este último salvaje encuentro, en que casi le reviento el ano…

-        A que me gusta que me trates así… dijo en voz baja.

-        ¿Cómo puta?... dije sin pensar, ya que parece que ella no se atrevía a decirlo.

-        Bueno… si… a veces siento como si me estuvieras violando…

-        Ok… quizás exageramos un poco… dije excusándome.

-        No, no… está bien… me gusta… dijo sonrojándose.

Parte de haber disfrutado de eso al máximo, era la sorpresa, la sumisión… quebrar un poco su ego vanidoso mientras se contemplaba al espejo, para luego tratarla como una cualquiera… tratada como una perra perforada por el ano contra la cama la noche anterior o como una puta contra el espejo, viendo morbosamente como la sometían.

Debía entender que seguramente en la idealización fantasiosa de una chica de campo, quizás visualizaba el amor o los encuentros sexuales de otra manera… la podía ser chocante pasar de lo que vio en algunas películas románticas… versus el retorcido placer en que lo hacíamos…

-        Mientras lo disfrutemos mutuamente… no creo que haya problemas… dije, luego un poco oyendo a mi conciencia, le dije… si en algún momento sientes que me sobrepaso, me dices para no tratarte tan duro…

-        Esta bien… pero no creo que te diga nada… repuso tímidamente.

-        ¿Por qué?... dije pensando que quizás por mi estatura y contextura le daba miedo rechazarme.

-        Porque me encanta… que me trates así… me excita mucho… dijo sonrojándose, nuevamente se avergonzó y volvió a preguntar… ¿es normal?...

-        Mira… no sé qué sea normal o no entre parejas… cada quien disfruta la intimidad de diferentes maneras… quizás algunos sean más extremistas que nosotros…

-        ¿Mas aun?... dijo entre sorprendida y curiosa.

-        Si… pero no te sientas mal… si lo disfrutas en confianza con alguien… queda entre ambos… dije calmándola.

Si quería ser mi puta o mi perra, lo disfrutábamos sin hacer daño a nadie y nadie se enteraba ¿Cuál era el problema?... lo sé, lo se… aparte de Vale obviamente a la que si haríamos daño si se enteraba… y Vale si me haría daño a mi… sentimental y físicamente…

Alguna vez que me coqueteo una vendedora en un centro comercial, Vale me sonrío tiernamente mientras ofrecía cortarme las bolas si alguna vez le era infiel… con aquella pinta de amazona que tenía mi novia, no dude de su amenaza… si eso me dijo en un coqueteo, no me imaginaba lo que me haría si descubría que le había destrozado el ano a su hermanita…

Volviendo al relato, quise entender que, para Laurita, sentirse una puta o ser tratada como perra, no estaba en su esquema mental de algo normal. Fuimos pasando de encuentros pasionales a sexo cada vez más salvaje, pero fue algo que se fue dando y fue disfrutando… quizás fue diferente ahora que pudo ver sus reacciones en nuestro reflejo en el espejo.

Me imagino que mi cuñadita tenía una conciencia igual de jodida que la mía. Quizás ella acallaba su conciencia, como yo la mía. Total, siempre la dejaba en su pueblo y me iba, no sabía el mundo que se hacía luego en su cabecita. Ahora lo veía, mientras uno más pasa tiempo con alguien, más salen sus demonios y sus miedos a relucir…

-        Si, me sorprende que… siempre te pido más… dijo reflexiva, mirándome más tranquila y comiendo de mejor ánimo, si iba ser puta, sería una puta feliz al menos en ese viaje.

-        Bueno… come algo… debemos avanzar… dije, acariciando su rostro y la vi sonreír.

No quería ahondar en esos temas, debía seguir mi propio concejo y avanzar. El problema era cada vez más… ¿hacia dónde?… el amor seguro con Vale o lo incierto y prohibido con Laurita…

Continuara…