Mi cuñadita Laurita (23)

Visita inesperada

Después de avisar a mis padres y tener el apoyo del viejo militar, más o menos con las cosas encausadas, nos atrevimos a informarle a mi suegra, y ya por defecto a Laurita se enteraría. Bueno sabíamos en nuestro último encuentro que era cuestión de tiempo que eso pasase, mi boda, sin embargo, ahora era un hecho más tangible y pronto de realizar.

Tras unos días recibí la llamada tímida de Laurita.

-        ¿Ya se van a casar? ¿Por qué tan rápido?...

-        Bueno… es que recibimos ayuda de unos amigos, encontramos un lugar para la ceremonia y quien nos case…

-        ¿Ya no vas a venir?…

-        Mi proyecto allá termino… tendría que haber otro para que vuelva.

-        Está bien… dijo triste, luego colgó.

Me partió un poco el corazón, oír a mi cuñadita así desanimada… pero ¿Qué podía hacer?... la última vez que viajé, entendimos que era la despedida… tenía que continuar con mi vida… era tiempo de avanzar y dejar de posponer las cosas… lo de Laurita era un enamoramiento pasajero, quizás como lo tuve con mi prima Anita.

Además, por lo que había oído de Vale, que le conto mi suegra, parecía que Kevin estaba comenzando a cortejar a Laurita, la llevaba algunas veces después del trabajo a su casa. Después del proyecto Laurita continúo trabajando en esa empresa, pero en otros proyectos. Me alegraba por ella y deseaba que también haga su vida, Kevin parecía una buena persona.

Pues bien, pasaron las semanas haciendo los preparativos… eligiendo la decoración, las invitaciones, el banquete, la torta, los presentes para los invitados, etc., etc. Así, sin querer había pasado un mes… y quedaban pocas menos de 2 semanas para la boda.

Ya teníamos todo encaminado… hasta que un viernes por la tarde, casi noche…

-        ¿No vas a venir?… me dijo nuevamente Laurita al teléfono.

-        Laurita… ya te dije que no es posible… me excuse.

-        ¿Y si yo fuera? ¿me irías a ver?... pregunto insistente.

-        No se… bueno si… le dije para calmarla, después de todo no me costaba nada decirlo.

-        Entonces ven… me dijo.

-        ¿A dónde?... pregunte.

-        Estoy en el aeropuerto… repuso.

-        ¿Cuál aeropuerto?... pregunte confundido.

-        El de tu ciudad… acabo de llegar… me dijo.

-        ¿Cómo?... dije perplejo.

Mierd… esta niña se había escapado de su madre y su ciudad para venir a verme…

-        ¿Estas bromeando?... le pregunte.

-        No… espera te mando una foto… me dijo.

A la put… madr… era cierto… había venido a verme, y por lo que entendía, no lo sabían ni su madre ni Vale… había venido en secreto, no se bajó que pretexto… luego me enteraría… pero ahora como mierd… hago para desaparecerme del depa en el que vivía con Vale.

-        Bueno… dame una hora y paso por ti…

-        Está bien… te espero… me dijo más animada.

Caraj… ¿ahora que me invento? ¿Qué le digo a Vale?... me voy a desaparecer unas horas a romperle el culo a tu hermanita y regreso… o quizás unos días, incluyendo sábado y domingo… como para que no se olvide de mi y yo de Laurita.

Recordé que había un proyecto por empezar al sur de la ciudad, en otra provincia, en realidad quizás me tocaría viajar muy cerca de la boda o después de la Luna de miel, para hacer el reconocimiento de la zona… qué diablos…

Bueno, entonces… adelanto el viaje, así me caso y me voy de luna de miel tranquilo… de paso que me doy mi despedida de soltero con mi cuñadita… como entenderán… cuando uno está cachondo se inventa cualquier cosa.

Vale aun no llegaba al depa, así que me puse a alistar una maleta para un viaje corto, de un par de días… como dijo el viejo militar… si vas a hacer las cosas, hazlas bien… si quería despedirme de mi cuñadita… lo haría como para que me recuerde siempre.

-        Hola amor… tengo que viajar de urgencia… le dije.

-        ¿En serio?... justo estoy saliendo para ir al depa… me decía aun en su trabajo.

-        Si… te acuerdas el proyecto que te comenté en el sur…

-        Bueno… si, algo… me dijo pensativa.

-        Lo adelantaron… bueno creo que es mejor…

-        ¿Por qué?...

-        Si viajo ahora… tendré más libre para la boda y luna de miel, no voy a estar tan apretado en el trabajo… me justifique cínicamente.

-        Cierto amor… claro… ve nomas… dijo hasta aliviada.

-        Lo siento… a veces pasan estas cosas… repuse para hacer más creíble la idea.

-        No te preocupes… yo me encargo de definir los detalles que falten para la boda, cualquier cosa te escribo… me dijo.

-        Si, Vale, sobre colores y detalles yo no opino mucho… quiero que la boda sea a tu gusto… le dije.

-        Gracias amor…

Maldito infeliz, mentiroso de mierd… me decía mi conciencia… yo me justificaba contestándole… espera que la veas y vas a ver cómo te quedas calladito… más aun, cuando la veas sin ropa, te harás de la vista gorda… así que calladito nomas.

Sali presuroso al aeropuerto… ¿ya cuantos habrán querido abordar a mi cuñadita?, pensé. Y si fue cierto, al llegar parecía haber un turista que intentaba hacerle la conversación en su masticado español… a todas luces un gringo mañoso que quedó prendado del bronceado y las formas de mi cuñadita.

-        Lo siento… llego mi novio… le dijo y lo dejo con la palabra en la boca.

Vino rápidamente y me dio un beso casi saltando encima mío. Traía un vestido oscuro y corto, con un pequeño escote y entallado en la cintura, su trasero levantaba la falda por detrás y era una delicia... me dieron ganas de apretarle las nalgas, pero estábamos entre la gente.

-        Demoraste… creo que es el segundo o tercero que se me acerca… me reprocho.

-        Solo 2 o 3… le dije bromeando.

-        Bueno… el resto solo me miraba… repuso coqueta.

-        Vámonos… le dije.

-        ¿A dónde?... acabo de llegar… me dijo.

-        Ya verás… repuse

A estas alturas a poco de la boda, temía que algún amigo o familiar me viera en el aeropuerto recogiendo a esa joven tentación. Subimos a mi camioneta y nos enrumbamos por la carretera al sur, a decir verdad, en el camino pasaríamos cerca al depa.

-        ¿Me llevas al depa? ¿en serio?... dijo desanimada.

-        No… nos vamos al sur…

-        ¿Para qué?...

-        Debo ver un proyecto… y de paso… le dije, mirando sus carnosas formas de manera sugerente.

-        Ah… ya entendí… nuevamente seré tu compañera de viaje y algo más… sonrió Laurita.

Era cierto, las ultimas veces con Laurita nos habíamos embarcado en viajes cortos para buscar el terreno de su hermana, luego la iglesia. Esta vez serian 2 días solos… había que aprovecharlos al máximo… pensé que, ya que no les había dicho a mis amigos de mi boda, y no quería una despedida de soltero… quizás mi cuñadita seria mi mejor despedida de mi soltería.

En el camino me conto que le dijo a su madre que había salido a ver un proyecto de la empresa en una ciudad cercana… diablos, ambos teníamos el mismo pretexto… ojalá mi suegra y Vale no sospechen… pero ya estábamos sobre la marcha, ya no se podía hacer nada.

En el viaje mientras conversábamos, me daba el gusto de acariciar sus piernas desnudas, incluso de subir mis dedos hasta su ingle, y ya casi hurgando por entrar en su pubis, mientras ella se ponía nerviosa… intentando distraerse mirando por la ventana, a veces se sobresaltaba.

-        Yaaa… no seas desesperado cuñadito, espera que lleguemos… no te distraigas, no vayas a chocar… me reprochaba graciosamente.

Viendo que el viaje iba ser largo, y que la ansiedad me acechaba con mi tentación al lado, aparte del cansancio propio del imprevisto de la visita sorpresa de mi cuñadita. Decidí mejor parar en el camino, buscar un hotel y descansar, Laurita también se veía cansada por el trajín del viaje… así que dormiríamos y al día siguiente retomaríamos lo que falté del viaje.

Justo alguna vez, de visita a una playa del sur, había visto con Vale un hotel en un acantilado, al pie del mar. Siempre pensamos que sería un buen lugar para quedarse un fin de semana, pero con los ajetreos del trabajo, su familia, etc., nunca nos dimos un tiempo de ir.

Me sentía mal por pasar la noche en aquel lugar con mi cuñadita… pero me justifique pensando, que era una prueba, a ver si el lugar era tan bueno como creíamos. Encontramos una habitación con una linda vista al mar… que reflejaba a una tímida luna que se escondía entre las nubes.

Ni bien el conserje nos dejó en la habitación… volteé rápidamente y comencé a besar a Laurita, que también me esperaba ansiosa…

-        Ay… cuñadito… uhmm… se ve que me tenías ganas… me decía entre jadeos, feliz.

-        Extrañaba tu culito… le dije morbosamente, mientras masajeaba sus nalgas.

-        ¿Solo mi culito?… pregunto sin dejar de besarme.

-        Todo… extrañaba tu entrega… respondí intentando que no decaiga el momento.

-        Te gusta que sea tu perra… me dijo lujuriosa, sonriendo.

-        Me encanta… respondí.

No solo me excitaban sus bronceados atributos, el hecho de lo prohibido por ser mi cuñada, también su juventud, su vocecita de niña… su sumisión, su fascinación conmigo, que la hacia venir hasta mi ciudad a verme.

Pase mis manos debajo de su falda y le fui bajando la ropa interior, con su ayuda, mientras ella dirigía mis dedos a sus nalgas para que las masajee, para que las apriete y termine de volverla loca. Luego la subí rápidamente sobre un pequeño mueble o quizás una pequeña refrigeradora, mientras dejaba caer mi pantalón.

-        Ayyy… siii… me la metiste… Uhmmm…. exclamo sorprendida arañándome la espalda.

Sin esperar mucho, se la ensarte rápidamente por su vagina que andaba lubricada creo que ya desde la camioneta, producto de mis caricias. La bombeaba desesperado, mientras mi cuñadita también apurada, buscaba que acomodarse mejor… sin saber que hacer, abrazarme, besarme, apresarme con sus piernas.

-        Te extrañeee… me gusta tener tu verga llenándome… me decía emocionada.

-        Me encanta tu estrecha vagina… le dije excitado.

Cada que la cogía, parecía como si la desvirgara, su cavidad vaginal se iba abriendo de a pocos, dejándome entrar, pero apresándome como si fuera la primera vez que un intruso se atrevía a explorarla.

-        ¿Me lo vas a hacer siempre?... Uhmmm… preguntaba entre gemidos, recordando aquella promesa en la cascada.

-        Si… siempre… dije presa del momento, un hombre cachondo ofrece lo que sea.

-        Ohhhh… siii… siii… Uhmmm…. siempre…. Uhmm….

Esa ultima lujuriosa declaración, la excito hasta hacerla llegar… temblando entre mis dedos que jaloneaban sus nalgas y sus senos, en una posición incómoda. Laurita casi se acalambra por aquel repentino orgasmo.

-        Parece que tú también me tenías muchas ganas… le dije riendo, mientras Laurita no dejaba de besarme con su lengua agradecida.

-        Uyyyy siii…. Que rico… lo necesitaba… me dijo relajándose.

Tenia que entender que mi cuñadita también había pasado sus momentos de estrés, después de la noticia de mi casamiento. Su amante se casaba, quizás su primer amor, aquel que la desvirgo… si el canalla que les escribe…

-        Quiero que me hagas… tu perra de nuevo… me dijo con carita triste y voz inocente.

Mi verga se hincho a mas no poder en su estrecha vagina, casi queriendo levantarla por la excitación ante aquel pedido, mi cuñadita se estremeció al sentir ese movimiento, casi salta de su lugar….

-        Si… si… tenla así durita para mi culito… dijo mordiéndose un labio.

-        Como gustes… perra… le dije en tono autoritario.

Vi como le brillaron los ojos y la piel se le erizo, solo con saber que seria nuevamente vejada como una perra… tomo mi mano cariñosamente, la dirigió a su rostro para que la acaricie, me beso y luego llevo mi mano a sus cabellos… para que los jalonee y la someta.

-        Dime como me quieres… llévame… trátame como tu perra… o como tu puta…. Como desees… me dijo servil.

La tome del cabello y la jalonee hasta el borde de la cama… Laurita con sonrisa sórdida me dejaba llevarla, incluso por momentos se oponía para que la fuerce. La empuje, sin ser tan brusco, ella se dejó caer de rodillas al pie de la cama, boca abajo… apoyando su abdomen y senos en el colchón… mientras ansiosa iba abriendo las piernas y las nalgas con sus manos.

-        Metemelaaa… por favorrr… rogaba preparándose para el impacto.

Me mostraba su ansioso ano palpitante, su culo en forma de corazón invertido, con sus redondas nalgas abiertas, su pequeña cintura… y su cuerpo arqueado para que disfrute de ese hermoso paisaje…

-        ¿Qué esperas?.... ohhhh auuuu…. Siii…. Auuu… exclamo sorprendida.

La enganche salvajemente por su ano, que también parecía achicarse por la falta de continuidad en su entrenamiento anal. Laurita por el impacto soltó sus nalgas y apretó las sabanas y el colchón para resistir aquella violenta incursión en su esfínter.

-        Me reventaste el culo otra vez…. Uhmmm…. ouuu… gimoteo, adolorida, pero sin resistirse a ese suplicio que vino a buscar desde tan lejos.

Su ano enrojecido, palpitaba en mi verga… esta vez yo tomaba sus nalgas para hacerme espacio y comencé a taladrarla, como le gustaba, para evitar que decayera su excitación. Mi verga también lucia enrojecida por lo brusco de aquella penetración.

-        Ayyy…. Cuñadito… me encanta ser tu perra… me decía lujuriosa.

No me había percatado, por la premura de poseer a Laurita, que aquella habitación tenia convenientemente espejos en una pared lateral y en el techo… era un refugio propicio para amantes… Laurita se percató de ello, recién unos instantes después…

-        Que rico rebota mi culo en tu verga… Uhmmm… dijo sorprendida.

Veía como sus nalgas temblaban con mi ingle con cada incursión de mi verga en su ano. Otra vez, Laurita tomo con una mano una de sus nalgas para abrirla y permitirme clavarla hasta el fondo. Volteo a verme de manera embobada, y ahí se percató del espejo en el techo…

-        ¿Todo eso es mío?... dijo absorta, viendo como su gran culo se abría con mi verga.

-        No… ahora es mío… le dije, dándole una palmada en su nalga libre.

-        Siii… siii… cuñadito… todo tuyo… pártelo… reviéntalo… hazme lo que quieras… repetía febril.

Ante su morbo y sumisión, la jalonee nuevamente del cabello, para cabalgarla mientras su espalda se contraía… sus piernas estampadas contra la cama y su vientre resistiendo contra el colchón… pero no era suficiente…

-        Al suelo… como perra… le ordene, jaloneándola del cabello.

-        Si… siii… como tu perra… repitió sumisa.

Laurita, exagerando, quizás haciendo un poco de teatro, en su morbo… se dejo caer al suelo, con el rostro enterrado en la alfombra. Mientras abría las piernas, se pasaba las manos por detrás, para abrirse las nalgas nuevamente y permitirme someterla.

-        Ahhh… siii… siii… exclamo al sentirse enganchada nuevamente.

En nuestro delirio, disfrutábamos de aquella salvaje experiencia. La volví a clavar desde arriba casi en diagonal.

-        Me vas a meter las bolas… Uhmmm… dijo en tono casi de queja, mientras mi verga se atornillaba más en su ano.

Me di maña para con una mano juguetear con su vagina hasta tantear su clítoris, mientras en esa extraña posición, mi verga la penetraba. Laurita se estremecía, y comenzaba a gotear su vagina de placer. Mi cuñadita con el culo abierto y levantado al máximo me recibía complacida.

-        Siii… como perra… Uhmmm… gemía alucinada.

Hasta que no pude contener el equilibro y mi pie termino en la cabeza de Laurita, ella sumisa se dejo pisar, mientras miraba por el espejo como mi verga se retorcía en su ano y la llenaba tanto como quería. Luego mi pie se apoyo mejor en el suelo… Laurita febril, de placer se acomodó y fue acercándose a mi dedo gordo del pie y succionándolo como si se tratara de una verga.

-        Mierd… ufff… ufff…

Ese cosquilleo de su lengua en mi dedo, o ver como fogosamente lo succionaba como si fuera mi verga, aunado con la dulce fricción con su dilatado ano… que hizo explotar mi verga en su ano. Mientras al mismo tiempo, Laurita se retorcía enloquecida, casi mordiendo mi pie…

-        Ohhh… ufff… que rico es ser tu perra… exclamo arañando la alfombra.

Mi verga seguía escupiendo leche… asombrosamente tras unos segundos… veía a Laurita respirar a duras penas. La desenganche, y ella se mantuvo con su trasero levantado, mirándose embobada en el espejo de lado, mientras terminaba de disfrutar aquel brutal orgasmo.

Me arrodille a su lado acariciando sus nalgas, mientras, cual fuente, su ano comenzaba a expulsar mi blanquecina leche. Mi cuñadita se arrastró, jadeante y casi sin aire, se engullo de manera agradecida mi verga.

Una vez que dejo mi verga limpia, incluso sacando algunas gotas mas de leche, que engullo de buena gana… nuevamente se dejo caer en el suelo alfombrado. De la misma manera me deje caer a su lado. Laurita me miraba risueña y complacida.

-        Estamos locos… dijo apegándose a mí.

-        Tu más…

-        ¿Por qué?... pregunto curiosa.

-        Tu viniste… le dije sonriendo.

-        Si… lo necesitaba… me dijo abrazándome, luego dudo… ¿no querías que viniera?...

-        Fue una linda sorpresa… dije besándola en la frente.

Permanecimos en el suelo unos instantes, buscando en el techo respuestas… o simplemente apreciando nuestra entrelazada desnudez….

Continuara…