Mi cuñadita Laurita (18)

El gato triste

La ceremonia de graduación continuo con baile, tragos y demás. Saque a Vale a bailar, para ir practicando, en caso de que continuemos el compromiso y la boda. Ya en mi felicidad, por la graduación y haber arreglado las cosas con mi cuñadita, aproveche en sacar a bailar a mi suegra también, a ver si le caía en gracia y al fin dejaba de tenerme tan vigilado

Entre baile y baile pude conocer al supuesto noviecillo de Laurita, se la paso bailando con ella buen rato, se me hizo raro, porque tenía algunas actitudes poco un varoniles…

-        ¿Es su novio o su amiga?... me atreví a bromear con Vale.

-        No seas malo, quizás es uno de esos chicos que creció rodeado de mujeres y tiene algunas maneras femeninas… me dijo Vale justificándolo.

-        Si, debe ser… respondí intentando lucir convencido.

Mejor que Vale siga creyendo que es su novio, me dije… así, si surgía cualquier otra duda sobre la pureza de mi cuñadita, ya podrían mirar hacia esa dirección… pensé prácticamente.

Luego, a insistencia de Vale, me toco bailar con Laurita, que nuevamente se puso nerviosa por nuestra cercanía. Para intentar relajar el ambiente, le conté mi percepción de su noviecillo. Laurita me confeso que tenía un acuerdo con ese chico: él le ayudaba a estudiar y ella pretendía ser su novia frente a su familia. De alguna manera Laurita era la “pantalla” de ese chico.

La familia del chico era muy conservadora, quizás ya habían notado sus maneras algo femeninas y bueno, que mi cuñadita aparezca como su novia, era un alivio para ellos, y para el también, porque so pretexto de salir con Laurita, seguro iba a encontrarse con alguien más de su preferencia sexual.

-        Te pusiste celoso… me dijo burlonamente.

-        Buenooo… un poco… le dije, en realidad era tragicómico.

Estuvimos de mejor humor el resto de la noche, quizás los tragos y la felicidad del momento. Quizás fuimos una de las ultimas familias en retirarse. A la hora de irnos, en el camino hacia la camioneta, Vale iba adelante abrazando a su mama, Laurita y yo íbamos detrás.

Aproveche esto para jugarle unas ultimas bromas a mi cuñadita… primero le agarre una nalga… Laurita casi salta de la sorpresa por lo repentino del apretón, luego se sonrió y me dio un gracioso palmazo de reproche en el hombro...

Siendo el camino largo, le di otro apretón a sus gordas nalgas, que ya ni se inmuto, más bien me hizo una seña para que me acerque a decirme algo al oído… lo que aprovecho para dar un beso corto… esta vez el sorprendido fui yo, ante las risitas de ella… ya en mi afán revanchista, se me ocurrió devolverle el juego de otra manera.

Puse mi mano entre sus 2 nalgas y mi dedo medio pugno por meterse entre sus abultadas nalgas, algo similar a lo que hice durante la foto. Esta vez sí mi cuñadita, perdió el equilibrio, casi se cae... tuve que sostenerla, entre risas.

-        ¿Qué paso?... pregunto Vale preocupada.

-        Ah… nada… casi, me caigo… no estoy acostumbrada a caminar en zapatos altos... se excusó riendo Laurita.

-        Ay… Danny… abraza a mi hermana… no se vaya a torcer el tobillo… me recrimino Vale.

Con el visto bueno de mi novia, tome de la cintura a mi cuñada, bajo el pretexto de guiarla para que no tropiece. Sentí un temblorcillo en su cuerpo, luego con más confianza ella también puso su mano en mi cintura y su cabeza en mi hombro y caminamos así, una que otra mirada amorosa me dio Laurita… hasta llegar al auto…

En el camino de regreso, curiosamente Vale le cedió el asiento de adelante a Laurita, mientras ella fue atrás a dormir con su madre, estaban exhaustas. En el viaje a su casa, mi cuñadita se dio maña de tomar una de mis manos y acariciarlas… creo que era su muestra de afecto, robarme un beso hubiera sido muy peligroso y lo sabía.

Regresamos y dormimos como troncos… al día siguiente, después del desayuno… soltamos la noticia de nuestro compromiso… mi suegra lloro de alegría, ahora que veía a sus dos hijas encaminadas para bien. Incluso bromeo, que de haberlo sabido antes… me hubiera dejado dormir con Vale… vieja bruja…

Aun teníamos tiempo hasta que el vuelo saliera. Mi suegra animada nos dijo que nos iba a preparar un super almuerzo para celebrar… yo quise invitarlas a comer a algún restaurante… pero ella insistió… y al final me fue bien su decisión…

Vale me dijo que quería terminar algunos papeleos con la empresa que les vendió el terreno y ¿por qué no?… ver la posibilidad de ver otros terrenos que tuvieran. Me ofrecí a llevarlas… pero…

-        No Danny… ayer bebiste mucho… aun veo tu cara de resaca… cada vez el trago te sienta peor… dijo mi novia conociéndome.

-        Bueno… es cierto… dije entre resignado y alegre por dentro.

Aparte veía que Vale quería seguir practicando manejar en esa ciudad, donde no había mucho tránsito y podía conducir tranquila.

-        Voy con ustedes… dijo Laurita, quizás queriendo escapar de mí.

-        Uy Laurita, vamos a demorar hasta que te cambies… dijo Vale abrumada.

En parte era cierto, mi cuñadita era un poco vanidosa y le gustaba arreglarse bien para salir, aunque Laurita no estaba mal… tenía un short de tela oscuro, que casi era una malla y una blusa pequeña… que eran más sus mudas caseras.

-        No hijita… descansa… te lo mereces… dijo mi suegra sorprendentemente.

Ahora que estaba comprometido con su otra hija, mi suegrita quizás confiaba más en mí... aparte Vale ya me había dejado varias veces en el depa con su hermana, así que no le parecía sospechoso que nos quedemos juntos un rato.

Salimos a la puerta a despedirlas, nuevamente aproveche que mi cuñadita me tapaba parcialmente el brazo, y para recordarle nuestro secreto del día anterior, nuevamente estruje sus nalgas… parecía que ella lo esperaba, porque ni se inmuto… o se habría vuelto insensible.

Una vez que la camioneta arranco, le hundí un dedo para que reaccione… ahora si salto…

-        Ayyy… que molestoso eres… me reprendió graciosamente con unos palmazos.

-        Como dijiste ayer… siempre nos dejan solos… por algo será… repuse viéndolas irse.

Luego ingresamos a la sala, y estuvimos en el sofá, entre mimos cariñosos y besos. En mucho tiempo teníamos un rato a solas, no había desesperación por tener sexo rápidamente, sabíamos que demorarían.

-        Cuñadito… ahora que te cases… todo va ser más complicado… me dijo seria.

-        Pero por mientras… hay que disfrutar el momento… repuse, no quería malograr la magia del momento.

-        Ya deberíamos dejar de hacer estas cosas… me dijo.

-        Bueno… que sea la última vez… le dije, en una mentira que hasta yo me creí.

-        Si… que sea la última… me dijo juguetona, creo que ella tampoco se lo creía.

Luego me conto, que desde que me fui aquella vez… su gato había estado muy triste, que había desaparecido varias veces. Me parecía que mi cuñadita no quería decirlo directamente, pero era ella la que a su manera me decía que me extrañaba. No quería entrar en conversaciones tristes en los pocos momentos que teníamos juntos… así que se me ocurrió algo para animarla….

-        A todo esto… dije pensativo.

-        ¿Qué cosa?... pregunto curiosa.

-        Siempre lo hemos hecho a mi manera… no hay algo que te gusté a ti… no se alguna fantasía que tengas… le dije, tratando de ser más democrático.

-        Pues… me dijo dudando de decirme.

-        Dime… con confianza… la persuadí.

-        Bueno… no se… me gusto aquella vez que me viste los senos por primera vez… me dijo algo avergonzada.

-        Sí, lo recuerdo perfectamente… dije saboreando ese momento.

-        ¿Recuerdas que usaba?... me pregunto.

-        Si estabas lavando tu blusa escolar… solo traías la falda… recordé y se me paro.

-        Pues… no se… me hubiera gustado que me lo hicieras en ese entonces… repuso con algo de nostalgia.

Vaya parece que igual que yo, Laurita ya desde entonces habría deseado tener intimidad conmigo. Lo mejor de todo es que aquella imagen despertaba el morbo por todos lados… mi cuñadita en sus redondas formas, vestida de colegiala…

-        ¿Y aun tienes ese uniforme?… pregunte con el morbo que me invadía.

-        Creo que si… en el almacén… me dijo también animosa.

-        Pues vamos… dije.

Su almacén era un cuarto hecho al fondo de la casa, con materiales que sobraron de la construcción, era una habitación temporal, hechiza de madera en las paredes y calamina en el techo. Ahí guardaban cosas que aún no habían podido organizar o que planeaban votar.

Parecía que hasta el cielo presagiaba que mi cuñadita lloraría de placer, comenzó a llover a cantaros mientras ingresábamos al almacén. Mi cuñadita busco en un viejo armario, hasta que al fin dio con aquella prenda escolar.

Se lo puso presurosa… el morbo también comenzó a invadirla. Batallo un poco para ponerse la blusa, sus senos habían crecido, así que desbordaban y no podía abotonarse, al final lo dejo como un sugerente escote, cosa que agradecí. Así mismo, su falda escocesa se vio levantada por sus nalgas que ahora eran más grandes, si antes le quedaban en la rodilla, ahora era un mini.

-        ¿Te gusta?... me dijo coqueta, dando una vuelta sin dejar de verme.

-        Estas fabulosa… le dije, con mi verga que ya no podía contener mi short.

Me acerqué y comencé a besarla con pasión, ella me devolvía los besos con lengua… mientras la lluvia rebotaba en el techo de calamina. Todo parecía confabular para nuestra suerte, parecía que dos fantasías estaban a punto de cumplirse… pero…

-        ¿Qué fue eso?... dije alarmado, ante un estruendo en el techo.

¿Mi suegra cayó del cielo? ¿Vale me mando un trueno?... nos miramos, aterrados, por el ruido de la lluvia, quizás no habíamos oído regresar a mi suegra y Vale… luego Laurita respiro más aliviada… recordó ese sonido.

-        Ayyy nooo… es mi gato… Pelusa… siempre hace eso… me dijo risueña.

-        Ufff… un día ese gato me va matar de un susto… dije reponiéndome.

-        ¿Ves?... te dije que te extrañaba… ya apareció… ya no va estar triste… dijo alegre como una niña.

-        Bueno… bien por el… dije intentando ve el lado positivo.

-        ¿En que estábamos?... repuso Laurita, intentando retomar lo que el gato interrumpió.

No me hice esperar, volví a besarla y le estrujé las nalgas por debajo de la falda escolar, sintiendo sus senos apretar mi pecho… luego Laurita se detuvo pensativa…

-        Te puedo pedir algo… me dijo un poco apenada.

-        Si ¿dime?... pregunte curioso.

-        Es que… me gustaría… no… se… recrear la escena de ese día… repuso avergonzada.

-        Claro… no ha problema… le dije, si eso incrementaba su morbo.

No sé, tal vez en la mente de mi cuñadita, era recrear todo antes de que saliera de su inocencia, quizás cuando se fijó en mí como un hombre, antes que como el novio de su hermana.

Sali del almacén, mientras Laurita de quitaba la blusa y brassiere, dejando al aire sus grandes senos. Toque la puerta, mientras veía como Laurita se hacia la desentendida, distraída como aquel día… tras otro golpe, solo oi decir: Pasa… y me acerque… Laurita volteo con su expresión inocente y sus jugosos senos al aire.

Intente replicar mi expresión de asombro al verla así, solo con la falda escolar y sonriéndome, esta vez si no me di vuelta ni intente menguar mi erección. Mi cuñadita me dio el encuentro y se abrazó de mi cuello, llenándome de besos, mientras la tomaba por la cintura y nuevamente mis manos bajaban a acariciar su gordo trasero.

-        Uhmmm… siii… asiii… debió ser… Uhmmm… exclamo extasiada en mi oído.

En esa habitación no había muchos lugares en los que acomodarse para tener un encuentro furtivo. Solo logre ver apoyado en una pared un viejo colchón pequeño, el cual empuje y cayo al piso. Laurita entendió mi idea y de a pocos, sin dejar de besarme, nos fuimos arrodillando.

-        Es tu fantasía… ¿Cómo te gustaría?...

-        Primero como en la laguna… dijo romántica.

-        ¿y luego?...

-        Como una perra… confeso entusiasmada

Ni que decir, nos ubicamos lentamente en posición del misionero, mientras ella levantaba una pierna para apresar mi cadera. Mi mano a su vez pasaba por debajo de sus nalgas. Nuestros labios se besaban tiernamente, por momentos con lengua y con lengua.

Introduje mi verga en su húmeda vagina y Laurita se retorció entre mis brazos, sus senos y sobre todo sus pezones, se hundían en mi pecho. Sus dedos arañaron mi espalda, mientras yo iba ingresando y saliendo de su joven cuerpo.

-        Ayyy… siii cuñadito…. sé que no debo… pero me encanta… me susurraba.

Le besaba el cuello y se erizaba su piel, mi cuñadita lo disfrutaba con los ojos entrecerrados, a veces escondía su rostro en mi hombro, la oía gemir de placer en mi oído. En un momento de placer me llego casi a morder entre el cuello y el hombro…

Creí que eso ya estaba escalando como la aquella vez en la laguna, en un encuentro amoroso, que luego nos confundió a ambos. Así que intenté salirme para pasar a la segunda posición que me pidió. Sin embargo, su pierna no me dejo salir…

-        Nooo… un ratito más… Uhmmm…. me suplico.

Yo estaba al borde del colapso, me estaba excitando demasiado su entrega, verla así en trance, mordiéndose los labios para no gritar… con su pierna apresándome y rogándome más… sin embargo….

-        Ahhh… gato de mierd… aullé yo.

Quizás el gato pensando defender su ama, salto sobre mi espalda, clavando sus uñas… esto hizo que me clave a mi cuñadita con fuerza, luego que la abrace para soportar los arañazos del felino… este accionar en vez asustar a Laurita, la hizo contraerse a su vez…

-        Ohhh… nooo… Uhmmm… exclamo sorprendida.

Al parecer mi cuñadita estaba al borde del clímax, al igual que yo, por eso no deseaba que me despegara. La diferencia fue que a mi el gato me saco de mi morbo, mientras que mis violentas reacciones empujaron a Laurita a un placentero e impensado orgasmo.

-        Ay… no puede ser… ¿estás bien?... preguntó Laurita reaccionando.

-        Si… solo un par de arañones del gato triste… repuso sarcásticamente.

-        Ay pobre… Pelusa fuera de aquí… le regaño mi cuñadita y el gato salió.

Estuve un rato adolorido… mientras Laurita me confortaba con caricias y besos.

-        Sabes que te va confortar… dijo intrigante.

-        ¿Qué?... dije a la defensiva, pensé que le quería echar alcohol o algo a las heridas.

-        Ven… me dijo.

Mientras Laurita adoptaba la segunda posición de su petición… como una perra…

-        Uhhhmmm… ouuu… exclamo sorprendida.

No le di tiempo a que se acomode bien, y le ensarte mi verga violentamente por el ano. La lluvia había pasado y se sentía cierto bochorno, estaba empezando a sudar, lo que se metía en los arañones en mi espalda y cuello del gato, sumados a los de Laurita. Ese ardor me hizo actuar impulsivamente, sin embargo, Laurita lo soporto, casi erizándose como gata.

-        Ayyy… cuñaditooo… mas despacio… que me partes… se quejaba.

Pensé que al menos Laurita ya había disfrutado de un placentero orgasmo a su manera, ahora me tocaba a mí. Me sentí embobado por su gran culo abriéndose ante mis ojos, con aquella falda escolar saltando y dejando a relucir sus formas, mientras los tirantes del vestido intentaban vanamente contener sus senos en forma de globos.

-        Ohhh siii…. Siii… rómpeme el culo asiii… se atrevió a pedir excitada mi cuñadita.

Entre la maraña de cabellos, Laurita pudo percatarse de un espejo roto que yacía en una esquina de la habitación. Al verlo recordó todo el morbo que le causo que le destroce su culito en mi oficina. Mi cuñadita que estaba en 4 patas, comenzaba a gozar viendo sus senos rebotar y su cara complacida.

-        Ayyy… cuñadito… haces saltar mis tetas… dijo lujuriosa viéndose.

-        Si tienes unas tetas enormes… pero tu culo es mas rico aun… repuse morbosamente.

Ella volteo complacida por el halago, me vio como fieramente castigaba su gordo trasero… luego nuevamente volteo al espejo y de a pocos se fue inclinando, hasta tener su mentón en el piso y apoyarse con las manos al frente, incluso dándose maña de ubicar mejor el espejo. En esa posición pudo ver como por encima de su cabeza se dibujaba su enorme trasero en forma de corazón que rebotaba en mi ingle…

-        Siii… tengo un culazooo… Uhmmm… gimió complacida.

Mis manos que tomaban su cintura, pasaron a estrujar sus nalgas, para abrirlas más… eso la hizo abrir la boca de sorpresa, porque se veían más enormes sus glúteos y porque mi verga le llegaba hasta la raíz… ya en un momento de máxima excitación, le clave mis uñas en sus nalgas, así como el gato hizo en mi espalda… luego mi leche salió disparada a sus intestinos.

-        Ohhh…. Uhmmm… ouuu… Resoplo Laurita contrayéndose frente al espejo.

Aquella descarga brutal de leche, la llevo nuevamente al clímax. Luego se dejo caer graciosamente de lado. Lucia destrozada pero feliz de haber cumplido con su fantasía... solo que no lo disfrutaría mucho tiempo…

Su celular comenzó a sonar con insistencia sobre un viejo mueble donde dejo su ropa, Laurita se arrastró hasta el… era una llamada insistente de Vale. Ya andaban de regreso, y su mama, para nuestra suerte, había olvidado llevar sus llaves…

-        Uy… vístete ya… me dijo poniéndose de pie.

Luego se detuvo y me dio un jugoso beso, abrazándome, a manera de despedida tomo mis manos y las puso en sus nalgas, como para que las estruje, quizás por última vez. Incluso me di tiempo de estrujar sus senos también, seria un desperdicio no hacerlo pensé, ante la sonrisa satisfecha de Laurita que disfrutaba como manoseaba sus atributos.

Tras eso, la tarde se fue rápidamente, almorzamos y nos dedicamos a alistar las cosas para ir al aeropuerto… el problema fue después de bañarme, al cambiarme antes de salir…

-        ¿Qué es eso que tienes en la espalda y cuello?... pregunto Vale enfadada.

-        Ah… eso… eso es Pelusa… dije tartamudeando.

-        ¿Pelusa?... pregunto sin entender.

-        Si… Pelusa… el gato de tu hermana… repuse más seguro.

-        ¿Cómo te hizo eso?...

-        Pues… me quede dormido boca abajo y no sé de dónde salto… que cayó en mi espalda… me asuste y al reaccionar… el gato me araño… dije con mueca de dolor.

-        Ay pobrecito… me dijo Vale.

-        Casi me mata del susto… dije.

En realidad, aquel gato triste nuevamente nos salvó, sus arañones disimularon lo que su dueña en celo me hizo en la espalda y cuello…

Luego fuimos al aeropuerto, Laurita ya no quiso acompañarnos, dudo que se pudiera sentar mucho rato en el auto después de maltratar su ano. Así, retornamos a la capital… pensé que la siguiente ocasión que volvería a ver a Laurita, ya seria para la boda con Vale…

Bueno, al menos cerré este capítulo de manera digna, pensé… de no ser por el gato… pero aun el destino quería que siguiera domando a la gata fiera de mi cuñadita…

Continuara…