Mi cuñadita Laurita (14)

Al mal tiempo… buena cara

Al día siguiente, volví al trabajo en la mañana, mi cuñada me acompaño a la puerta de la casa y me robo un beso de despedida, mientras su mama estaba en la cocina… esta niña jugaba con fuego… si los vecinos nos veían podían ir con el chisme a mi suegra.

El día estuvo más atareado que el día anterior, por algunos documentos mal procesados… así que no pude volver a media mañana, menos aún para el almuerzo… tuve que comer en la oficina…

-        Si se te ofrece algo más… me avisas… me dijo coqueta, Kimberly trayendo el almuerzo y mostrándome su escote como para que se me antoje como postre.

Luego salió de la habitación, contoneando su trasero con su mini más pegada que la del día anterior… diablos… luego recibí una llamada…

-        Estas con ella… ¿verdad?... me dijo mi cuñadita al ver que no llegaba a comer.

-        ¿Con quién?...

-        Con esa … con la Kimberly esa… me recrimino.

-        ¿Qué?... nooo… oye ni tu hermana me cela así… dije tratando de calmarla, las jovenzuelas son más explosivas e imprudentes.

-        Está bien… lo siento… ¿No vas a venir?… me pregunto, ya como suplica.

-        Se me complico el trabajo, estoy comiendo en medio de documentos… le explique.

-        Procura regresar temprano… sino ya no tendremos tiempo… me dijo

Quería que me la atore nuevamente y duro, como el día anterior. Mi cuñadita andaba ansiosa porque sabía que por la noche regresaba a mi ciudad, y luego, no se sabía cuándo regresaría por trabajo. El problema también era que por más que regrese temprano, mi suegra estaría rondando hasta mi partida.

El resto de la tarde transcurrió de manera más productiva, los enredos de trámites y documentos, cuentas… se resolvieron… aliviado, comencé a cerrar mis cosas para irme…

-        Es una lástima que debas regresar hoy… me dijo Kimberly, nuevamente apoyándose en mi escritorio.

Su largo cabello había cubierto su escote… sin embargo, quizás lo hizo a propósito, ya que, con una mano, se lo retiro rápidamente y nuevamente sentí el golpe visual de sus pechos en mi cara. Se me dilataron las pupilas al máximo… casi babeaba… mientras Kimberly sonreía complacida de que tenía toda mi atención.

-        Me hubiera encantado mostrarle todos los encantos de mi ciudad… me dijo sensual, casi acariciando sus senos por encima de la blusa.

Era demasiado… ya estaba por caer… total estábamos en un segundo piso semi vacío, si cerraba la puerta, nadie sabría lo que pasaba adentro. Sin embargo, mi pantalón comenzó a vibrar… era mi celular. Nuevamente Laurita llamándome, solo cancele la llamada… esta niña terca. Eso me hizo volver a mis cabales…

-        Quizás en mi próximo viaje… dije sonriendo de manera cómplice.

-        Espero que sea pronto… me dijo devolviéndome la sonrisa y salió, entendía que debía contestar mi llamada.

Al menos no se sintió rechazada y ofendida, me dije, total siempre puedo regresar a hacer seguimiento a este proyecto. Necesito aliados para conseguir la información más rápido y que me cuenten como van las cosas… me dije justificando mi coqueteo con esa chica.

No tenía ánimos de contestarle a Laurita, seguro era otro arranque de celos. Total, ya estaba por salir y la vería en su casa. Sin embargo, parece que Kimberly no entendió lo de esperar al siguiente viaje. Entro nuevamente a la oficina contoneándose, pero con gesto más serio…

-        Vinieron a buscarlo… dijo un poco incomoda.

-        ¿Quién?... pregunte extrañado.

No conocía a nadie en esa ciudad… antes que Kimberly pudiera contestarme, vi una cabeza asomándose tímidamente por la puerta…

-        ¿Qué haces aquí?... pregunte perplejo.

-        Solo vine a traerte algo de comer… me dijo un poco apenada por mi reacción.

Laurita termino de ingresar… llevaba un vestido ceñido a rayas, que dejaban poco a la imaginación y mostraban todas sus formas en su esplendor. Este fue otro golpe visual, más que para mí, me pareció que era para Kimberly… que con envidia la miraba de pies a cabeza.

Diablos… mi cuñadita vino a marcar territorio pensé… en sus celos ¿que habrá pensado que hacía con Kimberly?, que vino hasta mi oficina bajo el pretexto de traerme algo de comer. No sabía si reñirla por eso, reírme, o sentirme halagado o agradecido por el gesto.

-        Los dejo para que conversen… ya estoy saliendo… cierra la puerta principal nomas… me dijo algo incomoda, como pensando, con razón no aceptabas mi propuesta, ya tenías con quien conocer la ciudad.

La mayoría de trabajadores se habían retirado, era viernes por la tarde y en esa calurosa ciudad, ya casi era como sábado o día de relajo.

-        Laurita… le dije, no sabía cómo reprenderla.

-        No te enojes… pero ya la vi, es una regalona y como no… con ese nombre de put… dijo enfadándose.

-        Cálmate… pero tampoco puedes venir así, este es mi trabajo, no puedes hacer escenitas de celos o líos aquí… es una compañera de trabajo, como muchas… repuse firme.

-        Está bien… lo siento… dijo con la mirada en el suelo y haciendo puchero con la boca.

-        ¿Qué voy a hacer contigo?... dije, me estaba molestando.

Entendí que tenía que ponerle límites sino mi cuñadita en adelante podía hacerme más escenitas incluso frente a su hermana… a todo esto, ni Vale venia con visitas sorpresas o celos… y esta jovencita venía a espiarme al trabajo…

-        Lo siento… no te molestes… no volverá a pasar… dijo casi sollozante.

Laurita, se me acerco y abrazo con fuerza, como para calmarme. Escondió su cabeza en mi pecho, pensé que se pondría a llorar. Me fue ganando su actitud infantil, ya no quise hacerle más reproches… me parecía que lo había entendido.

Vi con ternura la lonchera en que me trajo el almuerzo. Empecé a abrazarla más tiernamente, recién me percaté por el espejo frente al escritorio, lo bien que le quedaba ese vestido por detrás: las franjas de la tela, supuestamente rectas, formaban unas curvas en su abultado trasero, mientras su cintura seguía estrecha.

Casi por inercia mis manos fueron bajando hasta acariciar sus gordos cachetes. Ella se sorprendió de sentir mis manos estrujando sus nalgas, pensaba que seguía molesto. Así, sin decir nada, se atrevió a levantar su rostro lloroso para verme. Me enterneció y le di un beso.

-        Ya no estas molesto… me pregunto inocente.

-        Un poco… le dije, cediendo.

Ella continúo besándome, empinándose para alcanzarme, cada vez con mas pasión, como buscando perdón. Mis dedos hipnotizados, seguían apretando sus nalgas. El espejo frente a mí, me estaba llenando de morbo, al mostrarme las redondas formas de mi cuñadita.

-        ¿Qué?... ohhh… suspiro sorprendida Laurita.

En un arranque de lujuria, le subí rápidamente el ceñido vestido, lo corto del mismo hizo que rápidamente salieran a relucir a través del espejo sus abultadas nalgas. Casi rebotaron en el aire al librarse de la tela que las apresaba y comprimía.

Parecían dos globos y yo me dedicaba a manosearlos, masajearlos… mientras mi cuñadita me devolvía las caricias con jugosos besos con lengua. El espejo me daba la razón, me faltaban manos para agarrar su enorme y bronceado trasero… ese reflejo me estaba poniendo a mil…

-        Ahora vas a aprender a respetarme… le dije con tono autoritario.

-        ¿Cómo?... dijo entre asustada y excitada.

Sin dar pie a que diga algo más, le di un par de palmazos en sus abultados glúteos. Laurita se estremeció… vi como sus nalgas se ponían rojas… pero no era castigo suficiente pensé... le di vuelta rápidamente y la puse contra el escritorio…

-        Ayyy nooo… cuñadito nooo… se quejo por lo brusco de mi actuar, sin embargo, su expresión corporal me hacía entender que lo deseaba tanto o más que yo.

La incline sobre el mueble, para que sus nalgas quedaran mas imponentes a mi vista. Mi cuñadita arqueo la espalda, para que disfrutara mejor el paisaje. Como para que le quede como reprimenda, agarre sus dos manos contra su espalda. La tenia apresada a mi merced… ahora aprendería a respetarme, me dije.

-        ¿Qué haces Danny?… nooo… se quejó.

Hice a un lado su diminuta ropa interior… y la penetré violentamente por donde más le gustaba. Laurita casi salto de la mesa, su espalda se arqueo más soportando el golpe. Ahogo un grito de dolor, quizás no quería emitir sonidos porque sabia que era su castigo, o quizás le daba vergüenza que la encuentren con mi verga hasta las tripas… o tal vez… solo lo estaba disfrutando.

-        Ohhh… ouuu… Ayyy… se quejó tras unos segundos.

Sin darle más tiempo, comencé a bombear su enorme trasero, con fuerza contra el mueble, con tal vehemencia, que casi mi cuñadita estaba saltando sobre el escritorio. Sin embargo, lo soportaba con sus cabellos cubriendo su rostro.

-        Ohhh… ufff… Uhmmm… murmuraba Laurita.

Pensé que era inútil sujetar sus manos, total su gordo trasero ya estaba apresado por mi ingle y su ano se comía mi verga sin mayor oposición. Con sus manos liberadas, Laurita intento reponerse, arquear su espalda y abrir las piernas para recibirme mejor…y

-        Ohhhh…. Siii… Uhmmm… siii… comenzaba a gemir febrilmente.

En otro arranque de locura, tome su largo cabello como riendas de caballo y lo jalonee hacia atrás, haciendo que su espalda nuevamente se contrajera… mientras Laurita arañaba el escritorio intentando sujetarse a algo para soportar mis embates.

-        ¿Me vas a respetar?... le susurre imperativamente al oído.

-        Siii cuñadito siii… pero no pares por favorrr… Sigueee… me suplicaba excitada.

Laurita se dio maña, para girar y besarme, mientras sometía su goloso trasero y empalaba su estrecho ano. También jalo una de mis manos hacia sus inflados senos, que rebotaban a mi ritmo. Le baje el vestido bruscamente, se sorprendió, segundos después mis dedos jaloneaban sus pezones y estrujaban su pecho. Esto la enloqueció más de placer…

-        Ay cuñaditooo… me rompess… ay me desmayooo… Uhmmm… se quejó desfalleciente.

Le di un palmazo mas fuerte en sus gordas nalgas, para que no decaiga, me miro sorprendida. Luego se percató del espejo detrás nuestro… y más perpleja aun, podía ver como castigaba su gordo trasero. Miraba extasiada el espejo y luego suplicante a mi para que no me detenga.

-        Dannyyy… me estas partiendo… que deliciaaa… Uhmmm… gimió complacida.

Ahora Laurita a través del espejo podía ver sus abultadas y enrojecidas nalgas rebotando contra mi ingle. Ella misma paso una mano para estrujar sus gordas nalgas y abrirlas… quizás entonces se dio cuenta de su enorme rabo y del morbo que generaba… también hipnotizada veía sus senos ir y venir… mientras yo detrás la castigaba sin piedad.

-        Nooo… nooo… Uhmmm…. ahhhh… exclamo mi cuñadita explotando en un orgasmo.

Por más que se resistió, quería más de ese suplicio, pero la lujuria que le despertaron esas imágenes terminó por hacerla llegar, estremeciéndose de cabo a rabo. Por mi lado también alimento mi morbo verla jaloneándose sus nalgas. Esa imagen también me ayudo a hacerme venir como caballo… la aprete con más fuerza contra el mueble, mientras mi verga atoraba su cavidad anal con semen caliente.

-        Ohhh…. ufff… mierd… q rico… exclame aliviado.

A decir verdad, Kimberly me tenía hinchando las pelotas desde la mañana, con sus coqueteos y mostrándome su busto. La cereza del pastel fue mi cuñadita y su revelador vestido a rayas. Tenía la leche a flor de piel… sentía que estaba botando litros y litros de leche.

-        ¿Qué?... tantooo… dijo sorprendida mi cuñadita recibiendo mi semen en su interior.

-        Te tenía ganas desde la mañana… le dije, como dándole a entender que la extrañe y que me falto nuestra sesión de sexo matinal.

Aquel pseudo halago, le fascino a mi cuñadita, que nuevamente giro para buscar mis labios. Una vez que mi verga se deshincho. Mi cuñadita se arrodillo automáticamente a limpiármela. En una última muestra de autoridad, la jalonee un poco de los cabellos para que se la meta hasta la garganta y la limpie bien. Laurita sumisa me dejo hacerle esa última vejación.

Tras eso, Laurita, descanso arrodillada, con su cabeza en mi ingle, al lado de mi verga… mientras recuperaba el aliento. Se abrazo a mis piernas, en busca de confort. Le acariciaba los cabellos en señal de que todo estaba bien… hasta el momento…

-        Danny… ¿estás?... oímos una voz acercándose a la puerta.

-        Si… si… dame un minuto… ya salgo… dije, intentando detener su ingreso.

Era la voz del encargado local del proyecto, Brayan, parecía que venía a despedirse. Laurita subió rápidamente su vestido para cubrir su pecho y bajo su falda. Me parecía que ajustaba las nalgas y el orto, para evitar que mis fluidos salieran y la manchen… por suerte había un baño en la habitación, le indique que entre a limpiarse.

Mientras yo salía a la puerta, y me encontraba con Brayan. Me pregunto cómo me fue ese día, me agradeció la visita, me deseo un buen viaje y claro, me pidió que fuera benigno en mi evaluación del proyecto que desarrollaba… me pregunto si todo bien con Kimberly.

Mi cuñadita que no era para nada era prudente, salió inocentemente de baño al oír el nombre Kimberly… no sabía si seguía marcando territorio. La presente sin dar mayores detalles de nuestra relación o parentesco. Brayan entendió que quizás estaba interrumpiendo algo, le indique que ya estaba arreglando mis cosas y estaba por salir, así que lo acompañe a la puerta.

Antes de irse, Brayan nuevamente me agradeció por la colaboración… me hizo una seña para que me acerque a manera de confidencia…

-        Ahora entiendo por qué no caíste con Kimberly… ya estaba temiendo que no te gustaran las mujeres… me dijo bromeando, casi felicitándome porque a todas luces mi cuñadita estaba mucho más buena que su asistente Kimberly.

Regresamos caminando a su casa, aún quedaba algo de tiempo para mi vuelo. Entonces Laurita, nuevamente, se sinceró a su manera, entre reprimenda y advertencia me dijo tímidamente…

-        Cuñadito tu ya tienes tu novia… y tu… bueno… tu amante… dijo apenada, refiriéndose a ella misma, había entendido su papel en esta historia hasta el momento.

-        ¿A qué viene esto?… le pregunte.

-        Que no es para que te estés metiendo en líos… con esa Kimberly… me dijo, no sé si oyó algo de lo que me dijo Brayan.

-        No nada de eso… repuse algo aburrido, viendo que podía empezar con sus celos.

-        Te puedo compartir con mi hermana allá… pero con nadie más… menos aquí… me dijo seria, marcando su territorio, como quien dice, en su casa y su ciudad, se la respeta.

-        Ok… está bien… ¿te has dado cuenta que eres muy mandona?… le dije bromeando.

Laurita se avergonzó, al darse cuenta que siendo muy menor a mí, se atrevía a ponerme reglas.

-        Ya sabes tienes que ser prudente y no tan impulsiva… sino te castigo de nuevo… dije bromeando, recordando la paliza anal que le di.

-        Después de eso… me dan ganas que me castigues más… repuso sonriendo.

Luego nos reímos, Laurita camino agarrada de mi brazo y con su cabeza en mi hombro, como hacen algunas parejas. Cerca de su casa ya nos separamos. Terminé de hacer mi maleta y casi con las justas salí al aeropuerto. Laurita quiso acompañarme, pero no había tiempo… solo me pudo despedir nuevamente con un beso rápido en la puerta.

En el camino comenzó a llover… llegué al aeropuerto, casi sin aire, fui a la zona de embarque… me parecía raro que toda la gente estaba esperando tan calmada… hasta que la señorita que registra los pasajeros me dio la noticia.

-        Disculpe, tuvieron que reprogramar el vuelo por mal tiempo… dijo apenada.

-        ¿Cómo? Pero apenas si llueve… dije apurado, en mi ignorancia.

-        Hay advertencia de tormenta eléctrica señor… me explico amablemente.

-        Ok. Está bien ¿para cuándo se reprogramo?...

-        Bueno… solo me quedan lugares disponibles para el domingo en la tarde…

-        ¿en serio?... bueno… bueno… está bien… por favor resérveme un asiento en ese vuelo… repuse calmándome, era evidente que no era culpa de la señorita.

Como decía mi viejo… al mal tiempo buena cara… luego, en un momento con malicia pensé: Si me quedo en un hotel y llamo a Kimberly, nadie se sabría. Luego recordé el consejo y advertencia de mi cuñadita… “ya tienes novia y amante… no te metas en líos”.

Y si, no quería líos, sobre todo en el trabajo, ahora que Kimberly había visto a mi cuñadita, quizás se pueda sentir ofendida si la llamo. Por otro lado, mi instinto me hacía desconfiar de Kimberly… después de todo era asistente de Brayan, que casi me la ofreció en bandeja.

Eso me hizo recordar otro de los dichos de mi viejo… más vale malo conocido que bueno por conocer… en este caso sería más vale amante conocida que amante por conocer… o siendo más crueles: más vale hueco conocido que hueco por conocer…

Dentro de todo… esto parecía una broma, pero era cosa del destino, del clima o que se yo… debía permanecer cerca de Laurita un par de días más… Todo estaba alineado para que siga el entrenamiento anal de mi cuñadita…

Continuara…