Mi cuñadita Laurita (12)

Visita de médico

Vale decidió no seguir rentando el mini-depa que tenía, así que empezamos la mudanza de las cosas que quedaron allá. Decidimos no decirle nada a nuestros padres, para no tener presión, y ver cómo nos iba, si funcionaba, bien por nosotros… sino funcionaba, nadie se enteraba.

Pero como les dije, el destino es caprichoso… poco después, me toco viajar nuevamente a la ciudad de mi cuñadita, para verificar el avance del proyecto que había ido a ver meses antes.  Sería una vista corta de un par de días… o como diría mi padre una “visita de medico” … aunque otros temas médicos pondrían en jaque mis aventuras con mi cuñadita…

Bueno, me dije, ahora que vivo con Vale y que me deja metérselo por el culo regularmente, no creo que necesite perseguir a mi cuñadita y sus bronceadas nalgas que me despertaban morbo… seguramente Laurita ya se consiguió algún noviecillo, algún jovenzuelo bribón, que satisfaga sus nuevas necesidades, que descubrió conmigo.

Otra vez Laurita me fue a recibir al aeropuerto, esta vez con un short corto y una blusa entallada… esta niña me va a matar… Todo lo que pensé durante su ausencia y en el viaje, se fue al diablo… estaba hecha una delicia, con un sensual bronceado y el cabello casi hasta la cintura.

-         Hola… me dijo cariñosa, dándome un beso, de arranque, dejándome frio.

Me dio un fuerte abrazo, estrujándome todos sus inflados melones, como para que los recuerde. Pero no solo eso había crecido, por lo que vi mientras se acercaba, sus piernas y caderas también, sus nalgas… diablos, eran como las de su hermana, quizás mejores.

Algunos decían que, tras tener relaciones, algunas mujeres dejaban el cuerpo de niña y se desarrollaban más rápido, en ese caso, podría decir que yo tenía una buena mano, que había ayudado a esculpir aquel monumento de mujer.

Ya llevaba varios minutos entre mimos y abrazos, tomamos un taxi, mientras el chofer me miraba con envidia por el retrovisor… al llegar a su casa, Laurita disimulo su cercanía conmigo, porque mi suegra podría desconfiar.

Sin embargo, mi suegra desconfió… me cayó como baldazo de agua fría…

-        Danny, ¿Puedo hablar contigo?... me dijo seria, llevándome a un lado.

-        Si… dígame… respondí tragando saliva.

-        Ay no sé cómo decirlo… me apena mucho… dijo avergonzada.

-        ¿Qué paso? ¿todo bien?...

-        Es que… Laurita… dijo.

-        ¿Qué hay con ella?... pregunte intrigado.

-        Creo que ya no… no es virgen… dijo indignada.

-        ¿En serio?... y por… ¿Por qué lo cree?... dije nervioso.

-         Después del viaje quise ir al médico con ella y no quiso… respondió.

-        ¿Por qué?...

-        Me dijo que había tenido un accidente con la bicicleta… repuso desconfiada, luego replico… ¿sabía algo de eso?...

Diablos… cuando Laurita me dijo que buscaría una excusa, pues fue el viejo truco de la bicicleta… ahora ¿qué le diría a mi suegra?… que su hija no monto una bicicleta, que me monto a mí y varias veces… que en ese viaje le inaugure todos los agujeros posibles… que la desvirgue de todas las maneras más pervertidas… eso mataría a mi suegra…

-        Pues… dije intentando inventar algo.

-        Dígame… repuso nerviosa la señora.

-        Una vez… para ir al mercado… le preste mi bicicleta, luego regreso con una pequeña mancha de sangre en su short… pensé que había tenido un accidente, ya sabe, con sus días de menstruación…

-        ¿Pero qué le dijo Laurita?... repuso asustada.

-        Ah, nada, estaba apenada… tuve que insistir para que me confesara… qué al regresar a la casa en bici, quiso ir más rápido, pero para evitar atropellar un gato, freno bruscamente, usando los pies, casi cayéndose de la bici… entonces sintió algo estirarse … y que luego sintió mojarse y vio que era sangre…

-        ¿No le conto a Valeria?... pregunto inquisitiva.

-        Bueno… no quise preocuparla… Vale andaba muy estresada con sus temas de trabajo... repuse, sin embargo, la señora quería más respuestas.

-        ¿Y no la llevo al médico?... repregunto, ya me sentía en interrogatorio.

Mierd… esta suegra era muy insistente… ya le dije, fue una buena historia inventada, porque no se la cree nomas y lo deja así… pensé.

-        Bueno… si… me asuste un poco y la lleve a una clínica local… el medico la reviso y si, pues confirmo que había roto su… himen… dije fingiendo pesar.

-        Ay, pobre mi hijita… la pobre quería llegar virgen al altar… repuso afligida mi suegra.

No sabía si reírme o compadecerla… si supiera que su hijita casi me violo con tal de perder su virginidad, no había agujero por inaugurar en esa niña… pero bueno, madre, al fin y al cabo, tenía la ilusión de entregar casta y pura a su hija al altar… no pude evitar sentirme una basura…

-        Ay joven, disculpe que insista y lo incomode… ¿Tendrá algún documento de lo que paso? Un diagnóstico del médico… insistió mi suegra.

-        Si, me imagino… tendría que buscar… dije maldiciendo mi suerte.

-        En estas ciudades pequeñas son muy habladores… me gustaría tener una prueba que mi hijita no es como las otras chicas locas… dijo justificando su pedido.

-        Ok… déjeme que llamo al médico a ver qué me dice… respondí preocupado.

-        Gracias… me dijo mi suegra algo aliviada, pero a la expectativa de mi llamada.

A la put… madr… ahora como haría para buscar un certificado médico que no existe… de donde me inventaría un diagnostico… más aun con fecha antigua y de una paciente que nunca reviso… estaba hundido hasta la coronilla… ¿Cómo justificar que le revente el himen a mi cuñadita en una deliciosa cogida?...

Hasta que recordé un dicho de mi padre, que decía que siempre uno debía tener de amigo un médico y un abogado, por cualquier lio en que uno se metiera. Recordé a mi amigo Rubén, rogaba que estuviera disponible… sino tendría que fingir una conversación con él, solo esperaba que mi suegra no quisiera hablar con el médico.

-        Hola doctor como esta… dije aliviado al oír su voz, mientras me alejaba del radar de mi suegra para conversar más tranquilo.

-        Ay Danny… ¿Qué hiciste ahora?... me pregunto Rubén a manera de gracioso reproche, rara vez le decía doctor, así que ya intuía que me metí en un lio.

-        Nada, es por una niña que me provoco demasiado… era una locura rechazarla… dije.

-        ¿Una niña?... no te pases… ahí si no te puedo ayudar… dijo abrumado.

-        No… es mayor de edad… pero se comporta como niña… le dije para calmarlo, luego agregué… y bueno, le dijo a su mamá que perdió la virginidad montando bicicleta…

-        Si, es clásico, la bicicleta o el gimnasio… y ¿quién es la victima?... pregunto curioso.

-        Esteeee… mi cuñada… respondí apenado.

-        No seas pendejo… ¿tú qué?... jajaja… dijo sin poder contener la risa.

-        Vamos… tampoco te la des de santo… te hiciste ginecólogo para conocer mujeres… me defendí, recordándole lo enfermito que era.

-        Bueno, sí lo admito, pero de cada 100 solo 5 serán jóvenes guapas, y la mayoría viene con su madre… así que… respondió apenado.

-        ¿En serio?... bueno acá mi suegra también quiere alguna evidencia de que mi cuñadita fue a un médico… repuse incrédulo.

-        Si, varias jovencitas vienen por primera vez con su madre, queriendo saber en el fondo si aún son puras o… putas… nuestra sociedad es un poco mojigata… me dijo aburrido.

-        Es que es como decías… ahora las chicas son más mandadas… provocadoras, cada vez usan ropa más corta… es una tortura… respondí, excusándome de mi actuar.

-        Bueno… solo por esta vez te voy a ayudar… me dijo resignado.

-        Ok… te debo una… gracias… le dije.

Voltee y mi suegra seguía a la expectativa a unos metros. Le explique, que el medico me daría una constancia de la visita a su consultorio, de su diagnóstico y el descanso que le mando. Tras oír eso, mi suegra estuvo más aliviada… solo quedo un poco intrigada…

-        Disculpe… pero hay otra cosa que note desde que volvió Laurita… me dijo apenada.

-        ¿Qué es?... pregunte tragando saliva, parecía que la vieja había revisado de pies a cabeza a su hija ni bien regreso.

-        Pues… no… que vergüenza… dijo dudando de seguir.

-        Estamos en confianza suegra… dije, ahora con curiosidad.

-        Laurita tiene… tiene su anito abierto… ¿será la bicicleta?... me dijo roja de vergüenza.

Contuve la risa, por un momento, al parecer yo era la bicicleta de mi cuñadita, es decir, el responsable de sus agujeros abiertos… ¿Qué le digo?... ya se…

-        Ah bueno… solo recuerdo haber oído sin querer una conversación, donde Laurita le decía a Vale que andaba muy estreñida… dije intentando no reír.

-        ¿Cree que será eso?... me pregunto dudando.

-        Ya sabe, en la ciudad comemos mucha comida rápida, harinas y eso… no es como acá que se come sano y en casa… intente sentenciar para terminar esa conversación.

Mi suegra lucia confundida, pero algo aliviada, que sus dos incógnitas tuvieran una explicación que mantuvieran intacta la reputación de su hija. Si supiera que conmigo su hijita más bien era una gran puta.

Cene complacido el platillo típico que preparo mi suegra, me disponía a ir en busca de un hotel, por lo repentino del viaje, no había tenido tiempo de separar nada. Pero mi suegra y mi cuñadita insistieron en que me quedé con ellas… pensé que, por distintas razones, mi suegra por cortesía y mi cuñadita por interés en retomar sus lecciones sexuales.

En ese momento creí, que estando bajo el mismo techo con mi suegra sería imposible que pasé algo con mi cuñada. Mas chance tenia de abusar de Laurita, si me iba a un hotel donde podría disfrutar de esta pequeña fiera. Así que, para mantenerme a raya, opte por quedarme con ellas. Me acomode en uno de los 2 dormitorios, que me cedió Laurita, que dormiría con mi suegra, de esa manera seria difícil que mi cuñadita se escapara verme, como hacía en mi depa.

Había comenzado a convivir con Vale, hace poco, todo pintaba bien. Ahora podía disfrutarla en todas las posiciones y rincones de mi casa, así que necesitado no estaba. Mas bien, experimentaba casi una vida de casado… no quería malograr aquello, enredándome de nuevo con mi cuñadita y sus caprichos… esa era mi teoría… y con esa idea descanse tranquilo.

Al día siguiente salí muy temprano a ver cómo iba el avance del proyecto, avise que regresaría para el almuerzo. Sin embargo, la visita fue rápida, el calor también era sofocante, decidí regresar a darme un baño y avanzar mi informe, para salir nuevamente en la tarde.

Mi suegra me había dado una llave, así que ingrese a la casa a media mañana, pero parecía vacía. Era una casa pequeña de 1 piso, así que a simple vista parecía desolada… seguro habían salido de compras… bueno, mejor, me puedo bañar tranquilo, sin que me acosé mi cuñadita, como en el depa, pensé.

Entre a mi cuarto y Sali con una toalla en la cintura y ropa para cambiarme porsiacaso regresaban… Me dirigí al único baño, que estaba al final de la casa, pasando por un pequeño jardín… a medida que me acercaba oía un murmullo de agua discurriendo…

Quizás la olvidadiza de Laurita dejo algún grifo abierto o el sanitario tendrá alguna fuga agua… luego lo arreglo, me dije. La puerta del baño, estaba semi abierta, así que solo empuje un poco y… ¡ay caraj…! No puede ser…

-        Holaaa… no te escuche… me dijo coquetamente.

Laurita estaba completamente desnuda, con la cortina de la ducha abierta… casi de espaldas a mí, con sus redondas nalgas apuntándome, mientras el agua de la ducha acariciaba su bronceada piel. Parecía esos comerciales de jabón o shampoo, con esas voluptuosas modelos en traje de baño… solo que mi cuñadita esta en traje de Eva.

Sus manos jugaban con su cabello, parecía que estaba terminando de quitarse el shampoo… con cada movimiento, sus senos y muslos abultados rebotaban armónicamente. A mi me parecía ver todo esto en cámara lenta… mientras yo la comía con la mirada.

-        Ayyy… cuñadito… no seas tímido… pasa… me invito Laurita, al ver que no reaccionaba.

Yo estaba con la boca abierta, babeando ante la escultural silueta de mi cuñadita… si, parecía que sus nalgas estaban mas gordas que las de Vale… esta niña me iba matar… sin darme cuenta, ya me estaba despojando de mi ropa interior para hacerle compañía, embobado por el espectáculo y el culo que me ofrecía.

Yo que venía con la idea de haberme liberado del embrujo de mi cuñadita, que pensé que estando en su casa, evitaría cualquier tentación… ya me encontraba desnudo con ella en la ducha a punto de volver a reiniciar su entrenamiento sexual…

-        Uyyy… parece que estas feliz de verme… dijo sorprendida.

Mi verga por instinto, salió disparada de mi ropa interior y de la toalla, mi ropa yacía en el piso… mientras yo ya estaba detrás de ella, ayudándola a enjuagarse… mi verga reboto en su redondo trasero y ella se estremeció… por instinto, le estrujé los senos por detrás y puse mi verga entre sus jugosas nalgas.

-        ¿Y tu madre?... pregunte en un momento de lucidez.

-        Uhmmm… fue al mercado… susurro excitándose.

-        ¿tenemos tiempo?... insistí precavido.

-        Ella se va caminando, va demorar… dijo retorciéndose de placer ante mis caricias.

Mientras le hacia estas preguntas y manoseaba a Laurita por detrás, ella a su vez se había dado maña para agarrar mi verga y pajearla un poco. En realidad, no era necesario, mi verga estaba recontra tiesa, pero creo que mi cuñadita ansiaba sentir nuevamente su firmeza entre sus dedos, recordar cómo me ponía a mil su silueta e incipiente coquetería.

Acto seguido, desde esa posición, volteo un poco la cabeza y me dio unos jugosos besos con lengua. Sus manos encima de las mías, ayudaban a estrujar sus henchidos senos. Hasta que una de ellas me hizo bajar mis dedos hasta su gordo trasero, quería que también juegue con él, que lo apriete… que me deleite con sus nuevas medidas.

-        Uhmmm… extrañe esto… clávame por favor… hazme tuya de nuevo… murmuro.

Como para reafirmar su petición, puso las manos contra la pared de la ducha, arqueo la espalda y separo un poco las piernas… se alistaba para recibirme y soportar mis embestidas. No tuve más opción que tomarla de la cintura y escudriñar con mi verga su ansioso ano.

-        Ohhh… siii… cuñadito…. siii… tu sabes lo que me gusta… exclamo agradecida.

Comencé a bombear su gran culo, el agua saltaba por todos lados, el choque de nuestros cuerpos era cada vez mas sonoro… de cuando en cuando, Laurita volteaba a verme con ansias, lujuria, le gustaba ver como estaba embelesado castigando su joven esfínter. Cuando no podía mas de placer, me robaba unos besos con lengua.

-        Siiii… solo a miii me lo harás por el culooo… Uhmmm… gemía morbosamente.

-        Solo a ti te voy romper el culo cuñadita… le susurre al oído y enloqueció de placer.

Laurita aun creía que tenía la exclusividad de mi verga para las artes anales… quien era yo para decirle lo contrario… no era momento para decirle que su hermana también había entrado al juego… sobre todo con toda esa lujuria reprimida que tenía Laurita y que desquitaba conmigo tan salvajemente.

-        Ohhh… siii… más fuerteee… más durooo… ohhh… pedía extasiada.

Ya no la tomaba de la cintura, la tenía asida de sus abultadas nalgas, la atraía y alejaba con mas fuerza, mientras ella a su vez me culeaba con vehemencia… estaba sumida en su propio trance, lo disfrutaba al máximo… mi ego también estaba en las nubes, viendo las reacciones de esta jovencita que sucumbía ante mi castigo…

-        Ayyy cuñaditooo… uhhmmm… exclame finalmente, temblando de pies a cabeza.

-        Ohhh ufff…. que rico culo tienes… replique satisfecho.

Después de tiempo, mi leche volvió a inundar sus entrañas. Mientras Laurita apoyaba desfalleciente el rostro contra las mayólicas de la ducha… yo resoplaba agitado. Tras unos instantes, giro el rostro para besarme.

Luego que mi verga se deshincho, ella se desengancho y volteo y me lleno de besos con lengua, mientras guiaba mis manos para que acaricie sus redondas nalgas… quizás quería presumir como habían crecido gracias a mi… como me faltaban manos para agarrar todo eso.

Estuvimos aferrados unos instantes, entre besos, caricias, manoseos, parecía que mi cuñadita quería recuperar el tiempo perdido. Ya estaba logrando que mi verga se pare nuevamente… hasta que… oímos el rechinar de la puerta del baño abriéndose…

A la… Mierd… todo… nos atrapo…

Continuara….