Mi cuñadita Laurita (10)

Hogar, dulce hogar

Esa noche Laurita durmió como tronco, después de todo el esfuerzo físico, no le dio el cuerpo para bajar a darse otra despedida. Cosa que también agradecí…. estaba molido. Aparte que me quede buen rato después de la cena, oyendo las quejas de Vale que andaba frustrada por todo el trabajo que le daban a raíz del descanso medico de su compañera.

Al día siguiente, la mañana transcurrió con Vale y Laurita peleando por hacer la maleta de la niña, sobre que llevar y que no… como acomodar las cosas, etc. Pensar que no hubo tanto lio para que ambas se acomoden en mi verga o me repartan a su gusto… si Vale supiera.

Cada que podía, Laurita me daba miradas melancólicas, como para que buscara algún pretexto para mandar lejos a Vale, y que nos diera un tiempo juntos.

-        A todo esto… Laurita nunca conoció a tus padres… me dijo Vale.

-        Ah bueno… no… no hubo tiempo… le dije

-        Si vamos… a tu mama le encantaría… agrego Vale emocionada.

Vale tenía una magia única con mis padres, diría que era la nuera que mejor les cayó. A pesar que entendían que tuve novias con mayores logros académicos, cosa que a mis padres valoraban. Con Vale era diferente, tenía un carisma que hacía sonreír hasta al ogro de mi padre. Quizás a estas alturas, ya ansiaban un nieto, y la veían como mi última oportunidad.

Ambas se arreglaron, Vale vistió a Laurita como una niña, con uno de sus vestidos, poco más y le hace unas trenzas escolares. Cosa que no le hizo mucha gracia a mi cuñadita, pero tuvo que aceptar. Vale en cambio se puso un pantalón apretado y claro, una blusa un poco suelta.

Recuerdo que ese pantalón me hacía babear cuando la veía en el trabajo, le quedaba muy bien, su redondo trasero rellenaba bien ese jean. Quitárselo también era una delicia… como bajaba por sus bien formadas piernas… bueno, me dije, al menos estoy recobrando el morbo hacia Vale, es lo mejor, ahora que mi cuñadita nos deja, debo retomar mi relación.

Estábamos en la puerta, por salir… cuando Vale se detuvo…

-        ¿Qué paso? ¿olvidaste algo?... le pregunte.

-        No… espera… ay… puedes esperarnos abajo… me dijo un poco avergonzada.

-        Ok… dije, mientras Vale jalaba a Laurita.

Estuve varios minutos abajo, esperándolas… ¿Qué habrá pasado?... ¡se habrá dado cuenta Vale que Laurita ya no es virgen? ¿mi cuñadita le habrá confesado que le desvirgue todos sus agujeros?... la espera me desesperaba… hasta que…

-        Dice Vale que no va ir… dijo Laurita subiendo al auto,

-        ¿Cómo? ¿Por qué?... pregunte sorprendido, no se habrán peleado.

-        Cosa de mujeres… repuso apenada.

-        No entiendo…

-        Es que… le vino su mes… y se manchó todo… su pantalón favorito… se siente fatal… le empezaron los cólicos…

-        Ya… ya… entendido… replique, no quería más detalles en ese momento.

-        ¿Qué hacemos?...

-        Me dijo que vayamos nomas… que tu mama nos está esperando… dijo avergonzada.

Se me hacía raro aparecerme en casa de mis padres sin mi novia, con mi cuñadita vestida como niña de primera comunión. Sobre todo, si era la niña que me había estado cogiendo como loco en todos los rincones posibles y en todas sus cavidades. Pero bueno, entendía que Vale no quería fallarle a su suegra.

Temía porque mis padres eran perspicaces, cualquier indicio los pondría en alerta. Mas aun con mi cuñadita y su parecido con algunas antiguas parejas mías. Esperaba que el disfraz de niña buena que le puso Vale a Laurita, los distrajera de hacer preguntas o conjeturas.

-        Tú crees que… haya tiempo para una… última vez… pregunto tímidamente Laurita.

-        En casa de mis padres, imposible… no hay mucho tiempo tampoco, en unas horas sale tu vuelo… no podemos desaparecernos así nomás, tu hermana va estar alerta… le dije.

-        Es una lástima… dijo Laurita resignada, volteando a ver la luna del auto.

Llegamos a casa de mis padres, le presenté a Laurita a mi madre, a la que automáticamente le trajo a la mente una prima mía, que estuvo con nosotros más menos por la edad que aparentaba mi cuñadita… ya empezamos, pensé. Para mi suerte, mi padre había salido a visitar a un amigo enfermo, así que al menos, la cosa no estaría tan tensa para mí.

Teníamos unas dos horas antes de regresar y terminar de ajustar algunas cosas, para llevar a Laurita al aeropuerto. Mi madre empezó apreciando a mi cuñadita, preguntando curiosa por su acento y las costumbres de su tierra. Luego me toco el interrogatorio a mí, de cómo estaba, como me iba con Vale.

Hasta que mi madre recibió una llamada, al parecer había olvidado una junta de un comité en el que había ingresado. Desde que abandone la casa para vivir solo, mi madre se involucraba en esas cosas, para mantenerse entretenida.

-        Voy y hago acto de presencia un rato… y regreso rápido para comer algo… dijo antes de partir presurosa.

Parecía que todo conspiraba nuevamente, para que mi cuñadita satisficiera su deseo de un último encuentro. A decir verdad, con esta niña siempre todo se alineaba a su favor, suerte de novata tal vez. Antes que me dijera algo… la tome de la mano y la lleve a mi antiguo cuarto…

-        No hay tiempo que perder… le dije.

Laurita me seguía risueña, ansiosa por cometer una nueva travesura. La veía algo avergonzada…

-        No me siento sexy vestida así... me dijo levantándose un poco el vestido.

-        Estas muy apetecible… atine a decir, mientras me acercaba a besarla.

A decir verdad, no teníamos mucho tiempo para una charla que la caliente… mi madre había salido y podía volver en cualquier momento… aparte que, como estaba vestida Laurita, parecía una lolita… y eso me ponía a mil, más aún sabiendo lo que había debajo de esa ropa. Solo faltaba ponerle una paleta dulce y que hiciera algún gesto erótico y mi leche salía disparada.

Ella haciéndose la desentendida, como una niña curiosa, empezó a ver mis libros, dándome la espalda, sabía que me excitaría esa actitud ingenua. La tome por detrás, poniéndole el bulto de mi entrepierna en sus nalgas, mientras Laurita empezaba a retorcerse de excitación.

-        Ay… que apresurado eres cuñadito… se quejó, sin moverse, dejándome manosearla.

No dijo nada más, solo emitió unos quejidos al sentir mis manos hurgando sus senos, abrazándola por detrás. Una vez que su cuerpo dejo de moverse, baje mis manos y fue deslizando su ropa interior, hasta que mi dedo se encontró sumergido en su goteante vagina.

-        Nooo… por ahí no… uhmmm… protesto excitado.

-        ¿Cómo te gustaría tu despedida?... pregunte amablemente para encender su morbo.

-        Como en la playa… tu verga clavándome fuerte… suspiro en trance.

Bueno, habría que darle el gusto a mi cuñadita, parece que había quedado impresionada con esa posición sumisa, de a pocos le iba gustando ser tratada como una perra… parece que compartía ese gusto con su hermana…

No había mucho tiempo, así que improvise en un viejo sillón cerca de mi cama. Prácticamente, la empuje, para que ella sola vaya adoptando la posición que le gustaba. Esa rudeza, al principio la inhibió, luego fue entrando al juego… total era su despedida… si quería fuerza… fuerza iba tener.

Enterró la cabeza en un borde del sillón, mientras iba empinando sus abultadas nalgas, Laurita misma se fue levantando su falda suelta, para mostrarme su imponente trasero. Luego ella hizo a un lado su pequeña ropa interior… desde su posición, mi cuñadita volteo a verme con lujuria…

-        ¿Te gusta lo que ves?... pregunto.

-        Tienes un culo delicioso... dije para incrementar su morbo.

No falto mayor aliciente, Laurita sola empezó a retroceder en busca de mi dura verga. Apoye una pierna sobre el sofá al lado de sus gordas nalgas y el otro pie en el piso, procuraba darle un ángulo similar al de la playa, de arriba hacia abajo.

Mientras tanto, mi cuñadita por iniciativa propia, presa de su ansiedad, iba abriendo con una de sus manos, sus abultadas nalgas, para dejarme a la vista su dilatado y muy maltratado anillo. Un rabo en forma de corazón y una jovencita deseosa con voz suplicante y vestida infantilmente.

-        Ohhh Siii… cuñadito asiii… tembló de placer al sentir mi verga perforándola.

Mi tieso miembro, la iba clavando desde arriba, como lo había pedido, Laurita se retorcía de placer, abriendo sus nalgas por momentos, estrujando sus senos… volteando a verme perpleja, como disfrutaba sometiéndola…

-        Que fuerte eres Danny… exclamo embobada.

-        ¿Te gusta?... pregunte extasiado.

-        Ayyy… me encantaaa… pero más fuerte cuñadito… quiero que me rompas el culo mas fuerte…. Uhmm… exclamo sorprendida.

Seguro lo había pensado, pero hasta ese momento no se atrevía a confesar, lo que su cuerpo pedía a gritos. Entendí que mi cuñadita quería regresar con un recuerdo memorable, que su maltrecho ano lo recordara por buen tiempo.

Ya que habíamos explorado varias posiciones, considerando su tamaño y poco peso… se me ocurrió otro martirio para satisfacer los deseos de mi ninfómana cuñada.

-        Vennn… le dije, casi jalándola.

Laurita, se quiso poner de rodillas, para recibir mi semen, pensó que ya me venía… pero no…

-        Ayyy… nooo… así me vas a partir… uhmmm… exclamo entre asustada y excitada.

La había cargado, con sus piernas en mi hombro. Para resistir la faena, me apoye (semi sentado sobre el escritorio (ya no estaba tan joven ni atlético). Instintivamente Laurita se agarró de mis hombros y mi cuello. Comencé a levantar y bajar las gordas nalgas de mi cuñadita.

-        Ohhh… ufff… resoplo, soportando la primera brutal incursión.

-        ¿Sigo?... pregunte por inercia, ya que no tenía intenciones de detenerme.

-        Si por favor… sigue… sigue… decía adolorida.

Laurita como buena alumna, se dejaba guiar, tenia plena confianza que lo que le hiciera, lo iba a disfrutar, como ya había sucedido anteriormente. Mi cuñadita me miraba con angustia, que luego fue tornando en lujuria. Su cuerpo temblaba con cada embestida, con cada empalamiento que le hacía… y lo empezaba a disfrutar…

-        Asiii… asiii cuñadito… destrózame el culo… Uhmmm… rogaba febrilmente.

Ya el esfuerzo físico, me estaba haciendo desfallecer… puse las piernas de Laurita a los lados de mi cintura. Mi cuñadita automáticamente se aferró a mí, abrazándome y rodeándome con sus piernas. Mis manos estrujando sus abultadas nalgas y haciéndolas subir y bajar con fuerza.

-        Ayyy… me vas a partirrr… decía lujuriosa, mientras su lengua buscaba la mía.

Laurita se dio maña de apoyarse parcialmente en el escritorio y ella misma procedió a acompañarme en los movimientos. Comenzó a saltar vehementemente sobre mi verga…

-        Como me gusta que me atores así cuñaditooo… ahhhh… Uhmmm… vocifero.

Luego se estremeció de pies a cabeza… mi verga termino de explotar en sus entrañas… litros y litros de semen hirviendo la invadieron… que hicieron remecer a Laurita, que ahogaba gemidos en mi boca, llenándome de jugosos besos.

-        Ay cuñadito… eressss… eresss… lo maximooo… dijo sin aliento.

-        Tu culito se presta para hacer maravillas… le respondí halagándola.

-        Ay mi pobre culito… uhhh… me lo reventaste… se quejó bajándose de mí.

Se toco su esfínter que estaba al rojo vivo y caliente por la fricción… al principio se preocupo un poco, luego al ver mi verga deshinchándose frente a ella. Se arrodillo y le dio una buena mamada y limpieza. Lo hizo con tanta dedicación, que logro sacarme una descarga más de leche, como para irse bien despachada a su ciudad… hasta que…

-        ¿Qué es eso?... exclamo Laurita asustada.

-        Caraj… maldito celular… dije contrariado.

Esta vez sí cambiaria aquel tono, que sonaba como timbre del departamento. Tras recuperar el aliento, vi el número de Vale en la pantalla… cada vez parecía presagiar que me montaba a su hermanita… casi siempre llamaba al poco rato de que las cosas se habían consumado.

-        ¿Sí?...

-        Disculpa amor que interrumpa su visita… me dijo apenada.

-        ¿Qué paso?...

-        Que ya se está haciendo tarde… Laurita puede perder el vuelo…

-        Ok… ok… ya vamos.

Mi madre regreso a los pocos minutos y le explicamos que ya estábamos con el tiempo en contra, nos despedimos. Retornamos al depa, Vale andaba en buzo, se la notaba fatal, así se ponía cuando empezaban sus días rojos.

Laurita termino de arreglar sus cosas y partimos al aeropuerto, a pesar de su malestar, Vale vino con nosotros a despedir a su hermanita. Aparte, después del castigo anal que le di en mi casa, dudaba que mi cuñadita deseara algo más, la veía caminar adolorida pero feliz.

Llegado el momento, solo nos dio tiempo de un abrazo y un beso en la mejilla… ante la mirada de su hermana, Laurita se despidió así… dio la vuelta, solo dudo un segundo, y regreso a mis brazos…

-        Gracias por todo… dijo en voz alta para que Vale la escuche.

Vale estaba emocionada de como su hermana me mostraba cariño, casi le sale una lagrima… si supiera todas las lágrimas que le saque a Laurita en las brutales cogidas que le di.

-        Ven a verme cuando puedas… me susurro luego Laurita, mientras Vale estaba distraída limpiándose los ojos.

-        Te voy a extrañar… le respondí a su vez en voz baja.

Así, con todos sus orificios inaugurados, mi cuñadita volvió a su pueblo… con la esperanza que un día la visitara y siguiera su aprendizaje sexual…

Continuara…