Mi cuñadita Laurita (09)

No culpes a la playa

Regresamos al depa, cuando ya oscurecía, Laurita se había dormido en el auto… Vale ya había regresado…

-        ¿Cómo les fue?... pregunto curiosa Vale.

-        Bien, bien… me dije, estirándome.

-        Ay… no me puedo ni sentar… dijo Laurita adolorida.

Había castigado muy fuerte su ano en mi universidad, para exorcizar algunos recuerdos. Sin embargo, no era momento para esos comentarios. Mi cuñadita estaba cada vez más imprudente con sus comentarios y referencias a nuestras actividades sexuales a escondidas… a veces me parecía que quería ser descubierta… ¿Qué pensaría esta diabla?...

-        ¿Cómo así?... pregunto Vale intrigada.

-        Es que… los asientos de su facultad, son muy duros… repuso nerviosa.

-        Si… aparte, el viaje es un poco largo… aunque tu hermanita se quedó dormida… agregue, intentando cambiar de tema.

-        Ah siii… Laurita, se duerme en cualquier lado… menciono Vale acariciándole la cabeza como una niña.

Ufff… me dije para mis adentros… si supiera que, si fuera por su hermana, se duerme sobre mi verga. Laurita aun soñolienta y adolorida, nos dejó conversando en la sala, mientras subía al dormitorio, quizás también a limpiarse sus nalgas melosas por mi leche.

-        ¿Qué te parece si…?... comenzó diciendo Vale, luego dudo en seguir.

Mierd… si Vale quiere sexo, como le explico que no tengo líquidos seminales en el cuerpo… que su hermanita me exprimió todo…

-        Que te parece si mañana vamos a la playa… termino de decir.

-        Ah claro… es sábado mañana ¿no?... dije despistado.

-        Si, tanto tiempo encerrado en el depa, que ya ni sabes qué día es… dijo bromeando.

Me imagino que Vale también quería distraerse, llevaba varios días estresada con el trabajo… pero en la playa el estresado seria yo, ver a mi novia y a la tentación de su hermana, en ropa de baño… diablos… pero tenía que darle su gusto a Vale, se lo merecía. Solo rogaba que Laurita fuera más prudente y no se le antojara mi verga en el paseo.

Al día siguiente, Vale le presto un traje de baño a Laurita, ya estaban casi del mismo tamaño y dimensiones. En senos Laurita aun la aventajaba, pero en nalgas Vale mantenía algo de ventaja… yo me avoque a pensar cosas de trabajo y estudios, para mantenerme distraído y evitar pensar en las bronceadas carnes de mi cuñadita.

Llegamos a la playa, la misma en la que toque por primera vez a mi cuñadita. Había pocos bañistas, aún faltaban unas semanas para que la temporada empiece. Mientras mis tentaciones se despojaban de su ropa, yo miraba vigilante a los lados, como buen hombre protector.

-        Ay Laurita… se te está saliendo… dijo Vale.

De curioso volteé, pude ver como medio pezón de mi cuñadita estaba al aire. No podía culparla, ella tenía más busto que su hermana, y el brassiere de Vale no lo contenía. Me quede embobado viendo los senos de Laurita… casi los saboreaba… mi cuñadita se dio cuenta y esbozo una sonrisa, mientras Vale seguía concentrada metiendo el seno de su hermana en su traje de baño.

-        Ya está… que no crezcan más… que envidia… dijo Valeria bromeando.

Vale volteo y casi me atrapa, cualquier amago de erección se amortiguo con la mirada sonriente de mi novia.  Me tomo de una mano y luego con la otra, tomo a Laurita. Ingresamos al mar… yo nade un poco mar adentro, mientras las hermanas se quedaban más cerca de la orilla conversando y chapoteando donde el mar no estaba tan profundo.

Luego vi a Vale irse regresar a la arena, donde estaban nuestras cosas. Lo que aprovecho Laurita para venir conmigo.

-        Recuerdas que aquí me tocaste los senos… dijo tornándose peligrosamente morbosa para mí.

-        Cierto… dije.

-        ¿Quieres intentar de nuevo?… pregunto provocativa.

-        Si… pero tu hermana… replique intentando frenarla.

-        Ella está ocupada en su celular… mi dijo insistente Laurita.

Era cierto, de reojo vi como Vale, andaba caminando con el celular en la mano, dándonos la espalda, mientras Laurita estaba frente a mí. Es decir, no vería lo que le hacía a Laurita … ok, no voy a desaprovechar esta invitación… quizás sea lo único que pueda hacer con mi cuñadita aquí.

Nos sumergimos un poco para taparnos con el agua, mientras su seno ya estaba por salirse, ya que la ropa de su hermana apenas si lo contenía. Tomé su seno con mi mano derecha y comencé a acariciarlo por debajo del agua.

-        Ohhh… siii…

Laurita se estremeció, lo estaba disfrutando, cerraba los ojos como en trance. Mientras yo procuraba mover los labios, por si Vale volteaba a vernos, pensará que conversábamos… hasta que Vale volteo, la vi de mal humor… mierd… se habrá percatado.

-        Laurita… acomódate el brassiere… creo que tu hermana nos vio… le dije.

Mi cuñadita salió de su trance algo asustada. Mientras veía a Vale, ponerse nuevamente la ropa, de mal humor… ay caraj… si se dio cuenta que manoseaba a su hermana, el lio que me va armar.

-        Son unas mierd… dijo molesta Vale al borde del llanto.

-        ¿Qué paso?... respondí.

Tenía la consigna de negarlo todo, por más que Vale nos haya visto. Luego Vale se puso a sollozar… ay… se me venía la noche… pero extrañamente, se acercó y me abrazo.

-        Ni sábado me dejan descansar… se quejó.

-        ¿Por qué?... pregunte sin entender.

-        Me llamaron de la oficina… hay un documento que debía salir urgente ayer, pero no me avisaron, me dijeron que lo vea el lunes… ahora quieren que vaya a tramitarlo…

-        No lo puede hacer nadie más…

-        No, está en mi maquina… aparte que hay que procesar unas cosas antes de sacarlo….

-        Ni modo… regresamos… le dije resignado, mientras Laurita respiraba aliviada por no haber sido descubiertos.

Vale me jalo a un lado y me dijo que no sería justo malograrnos el día a todos por un tema de su trabajo. Aparte que ya estaban terminando las vacaciones mías y Laurita ya estaba por retornar a su ciudad con la desconfiada de mi suegra.

Me olvidaba que era el último fin de semana de mi cuñadita con nosotros. Había olvidado que, al final con Vale quedamos que mejor era que Laurita regresara a pasar fiestas con su mama en su ciudad. El tiempo había pasado volando mientras le inauguraba y llenaba de leche todos sus agujeros. Al día siguiente, domingo por la noche, Laurita nos dejaría.

-        A ustedes les gusta más meterse al mar, a mí me da miedo… disfruten el día… me dijo.

-        ¿Pero quién te lleva?… pregunte.

-        No te preocupes, tomo un taxi, lo que cueste, que lo pague la empresa… dijo molesta.

-        Ok… está bien… dije fingiendo resignación.

-        Vamos amor… haz que mi hermanita se entretenga, ya tendremos más salidas los dos solos… y haremos todo lo que quieras… me dijo morbosamente para compensarme.

Deje partir a Vale, mientras más se alejaba, más se acercaba Laurita a mí.

-        ¿Sera rico tener sexo en el mar?… me pregunto entre tímida y curiosa.

Esa idea me saco completamente de mi abstracción y la preocupación que me había generado Vale…

-        Bueno si… pero aquí no… hay poca gente… pero igual nos ven… repuse.

-        ¿No hay un lugar más privado?… me pregunto insistente.

Creo que Laurita sabia también que le quedaban pocos días de visita antes de volver, o quizás mis caricias en su seno habían despertado aquel cosquilleo en su ser… de una u otra manera, quería ser poseída con ese paisaje. La idea no me sonó mal, a decir verdad.

Recordé que cerca a esa playa, había otra más escondida, de difícil acceso. No se podía llegar en auto, había que bajar caminando con mucho cuidado un acantilado. Algo peligroso, pero aumentaba más el morbo… no termine de explicarle lo difícil del acceso y Laurita ya quería ir.

Subimos un camino de tierra, hasta donde pudimos con la camioneta. La estacione cerca a un sendero descendente pedroso y algo empinado, que llevaba a aquella playa desierta… caraj… todo lo que hago por atorar el culo de mi cuñadita, ojalá no me rompa una pierna aquí.

Descendimos lentamente, en más de una oportunidad Laurita estuvo a punto de perder el equilibrio, pero no desistió… hasta que al fin nos encontramos en las arenas de esa playa, rodeados de acantilados.

Lo primero que hizo mi cuñadita fue llenarme de besos, me hizo perder el equilibrio y terminamos en la arena entre risas y besos. Ella estaba encima mío y comencé a acariciarle sus senos que nuevamente sobresalían del brassiere… ella ahogo un gemido en mi garganta y entro en trance nuevamente…

-        Nooo aquí nooo…. Me dijo con su tonito caprichoso.

-        ¿Dónde?...

-        En el mar… me dijo.

Tenía miedo que, al hacerlo, la arena termine por meterse en sus agujeros y mi verga la raspe como lija. Me jalo de la mano, para llevarme al mar… miraba complacida como mi verga formaba una carpa en mi short.

Esa playa era casi como una piscina, poca marea, rara vez se veía alguna ola. Nos sumergimos entre caricias, hasta que estuvimos cubiertos hasta el pecho… una vez así, Laurita se detuvo y casi se trepo sobre mí. Me lleno de besos, mientras sus piernas rodeaban mi cintura.

-        Ahora si… me dijo más desinhibida.

Me bajé el short como pude y ella hizo a un lado su pequeña ropa de baño… mi verga hizo diana rápidamente en su vagina. Ella me apretó con fuerza al sentir su conchita invadida por mi tiesa verga, mientras sus pechos se inflaban contra mi tórax.

-        Ohhh… nooo… por ahí no… no… no importa… Uhmmm…

Si bien había dejado claro que con ella solo tendría sexo anal, al sentir mi verga después de un tiempo en su vagina, se estremeció completamente. Luego se alejo y me miro con pasión, sin decir nada, ella empezó a saltar sobre mi verga.

Complacido por su accionar, pase mis manos por debajo de sus gordas nalgas y la ayuda en su ir y venir. El mar nos ayudaba a aliviar su peso, Laurita temblaba de placer, sus gemidos eran cada vez más fuertes e intentaba ahogarlos con mis labios y lengua…

A pesar de estar en una playa oculta, no era mala idea hacerlo dentro del mar… por si algún curioso nos veía de los acantilados, nuestros cuerpos estaban sumergidos… la única evidencia de nuestra aventura sexual, eran los gemidos que mi cuñadita soltaba… todo era perfecto, hasta que…

-        Ay… mierd… cuidado… dije al notar la situación.

Como les dije, rara vez se veían olas… y esta fue una de esas… parecía una ola enviada por Vale… el repentino cambio de marea, me hizo trastabillar con el cuerpo de mi cuñadita encima. Al final, terminamos arrastrados por el mar, en la orilla.

Tragamos un poco de agua, pero nos reímos. Mi verga termino doblada, sin embargo, Laurita no estaba lista para terminar ese encuentro. Entre juegos se fue colocando encima mío… al sentir mi verga dura frotando su pubis, no lo dudo e hizo nuevamente a un lado su ropa de baño.

-        Uhmmm… suspiro al incrustarse ella misma mi verga por su ansiosa vagina.

Sin darme pie a objetar, ella empezó a brincar sobre mi aun tiesa verga. Yo solo me dedique, desde abajo a tomar su cintura para dirigir sus movimientos. Luego aproveché mejor mi situación y comencé a estrujar sus senos… cosa que ella agradeció más.

De a pocos la marea iba subiendo, y yo… me iba hundiendo en el mar… mientras la niña brincaba complacida con sus ojos entrecerrados en trance, sin darse cuenta que ya casi me estaba ahogando… parecía que el mar nos tenía jugada una mala pasada.

-        Ohhh… lo siento… dijo asustada al verme casi hundido.

Se salió rápidamente de encima mío, pero en su maniobra perdió el equilibrio y termino gateando hacia la orilla… bueno, me dije, el mar quiere una ofrenda… parece que no será vaginal, quizás si es anal, nos dejan terminar este encuentro, me dije.

-        ¿Qué haces?... ouuu… eso se avisa… ayyy… se quejó.

Aproveche la posición en 4 patas de mi cuñadita y me ubique rápidamente detrás de ella, para esto, ya su ropa de baño estaba por sus rodillas, no podía escapar. Solo me toco apuntar hacia su arrugado anillo y enfundarle mi verga, y como para que no huya, la sujete de sus gordas nalgas.

Le tomo unos segundos reponerse de tan brusca incursión, tampoco le di mucho tiempo. Ahora si no estábamos protegidos por el mar, había que apurar ese encuentro antes que alguien nos descubra o nos grabe.

Mientras yo golpeaba su bronceado trasero armónicamente, a su vez, el mar de cuando en cuando tocaba el mío… era raro e incómodo, me desconcentraba… pero soltarla en ese momento, era volver a empezar prácticamente, y Laurita ya lucia excitada de nuevo.

-        Ohhh… si cuñadito… así… como una perra… asiii… gemía lujuriosa Laurita.

El mar me estaba manoseando las nalgas más de la cuenta, así subí un poco mi cintura y deje de arrodillarme, pase a estar en cuclillas… ahora mi verga la perforaba desde arriba, clavándole las entrañas… Laurita sintió la diferencia… volteo a verme atónita y excitada.

-        ¿Eso se puede?... pregunto ingenua… ohhh... que placer…

Cada vez más excitada, Laurita iba hundiendo su cabeza, casi hasta ser cubierta por el agua… parecía no importarle, estaba en un trance total de disfrute… de la misma manera, yo me sentía extasiado de ver sus redondas nalgas abrirse de par en par y su estrecha cintura.

-        Ohhh…. ufff… exclame satisfecho.

-        Uhmmm… gimió destrozada Laurita, casi ahogada.

Su espalda se contrajo con cada borbotón de leche que mi verga escupía, su boca se retorcía como si cada escupitajo de semen en su interior fuera un nuevo orgasmo. Luego se dejó caer en el mar… casi se arrastró a la orilla.

Con mi verga aun en ristre, y mis piernas casi acalambradas, veía el espectáculo que me ofrecía mi cuñadita… con su culo abierto y su ano enrojecido, mi leche de a pocos fue saliendo… mientras Laurita recuperaba el aliento ya en la arena,

-        Wow… estuvo delicioso… me dijo sorprendida.

Luego nos acomodamos en la toalla cerca a los acantilados, intentando recuperarnos de aquella placentera agitación. Estuvimos tomando el sol entre juegos, caricias y besos… hasta que el mar nos dio a entender que era suficiente, cada vez quedaban menos metros de playa, la marea estaba subiendo y debíamos abandonar ese lugar escondido.

Subimos lentamente aquel camino difícil. Por suerte encontré mi camioneta en su lugar, pensé que podrían robármela por dejarla en ese lugar solitario. Ya iba escondiéndose el sol, en el camino de regreso, para variar Laurita se quedó dormida. De cuando en cuando la apreciaba, estaba mas bronceada y con un tono rojizo en las mejillas… diablos… es linda la condenada.

Ya cerca del depa despertó… y solo antes de llegar atino a decirme…

-        Gracias por todo… no se… no sé qué pensaras de mi cuñadito… que soy una puta o que se yo… dijo abrumada.

-        No, no para nada… tranquila… dije, solo había tenido sexo conmigo, no da para puta.

-        Lo cierto es que contigo… contigo hago y digo cosas que en mi vida pensé que haría o diría… agrego, quizás recordando como gemía como loca pidiendo que la claven como una perra o agarrando mi verga para dirigirla a su ano.

-        No, no te preocupes… es parte de crecer esto… experimentar y eso… dije sin entrar en detalles de las perversiones que hicimos.

-        Yo quería aprender… quizás a manera de juego, con alguien de confianza… pero me gusta cómo me lo haces… y te voy a extrañar… me dijo con una lagrima a punto de salir.

-        Vamos… la pasamos bien… no hay que malograrnos el día… dije sonriendo.

-        Si… es cierto… dijo más animada.

Quizás me decía esto, porque era difícil que, al día siguiente, estando todos en el depa, hubiera tiempo para despedirse… así que prefirió sincerarse ahora. Era tentar mucho la suerte hacer algo, con su hermana rondando.

Al menos, por el momento agradecía, que mi cuñadita lo estuviera tomando bien y que no se encaprichara en quedarse o sacar a la luz lo nuestro… pero no me fiaba, Laurita era joven, y nunca se sabe.

Continuara…