Mi cuñadita Laurita (04)
Sin vacaciones no hay paraíso
Después de recibir la llamada de Valeria, le di un palmazo a Laurita para reanimarla, tras unos momentos sin reaccionar, mostro señales de vida…
- Apura Laurita… tu hermana está en camino… le dije apresurándola.
- No puedo… me duele todooo… se quejó ella acalambrada.
Tras el gusto venia el disgusto, todas esas ricas contracciones orgásmicas, todo el castigo anal y vaginal contra el mueble y su estrecha cintura, habían terminado por mermar su resistencia.
- Vamosss… un baño y te recuperas… le dije animándola.
Saqué mi verga de su ano y vi como aquel agujero dilatado se iba contrayendo y expulsando mis líquidos. Mi verga algo enrojecida por la mezcla con la sangre de su recientemente inaugurada vagina… mientras Laurita se dejaba caer de lado… solo entonces se percató…
- ¿Por qué tienes sangre?... dijo asustada
- No es mi sangre… es tuya… le explique calmándola.
- ¿Cómo?... me reventaste mi culito… exclamo sollozante.
Luego se comenzó a revisar y se percato que tenia sangre en su desvirgado pubis… al parecer sus amigas al hablarle de sus experiencias, habían omitido ese detalle… tuve que explicarle que era normal, que al romperse su sello virginal había sangrado.
Tras ese susto inicial pareció confortarse, ahora tenia pruebas de que no era virgen, como para presumir con sus amigas. Mientras yo pensaba y como será cuando vayan al medico con su madre… bueno, ya habría tiempo de preocuparse por eso… ahora era salvar el pellejo con Vale.
Laurita se fue a bañar, mientras yo buscaba como quitar las manchas en el mueble, había una gotita roja que no había como quitarla, me estaba quitando mucho tiempo… procure poner un cojín encima para ocultarla.
Laurita bajo cambiada con el cabello seco y recogido, con el mismo pijama para evitar sospechas de Valeria. Yo subí a limpiar mi herramienta también… me bañé y me estaba cambiando, cuando en eso oí la puerta abrirse y cerrarse violentamente.
Escuche algunos reproches de Valeria a su hermanita… Vale había venido echando humo, ya me imaginaba que le había puesto de mal humor ir a buscar la fruta tan lejos y no encontrarla… suponía que debía estar bastante frustrada además por el calor que hacia afuera…
Bajé las escaleras y vi a Laurita con cara de asustada… por los reproches que recibió… fue una catarsis también de Vale, que sentía que su hermanita no la ayudaba mucho en las labores domésticas… bueno, en fin, la niña se sentía de vacaciones.
Le hice una seña para calmarla, me sonrió tibiamente recordando la cogida y desvirgada que le di en ese mismo mueble donde la poseí minutos antes. Una vez que la vi confortada, me dirigí a la cocina… tenia que calmar a la fiera de mi novia… hasta que la oí hablando por teléfono y me detuve al umbral de la puerta…
- Pero ¿tú los oíste?… decía más molesta.
Mierd… y si alguno de mis vecinos oyó los alaridos de placer y dolor que pegaba Laurita… si ya le habían ido con el chisme, y por eso estaba así de furiosa. Había una vecina chismosa que siempre estaba pendiente de quien entraba y salía, lo que pasaba en el edificio… según ella por un tema de seguridad, para prevenir robos…
Lo cierto era que tenía mucho tiempo libre, era una madre mayor con los hijos en la universidad y pasaba mucho tiempo sola, a decir verdad, su hija era una recién graduada de medicina muy guapa. La señora cada que se encontraba con alguien en los pasillos o el ascensor del edificio, soltaba las ultimas noticias…
Para mi mala suerte vivía en el departamento debajo del mío y había buscado que hacerse amiga de Valeria, para tener con quien chismear… pero Vale buscaba siempre que evitarla, no le gustaba estar metida en esas cosas, más aun, porque no tenía tiempo…
- ¿Qué? ¿También los viste?... esta confirmado… dijo Vale incrédula.
Ya me jodi… pero ¿de dónde nos vio esta vieja?… put… madr… y por donde escapo ahora, pensé… mientras miraba el balcón, eran 3 pisos y caería sobre mi auto… fue entonces que Vale me vio en la puerta… entre ira y frustración, colgó el teléfono… acá quedo todo, me dije.
- Danny… tenemos que hablar… me dijo.
- Ok… dije tragando saliva y acercándome.
Cerré la puerta, quería evitar que el ruido de ollas y demás que me lance Vale, se oiga en los demás departamentos… era relativamente nuevo en el edificio y no quería líos… solo el que Vale me podría armar… para mi suerte verifique que no había ningún cuchillo cerca…
- Me acaban de dar una muy mala noticia… dijo.
- ¿Qué paso?... dije intrigado, a este punto ya debía haberme arrancado la cabeza.
- Es que… me confirmaron que…
- Dime…
- Me confirmaron que… tras el accidente, mi amiga va estar en recuperación, toda esta semana en el hospital… dijo apenada.
- Ya… y ¿que hay con eso?... replique sin saber a qué se refería.
- ¿Es que no entiendes?... voy a tener que ir a trabajar esta semana, debo reemplazar a mi amiga… ya me dijeron que oyeron a mi jefa dando la noticia y vieron que revocaba mis vacaciones… dijo frustrada.
Valeria llevaba trabajando mas de 1 año sin vacaciones, por uno u otro motivo, siempre terminaba reemplazando a alguien que se iba de vacaciones y esta vez por una amiga que se acababa de accidentar.
Habíamos planeado estas vacaciones hace meses, ella pidió estas semanas, para estar con su mama y hermanita acá, y luego para estar a solas conmigo y hacer un viaje por las afueras de la ciudad en auto, a la aventura.
Desde que me promovieron a otra oficina, yo tampoco había tenido vacaciones, apenas unos viajes de inspección… había hecho coincidir mis vacaciones con las de Valeria… y ahora, entendía su frustración… quería pasar su tiempo con su familia y conmigo y nuevamente debía postergarlo…
- Lo siento amor… le dije, abrazándola para consolarla, ahora sabia porque venía iracunda, me sentía aliviado también de que no era lo que pensé.
- Sabes lo que significa ¿no?... me dijo llorosa.
- ¿Qué?... respondí sin saber.
- Vas a tener que cuidar a mi hermanita… me dijo apenada.
- ¿Cómo?... replique incrédulo.
- Es que yo voy a tener que volver a la oficina esta semana… Laurita se va quedar hasta después de fiestas… se suponía que íbamos a estar los 3 libres para pasear y todo… ahora yo no voy a poder…
- Ósea que voy a estar de niñero… dije pensando en voz alta.
A decir verdad, si en los pocos ratos que estuvimos solos, Laurita se me abalanzo para que la desvirgue… ahora que estaríamos solos estos días… ¿Que no querría que le haga?...
- Vamosss Danny… no lo tomes así… será solo unos días… hazlo por mi… dijo insistiendo Vale, casi como niña suplicante, al borde de un berrinche.
- Esta biennn… dije accediendo, fingiendo estar de mal humor yo por cuidar a esa mocosa.
No podía mostrar estar feliz, no quería levantar sospechas… aparte que Laurita me había exprimido de más esos días, estaba cansado… recordé que estaba bajo la amenaza de mi suegra de llevar a mi cuñadita a revisar si seguía virgen…
Por mi parte estaba el morbo de seguir tirando con esa joven fiera, ansiosa por descubrir el sexo y yo por satisfacer todas mis fantasías sexuales… parecía que mi cuñadita regresaría a su ciudad con sus dos agujeros felizmente reventados.
Una vez que Valeria se calmó, llamo a Laurita a la cocina, para explicarle lo mismo… que se quedaría conmigo. Yo Sali de la cocina, y mi cuñadita ansiosa me miraba con algo de temor, le hice una seña para demostrar que todo estaba bien… así entro mas tranquila para conversar con su hermana.
Luego salió con una cara de felicidad única, casi dando brincos, sabia que estando a solas con ella había menos riesgo de que su hermana nos descubriera y mas posibilidad de explorar nuevos placeres… la sonrisa se le borro cuando nuevamente Vale la llamo a la cocina para que le ayude a cocinar.
Almorzamos tranquilamente, Laurita estaba feliz, por momentos sonreía, pero disimulaba bien cuando su hermana volteaba abrumada a verla. Vale, después del almuerzo, se dispuso a lavar los trastes… le dije que no se preocupe que yo la ayudaba, mientras Laurita se ofrecia a ayudarme… dudaba que quisiera que me la coja en la cocina, mientras su hermana estaba en la sala descansando y viendo tele.
Jugueteamos un poco con el agua, por ahí que me robo un beso o me froto los senos en el brazo, travesuras propias de su alegría de quedarse conmigo a solas los siguientes días… lo que se detuvo con el ruido en la sala… entonces nos pusimos a lavar en serio los trastes.
Vale se había parado para trabajar en la laptop… ya que su amiga estaría fuera durante esa semana, le habían enviado unos archivos para que revise las cosas que tenía pendientes. Al salir de la cocina, Laurita se fue al sofá y, yo le di un beso y unos masajes a Valeria para confortarla…
- En cualquier cosa que necesites, me avisas a ver en que te puedo apoyar… le dije.
- Gracias amor… mas bien me preocupa que no avances tus cosas… me respondió.
- No te preocupes… estaba avanzando cosas de la maestría, pero en la semana con paciencia lo hago…
- Si, por eso quédate tranquilo… ya hablé con Laurita, ella sabe hacer las cosas de la casa, cocinar, lavar, etc., le dije que se dedique a eso en las mañanas y te deje hacer tus cosas… solo me preocupa algo…
- ¿Qué cosa?... pregunte un poco nervioso, no vaya ser que haya caído en cuenta de lo peligroso que era dejar a su hermana conmigo.
- Es que… bueno eso de que vaya al mercado todos los días, no es práctico, fácil se pierde o que se yo que le pueda pasar en calle... con tanto loco suelto…
- Cierto… respondí aliviado, aunque la calle no era el problema, era que quisiera estar encerrada conmigo ansiosa porque la siga desflorando.
- Quizás seria bueno que salgan a comprar para la semana al supermercado… yo le hago la lista de cosas a comprar a Laurita y tú le ayudas…
- Ah, claro… no hay problema…
Unas horas después, Laurita se alisto, se puso un vestido suelto, nada llamativo o provocativo, quizás para seguir dejando la imagen de niña buena ante su hermana y evitar sospechas. La lleve a un supermercado cerca de mi trabajo, ella ya conocía donde estaba mi trabajo anterior y quería ver donde trabajaba ahora… ojalá no se le ocurra visitarme algún día de sorpresa, pensé.
Yo trabajaba en una zona un poco alejada, que tenía un supermercado pequeño, pero bien abastecido. El problema es que tenia una cochera reducida que generalmente paraba llena, lo que me hizo descubrir que, en la parte posterior, había una zona de descarga de mercancías, que era solitario y algo oscuro, solía dejar la camioneta ahí cuando no encontraba lugar.
Laurita al salir se sorprendió de ver que la calle no era tan oscura como se veía desde el auto, le explique que así era con las lunas polarizadas del auto. En realidad, muchos oscurecían las lunas para evitar robos, en mi caso fue por eso y porque a veces al ir a la playa, Vale se quería cambiar en el auto sin que la vieran desde afuera.
Hicimos las compras entre juegos y bromas, nada de llamar la atención con gestos de pareja, nada de besos o caricias, era evidente que le llevaba varios años… si supieran que en realidad no era yo quien la acosaba , sino que era al revés… en fin…
Nos tocó una cajera nueva, joven y simpática, que me sonreía de oreja a oreja al ver como Laurita me mostraba cariño y se jugaba conmigo…
- Debiste ser adolescente cuando la tuviste… me dijo coquetamente, revisando si traía algún anillo en el dedo.
- Ah… no… no es mi hija… es mi… mi sobrina… dije disimulando, no quería darle a entender que era mi cuñada, mas aun de la forma en que me miraba.
- Claro… ya me parecía raro… dijo sonriendo más coqueta aún.
Luego, en el recibo, la cajera me escribió su teléfono, y me hizo una seña como para que la llame, mientras Laurita la miraba celosa. En el camino a la camioneta Laurita me pregunto…
- ¿Por qué le dijiste que soy tu sobrina?…
- Bueno, para no llamar la atención… le dije.
- Uhmmm… solo eso… ¿qué pensaría mi hermana?… dijo la joven chantajista.
- Nada… no significo nada… quizás ni la vuelva a ver… dije, respuesta que no convenció a mi cuñadita.
Terminamos de cargar las bolsas en la parte posterior de la camioneta, después Laurita desapareció un rato de mi vista, solo oí la puerta cerrarse. Luego al querer subirme note que ella no estaba en el asiento de copiloto, sino en el asiento de atrás. Parecía una niña resentida a punto de hacer un berrinche… lo de la cajera coqueta no le había hecho gracia.
- ¿Qué haces acá atrás?... pregunte, sentándome a su lado, tocaba calmarla.
- Si no significo nada, quiero que me lo demuestres… me dijo berrinchosa.
- ¿Cómo?... exclame sorprendido, sin saber ahora que querría mi cuñadita, ¿un dulce?, ¿una muñeca? ¿Que?
Entonces me di cuenta, que quería otro tipo de dulce y jugar con mi muñeco… puso su mano sobre mi verga, y comenzó a besarme apasionadamente… sin saber que hacer, solo atiné a corresponder sus besos… pensando que con eso se calmaría y evitaría que delate mi pequeño coqueteo con la cajera… pero no sería suficiente…
A los pocos instantes, Laurita se había subido a mí, así como ese día en su ciudad, en el hotel… su falda suelta se abrió fácilmente y sus piernas ladearon las mías. Sentir su ansioso pubis frotándose con mi pantalón, hizo que mi verga se ponga dura nuevamente.
- Espera ¿qué haces?… le dije.
- Tú sabes… respondió jadeante.
- Nos van a ver… respondí.
- Las lunas son oscuras… aparte esta vacío… decía entre besos.
Era cierto, aquel lugar era desolado, había un taxi estacionado en un extremo, parecía que su conductor no estaba, seguro compraba o estaba dormido con el asiento abajo, como suelen hacer en algunos lugares para descansar. Mas allá de eso, nada más.
Al diablo me dije… si esta mocosa quiere verga… verga le daré… total es un chantaje. Entre sus brincos buscando mis labios, me di maña para bajar mi cierre y parte de mi pantalón, mi verga salió disparada, revotando contra sus húmedos labios vaginales, recientemente inaugurado.
- Uhhhh… siiii… ya esta dura de nuevo… clamo satisfecha al sentir mi verga contra su piel.
No hizo falta mucho, puse a un lado su ropa interior, la levante fácilmente para acomodarla, en el proceso, ella me ayudaba con sus movimientos, desesperada por ser abusada nuevamente… mi verga se ubico a la entrada de su mojada vagina, al sentirlo mi cuñadita me araño los hombros mientras temblaba de ansiedad.
- Ohhh…. Uhmmm… exclamo al sentir como su piel se iba abriendo para dejar paso a mi tiesa verga.
Laurita me abrazo con fuerza, mientras sus senos se inflaban, mi pene iba invadiendo su joven ser, y ella temblaba de placer… por un momento se alejó, mirándome sorprendida con la boca abierta… no podía creer que, apenas un par de horas después de ser desflorada, ella misma se estaba empalando en mi verga… todo por unos caprichosos celos…
- Ay no puedo creer… esta todo dentro de nuevo… dijo aturdida.
- No… no esta todo… le dije burlonamente.
- ¿Qué?... Ohhh…. Ufff… exclamo.
La había tomado de las caderas, y presionado hacia abajo contra mi ingle, sus piernas que la habían aguantado encima mío, terminaron cediendo y mi verga termino de incrustarse en su apenas desflorada vagina…
- Ayyyy… Ohhh… dio un breve alarido de placer.
Esta vez, su cabeza se fue para atrás, contemplando el techo de la camioneta, mientras su cuerpo contraído se iba relajando, acostumbrándose a estar atornillada en mi verga, como tanto lo había pedido… sus piernas de a pocos dejaron de temblar…
- Me la metiste toda… susurro casi sin aire.
- Si… ahora si…
No me dejo decir más, me lleno de besos, mientras mi verga palpitaba en su cálido y lubricado interior. Ingenuamente Laurita comenzaba a deslizarse sobre mi entrepierna, no sabia como hacer en esa posición… me la había cogido 2 veces en cuatro y había aprendido a culearme para metérsela, ahora esa posición era algo nuevo para ella…
- Ay cuñadito… que dura la tienes… ¿Qué hago?... clamaba ansiosa.
Se movía atrás y adelante, por momentos en forma circular, trataba a mi verga como si fuera una palanca de cambios o de videojuego… buscando la posición que le diera mas placer o le doliera menos, quizás tanteando que tanto se podía mover con ese mástil atorándola.
- Tienes que comenzar a brincar… le dije suavemente.
Tome por debajo del vestido sus redondas nalgas, y la ayuda a subir y luego a bajar, eso la hizo ponerse nerviosa al sentir como entraba y salía mi verga prodigándole una rica fricción en su joven intimidad… nuevamente me apretaba con fuerza contra su cuerpo.
- Si, si, así esta bien… saltare… uhmmm… dijo sumisa.
Tímidamente comenzó a hacer el recorrido de arriba hacia abajo, por momentos temblando de placer. Mientras yo quería hacer que se relaje, baje bruscamente su vestido y libere rápidamente sus senos, ante su sorpresa… no le di tiempo a reaccionar, engullí sus endurecidos pezones…
- Ayyy…. Ohhh…. ¿Qué me haces?... uhmmm… exclamaba relajada y excitada a la vez.
A los pocos segundos, presa del delirio y lujuria, mi cuñadita comenzaba a brincar sobre mi verga, cada vez con mayor rapidez y armonía… aprendía rápido, en estas cosas, cuando el placer despierta, cada quien se acomoda y encuentra su ritmo…
Yo solo la sostenía de la cintura, mientras Laurita se retorcía de placer con cada clavada que ella misma se prodigaba. Me fui dando cuenta que su entusiasmo iba menguando por el cansancio, sin dejarla desfallecer, la tomé nuevamente de sus redondos glúteos para ayudarla subir y bajar, cosa que agradeció y comenzó a hacerlo con mayor rapidez…
Por momentos sentía que Laurita creía que estaba en esos juegos en que se revientan los globos con el trasero… ya que brincaba con una vehemencia cada vez mayor, como queriendo reventar un globo, en este caso los de sus nalgas, que rebotaban con mayor fuerza contra mi ingle, quizás queriendo doblar mi verga…
- Ay… nooo… ahí viene… ayyy… ufff….
Laurita ya había aprendido a descubrir cuando estaba cerca a un orgasmo, su mundo temblaba, al igual que lo hacia toda la camioneta en ese desolado y oscuro estacionamiento… su ser se perdía unos instantes, los ojos desorbitados, buscando locamente que calmar su delirio buscando mis labios, que luego soltaba para emitir sonoros y agradables gemidos.
- Ayyy… siii…. Uhmmm…. exclamo satisfecha, casi gritando, tuve que taparle la boca.
En esos innumerables temblorcillos que tubo, logro hacerme llegar también, tuve que alejarla rápidamente para evitar venirme en su interior. Un chorro iba a salir de mi verga, lo contuve lo mas que pude y jalando una vieja chompa que tenia en el asiento de atrás, tuve que cubrir mi verga y evitar que ese volcán de líquidos manchara todo el interior del vehículo…
- Ay… mierd… ufff… que rico… exclame satisfecho.
Tenia mi mano sobre la chompa y mi verga conteniendo todos mis líquidos, mientras mi cuñadita reposaba sobre mi pecho, deshecha, respirando pausadamente, seguía aferrada a mi cuello, dándome algunos besos de cuando en cuando, con las piernas aun temblorosas por el esfuerzo desplegado.
- Estuvo rico… ¿verdad?... repuso satisfecha de que también me haya gustado.
- Si… estuvo genial… respondí, no había porque ser mezquinos, la entrega de esa niña era fenomenal.
- Aunque mas rico es por atrás… dijo en voz baja, pensativa Laurita.
Luego sentí una vibración en mi pierna, no era el temblor de las acalambradas piernas de mi cuñadita… era mi celular… era Valeria…
- ¿Por qué demoran tanto?... pregunto.
- Ah… es que tu hermana… quería conocer por donde trabajo… y la traje al supermercado de acá, para que conozca la zona…
- Ah bueno… si esta bien que se interese por esas cosas… pero otro día la pudiste llevar… me reprocho Vale que parecía tener hambre.
- Es que te quería dar tu espacio, para que avances tus cosas tranquila… repuse, aun con Laurita sobre mi cuerpo, casi durmiendo de cansancio.
- Tu si que entiendes… dijo cariñosa Vale, mientras yo me sentía una mierd…
- Ok… ya voy de regreso…
- Traes pizza, que me muero de hambre… dijo Vale graciosamente.
El que se moría más de hambre era yo, por culpa de mi cuñadita que se había vuelto golosita para las cuestiones sexuales…
Terminé de limpiar mi verga, con Laurita sobre mí, la puse en un lado, casi dormida, pero con una sonrisa de oreja a oreja, parecía seguir disfrutando de aquel placentero orgasmo. La deje en el asiento de atrás, mientras yo salía a poner en la maletera aquella chompa manchada.
Al ir al asiento de adelante, me percate que había una cámara de vigilancia, mierd… no creo que alguien se ponga averiguar porque el auto se movía tanto… solo me percate de alguien que me miraba… solo faltaba que en aquel desolado lugar me roben…
Voltee la vista y me percate que en el taxi de al lado, el chofer parecía haber despertado, quizás por todo el ruido que hicimos o por los movimientos del auto… algo avergonzado atine a mirarlo… mientras el con una sonrisa burlona me levantaba el dedo pulgar, como felicitándome por mi travesura.
Le devolví el mismo gesto, y tan pronto pude encendí el auto… la cámara y el taxista fueron testigos de aquel encuentro, ya era tentar mucho la suerte quedarse ahí, quien sabe si algún curioso pudo llamar a la policía… no quería irme preso con mi cuñadita por indecencia en la vía pública.
Regrese cansado al depa, veía a Laurita por el retrovisor, descansando feliz, casi chupándose un dedo… solo llegue a pensar… es una nena, esa pequeña diablilla chantajista…
Continuara…