Mi cuñadita- Estrenandome como papá
Tras doce años de matrimonio fiel... veo en la mujer que se convirtió mi cuñada Melissa. Me la cogí mientras mi mujer dormía.
Soy un hombre de treinta y siete años, casados desde los veinticinco con la mujer que de verdad me enamoro, tras casarnos me ofrecieron un excelente trabajo lejos de nuestros hogares paternos pero al final de cuentas empezabamos nuestra vida juntos.
Puedo decir que soy un hombre bien parecido, trato de mantenerme en forma y no es vanidad pero puedo darme cuenta que las mujeres me ven, aun así es mi esposa quien se roba la atención tanto de hombres como mujeres, mi mujer es alta, esbelta, de formas bien definidas, un par de tetas no muy grandes pero redondas, firmes, altivas pero sin duda lo que vuelve locos a los hombres y causa la envidia de las chicas es su culazo, redondito, en forma de corazón invertido, nalgas paraditas; una piel muy blanca, una cara muy bella con unos grandes ojos en color miel que combinan con su cabello rojizo, rizado y largo. Ni que decir de lo apasionada que es en la cama, siento que se entrega por completo cada vez que hacemos el amor, aunque debo admitir que con el tiempo la pasión disminuyo lo que me arrebató de mi vida de soltero fue lo insaciable que era ella, lo gustosa que era para experimentar, lo arrebatada, ver su cara roja y sudada bañada de mi semen termino por hacerme hacer a un lado a las otras chicas con que disfrutaba la vida y me entregué a esta mujer, Clarisa se llama mi esposa.
Ella dejo su trabajo para dedicarse por completo a mi, y desde el principio del matrimonio había querido tener hijos, lo que no se nos había dado, doce años de casados y sin hijos, hasta que finalmente Clarisa y yo logramos embarazarnos y nuestra vida sexual empeoro a limites catastroficos. Obviamente ella se cuidaba muchisimo y me limito a mamadas, que aunque excelentes me hacía extrañar los buenos polvos que le daba.
Poco antes del parto Clarisa me dijo que quería que nuestro hijo naciera en nuestra ciudad de origen, a la que difícilmente podíamos ir mas de una vez al año, pero ante la insistencia de mi mujer acepte y tras conseguir permiso en el trabajo llegamos a instalarnos a casa de sus padres. Todo hubiera estado bien, hasta que volví a ver a Melissa…. La hermanita de mi mujer.
Caramba, como había crecido esa niña, cuando me case con Clarisa apenas tenía diez años, y con el paso de los años nunca le preste atención, además que la chica siempre estaba en competencias de atletismo, olimpiadas del conocimiento, sin hablar de la universidad, vaya, una fugurita la muchacha… y de que figurita, alta, esbelta, con todo en su lugar, un par de buenas tetas, grandes y firmes, un culo que campeonato, nalgas grandes, duras, seguidas de unas piernas hermosas, igual que su hermana de piel muy blanca pero su cabello era casi rubio, largo y con ondas, lo mejor de su bellisisma cara son sus ojos y boca, al verte parecía que te invitaba a besarla… realmente enloquecí al verla. Siempre pense en ella como el tiro de gracia de mi suegro (por las diferencias de edades entre sus hermanos y ella).
Cuando la vi con atención no pude evitar pensar en lo rico que sería besarla, de lamerle el coño y su culo, tocar sus tetas, masturbarte entre ellas, y admito que me sorprendí cuando sentí una erección al pensar en mi cuñada, pero lo mas difícil fue cuando la sorprendí mirandome la entrepierna y lejos de apenarse me sostuvo la mirada y me sonrió provocativamente. A partir de ese momento no tuve un momento de paz en esa casa, Clarissa siempre estaba cerca de su hermana, alocada por el sobrino decía ella, pero no hacía mas que mirarme, e incluso pasaba su lengua por sus labios al sorprenderme con una erección. Yo estaba tan caliente que no hacía más que imaginarme que me cogía a Melissa, pero miraba a mi mujer con su enorme vientre a punto de explotar y me avergonzaba.
Una mañana temprano salí de la habitación que ocupaba con mi mujer y me dirigí al baño, al empujar la puerta me doy cuenta que había alguien adentro, me asomé y de inmediato mi verga despertó al ver la silueta de Melissa, me quede quieto viéndola y ella me vio a través del espejo, yo me retire de la puerta pensando que haría un escándalo, regresaba a mi habitación cuando me di cuenta que ella no hizo ni ruido, así que regrese, estaba de espaldas ya desnuda, mi erección no se hizo esperar, ella se soltó el cabello y muy suavemente paso sus manos por su cuerpo, abrió la regadera y el vapor empezó a llenar la habitación, ella entro a la ducha sin cerrar la cortina, se puso de frente y siguió tocándose, llevo su dedo índice a la boca chupándolo y lentamente lo bajo hasta llegar a su entrepierna, lanzo un suspiro y su dedo se perdió entre sus labios vaginales, con su otra mano se pellizcaba un pezón, tenía la boca entreabierta y su respiración entrecortada, pronto eran dos dedos los que tenía en la entrepierna, claramente podía ver como se hundían dentro de ella, instintivamente me toque por encima de la pijama, en eso Melissa alzó la vista y corrió la cortina de baño dejándome completamente empalado.
No podía más, necesitaba calmar mi verga, ya fuera con mi mujer, con la boca de mi cuñada, pero no podía más. Regrese al cuarto y trate de excitar a mi mujer que solo me dijo que ya no, que el bebe ya estaba por nacer, aún así me pajeo por un rato y con solo tocarme me corrí, pero en realidad no dejaba de pensar en mi cuñada, en Melissa, quería sentir su boca en mi verga, quería estrujar sus tetas, deseaba su coño y su culo….la mano de mi mujer no significo nada para mi. Aun caliente, y molestó porque mi mujer volvió a dormirse como si nada me puse mis tenis y salí a correr.
En short, tenis y playera salí de la casa, sintiendo como mi entrepierna se quemaba, era obvia mi erección, mi verga estaba dura, caliente, seca, solo un manantial como el coño de Melissa lo calmarían, corrí y corrí por espacio de una media hora, finalmente me detuve, estaba en un parque cercano a la casa y ya eran casi las ocho de la mañana, decidí volver antes de que Clarisa despertara. Al volver vi a mi suegro metido debajo de su coche frente a la casa, lo salude y me tope con mi suegra quien me dijo que mi mujer estaba dormida y que ella iría al mercado a comprar el desayuno
Entre y fui directo a la cocina, me serví jugo y al darme la vuelta ahí estaba Melissa, me sonrió y dijo:
-¿Por qué tan exaltado cuñado?- al decir esto se acercó a mi, demasiado, pude sentir sus pezones erectos sobre mi sudada playera. Ella estaba fresca, con un aroma demasiado excitante, y sonriendo picadamente me dijo- a mi hermana no le gustan los apestosos ja ja ja
Yo me senté en la mesa mientras Melissa decía que prepararía unas galletas, abrió la nevera y se agacho… wow que vista, llevaba unos mini shorts, una playera sin sujetador, pero al agacharse me dejo ver su hermoso culo, sus nalgas blancas, suaves. Se dio la vuelta y se paro detrás de mi, sin verla escuche que abrió la alacena, movía los trastes preguntando en voz alta en donde estarían las charolas (como si yo supiera) y en eso me dice:
-Cuñado, ayudame, se me caen encima.-
Me levanto y veo a Melissa de puntas sosteniendo en lo alto de la alacena unas cacerolas que se venían encima, me ubico detrás de ella y las sostengo (soy mas alto que ella) pero en ese instante ella echa el culo hacía atrás con toda la intención de poner la raja de sus nalgas entre mi verga…. Que placer… de inmediato mi verga reacciono y se puso dura, mi cuñada puso sus manos sobre las mias (que ya no sostenían ninguna cacerola) y descaradamente restrego sus nalgas en mi verga, desde ahí podía ver a mi suegro aún debajo de su viejo carro, mi cuñada me solto de la manos (como si yo fuera a moverme) y las puso sobre el mueble pegando todo su cuerpo contra mi, su espalda contra mi pecho, echo atrás su cabeza y busco mis labios…. Mis manos bajaron, la sostuvieron de la cadera, una de mis manos busco sus tetas encima de la ropa…. Me dijo que la besara, que no podía dejar de pensar en mi y en desear que me la follara, mi mano se aventuró a ir dentro de su short, caray que mojada estaba, de reojo buscaba a mi suegro y seguía en lo suyo, se volteá y se hinca, me baja el short y mi verga sale, dura, tiesa, y la boca de mi cuñada comienza a aplacar las llamas que la envuelven, que mamada, su boca no dejaba espacio sin besar, entraba y salía, recorria lo largo y a veces la sostenía en la mano mientras con su lengua jugaba con mis huevos, yo mantenía los ojos cerrados perdiendome en esa sensacion, pero la levantó y la beso, ¡que boca!, sentir su sabor en sus labios me volió loco, recorrer su cuerpo con mis manos era una locura, le baje el short y la sente en el mueble de la cocina, le quite la blusa y veo ese par de tetas, las toco, las beso, las muerdo, nunca soy así con mi mujer y esta niña me pedía más de eso, mi boca recorre todo su vientre y me hundo en su coño, que delicioso, mi lengua entra, busca el clitoris y juega con el, mi cuñada gime, ahoga sus grititos, con su mano me sostiene el cabello y me anuncia su corrida, pero desesperada casi grita “Follame yaaa” y sin decir mas se bajó del mueble quedando de espaldas y ofreciendome su culo, yo me apresure a colocar mi verga entre sus piernas… me hundí, que caliente, que delicioso, que humedo, toda la carga sexual que llevaba de días atrás ahí estaba a punto de estallar…. Mi cuñada se empezó a mover y yo la sostuve por la caderas…. Arremetía con fuerza, ella ahogaba sus gritos y se trataba de sostener por lo fuerte que le daba, sentí su cuerpo tensarse, arqueo la espalda, mi verga fue apretada por su vagina, y comenzó a temblar… yo no pude más y me vine dentro de ella… chorros y chorros de semen se vaciaron en las entrañas de mi cuñadita y escurrieron por sus piernas…. Se quedo tendida sobre el mueble de la cocina y yo encima de ella…. No sabía que decír, pero ella se adelanto y dijo que ahí venía su mamá, se incorporo, se puso el short, se apresuro a salir de la cocina pero de voltea, me besa y dice…. Dame esta noche por favor…. Y se va a su habitación.
Como puedo me acomode el short y me senté a terminar mi jugo….