Mi cuñadillo
Esta es la historia de cómo mi fantasia se hizo realidad. Nunca subestimeis a nadie por su edad.
Los fines de semana que iba a Sevilla a casa de mi novio dormíamos juntos, pero si trabajaba al día siguiente me acostaba en el cuarto del hermano, porque su cama era muy pequeña y no quería que despertara cansado. Mi novio, su padre y mi cuñado eran tres calcomanías, sin duda el mejor culo le tocó a mí cuñado Alex; 180 cm, moreno, ojos oscuros y una boca tan provocadora como el lunar que tenía junto a ellas. El pobrecillo era muy amable, porque entiendo que debe ser un coñazo tener a alguien en tu habitación y no poder hacer lo que te plazca, decía que no le importaba. Teníamos confianza, nos contábamos cosas, me mataba a cosquillas era tres años más pequeño que yo y aún siendo un niño tenía cuerpo de hombre.
Esa noche nos acostamos tarde, sacamos mi cama de debajo de la suya y yo fui al baño a cambiarme, cuando llegué aún estaba vestido.
- Si quieres puedo salir, no me importa esperar.
- ¿te da vergüenza? (me preguntó el niño).
- No, pero lo mismo te incomode que
- (se echó a reír y yo le lancé una mirada asesina) ¿pero tú vas a ver algo que no hayas visto ya mujer? Quédate anda que no me importa, de verdad.
Lo cierto que es que solo era un cuerpo desnudo, piernas, brazos, carne ¡dios! Se equivocaba, porque quitando el parecido facial con su hermano no eran tan iguales. Estábamos hablando, yo tumbada en la cama bocarriba y el deambulando por la habitación repartiendo las prendas de la ropa de un lado a otro; el chaval me contaba que había tenido un altercado con la bici mientras se señalaba los pedazo de abdominales que tenía, intentaba no mirarlo pero no hacía más que manosearse e incitarme a que le tocara lo hinchada que tenía la zona y una no es de piedra. Segundos más tarde fingí buscar algo en mi móvil porque estaba quitándose los calzoncillos, ya me encontraba bastante acalorada por el manoseo y lo buenísimo que estaba como para quedarme a mirarle el culo. ¿Tendría la polla tan grande como el hermano? ¿Sería igual de habilidoso con las manos? No puedo creer que estuviera preguntándome eso.
- Voy a ver a tu hermano, ahora vuelvo (dije levantándome de la cama, a ver si se me pasaba un poco el mini calentón que el niño provocó en mi. Por desgracia mi novio dormía).
Cuando volví media hora más tarde la habitación estaba a oscuras y a pesar del calor que hacía la ventana estaba cerrada, pero no quise abrirla porque tenía que apoyarme en su cama y no quería despertarlo. Para no variar me pegué el puntapié matutino en el dedo meñique del pie. Al rato de estar en la cama me quedé dormida y no sé muy bien cuanto tiempo después me despertó un ruidito, al principio no le eché mucha cuenta. Se me escapó un suspiro dándome la vuelta en la cama, buscando un lugar fresquito entre las sábanas porque estaba muerta de calor. Creo que sudaba un poco. Me detuve un poco y el "ruidito" era algo que conocía bien. Sexo. En solitario pero sexo. Pensé que estaba soñando o algo porque, ¿cómo iba mi cuñado a cascársela al lado mía? Pues lo hacía, y juro por dios que intenté no imaginarme su expresión, sentir su respiración cerca de mí, mi boca en el lugar que ocupaban sus manos pero el muy jodido no paraba y escuchar el incitante ruido de su mano contra la polla y un gemido que se le escapó mojó mis bragas al instante. Estaba cachonda y si el que se masturbaba y compartía habitación conmigo hubiera sido mi novio en vez de su hermano, ¡abría saltado sobre él para mamársela hasta que se corriera! ¿No soy un poco guarra? Prácticamente es un chiquillo y encima de mi familia política. Como deseaba poder meterme las manos en las bragas, o mejor, arrancármelas y masturbarme junto a él. El calor y el calentón me estaban matando, caí en la cuenta de que estaba destapada y como llevaba puesto un pijama bien apretados, quise comprobar algo. Volvía adarme la vuelta, tenía los pezones duros como piedras y no llevaba sujetador; el sudor ceñía la ropa a mi cuerpo, el pelo suelto tapaba parte de mi cara, volví a darme la vuelta. El movimiento no fue nada sexi, pero sí que pude comprobar que se estaba haciendo la paja por mí o que solo fui una ayudita, porque empezó a resoplar y en un ¡oh! Muy ahogado supe que se había corrido. Lo mismo fue por temor que lo pillara, pero de ser así no se habría levantado por papel higiénico, ¿no?
Por la mañana nos despertó su madre, a voces, para no variar, la mujer no quería que olvidáramos comprar el pan. Tenía una cara satisfacción y descarga impresionante, fue a mear y se tumbó en la cama conmigo.
- Buenos días (me dijo y soltó un beso en mi mejilla)
- Buenos días dormilón (tenerlo al lado mío es lo que menos necesitaba después de la paja que me puso tan caliente)
- Anoche me levanté por agua y estabas sudando, así que abrí la ventana. No me di cuenta de dejarla abierta antes de acostarme.
- La verdad es que he pasado tela de calor, pero no quería despertarte cuando entré. ¿tu as dormido bien?
- Como un rey, ¿desayunamos?
Como no iba a dormir bien el capullo, si se correría para siete según los cortes que pegaba del rollo de papel.
El día transcurrió de lo más normal.
Esa noche pude dormir con mi novio, pero decía estar demasiado cansado como para echar un polvo. No podía dormir entre sus ronquidos y los recuerdos de la noche anterior. Sin duda necesitaba follar, volvía ponerme cachonda así que fui a por un poco de agua, me colé una camisa y salí. Creedme cuando os digo que me golpeé el pié, pero esta vez con el sillón del salón.
- ¡joder!
El agua fresquita fue gloria bendita para mi cuerpo.
- Parece que nos levantamos todas las noches a la misma hora.
¡Coño! Vaya susto me había metido, hico que me atragantara y se me derramara el agua encima. Me di la vuelta.
- ¡Alejandro que susto! (me miró las tetas) tío, no seas fresco.
- Anoche parecían más duros.
- ¿Qué?
- No disimules porque sé que estabas despierta (dio un par de pasos hacia mí y yo retrocedí hasta golpearme con la nevera).
- ¿anoche? ¿cuándo? Si yo dormí toda la noche de un tirón además, ¿Qué coño haces tú mirándome las tetas? (una cosa era que me pusiera cachonda y otra permitirme mamonear con él de verdad, más aun en casa de mi novio, con la familia al completo).
- No me jodas que se que estabas despierta (se acercó aún más, bajé la mirada y respondiendo a alguna de mis preguntas de la noche anterior, parecía tenerla igual de grande que el hermano; estaba empalmado y a pocos centímetros de mi).
- Me voy a la cama (esquivé su cuerpo y sin cerrar la nevera me dirigí a la puerta. No me dio tiempo ni a dar tres pasos porque me agarró de la cintura y me echo contra su cuerpo) ¡¿Qué coño haces?!
- Ssh (tapó mi boca y en el oído me dijo) si no haces ruido no se despertarán (intenté despegarme de él) y sé que quieres esto (empezó a tocarme el coño, ya estaba mojada. Solo refregaba la mano con él. Las ganas de que hiciera algo más y de parar peleaban en mi cabeza, porque si alguien nos pillaba se montaría un buen pollo. Abrió mis labios con los dedos, buscó el clítoris y sin duda alguna lo encontró; agarré su cuello con fuerza y empezó a comerme la oreja sin dejar de mover los dedos, notaba la calidez de su polla dura un poco por encima de mi trasero. Tenía ganas de poder gemir, lamí los dedos que aun tenia taponando mi boca, las caderas no paraban de movérseme por la exigencia de algo más, quería que me follara, que me echara un polvo salvaje, que no tuviera miramientos en lo duro de sus penetraciones tuve un orgasmo, la nevera seguía abierta y lo que corría mis piernas abajo no era el agua que se me derramó anteriormente. Joder con el niño. Me quité su mano de la boca y me di la vuelta, lo miré a los ojos y luego a los calzoncillos, pasé la lengua por los labios al ver la puntita jugosa que asomaba por el filo del calzoncillo; no dudé y se los bajé, ni siquiera movió el pié para sacárselos. Tenía una enorme polla frente a la cara. La olí, pasé la lengua por sus huevos y cuando llegué a la puntita me la metí en la boca. Siseó y se agarró a la encimera. Jugué con ella cuanto quise, me encantaba. Las gotitas que salían de ella me incitaban a chupársela aún más rápido. Empecé a tocarme yo también. Me agarró del pelo y en vez de empujarme contra su sexo lo que hizo fue subirme y besarme, me cogió por el culo y me encaramó encima de él, seguíamos besándonos hasta que me sentó en la encimera, que paró para quitarme la camisa que aun llevaba puesta. Primero me tocó las tetas, luego se las metió en la boca mientras pasaba una mano desde mi pié hasta la nuca para besarme otra vez. Se cogió la polla. Lo veía venir, y aunque estuviera tomándome las anticonceptivas no lo iba a permitir).
- Alex, (le dije entre susurros y suspiros de placer) no vayas ¡aah! (ese no vayas a metérmela acabó siendo un tímido gemido porque con un brazo agarró mis cintura y con el otro guió su pedazo de polla dejándome caer luego sobre ella. Me olvidé de la negativa que quería darle. Apoyó mis nalgas un poco sobre la encimera aún con la polla dentro, lo besé y me trinque a su cuello, la sacó y me pegó tal pollazo que creí haberme roto, ahogábamos los silenciosos gemidos con los besos; entonces escuché toser a alguien) para (no dejaba de follarme y tengo que reconocer que no me cortó el punto en absoluto) Alex para.
- Ssh solo un poco más (cuando pronunció el más me penetró con más fuerza).
- Q-que nos van a coger (me tiró del pelo para atrás y mordió con fuerza mi cuello, apreté las piernas a sus caderas y tras la siguiente "embestida" la sacó llegando su corrida hasta mi barbilla. La quitó con la mano para besarme).
Nadie apareció en la cocina aquella noche. Cerré la nevera y después de despedirnos miré el reloj, eran las cinco menos cuarto de la mañana, cogí un cigarro de la cajetilla que había en el salón. Diez minutos después, cuando iba camino de la cama mi suegra tosía "de nuevo".