Mi cuñadica III, subida a la cima

Subiendo a la cima de la montaña en todoterreno

La tarde anterior y a la vuelta de la excursión de mi hermano, mi mujer y los peques, ya que como he relatado anteriormente mi cuñada y yo nos quedamos en casa con el pretexto de que de vacaciones también se va de descanso, salimos un rato a dar una vuelta por los alrededores del camping, choperas, bosques de hayas, de abetos y enormes robles rodean el paraje paradisíaco que rodea las instalaciones, cada rincón, cada zona emboscada invitaba a perderse con Yalida, las miradas se cruzaban con una complicidad y una perversión que casi saltaba a la vista, no se como estos dos no se dieron cuenta en ningún momento pero tanto ella como yo estábamos cardiacos de deseo.  Estuvimos comentando que hacer al día siguiente y quedamos en contratar una salida en todoterreno para toda la familia y así disfrutar de unas maravillosas vistas que hay desde una cima a la que tienen acceso restringido en vehículos tan solo las agencias de viajes de aventura, así que allí estábamos a las 8,30 en punto de la mañana, con nuestras pequeñas mochilas de excursión, pertrechados de los bastones de marcha y dispuestos a pasar un día en lo alto de las montañas.  Yo me preparé bien aquella noche las baterías de la cámara de fotos porque mi afición a la fotografía me pierde, la verdad sea dicha. Aunque también me pierden otras cosas más carnales jajajaja!!! Mi hermano, como no con sus botas de escalada por si se terciaba subir alguna pared que estuviera instalada con vías, le encanta la escalada libre.  Mi mujer como siempre con su lectura y los críos pues a lo suyo, cometa en ristre, y algún juego mas.  Mi cuñada por su parte es muy aficionada al dibujo y realmente lo hace fantástico, tiene láminas a carboncillo preciosas e incluso ha llegado a vender alguna de ellas, así pues preparada también con su carpeta, lápices y demás utensilios de dibujo.  Las nueve en punto de la mañana y el todoterreno nos recoge puntual.  Salimos hacia el pico cercano, como siempre y acaparando la atención del gía, mi hermano comienza a hablar con el sobre vehículos potentes, todoterrenos, quads y motos, en fin lo suyo y con ese pretexto se coloca en el asiento del copiloto, mi mujer sube después colocándose en la segunda fila de asientos y los críos suben al coche como un torbellino y se colocan uno a cada lado de Lisa.  Entonces ocurre, jeje, el guía que nos tiene que conducir a la montaña se apea del vehículo y nos abre el portón trasero, despliega los asientos que están enfrentados uno a cada lado del coche y mi cuñadita y yo subimos a la parte trasera.  Una mirada lasciva surge en nuestras caras, ella lleva puesto un pantaloncito vaquero muy corto y deja lucir sus muslos hermosos, torneados y morenos por el sol, las perneras del pantalón son tan cortas que casi no queda tela en la entrepierna de los mismos, cosa que compruebo al sentarnos ya uno frente al otro.  Sus piernas, ahora abiertas, dejan ver que apenas hay un centímetro de tela a cada lado de la costura que está insertada literalmente en el coño de Yalida.  No puedo quitar la mirada de su entrepierna y ella lo sabe, aunque haciéndose la despistada ha entablado conversación con Lisa que va justo delante de nosotros, situada en medio de los peques.  Mi mujer vuelve constantemente la cabeza hacia Yali para hablar con ella pero de repente comienza a marearse y deja de hacer movimientos con el cuello para evitar un mareo aun mayor.  Entonces y al comprobar Yali que Lisa ya no se mueve, desliza sus dedos hasta sus muslos separando la costura del pantalón de su sexo, un sexo brillante, húmedo y jugoso que se ofrece ante mi como un manjar de dioses que ahora en ese preciso momento es inalcanzable para mi.  La carretera es tortuosa y los constantes meneos del coche hacen que su coño vaya de un lado a otro del pantalón, sus dedos siguen acariciándolo para mi y mi verga a estas alturas está dura y dolorida de ir aprisionada en los pantalones.  La intento acomodar como puedo y al verlo Yali se muerde los labios como dando a entender que tiene ganas de llevarla a su boca para lamerla y comerla hasta sacarme los jugos.  La situación es de lo mas morbosa, los ojos de Yali están ahora entornados, ahora abiertos de par en par, sus gestos denotan que está llegando a un orgasmo contenido por la situación. Mi hermano sigue a lo suyo con el guía, mi mujer mareada, los críos intentando ver águilas en el cielo y mi cuñada y yo inmersos en una situación que a  me está poniendo de los nervios pero que me encanta.  El momento se acerca, Yali se muerde los labios, contiene la respiración, se pellizca el clítoris y unas gotas de flujo surgen de su sexo ardiente, mojando la poca tela de sus pantalones, sus dedos separan los labios de su vagina para que yo vea con claridad diáfana como tiembla su sexo, convulsionado por un orgasmo ahogado en lo mas profundo de su cuerpo que se retuerce por los últimos estertores de un clímax contenido.

Aquello solo fue el preludio de un día muyyyy completito en cuanto a diversiones en la montaña…

Pero eso es la parte de la historia que luego os relataré