Mi cuñada preguntona 2
Tomé su fondo y se lo quité, quedando en una bella tanga blanca transparente que dejaba ver, en todo su esplendor, su abundante triángulo de pelos rizados.
Mi cuñada preguntona 2
Aquí envío este nuevo relato de mi cuñada preguntona y yo, Ray. Resulta que después de ese primer encuentro en donde desvirginé a mí cuñada Misha, paso algún tiempo (1 año y medio mas o menos) para volver a tener la oportunidad de cogermela de nuevo.
Como mi esposa ya estaba en casa no tenía la oportunidad para salir. Después del parto mi esposa tenía cierta depresión porque sentía que estaba gorda, su vagina floja por el paso del bebe lo que provocó que ocasionalmente tuviéramos relaciones sexuales, además me celaba mucho y quería mucha atención de mí parte. Cabe mencionar, como lo dije en mi primer relato, que mi esposa y yo teníamos muy buenas relaciones sexuales y esta situación me estaba desesperando, pues se combino la inapetencia sexual de mi esposa y sus celos, con el recuerdo del cuerpo de mi cuñada, a la cual veía casi a diario metida en mí casa ayudando a mí esposa.
Misha no perdía la oportunidad de provocarme, se ponía pantalones muy entallados y blusas escotadas, además su cuerpo seguía embarneciendo y sus formas eran más pronunciadas y provocativas, se veía más mujer.
En cierta ocasión fuimos a la casa de mi madre a una reunión, el día estaba bello pero mi madre insistió que trajera una carpa portátil por si llovía en la tarde. Mi esposa me dijo que fuera a traer la carpa a la casa que ella se quedaría a ayudar y así lo hice. Llegué a mí casa y saque esa carpa plegable de la bodega y cuando me disponía a salir escuche la voz de Misha decir:
Hay alguien ahí, como están ya es hora de levantarse.
Hola Misha como estas, ¿que haces por aquí?
Hola Ray ¿Dónde está mi hermana?
En casa de mi mamá en una reunión, yo vine por la carpa plegable. ¿Que se te
ofrece, cuñada?
Nada solo pasaba y quería saludar, pero en vista de que no esta nadie, más que tú
me voy.
No cuñada espera.
Ella se dio vuelta y regresó y sin decir más me rodeo con sus brazos mi cuello y me empezó a besar y a quitarme la ropa. Yo no me quede quieto y respondí de manera inmediata a sus caricias y fui quitando el delgado vestido azul que llevaba puesto, en un instante quedamos en ropa interior, ella con un sostén blanco transparente y su fondo de likra; yo en puros boxers.
Me senté en un sillón viejo que tenía en la bodega. Tomé su fondo y se lo quité, quedando en una bella tanga blanca transparente que dejaba ver, en todo su esplendor, su abundante triángulo de pelos rizados. Le bajé su tanguita para ver una vez más esos regordetes labios vaginales que tenía, me arrodillé para besarlos, lamerlos, sentía como temblaba su cuerpo y rápidamente su concha se mojo de lubricante, el cual lo bebí lujuriosamente, con mis manos acariciaba sus grandes nalgas metiendo un dedo entre sus cachetes para rozar su ano, su calentura aumentaba, me tomó con sus manos por los cabellos de mi cabeza y no dejaba que retirara mi boca de su conchita carnosa.
Me levanté y recosté a Misha en el sillón acercando sus nalgas a la orilla, le abrí sus piernas y me coloque entre ellas. Mi grueso pene quedo a la altura de sus regordetes labios vaginales, que a pesar de tener las piernas bien abiertas, no permitían ver la entrada de su vagína ni sus pequeños labios. Ella, con los dedos de ambas manos, separo sus grandes labios, apareciendo ante mí su pequeña entrada vaginal, sus pequeños labios rosados y su clítoris, que había crecido debido a la excitación; sus jugos vaginales mojaron toda su rajita escurriendo hasta sus nalgas y mojando el sillón. Puse la cabeza de mi estaca en la entrada de su vagína y poco a poco la fui metiendo en su caliente y apretada. Misha al principio retrocedió un poco diciéndome.
Despacito Ray, sabes que la tienes gruesa y aunque ya me la metiste una vez me
cuesta trabajo acostumbrarme al tamaño.
¿Te duele?
No, pero hazlo despacio para disfrutar cada centímetro que me llena.
Fui disfrutando esa sensación de llenar esa apretada vagína con mi pene, hasta que quedo toda dentro de la concha de Misha. Mis huevos tocaron sus nalgas, la tenía totalmente enterrada, me quedé quieto para sentir el palpitar de los músculos de su vagína. Poco a poco la fui sacando y volviéndola a meter con una lentitud que estaba volviendo loca a mi cuñadita, que había dejado de abrirse con sus manos su puchita, lo que estaba provocándome una fricción sensacional de mi pene con sus carnosos grandes labios. Me tomo por mis caderas y ella misma impuso el ritmo al que quería que me moviera; lentamente fue acelerando el ritmo, nuestros jugos salían al por mayor de su gruta y en cada arremetida, dejaba salir un poco de aire emitiendo un ruido gracioso. Aumento el ritmo y sus jadeos eran cada vez más fuertes, tenia sus ojos cerrados, síntoma inequívoco de que se iba a venir y así fué tuvo un orgasmo delicioso, salió de ella una pequeña cantidad de liquido lubricante y esta vez no deje que expulsara mi pito con sus fuertes espasmos, así que me agarre de sus nalgas y me apreté contra ella, sintiendo cada una de sus fuertes contracciones como si ondeara su vagína. Me abrazó con tal fuerza que me dejo marcados sus dedos en la espalda y finalmente me soltó dejandose caer en el sillón.
Se recupero y cambiamos de posición, me senté en el sillón y ella abrió sus piernas dándome la espalda y se sentó en mi pene, esta vez se lo metió de un solo golpe; en esta posición podía ver sus grandes nalgotas chocando contra mi pubis y su rosado ano con apenas unos finos pelos alrededor de él. Su bombeo era con un ritmo más rápido lo que provocó que se viniera dos veces más y que yo también lo hiciera lanzando una gran cantidad de semen dentro de su vagína, que escurrió hasta el piso.
Terminamos agotados nos vestimos y ella se quedo a limpiar todos aquellos líquidos que se esparcieron en el piso y sillón de la bodega. Yo tomé la carpa plegable y me fui rápidamente a la casa de mi madre, en donde mi esposa esperaba impaciente mi llegada.
Mi cuñada Misha es muy caliente, a la fecha seguimos teniendo de vez en cuando relaciones, se que esta mal lo que hago, pero la fogosidad de mi cuñada me encanta.