Mi cuñada, mi segunda mujer
Esta es la segunda experiencia que envío, muy pronto les estare contando otras aventuras reales.
DINA MI CUÑADA Y AMANTE
Esto que paso a relatar fue real y sucedió hace tres años. Mi esposa Martha, de 38 años sólo tiene una hermana, que es mayor que ella por seis. DINA, mi cuñada, esta casada con Celso quien a su vez le lleva 10 años.
Ambos son excelentes personas, desde que los conocí me cayeron muy bien y creo que yo también a ellos, tanto que cuando estaba a punto de casarme con Martha, me pidieron que sea padrino de su segunda hija, lo cual acepte con gusto. DINA es una mujer bastante normal, yo diría de apariencia bastante casera, es baja, no es muy delgada un poco rellenita y de una actitud bastante conservadora, lo cual noté desde un principio.
Físicamente se parece mucho a mi esposa, así que a decir verdad en algún momento desde que la conocí, la vi con ojos de hombre y no de un futuro cuñado, sin embargo nunca pensé que algún tiempo después tendría algo con ella.
Considero que soy muy fogoso en el plano sexual, si por mi fuera haría el amor casi a diario con mi esposa, quien por cierto al principio de nuestra vida de casados le incomodaba esta situación, le parecía exagerado y desconsiderado de mi parte, sin embargo luego de mucha plática durante los siguientes años, entendió que sexualmente soy muy activo, además le fui enseñando cómo disfrutar plenamente al hacer el amor, yo también tuve que comprender que no podía obligarla a hacer el amor las veces que yo quería.
Con Martha habíamos llegado a tal comprensión que cada vez que hacíamos el amor nuestras sesiones amatorias duraban casi dos horas de placer intenso, luego de las cuales terminábamos totalmente exhaustos y satisfechos. Cierto día Martha me había contado que en una de las tantas reuniones familiares y con un poco de alcohol encima, las chicas se habían puesto a hablar de situaciones intimas de pareja y ella en algún momento comento que tenía una vida sexual activa permanente y muy placentera, lo que le llamó la atención fue que luego cuando se encontraba casi a solas con Dina, ésta le había preguntado que había querido decir exactamente con esa frase de "permanente y placentera". Martha le explicó que se refería a lo fogoso que era yo y de las posiciones que había aprendido al hacer el amor, lo cual le gustaban muchísimo, agregó que notó que esto le produjo a Dina cierto interés y curiosidad, y que no le quiso preguntar el porque de esa impresión ya que le daba pena que su hermana le contara sobre su intimidad, cosa que había quedado claro: su vida sexual era monótona; lo cual por cierto me empezó a interesar.
Cierto día habíamos celebrado una reunión familiar simple con motivo del cumpleaños de uno de mis hijos, como es normal se había reunido toda la familia, y como es normal también, una vez concluida la fiesta para los niños nos dispusimos a agasajar a los invitados adultos, sacamos algunas cervezas y también varias copas de Pisco Sour, las cuales le habíamos recargado bastante pisco porque así nos gustaba mas.
En la reunión se encontraban Dina y Celso, quien ese día estaba bastante cansado dado que la noche anterior le había correspondido laborar en turno de madrugada por lo que el trago bastante cargado de alcohol había hecho estragos en él rápidamente, en realidad Celso es una persona que se embriaga rápidamente, en mi caso no soy muy aficionado a tomar alcohol porque al mínimo consumo al día siguiente me cae muy mal, además me encontraba bastante atareado junto a mi esposa atendiendo a todos nuestros invitados.
Poco a poco se fueron retirando los invitados quedando finalmente mis cuñados, Dina y Celso quienes viven en un poblado algo alejado del centro de la ciudad, donde vivimos Martha y yo; ambos estaban muy alegres sin embargo considerando la lejanía de su hogar Dina estaba un poco preocupada porque Celso estaba bastante mareado y no sabía como iba a hacer para poder trasladarse a su casa, fue en ese momento que yo me ofrecí a llevarlos en mi auto como buen compadre, inicialmente Dina no quería pero insistimos mi esposa y yo dado que me encontraba sobrio y que además ella tendría dificultad para trasladarse en algún bus con Celso en el estado que se encontraba. Así que nos enrumbamos a su casa, mi esposa no nos acompañó dado que se encontraba bastante cansada con el ajetreo de la reunión y además porque se suponía que regresaría pronto.
Durante el camino íbamos bromeando con mi compadre sobre su poca resistencia al alcohol hasta que en algún momento fanfarroneó diciendo que él si tenía resistencia para todo tanto que al llegar a casa no dejaría dormir a Dina, a lo que ella replicó "que bueno fuera", "sería la primera vez, a lo cual no me opongo en estos momentos", lo cual nos hizo reír a todos, aunque noté que mi cuñada se había sonrojado un poco luego de su comentario; de todos modos ya había empezado a interpretar sus palabras: " a lo cual no me opongo en estos momentos ".; como mínimo eso significaba que se encontraba excitada, ya sea por la reunión o por el alcohol.
Al llegar, ayudamos a bajar a Celso y nos dirigimos hacia su sala por indicación de él, quien insistentemente quería seguir brindando, acepté ya que pensé que se quedaría dormido en cualquier momento y podría regresar a mi casa. Nos sentamos y Dina trajo un vino riquísimo, que empezamos a degustarlo con placer, no me había equivocado en mi pensamiento, al poco tiempo Celso dormía profundamente, consecuencia de la mezcla del cansancio y el alcohol. Dina se disculpó por la insistencia de su esposo en tomar ese vino a lo que yo le respondí que no había ningún problema dado que el vino no me afectaba tanto como la cerveza, y además porque se trataba de un vino bastante agradable a lo que ella propuso entonces terminarlo, invitación que yo acepté.
Le agradecí por haber asistido a la fiesta de mi hijo, y ella me respondió que me estimaba mucho y que sentía un cariño especial por mi y mi esposa, la conversación se tornó entonces en que ella se sentía bastante agradecida conmigo por tratar bien a su hermana y por hacerla feliz a lo que yo agregué pícaramente que mi objetivo era satisfacerla en todos los aspectos y hacerla feliz, a lo que ella agregó "de eso estoy segura", "cómo es eso?" le pregunté, se sonrojó nuevamente y me pidió que olvidase ese comentario, a lo que yo le insistí convenciéndola de que no debíamos tener vergüenza de nada, primero porque éramos familiares y segundo porque éramos dos personas adultas; entonces me narró el comentario que en algún momento le hiciera mi esposa sobre mi apetito sexual y mis habilidades amatorias, y me preguntó inmediatamente después si eso era verdad, notando en ella una mezcla de curiosidad y deseo, en ese momento me excitaba la idea de tener algo más con mi cuñada que no sea una simple relación familiar, así que empecé a explicarle mi forma de ver las cosas en el aspecto sexual, le indique que consideraba que en la intimidad una pareja, cualquiera sea su condición (enamorados, novios, esposos, amantes o parejas ocasionales), debería gozar plenamente del sexo, y que el deber de cada uno es satisfacerse y satisfacer a su pareja; y yo había logrado eso con su hermana. A medida que le explicaba mi forma de pensar, notaba su interés en mi filosofía, percibía una sensación de sana envidia a su hermana, mi esposa, noté por sus múltiples interrogantes, que a sus 41 años no había gozado plenamente del sexo con Celso, le interesó mucho saber que con Martha habíamos hecho el amor en muchos lugares de nuestro hogar, y también le interesó las diferentes posiciones que adoptábamos al hacerlo; no podía creer que su hermana menor podría realizarlas, siempre la había visto muy conservadora y recatada.
Le explique que Martha seguía siendo la misma, sólo que comprendió que en la intimidad tenía la gran oportunidad y sobre todo el derecho de gozar plenamente del sexo, agregué que nuestra idea era que en la calle éramos un caballero y una dama pero en nuestros momentos de intimidad cualquiera sea el lugar nos convertíamos en un par de lujuriosos que no nos deteníamos hasta conseguir satisfacernos plenamente.
A estas alturas de mis explicaciones ya el vino estaba poniendo su cuota de erotismo, yo la notaba muy entusiasmada con mis ideas, en un momento dado se disculpo y se retiró al baño, mi cuñado permanecía recostado en uno de los sofás de la sala roncando a mas no poder, cuando regresó noté que se había refrescado algo su mirada era algo sensual, eso me excitó mucho ahora la veía no como mi cuñada sino como una mujer apetitosa y deseosa de tener sexo como no lo había tenido antes. Ya no se sentó frente a mí sino a mi costado, ella vio que los vasos estaban casi vacíos y decidió llenarlos y propuso un brindis:
"por la felicidad de mi hermana",
yo agregué "y por la tuya también",
"que bueno fuera", dijo ella,
"¿porque?", pregunté,
"porque según lo que has narrado mucho me temo que hasta ahora no he gozado plenamente del sexo",
"tú lo has dicho hasta ahora",
"que quieres decir?" preguntó ella,
"nada, que sólo espero poder ayudarte a superar ese pequeño inconveniente",
De repente la expresión de su rostro era aquella que uno pone cuando esta seguro de la respuesta a una pregunta que recién va a hacer. Levanté mi mano y alcancé su rostro justo al costado de su ojo derecho, y acariciando suavemente con mis dedos la bajé lentamente, al tiempo que ella preguntó:
"¿cómo?"
"¿en verdad quieres saber cómo?", pregunté,
con la respiración un poco acelerada me respondió: "sí",
seguí acariciando sus mejilla con mis dedos deslizándolos hasta tomarle la quijada con mi mano y entonces acerque su boca a la mía, ella se dejó, sentía su cuerpo tembloroso, pero a la vez deseoso de que le hagan conocer el máximo placer del sexo, cuando nuestras bocas se juntaron la bese de tal forma que no puso ninguna resistencia y se dejo llevar, al mismo tiempo que la besaba mis manos recorrían su cuerpo, estrujándola tanto que sentía como vibraba de excitación; de pronto se separó un poco y a duras penas pudo decir:
"no podemos seguir, somos cuñados"
"ya lo he dicho antes, y te lo recuerdo ahora, cuando una pareja se va amar, no interesa el mundo solo son ellos dos, ¿estas de acuerdo?"
"si " me dijo y se dejó llevar por la pasión, en estos momentos pude ingresar mi mano por debajo de su falda la cual había recogido hasta la altura de sus muslos, sentí sus vellos totalmente empapados, estaba completamente húmeda de placer y cuando le acaricié el clítoris empezó a gemir, que tuve que decirle que no haga tanto ruido, en ese momento se percató de que nos encontrábamos en la sala de su casa y que su esposo dormía a unos metros de nosotros, por lo que me pidió ir a su dormitorio, porque conocía a su esposo y estaba segura que no despertaría hasta el día siguiente, accedí ya no me interesaba nada al igual que a Dina, ya no era mas en ese momento la mujer conservadora que yo conocía y eso me excitaba aún más.
En unos segundos llegamos al 2do piso donde se encontraba su habitación ingresamos rápidamente, noté que echó una ojeada a la habitación contigua, allí se encontraban sus hijos durmiendo, al cerrar la puerta de la habitación, con llave por si acaso despertara Celso, la bese nuevamente con mucha pasión al tiempo que le acariciaba el clítoris totalmente húmedo, se olvidó por completo del mundo entero, éramos ella y yo solamente, dos personas que se entregaban total y plenamente a la satisfacción sexual sin inhibiciones.
De repente, me separe de ella, la tome de los brazos y la giré bruscamente, ahora la tenía delante de mí y de espaldas, le tome sus manos y se las levanté apoyándolas en la pared, ella se mostró sorprendida pero al mismo tiempo deseosa de experimentar todo, por lo que se dejó llevar; le separé un poco las piernas y le levanté la falda hasta su cintura, pude por vez primera apreciar su trasero, llevaba puesto una truza color negro, un color excitante para mi, le acaricie las nalgas y se la bajé rápidamente, quedaron al descubierto su trasero desnudo, me bajé rápidamente los pantalones y saqué mi miembro que a estas alturas como comprenderán, se encontraba totalmente erecta y parecía estar hecha de piedra, la dirigí hacia su vagina y luego de una breve frotación se la introduje de una sola arremetida, ella lanzó un fuerte gemido pero de placer, entonces empecé a penetrarla de manera rápida, cada vez gemía mas fuerte reflejando mayor placer, me retiré por unos segundos la tomé de los brazos y la recosté en la cama, le quité su calzón y con la ropa aun puesta, le levanté piernas, las puse en mis hombros y nuevamente le introduje mi miembro; empecé a penetrarla por ratos suavemente y por ratos de manera ardua lo cual le producía un placer inmenso, los gritos y el temblor de su cuerpo me indicaban que estaba experimentando su primer orgasmo, me retire y con mis dedos lo comprobé, sin dejarla descansar le abrí las piernas y me dispuse a lamerle el clítoris, esto le produjo un placer indescriptible, pareciera que nunca se lo hubieran hecho de esa manera, a medida que recorría y frotaba su vagina con la punta de mi lengua se contraía cada vez mas, me pedía que me detuviera porque no podía contenerse, le dije que no lo haga que por el contrario lo disfrutara, casi seguidamente lanzo un grito ahogado de placer al tiempo que se estremecía, había tenido su segundo gran orgasmo; yo tampoco podía detenerme asi que la giré y la levante poniéndola en cuatro patas, me coloqué detrás de ella y la penetré por la vagina, empezamos nuevamente y al poco tiempo sentí como se corría una vez mas, estaba exhausta se dejó caer hacia delante, encontrándose echada boca abajo, me situé sobre ella y empecé a penetrarla nuevamente por la vagina lo cual le provocó un nuevo orgasmo, la giré le vi el rostro que denotaba un placer indescriptible, entonces empecé a penetrarla por delante sintiendo que me correría en cualquier momento, al poco tiempo de estar penetrándola en esa posición tuvo un último orgasmo, ya no gritaba por lo exhausta me di cuenta por sus ojos y el temblor de su cuerpo, en ese momento sentí que me corría rápidamente le dije que quería que se tragara mi leche a lo que ella asintió, rapidamente me separé de ella y le puse mi miembro a la entrada de su boca ella empezó a gritar: "quiero tu leche, dame tu leche dame tu leche!!..." y en ese momento me corrí totalmente dentro de su boca, una gran cantidad de semen hizo que se atorara por un momento pero inmediatamente se recuperó y se tragó finalmente hasta la última gota.
Caímos rendidos empapados de sudor, su cuerpo aun temblaba y yo me encontraba exhausto, aun asi la mire de reojo y la vi totalmente satisfecha, rendida, disfrutando de los espasmos que aun le proporcionaban los orgasmos que habia tenido, a lo lejos escuchaba los ronquidos de Celso, eso me tranquilizaba, me incline hacia ella y la bese tiernamente en la frente, abrió los ojos y me abrazó, me dijo que la había hecho feliz, y que le gustaria que nos siguieramos viendo, y asi ha sido hasta ahora.
Mas adelante les contaré otras situaciones similares y de cómo nos vimos involucrados en otras a raiz de ellas.