Mi cuñada me sigue alimentando

Mi dulce cuñadita, en periodo de amamantamiento, me vuelve a alimentar, ahora con más ganas y con nuevas experiencias.

Ya les había contado como logré llevar a cabo una de mis mas importantes fantasías con mi cuñada, a tal punto que , durante el amamantamiento que está realizando actualmente, me convidó con su rica leche. Ese día quedó profundamente grabado en mi, y como les dije, me prometí volver a hacerlo antes de que se me acabe la oportunidad, y así fue entonces que nuevamente me puse en campaña para poder quedar a solas con ella, en su casa, cosa que no me costó demasiado ya que al estar con licencia maternal, y al yo trabajar en la calle, cualquier excusa sirve para visitarla, y más ahora que ni excusa necesitaba.

Como les conté mi preciosa cuñada tiene un cuerpo de primera, donde se destaca sobre todo sus hermosas piernas, sin defectos, y su culo inmaculado. Ni que hablar de su belleza. A pesar de tener treinta y pico, ninguno le daría ni veinticinco. Se conserva como una chiquilina. Es de esas mujeres que tienen aspecto de niña siempre. En menos de dos meses luego de su parto recuperó esa figura que siempre me mantuvo en vilo, y ahora, lo único que podía mejorar, que eran sus senos, están más grandes, y sus pezones mucho más gruesos, producto de el momento en que vive.

Volví entonces a su casa una mañana, con un aviso previo para asegurarme de que estaría sola con su hija. Me estaba esperando, y por lo que noté me esperaba con ansiedad. Su hija dormía tranquilamente y teníamos todo el tiempo del mundo para estar juntos. Me preguntó si me había gustado lo que hicimos la otra vez, cuando me dio a probar su leche, y por supuesto que me había gustado. No me pude quitar la idea de volver a hacerlo hasta ese mismo día. Estaba realmente ansioso de volver a estar con ella, y de que me alimente como ya lo hizo anteriormente.

Me recibió vestida con una camisa larga, probablemente ni de ella era porque era demasiado grande, que le cubría hasta la mitad de sus muslos, y nada más. Descalza, con los botones superiores desabrochados, estaba realmente para perder la cabeza; y eso fue lo que hice, no pensar, actuar.

Terminé de desabrocharle la camisa y quedó frente a mi completamente desnuda. Su cuerpo, inmaculado, con unos senos bien paraditos y unos pezones oscuros y muy gruesos, invitaba a satisfacer cualquier fantasía que un hombre se pueda imaginar. Su concha, casi sin pelos, ya que venía de una estadía en el sanatorio donde la afeitaron, estaba totalmente dispuesta para mi. La besé fuertemente, me apreté contra su cuerpo y le dije que necesitaba que me vuelva a alimentar como lo había hecho la última vez , ella suspiró, se rió y me devolvió el beso con fuerza. Comenzamos a manosearnos por todo el cuerpo, a refregar mi cuerpo contra el suyo. Podía sentir esos duros pezones raspar contra mi pecho, la besé por el cuello, los senos y llegué con mi boca hasta su concha. Estaba lista para mi, bien mojada. Ella gemía de placer y le introduje mi lengua dentro de su conchita. Probé sus jugos, abundantes, llenos de deseo. Ella tomó mi pija en sus manos, dura a más no poder, y llevó su boca hacia ella, comenzando a chuparla con ganas, con placer y con fuerza. Estábamos sumidos en uno de los actos sexuales más hermosos que jamás tuve, con mi cuñada, a la que siempre había deseado. Estaba en la cúspide.

Traté de demorar el placer de tomar su leche, pero no me podía sacar de mi cabeza esa idea, y pensaba que todo lo otro, aun tan disfrutable, era preliminar para lo que vendría, y vino entonces. Me pidió como rogándome: "No vas a tomar de mi leche?", yo no le contesté, mi boca fue directamente a buscar su pezón izquierdo, el cual comencé a masajear con mi lengua, haciendo círculos a su alrededor, cosa que a ella por lo visto la excitaba mucho, ya que comenzó a producir unos gemidos más pronunciados, y entonces me llevé su pezón, duro, oscurito, a mi boca y comencé a chupar con fuerza. A medida que lo hacía su leche salía con gran facilidad, y ella comenzó a gemir más y más. Decía Si, Si, dale más, que es toda para vos. Y yo ya ni pensaba, solo succionaba, igual que cualquier niño en edad de amamantar, que lo hace por instinto. El gusto dulzón era para mi muy excitante. Y seguía, y seguía. Cada vez más, y ella cada vez gemía con más placer. Durante esta acción llevé mis manos a su concha, y le metí dos o tres dedos, ni me acuerdo, adentro, haciendo que su excitación aumentara cada vez más. Ella por su parte tomó mi pija en sus manos y también comenzó a masajearla. No quise seguir mucho tiempo con el seno izquierdo y me pasé para el derecho, repitiendo la misma operación de cosquilleo y de succión. Estaba tomando la leche de mi cuñada, ella estaba gozando con ello y yo realizando el sueño más deseado de mi vida.

Así entonces llegamos a un grado de excitación tal que me vi. en la necesidad de penetrarla, pero sorpresivamente ella me pidió que le metiera mi pija por atrás, por el agujero de su precioso culo. Yo ni lo dudé. Era otra experiencia que siempre quise tener con ella., Parecía como si adivinara mis fantasías. Costó algo, pienso que no tenía mucha práctica en esto, entonces tomé un poco de su leche, de su preciosa y adorada leche, y lubriqué el agujero de su culo con ella. Algo me lo facilitó y pude penetrarla con más comodidad. Así pues, luego de un par de minutos, yo estaba que me corría, metiendo y sacando mi pija de su culo, con mis dos manos apoyadas en sus preciosos pechos, y ella con sus dedos dentro de su concha, llegamos al clímax, y nuevamente reaccionó de la misma manera. Con precipitados movimientos, se abalanzó con su boca a mi pija, sin importarle de donde había salido, y con gran placer se tomó hasta la última gota de mi leche.

Quedamos así, sobre un sillón, abrazados, desnudos, casi diez minutos, como deseando que no pasara el tiempo. Ambos agotados pero felices. No tengo palabras para describir ese momento.

Mi linda, dulce y tierna cuñada, desvelo de muchos sueños, me volvió a alimentar, y mucho mejor que la última vez.