Mi cuñada Maribel (3)

Cualquier excusa es buena para disfrutar de la tetas de mi cuñada.

En la familia de mi mujer todos son muy futboleros, viven las vicisitudes de su equipo en primera persona, y siempre que tienen ocasión se reúnen en casa de alguno de ellos para ver los partidos o van al campo a animar.

Hoy hay un partido trascendental y se han desplazado a otra ciudad para presenciarlo. Mi esposa y mi cuñado son de los más entusiastas y no pueden quedarse atrás. Si su equipo gana lo celebraran y llegaran  a altas horas de la noche.

Como a mi cuñada Maribel no le interesa nada el tema y a mi salvo que sea un gran partido tampoco se me pierde nada, hemos pensado que en ausencia de nuestras respectivas parejas podemos encargar unas pizzas que harán felices a nuestros críos.

Quedamos en su casa y así no tiene que sacar a su bebé de su entorno.

Después de cenar y jugar un rato con ellos los ponemos a dormir.  Después, nos ponemos a ver la tele a ver si hay alguna película que nos guste a los dos. Ya os he contado en otras ocasiones que a Maribel le divierte mucho ponerme en aprietos, cosa muy fácil de conseguir pues yo estoy enamorado de sus impresionantes tetas.

Además de ser de talla extra tienen la virtud de mantenerse erguidas como si fueran dos medios melones pegados a su cuerpo, y cuando se mueven sacudidas por un movimiento más o menos brusco, rebotan como si tuviesen un muelle incorporado, y esa vibración a mí me encanta.

No puedo disimular la excitación de me produce, y ella que sabe el efecto que provoca en mí no tiene miramientos ni compasión, haciendo que cada paso, cada suspiro sea un momento muy placentero.

El colmo  de mi excitación llega cuando, tras acostar a los tres críos mayores, se pone a darle el pecho a su niñita pequeña.

Esta escena me pone a cien. Sobre todo cuando se limpia los pezones o cuando los prepara haciendo presión con los dedos para que salga un hilito de leche.

Una vez que el bebé se ha saciado y duerme en brazos de Maribel, esta se incorpora y lo lleva a su cunita que está en la habitación contigua.

Ahora, estando solo me miro entre las piernas y compruebo con un poco de rubor que estoy empalmado como un caballo. Menos mal que puedo disimularlo. Mientras que espero a Maribel para empezar a ver la película que hemos elegido vuelve a mis ojos la escena que acabo de ver  y se repiten de forma incesante las imágenes de sus tetas botando deliciosamente.

Vuelve vestida con una bata anudada en la cintura y una generosa sonrisa. Se acomoda el sofá frente a su televisión panorámica. Ya está sintonizado el canal y empieza la película. A los pocos instantes se vuelve hacia mí y me dice:

-       “Tengo curiosidad por saber cómo va el partido”, “si su equipo gana, Miguel vendrá muy animado y querrá guerra, y si pierden lo tendré que animar de alguna manera”, a lo que añade una picará sonrisa.

Cambio de canal y enseguida la habitación se llena con los ruidos ambientales propios de una gran final. Los comentaristas cantan las jugadas y el ruido de fondo crea el ambiente.

Acto seguido se desprende de la bata y me sorprende con una vestimenta realmente explosiva. Lleva puesta una camiseta de uno de los equipos que le tapa escasamente el culo, unas zapatillas deportivas y un fular con los colores de su equipo en el cuello.

La camiseta se posa sobre sus pechos dejando que los pezones se marquen claramente.

Enseguida empieza a cantar los himnos y a dar saltitos animadamente.  Oeeee, oeoe, oeee, oeeee!

Sus pechos botan de una manera endiablada debajo de la camiseta. Cuando levanta los brazos, la tela se estira hacia arriba y aparece el principio de la curva de su culo desnudo, si está de frente… se le ve la panochita que tiene entre las piernas.

Estoy alucinado y me encanta ver como salta y baila delante de mí. Después de unos minutos de partido, Maribel se va desplazando del sillón al sofá, del sofá al lado de la tele, luego hasta la mesita para terminar a mi lado. Aprovecha para buscar la postura más adecuada para enseñarme sus piernas, su culo y su chochito.

Estoy alucinado por la reacción de mi cuñada y me encanta seguirle la corriente.

Mientras aparento seguir el partido por TV, ella se acerca arrastrándose como una gata mimosa. Se pone entre mis piernas y me desabrocha la bragueta…dejándome que yo termine de sacarla.

Se coloca ante de mí, delante de la tele. Baila, salta y baila como una fan enfervorizada lo que me permite contemplar sus tetas botan y rebotan como tanto me gustan. Me empiezo a pajear muy a gusto delante de mi cuñada y bajo su atenta mirada.

Levantando el talón de un pie y el otro alternativamente, se produce un movimiento de sube y baja desequilibrado de su cuerpo que se traduce en una vibración en sus tetas que me tiene embobado.

Para terminar de rematar la situación se quita la camiseta y se planta ante mi luciendo su voluptuoso pecho y unas braguitas minúsculas.

Cuando me tiene en el punto más delicado, me deja para poder ponerse a cuatro patas ofreciéndome la visión de su generoso culo. Empieza a culear incitándome a tomarlo. Con una mano se separa los cachetes y con un dedo se acaricia el ojete.

Me vengo arriba y después de meneármela con rápidos movimientos, me levanto y voy hacia ella con intención de tomarla. Maribel se revuelve y se escapa de mi abrazo.

-       “Ay, cuñao. Te has calentado demasiado y por ahí no vamos bien” me dice mostrando intención de que el asunto no prospere a más.

-       “Pero me vas  a dejar así”, replico al tiempo que le muestro la polla totalmente erecta y firme.

-       “Tu verás… pero yo tengo que cumplir cuando Miguel regrese”, dice con tono del que busca una solución para un conflicto.

-       “Hoy me tendrás que ayudar y otro día yo te compenso”, le digo al tiempo que me recuesto en el sofá y le indico que tome en su mano mi polla.

Maribel se acerca sumisa con intención de cumplir mi encargo. Se sienta a mi lado y comienza un gustoso sube y baja. Yo aprovecho para sobarle las tetas que tanto me gustan.

Despues de meneármela unos instantes, se moja la mano y a continuación me amasa el capullo.

Ya estoy a punto de explotar cuando cambia de postura, se hinca de rodillas delante de mi y se mete todo mi pene en la boca. Después de chuparla un rato, se incorpora un poco hasta que sus tetas quedan a la altura de mi miembro.

Con ambas manos se coge  sus melones y los acomoda hasta que estos rodean mi polla. Con cuidado pero con determinación me termina de hacer la paja con sus tetas.

La visión que tengo de mi olla entre sus tetas colma mis fantasías y poco después me corro en abundancia, dejando en su pecho la señal de mi orgasmo.

Maribel se siente complacida por el resultado, consciente que con sus maravillosas tetas puede conseguir lo que quiera de mí.

-       “espero que me devuelvas el favor pronto” me dice mientras se limpia la leche que he dejado sobre sus tetas.

-       “Quédate tranquila… te lo voy a compensar muy bien, y seguro que tendremos muchas mas oportunidades, y sobre todo cuida esas preciosidades”

-       “Vamos a terminar de ver el partido… tranquilamente”, me aconseja.

Deverano