Mi cuñada
En el salón se puso de rodillas y comenzo a mamarmela...
Nunca me imagine que mi cuñada acabaría haciendo lo que hizo.
Ella es mayor que mi mujer un par de años, físicamente se parecen mucho aunque tiene menos pechos. La conozco desde hace por lo menos 8 años y jamás la mire con otros ojos que no fueran los de un cuñado, siempre pense que estaba buena, pero no pensaba en ella como para follarmela, era la hermana de mi mujer.
Todo comenzó cuando en la piscina de mi urbanización, ella venia de vez en cuando a bañarse, en bikini, mojada, tomando el sol.... en fin que mis pensamientos sobre ella se ibar tornando un tanto sexuales. Ya no le veia los pechos tan pequeños, sus pezones siempre estaban duros, marcándose en el sujetador del bikini.
Una de esas tardes nadando en la piscina me roce con ella, no lo hice queriendo pero una de mis manos le toco un pecho. No se que instinto levante en ella, que en otro momento se paso por delante de mi y paso una mano por mi pene, con toda la intención del mundo, luego su culo, bien formadito, redondo, respingón rozo mi polla que se habia estaba poniendo dura desde que me toco con la mano. Se alejo de mi se se fue a la toalla con su hermana que estaba en la toalla con mis sobrinos ajena a todo.
La cosa iba a mayores cada vez que nos veíamos. Otro día, estábamos preparando unas mesas en su casa, para la celebración de la comunión de uno de sus hijos.
-"¿quien me acompaña al trastero a por unas sillas?" pregunto Alicia (así se llama mi cuñada) A lo que mi mujer dijo dirigiéndose a mi:
-" ve tú, que yo me quedo limpiando un poco la terraza"
Así que baje con ella en el ascensor. El ambiente no era lo único que estaba tenso en aquel ascensor, su escote provocaba en mi una ganas enormes de follarmela. Ella no hacia nada por evitarlo, es mas noté como respiraba hondo y sacaba pecho, insinuando su canalillo, sus pezones volvían a estar marcados en la camiseta y mi pene duro como una piedra. Bajamos por las sillas y subimos casi sin decir nada, solo un par de roces "sin querer" de mi polla con su culo. Todo quedo ahí, el resto de la familia estaba en el piso y no parecía el momento.
Al día siguiente yo pase cerca de su casa para hacer unos recados al banco. Me cruce con ella que había salido a comprar el pan para el desayuno.
Ella es profesora de instituto y ese día entraba a las 12.00 h.
-"Te invito a desayunar" dijo. Los niños están en clase y German (su marido) trabaja.
Ambos sabíamos que no íbamos a desayunar, por lo menos no café.
Subíamos en el ascensor, los dos callados, pensando en que lo que íbamos a hacer no estaba bien, pero la calentura de esos momentos no tiene conciencia. Sus pezones ya se marcaban en la camiseta, mi polla apretaba el pantalón. Entramos en casa y en el vestíbulo comenzó a desnudarse para mi. Me miraba a los ojos mientras se despojaba de la camiseta. No llevaba sujetador, a lo que yo pregunte:
"¿nunca usas sujetador?
- No, no me gusta que me apriete y no lo necesito, además me encanta provocar a los tíos como tú enseñándoles mis pezones duros, a todos se os pone dura enseguida.
Alargó una de sus manos y cogiendo las mías las acerco a sus tetas:
-" No son grandes, pero están duras, ¿no te parece?" exclamó
Comencé a acariciárselas, meti sus pezones en mi boca, sabrosos, duros.
Nos trasladamos al sofá del salón, y allí me quito el cinturón del pantalón, luego me lo bajo junto con los calzoncillos y comenzó a chuparmela. Que bien lo hacia, pasaba su lengua por la punta del pene, acariciaba con sus manos los testículos y luego se la metia entera en la boca, una y otra vez. Me tumbo sobre el sofá y siguió mamándomela hasta que me corrí en su boca, la muy guarra se lo trago todo.
Se quito los pantalones, se quedo completamente desnuda y se fue del salón, ¡sígueme¡ -exclamó-. Llegamos a su dormitorio, se tumbo en la cama boca arriba, con las piernas abiertas, se acaricio el coño enseñándome toda su raja húmeda, que yo me apresure en chupar, metí mi boca entre sus piernas y le lamí todo el clítoris, mis dedos se introducían con suma facilidad en ese coño caliente y mojado. Gemía mientras yo le comía el coño y la masturbaba. Luego se puso boca a cuatro patas y continué acariciándoselo por detrás, méteme el dedo en el culo- me pidió-, en el cajón hay lubricante. Se lo fui abriendo poco a poco, primero un dedo, luego otro hasta que estaba bien abierto que le introduje la polla bien lubricada.
Se la saque del culo y se la meti en la misma posición por la vagina. A la vez que se la metía ella se tocaba el clítoris un una de sus manos, gemíamos de placer cuando me corrí dentro de ella.
Tras un descanso silencioso, culpable diria yo, la calentura volvio a nosotros e hicimos un fantástico 69 antes de volver a follar, mi polla se introducía una y otra vez en su coño abierto y caliente hasta corrernos de nuevo.
Me tengo que ir a clase dijo, pero si quieres lo repetimos otro día.