Mi cuñada

Una nueva historia.

Mi cuñada

Estos días ando muy liado y no tengo tiempo para terminar de escribir el relato de vínculos, espero tenerlo para el fin de semana, pero para que la espera se haga más corta he sacado este relato que tenía en el baúl de los recuerdos, espero que os guste.

Mi nombre es Aitor y estoy sentado en mi celda el que va a ser mi último día en la cárcel, ¿cómo termine aquí?, yo nunca conocí a mis padres. La calle siempre ha sido mi casa, cometía delitos para poder comer. Anduve de reformatorio en reformatorio, en el último conocí a los que serian mis rivales y después mis mejores amigos. Sus nombres son Jesús y Antonio, mientras ellos se hacían los amos del reformatorio. Yo me dedicaba a estudiar, Jesús y Antonio no lo entendían, pero a mí los números se me daban muy bien y me gustaba mucho.

Una de las veces que estábamos en el patio, yo estaba enfrascado en un problema matemático que me traía por la calle de la amargura. No me di cuenta de que dos chicos se acercaban con las peores intenciones, no me dio tiempo para defenderme. Para cuando Jesús y Antonio llegaron , me habían puesto la cara como un mapa. Tres costillas rotas, no podía ni respirar.

Me llevaron a la enfermería, lo bueno es que tuve tiempo para descifrar el dichoso problema matemático, lo malo era que las costillas me dolían a rabiar. Uno de los médicos vio que había resuelto el problema matemático y me dijo que se aseguraría que llegara a alguien que me diera un fututo. Yo desconfié de él y lo único que esperaba es que se aprovechara, no fue así, unas semanas más tarde cuando salí de la enfermería y estaba con Jesús y Antonio. Un guardia se acercó y me dijo que tenía visita.

Era un hombre mayor, desconfié de él. Me dijo que necesitaba a alguien con mi capacidad para los números en su empresa, también me dijo que me adoptaría como su hijo y me formaría para poder trabajar en la empresa. Me dio unos días para pensármelo, cuando lo hable con Jesús y Antonio, me dijeron a ver si era idiota. Era una oportunidad de salir del agujero donde me encontraba y tener un futuro, lo único que me pidieron es que no me olvidara de ellos.

Jamás me olvidé de las personas que consideraba mi familia, con el paso del tiempo he sido consciente que yo fui un acto de calidad, pero que no me salió gratis. A los días volvió y yo acepté, salí del reformatorio, me esperaba ese hombre que de aquí en adelante sería mi padre. Estaba dentro de un coche elegante, nos pusimos en marcha llegando a una casa tan grande que parecía un palacio.

Según entre en esa casa pude notar la gran hostilidad que todos destilaban contra mí, la verdad que no me importo, yo tenía claro que aprovecharía todo el conocimiento que pudiera darme. A diferencia de ellos yo llevaba viviendo en la calle desde que tenía uso de razón y estaba acostumbrado a que todos me miraran con esa expresión de miedo y asco.

Pronto supe cuál sería mi cometido, hacer el trabajo del verdadero hijo de ese hombre. Era un zoquete profundo, a él solo le importaba divertirse y salir de juerga. Intento ponerme en mi sitio, únicamente me bastó una mirara para que se cagara en los pantalones, que se creía ese niñato, yo no era como uno de sus colegas que podía manejar. Cada dos por tres iba al reformatorio, para llevarles ropa y tabaco a Jesús y Antonio. Una noche decidí salir, esa era una zona por la que gente como yo no solía frecuentar. Llegue a la zona de locales y me encontré con una situación de lo más desagradable, un hombre entrado en años estaba zarandeando a la chica más bonita que había visto en mi vida.

Me acerque a ellos, sujete el brazo del hombre y le dije.

• ¡Suéltala!, no te lo volveré a repetir.

• Tú quien te has creído niñato – me dijo enfadado.

No le dio tiempo a nada más, vi que tenía intención de sacar algo de la parte de atrás de su cintura. No le di tiempo a nada, incruste su cabeza contra la ventana de uno de los coches cercanos. El hombre perdió el conocimiento, yo miré a la chica y le dije.

• ¿Te encuentras bien?

• Si gracias por ayudarme, todos se han quedado mirando sin mover ni un dedo – dijo muy decepcionada.

• Me llamo Aitor – le dije.

• Yo Blanca – dijo más tranquila.

Le dije de ir a comisaría y denunciarle, ella puso cara de miedo y me dijo que lo dejáramos. Me dio un abrazo como agradecimiento, yo me quede allí con cara de tonto, cuando volví en sí, decidí que lo mejor era irme de allí. Ahora que había conseguido algo que podía mejorar mi vida, no tenía intención de que me arrestaran otra vez.

Cuando llegue a casa, todos estaban en la cama, bueno menos mi hermano. Ese no aparecería hasta el domingo al medio día y era como si no viniese. Llegaría sin decir nada se metería en la cama hasta el día siguiente. Después decían que el delincuente era yo, mientras comíamos mi padre entro en la cocina hecho una furia.

• ¿Este del periódico eres tu verdad? – dijo muy cabreado.

• Sí, soy yo – conteste.

• ¿Sabes que al hombre que agrediste es el fiscal de la ciudad? – más cabreado todavía.

• ¿Así?, pues que ejemplo estaba dando agrediendo a una chica mucho más joven que él.

Entonces se escuchó una voz que se me hizo conocida.

• Me salvo a mí, el fiscal quería propasarse conmigo, decía que tenía pruebas contra mi familia y que las guardaría en un cajón si me acostaba con él, Aitor fue del único que me ayudo – dijo la chica.

• ¿Y mi hijo? – dijo mi padre adoptivo.

Entonces me di la vuelta, era Blanca. Cuando mi padre adoptivo pregunto por mi hermano Pablo. Blanca se encogió de hombros, me miro y me sonrió. Enterarme de que era la novia de Pablo fue un jarro de agua fría, pero tengo que decir que fue la única que siempre fue amable conmigo.

El tiempo fue pasando, me fui formando hasta poder hacer el trabajo de mi hermano, mi sueldo era menor que el suyo y eso que yo lo hacía todo, pero no me quejaba. La cantidad que aparecía en mi nómina era una cifra con la que no había ni soñado, además que me gustaba mi trabajo. Blanca era la secretaria de mi hermano, poder verla y amarla en silencio fue duro, pero los ratos que pasaba con ella en la sala de descanso eran lo mejor del día.

A Blanca cada día le veía más triste y apagada. Cada vez que le preguntaba me decía que no le pasaba nada y me lanzaba una sonrisa para intentar tapar su tristeza. Un día llego mi hermano muy nervioso, cogió del brazo a Blanca y empezaron a hablar. Mi hermano gesticulaba mucho y Blanca le decía que no, mi hermano perdió la compostura levantando la mano sobre Blanca.

Yo le agarré del brazo y le dije.

• ¡Pablo, como toques a Blanca, te sacaré de la empresa a patadas!

Mi hermano me miro con mucho miedo y se fue, Blanca lloraba.

• Blanca eres una mujer lista e independiente, ¿qué haces con semejante troglodita? – le dije.

• Tú no lo entenderías Aitor, yo le amo – me dijo.

• Blanca hay amores que matan.

La abrace y la acompañe a su mesa, mi hermano hablaba por teléfono de forma frenética. Se marchó de la empresa y no volví a verle hasta la noche , cuando me desperté baje a ver que sucedía y me encontré a un Pablo totalmente drogado con la camisa y la chaqueta con salpicaduras de sangre. Lo único que decía era que la había cagado, mis padres adoptivos se despertaron y al ver el percal mi padre adoptivo se llevó las manos a la cabeza.

• ¿Qué has hecho esta vez? – dijo cabreado.

• Yo no quería papa, se me ha ido de las manos – dijo temblando.

• ¡Que, que has hecho! – grito mi padre adoptivo.

• He pegado una paliza a un policía al que debía dinero por la última timba de cartas.

Según parecía debía ser un policía influyente, después a Pablo se le escapó algo que hizo que me entraran ganas de partirlo por la mitad. Según dijo que Blanca no quería pagar la deuda y que por eso discutió con el policía.

• ¿Qué deuda? – pregunté muy cabreado.

• Me aposté a Blanca, si perdía tendría que pasar la noche con él – dijo.

• ¿Y tú? – pregunté más cabreado todavía.

• Yo pensaba irme con una tías que conocí en un garito, Blanca es mi putita sabes, hace lo que le mando porque la tonta esta enamorada de mí – riéndose.

Me arranqué a por él y su padre viendo eso, se me adelanto y le soltó un puñetazo, sabía que si lo agarraba yo Pablo como poco, acabaría en el hospital. Esa agresión complicó todas las cosas, el policía quería denunciar a Pablo, pero estaba dispuesto a olvidarlo si se quedaba a Blanca como su esclava sexual. Pablo desapareció, al día siguiente no quedaba rastro de él, no iba a permitir que Blanca pagara los platos rotos. Hable con mi padre adoptivo y le dije que yo pagaría el pato, con la condición de que él protegiera a Blanca.

Mi padre adoptivo acepto enseguida como era de esperarse, fui condenado a tres años de cárcel. La cárcel no tenía nada que ver con el reformatorio, por suerte mi capacidad para las matemáticas me salvo la vida e hizo que está fuera mejor dentro de ella. El preso que mandaba en esa cárcel, necesitaba a alguien que revisara sus finanzas. Sospechaba que algunos de sus hombres le robaban, no se equivocaba. Desde ese momento aquel hombre me protegió a cambio de llevarle sus finanzas, su guardaespaldas se encargó de adiestrarme.

Se llamaba Sergey y era un ruso que tenía tantas cicatrices como años, me enseño a luchar cuerpo a cuerpo, según parecía era un ex miembro de las fuerzas especiales rusas. Sergey fue como un padre para mí dentro de la cárcel, él había perdido a su familia y era algo que lo atormentaba. Los tres años pasaron más rápido de lo que pensaba, Sergey saldría poco después que yo, le di mi teléfono y le dije que se pusiera en contacto cuando saliera de la cárcel, yo le conseguiría sitio donde vivir.

Se lo debía, si salí vivo de esa cárcel fue por él, mi físico se había transformado, tenía músculos sin ser nada exagerado, además Sergey me adiestro en el arte de Combat Sambo, antes de salir me despedí de Sergey y su jefe. Este último me dio las gracias por descubrir los hombres que le robaban y se lamentó de no querer trabajar para él, también le dio permiso a Sergey para hacer lo que quisiera cuando saliera de la cárcel, a él le quedaba una larga condena y con el dinero que tenía no le costaría encontrar guardaespaldas.

Cuando salí me encontré con Jesús y Antonio en la puerta de la cárcel, joder seguían igual. Estos dos habían hecho un pacto con el diablo, los dos me miraron y me dijeron.

• Joder menudo cambio, ahora sí que das miedo – dijo Antonio.

Jesús no dijo nada, me abrazo y me dijo que se alegraba de verme. Ellos se habían hecho con una parte del pastel, pequeño, pero era algo, mientras íbamos para mi casa, Jesús me dijo que estuvieron vigilando los movimientos de mis padres y de mi hermano como yo les pedí. Entonces les pregunté por Blanca y los dos pusieron una cara muy triste.

• ¿Esta muerta? – pregunté alarmado.

• Ojalá – respondió Jesús.

• ¿Qué a pasado? – pregunte.

• Tu padre no cumplió su parte del trato – dijo Antonio.

• Intentamos ayudarla, pero el hombre que es su dueño ahora, nos masacró.

• ¿Cómo que os masacro? – pregunte.

• Intentamos sacarla de la ciudad, pero nos interceptaron y nos hubieran matado como a nuestros hombres de no ser por la intervención de Blanca, es una mujer muy valiente Aitor – dijo Jesús.

• ¿Dónde está? – pregunte.

• Tu hermano hizo una apuesta muy arriesgada y perdió la apuesta, con ello Blanca perdió su libertad – dijo Antonio.

Cuando llegué a casa lo primero que hice fue ir a por mi padre adoptivo.

• Teníamos un trato y tú lo has incumplido – dije cabreadísimo.

• Tienes que entenderlo, es la novia de mi hijo, él la quiere.

• Una persona que quiere no hace eso, tú sigue escondiendo la cabeza como las avestruces, tu hijo es como es por culpa tuya.

• Pero… - dijo mi padre.

• Ni, pero ni nada, como no me fiaba de ti, tenía un plan de contingencia, más te hubiera valido haber cumplido tu parte.

No pude contenerme más y lo agarré del cuello, lo estampé contra la pared y levantándolo del suelo empecé a apretar. Mi madre adoptiva tuvo que interceder y ponerse de rodillas para que lo soltara, pobre mujer, estaba subyugada a mi padre adoptivo. Esa mujer era un cascarón vació y sin vida, solté a mi padre adoptivo que se había meado encima y me puse en contacto con el preso al que le lleve las finanzas en la cárcel.

• ¿Qué ocurre chaval? -pregunto extrañado.

• La mujer a la que amo ha acabado en las garras de un político corrupto y quería saber a qué me enfrento – le dije.

• Él no es nadie, pero tiene contactos poderosos, tiene tratos con lo peor de lo peor, ellos le protegen – dijo.

• ¿Qué puedo hacer? - pregunte.

• No hacer nada, olvidaste de esa mujer o te matarán.

• No puedo hacer eso – dije.

• Eres igual de cabezón que Sergey, no hagas nada hasta que él salga, él sabrá qué hacer.

Sergey salía en dos meses, yo me dediqué a intentar conseguir algo para poder negociar con esos hombres, que protegían al político que tenía a Blanca. Lo primero que hice fue ir a casa y coger el portátil de Pablo, lo que vi en él me hizo vomitar. Blanca estaba pasando por el peor de los infiernos por culpa de él y lo iba a pagar, en varios videos salía Blanca atada a la pared con cadenas mientras Pablo se follaba a otras tías y se reía de ella. Ver a blanca llorar de amargura me puso rojo de ira.

De los demás videos que había allí, no voy a hablar porque eran las imágenes de una tortura constante hacia una buena mujer, no le Bastaba con apostarla y obligarla a acostarse con hombres para pagar sus deudas, la drogaba y no contento con eso la humillaba haciendo presenciar como el hombre que amaba la engañaba con otras mujeres.

En el portátil de Pablo no encontré nada más, sabía que investigando las finanzas de mi padre adoptivo encontraría algo. Utilice el mismo procedimiento que use en la cárcel para averiguar como y quienes le robaban al preso que era el jefe en la cárcel, me presente en la empresa de mi padre adoptivo. No se había ni molestado en cancelar mi pase, entre en mi antiguo despacho que seguía igual. Savia todas las claves de mi padre adoptivo, yo era quien llevaba la contabilidad y siempre tuve la sensación que allí había algo que olía a podrido.

Después de un par de horas encontré lo que buscaba, el político, Pablo y mi padre adoptivo blanqueaban el dinero de todas esas bandas a trabes de la empresa de mi padre adoptivo. La guinda del pastel fue descubrir que les estaban robando, aquí tenía la llave de libertad para Blanca.

Cuando salí del despacho, mis compañeros se acercaron, pensé que me denunciarían, pero todos me dijeron de cómo Pablo alardeaba de ser tan poderoso que podía hacer lo que quisiera y simple se libraba y otro pagaba por él. Pues se iba a cagar, en cuanto la información que había metido en una memoria externa llegara a las bandas. Ya veríamos si Pablo se libraría esta vez.

Estuve hablando un poco con mis excompañeros y después llamé a Jesús y Antonio para ir a buscar a Sergey, cuando estos dos lo vieron salir. Casi se cagan encima, Sergey es una persona muy amable, eso no quiere decir que no fuera contundente cuando tenía que serlo. Jesús y Antonio conectaron muy bien con Sergey, ellos le consiguieron una casa en una zona tranquila y lejos de vecinos como él quería.

Lo que Sergey más apreciaba era respirar aire fresco y tener una casa con mucho terreno, después de pasarse media vida en una celda de cuatro por cuatro eso era más importante para él, que todo el dinero del mundo. Cuando vio la casa, pero sobre todo el terreno se puso a llorar, una vez dentro de casa se duchó. Preparamos algo de comer y le pusimos en antecedentes.

Cuando vio las pruebas que teníamos, nos dijo que él se encargaría de negociar con las bandas. Él perteneció a una de ellas antes de entrar en la cárcel y conocía al jefe, Yo me encargaría del político y sacaría a Blanca, Antonio se encargaría de buscar y traer a mi padre adoptivo y Jesús se encargaría de dar caza a Pablo.

Entrar en la casa del político no fue tarea fácil, por suerte esa noche celebraba una fiesta de máscaras, conseguí una, en la entrada había un hombre que pedía la invitación. Yo le eche morro y me agarre del brazo de una morena despampanante, le dije que no tenía invitación. Ella me dijo que no me preocupara que si entraba con ella del brazo, el hombre de la entrada no se percataría de mi presencia. Así fue, al hombre se le iban los ojos hacia la morena y nos dejó pasar.

Agradecí a la morena su ayuda y ella me dijo que otro día le invitara a una copa que esa noche ya tenía acompañante, yo sonreí y le dije que eso estaba hecho. Me puse la máscara y me dispuse a recorrer toda la casa, esperaba que Blanca estuviera allí. De una habitación se escuchaban gritos, reconocí la voz. Entre en la habitación y vi a Blanca atada al cabecero de la cama con el culo en pompa mientras un hombre le azotaba el culo con una especie de tabla.

Blanca sangraba de las heridas que le había hecho ese hombre, al verme se parió. Fue a decirme algo, no le dio tiempo de una patada en la boca lo dejé inconsciente. Después lo cogí y lo lancé por la ventana, lástima que debajo estuviera la piscina. Blanca estaba muy drogada y no sabía ni donde estaba, tenía la cara arrasada en lágrimas. Le hablaba, pero estaba demasiado drogada, la cogí en brazos y la tapé con una manta que había en la habitación. Cuando fui a sacarla por la parte de atrás, apareció el político con unos cuantos hombres.

De repente dos grandes manos agarraron las cabezas de los hombres del político y las hizo chocar dejando fuera de combate a sus hombres, era Sergey.

• Llegas a tiempo – redije.

• Acaba con esta cucaracha sin honor, yo la protegeré – me dijo Sergey.

• ¿Ya está hecho? – pregunté.

• Sí, estarán aquí en un par de horas, Antonio y Jesús me han dicho que ya están de camino- dijo Sergey.

El político saco un cuchillo e intento clavármelo, si algo me había enseñado Sergey era a luchar con cuchillo. De dos rápidos movimientos le hice dos cortes en ambas muñecas, no lo suficientemente profundas para desangrarse, pero si lo suficientemente dolorosas para que soltara el cuchillo, después le rompí la nariz de un codazo. Cuando estaba en el suelo le clave el cuchillo en el muslo.

• Sabéis quien soy yo, os vais a arrepentir – dijo un lloroso político.

• ¿Tú crees?, tal vez seas tú el que se va a arrepentir – le dije.

Sergey le tiro una carpeta con algunos documentos, el político los leyó y se quedó blanco.

• ¿A quién le habéis enseñado esto? – aterrado.

• A los verdaderos dueños de ese dinero – dije.

• Me matarán – dijo el político.

• A eso se le llama karma – le dije.

Unas bocinas sonaron y aparecieron Antonio y Jesús con mi padre adoptivo y Pablo, les habían puesto finos, me dijeron que no querían colaborar y que intentaron escapar. Les atamos a los tres y esperamos pacientemente a que los representantes de las bandas llegaran.

Sergey sabía algo de medicina de su tiempo en el ejército, miro a Blanca y me dijo que tenía mucha fiebre, la llevamos a la ducha y me metí con ella en agua fría para bajarle la fiebre. No sabíamos con qué le habían drogado, no queríamos darle un medicamento que le pudiera hacer reacción.

Los representantes de las bandas llegaron, eran cuatro. Vestían ropas caras y todos venían con dos hombres como armarios roperos.

• Veo que habéis cumplido con el trato que nos comentó Sergey – dijo uno de los hombres trajeados.

• ¡Que nos pasara! – grito Pablo.

• De momento no lo hemos decidido, lo que es seguro que sufriréis más dolor del que habéis experimentado en vuestras vidas, solo esperamos que aguantéis y nos deis un buen espectáculo – dijo otro hombre trajeado.

Entonces otro de los hombres trajeados se acercó a mí y me dijo.

• La chica es libre, con la información su deuda esta más que saldada.

Se marcharon llevándose a mi padre adoptivo, Pablo y al político, nosotros fuimos al hospital, le hicieron todas la pruebas a Blanca, la ingresaron porque tenía una leve neumonía y no querían arriesgarse a que se agravara, estuvo ingresada el tiempo que duro el tratamiento, yo iba todos los días a estar con ella. El daño psicológico fue severo, Antonio y Jesús consiguieron cita con una sicóloga que la trato durante meses.

Poco a poco se fue recuperando, ya había pasado un año desde que empezó la terapia. Blanca hizo buenas migas con Antonio y Jesús, pero con el que mejor conecto fue con Sergey. Ya digo yo que era el padre de todos, esa tarde quede con Blanca.

• Aitor, ahora mismo necesito tiempo para mí, no estoy preparada para querer a nadie y tú te mereces a alguien que te quiera con todo el corazón – me dijo llorando.

Yo la abracé y le dije.

• Tú haz lo que necesites, yo estaré aquí esperando tu regreso – mientras la abrazaba.

EPILOGO

Sergey monto una empresa de seguridad y le va muy bien, vamos a comer todos los domingos a su casa. Para Jesús, Antonio y para mí es el padre que nunca tuvimos.

Antonio y Jesús siguen con sus trapicheos, a ver cuando sientan la cabeza, si no terminaran otra vez en el trullo, ellos se ríen cuando se los digo.

Mi madre adoptiva lo perdió todo y se quedó en la calle, desapareció y no volví a saber nada de ella.

Mi padre adoptivo, Pablo y el político, aparecieron meses más tarde totalmente desfigurados, según los periódicos habían sido torturados de forma brutal. No sentí ninguna pena por ellos.

En cuanto a mí, había pasado un año desde que tuve la última conversación con Blanca, me había mudado a un pequeño piso para mí. Sergey me ofreció trabajo y acepté, ganaba bien y estaba contento, pero me faltaba algo. Una tarde que estaba trasteando en la cocina sonó el timbre, al abrir me encontré con una preciosa Blanca. Me miro sonriente y sin dejarme decir nada se lazó a mi cuello y me beso.

Blanca se separó de mí y mirándome a los ojos me dijo.

• A tu lado he descubierto lo que es el amor de verdad, sincero y desinteresado, me gustaría pasar el resto de mi vida contigo, ¿tú quieres?

• Más que nunca, mi amor.

Nos besamos mientras nuestras lágrimas se mezclaban, ahora si ya estaba completo, no me faltaba nada en la vida y era completamente feliz.

Fin.