Mi cuñada 2
Poquito a poco minando la fortaleza de mi cuñada.
Estoy sorprendido todavía por el resultado de mi primer relato MI CUÑADA – 1. Tratare que como mínimo la continuación sea igual.
Me fui a mi habitación, no me podía creer lo que había oído. Me hice varias pajas como oyendo nuevamente todo y me imaginaba como lo estarían haciendo, poses y caras. Era demasiado para mí, el trozo que me había llevado de papel higiénico para limpiarme no me llego, me pringué por todos los sitios, limpiándome como pude. Menos mal que mi cuñada luego se comportaba normal y eso evitaba que se volviese una obsesión para mí.
Por la mañana, ya más tranquilo, me levanté temprano y los oí a los dos hablar en la cocina tranquilamente. Mi hermano hoy se había levantado por lo que se veía más tarde, por lo que se ve la noche lo dejo agotado. Me fui a duchar antes de desayunar, no me gustaba bajar en pijama porque se me notaba demasiado todo el asunto. Una vez que me duche fui a secarme y vi que no había toalla. Me asome por la puerta y sin gritar mucho para que el peque no se despertase, llame a mi hermano pidiéndole una toalla, el muy cretino me dijo que ya se lo decía a Paula que él ya se marchaba. Se lo dijo a Paula y oí como ella le contestaba que era un cabrón y mi hermano le decía que ya le contaría por la noche, todo eso se lo dijeron en bajito. Yo estaba mojado y empezó a darme frio, mi cuñada no aparecía. Me seque como pude con la toalla de mano y entre lo cachondo que estaba por mi cuñada y que mi imaginación empezó a volar pensando que después de lo que oí a mi hermano, ella vendría desnuda a mis brazos. Vamos que otra vez el rabo se me puso fino. Me puse el pantalón de pijama y salí del baño para ir a vestirme a mi habitación. En ese momento justo cuando cerraba la puerta del baño. Aparecía mi cuñada por la escalera con la toalla. Que venía en camisón largo y con el reflejo de la luz se le transparentaba todo. Por su cara me di cuenta que se había dado cuenta de mi bulto, aunque fui rápido para taparme, pero no lo suficiente. Con algo de nerviosismo me pidió disculpas, que no esperaba que me levantara tan pronto etc. Yo tartamudeé algo y alguna idiotez dije. Mi mirada estaba fija en sus tetas y su escote, que llevaba dos botones desabrochados. Me quede sin palabras, no sabía si pedirle la toalla que llevaba en la mano, que me hiciera una paja, yo que sé. Ella me dio la toalla y con una mano me toco mi pelo, diciéndome que me fuera a terminar de vestir, no fuera a constiparme, se dio la vuelta y se fue escaleras abajo, pero estaba seguro de que lo hizo más lentamente que otras veces y que movió más de la cuenta el culo.
Me empecé a vestir y el rabo estaba en plan agresivo, me cabreaba porque luego seguro que se hartarían de follar por la noche a mi costa. Mi hermano era más provocador, ya que insistía para que ella fuera más provocadora y por las noches le decía que fuera como siempre que no se contuviera, pero mi cuñada permanentemente le decía que no podía, que la oiría seguro. Mi hermano volvía al tema y le decía si así se quedaba bien y ella le respondía que no, que le gustaba no tener que cohibirse a la hora de correrse. En eso tenía razón, porque si yo no me colocase donde me colocaba, no oiría nada de lo que pasaba en esa habitación. Estaría más pendiente esa noche para ver lo que pasaba. Cuando fui a bajar a desayunar una cosa llamo mi atención. Era un armario que había en la habitación. Exactamente había dos, en una pared uno empotrado y en la otra uno que era un mueble de cuatro puertas y todas con sus espejos. Como la puerta estaba abierta del todo pude ver que se veía la cama. Me baje a desayunar y pensaba en ello, como podía ser que de noche no se viera nada. Mi cuñada me pregunto en que pensaba y como no le iba a decir en que, le dije que estaba con la cabeza metida en mis estudios, ella volvió a tocarme el pelo despeinándome, diciéndome que estudiara que luego vendría la recompensa, cuando acabara la carrera.
Yo me fui a estudiar, algo imposible porque no paraba de pensar en lo del armario. Ella se fue a su habitación y cerró la puerta, luego hizo cosas de la casa y cuando el niño despertó le dio la comida preparada y se volvió a dormir. Mi cuñada me dijo que iba a por el pan y el periódico, que salvo que se encontrara con alguien no tardaría en volver. En ir a comprar esas cosas no se tardaba prácticamente nada a lo sumo 20 minutos, pero era raro que no se encontrase a nadie y luego que no hablase con la panadera y con la de la prensa. Lo que suponía un mínimo de 40 minutos, nada más salir por la puerta, me asomé por una cristalera sin que me viera y una vez salió, subí corriendo a su habitación. Me puse de pies mirando la habitación. Coloque la puerta como solía estar todas las noches, pero no se veía bien y eso que había mucha luz. Me dije moviendo un poco el armario se podrá ver. Lo moví unos pocos centímetros. Me situé donde me situaba siempre y se veía la parte de los pies de la cama, pero nada más. Y me atreví a mover más el armario porque no se notaba que lo hubiera movido. Hice otro esfuerzo porque pesaba un quintal, lo arrastré otro poco y todavía nada, veía que tenía que ser cuestión de poco más, al final encontré el punto exacto. Ahora veía el cabeceo de la cama, la almohada perfectamente. Me puse a la altura de la cama y no se notaba apenas que el armario había sido movido.
Estaba ya loco porque llegara la noche. Mi hermano estaba con sus cosas de su trabajo, mi cuñada acostando al niño y yo en la salita viendo la televisión. Ya estaba mirando la hora para irme a dormir. Llego mi cuñada y se puso a hablar conmigo. Veía que intentaba llevar la conversación a su terreno y así fue. Me hablaba con mucha suavidad y me decía que no me tenía que encerrar en mí mismo, que aprovechara en conocer a chicas que, seguro que encontraría a la adecuada, que seguro que no era para tanto lo que le había contado. Yo me levanté y con voz seria dije, como se nota que no tienes ni idea, si lo vieras no dirías lo que estás diciendo, di las buenas noches y me fui a dormir, despidiéndome también de mi hermano. Cuando me marchaba ella fue a donde estaba mi hermano para decirle que ella le esperaba en la habitación. Solo de pensar en la noche estaba con el rabo otra vez bien arriba. Me puse el pijama y la tienda de campaña era enorme. Cuando mi cuñada llamo a la puerta y sin esperar a que dijera nada entro, me pidió perdón y me dio un abrazo, diciéndome que no había sido intención suya molestarme. Tanto abrazo, que menos mal que me pillo con la carpeta de apuntes, que evito que mi polla la rozara. Le dije que no pasaba nada y quedo la cosa bien. Me quede esperando a que mi hermano subiera a su habitación, pero casi me quedo roque de esperar. Me levante cual felino, sin hacer nada de ruido y con mi oreja pegada a la puerta. Ahora venía el rito habitual de mi hermano, al baño a hacer lo que fuese y un buen rato después a la cama. Mi cuñada nada más verle le dijo no tardes que tengo mucho que contarte. A mi hermano le debió parecer interesante porque tardo menos que otras veces.
Ella le conto lo que había sucedido con lo de la toalla, mi hermano le decía que, seguro que lo había hecho a posta y ella le juraba que no, que fue sin querer. Pero que se quedó confusa cuando vio el bulto que tenía. Mi hermano le pregunto tan exagerado es y ella decía que le pareció mucho, pero que lo mismo era la forma del pantalón de pijama, que tampoco pudo ver mucho más porque yo me tape. Mi hermano con cierto cachondeito le pregunto te dejo confusa o cachonda. Ella empezó como siempre con lo de guarro, depravado. Ya estaba yo en mi sitio y podía ver a mi cuñada d espaldas, poco más, porque estaba más pegada a la parte de la cama donde estaba mi hermano. Por los movimientos de la ropa veía que se estaban metiendo mano y como mi hermano le decía que el sería un guarro pero que ella estaba chorreando. Ella no decía nada solo gemía, pero muy suavemente. Hasta que le dijo, eres todo un cerdo, te pone como un burro pensar que tu hermano se pone cachondo conmigo, que guarro. Y se dio la vuelta, ahora veía su cara, veía una mano de mi hermano tocando sus tetas por encima del camisón. Luego las paso por debajo del camisón, pero yo no las veía. Ella mordía la almohada para que no se la oyera. Hasta que mi hermano de un tirón se la quitó y le dijo se la misma puta que siempre. Se le escapo un sonoro gemido, se estaba corriendo, pero pudo aguantarse de hacer ruido, aunque hizo más ruido que habitualmente y se le escapo algún gemido bastante sonoro. Debía ser muy escandalosa.
Estuvieron un rato más hasta que pararon, mi hermano le dijo te das cuenta desde que esta mi hermano hemos follado todas las noches, hasta cuando estas con la regla, que me dejas hacerlo por detrás. Si, si me he dado cuenta y esto no puede ser normal, me preocupa que estés tan insistente con tu hermano. Antes cambiabas ponías a otros, eso me preocupa. Es como si quisieras que me tirara a tu hermano. Que va mujer solo que lo excites, porque así tú te excitas y luego nos damos estos homenajes. Ella le decía que no le creía, que no lo decía muy convencido. A mí me dio la misma impresión que a mi cuñada. Pero ya no sabía porque de mi hermano ni yo, ni nadie hubiera pensado jamás que le gustarían ese tipo de cosas, yo me imaginaba un tío soso y sin imaginación en los temas sexuales. En mi cama esta vez solo pensaba en la cara de mi cuñada reflejada en el espejo y su cara aguantando el explotar. Tan cachondo me puse que no medio tiempo a coger el papel higiénico y solté una corrida que mancho por todas partes, que apuro pensando en el día siguiente, porque ahora no podía encender la luz para limpiar.
Baje a desayunar con la intención de nada más hacerlo limpiar todo con una toalla húmeda. Mientras desayunaba mi cuñada que estaba sola, iba de un lado para otro haciendo cosas, cuando subí a mi habitación mi cuñada estaba oliendo el edredón, me fui de nuevo abajo y apareció mi cuñada con la ropa de mi cama diciendo que era hora de lavar todo que me daría una nueva. No dije nada porque se me notaria en la voz mi vergüenza. Durante todo el día no podía mirar a mi cuñada y la evitaba, que le contaría esa noche a mi hermano. Se oyó un coche llegar pensé que era mi hermano, pero era una pareja de amigos, claro era viernes y los viernes solían venir algunos amigos de ellos. Que las mujeres de algunos amigos estaban para hacerlas un favor. La ultima pareja que llego, vino alborotada, habían conseguido unas entradas para un concierto que daban en un recinto cerrado. El todo chulo decía que lo que no pudiera conseguir el, no lo conseguía nadie. Me fije en mi hermano y como lo conozco no le hizo ninguna gracia. Los demás aplaudían y estaban muy eufóricos. Cuando me entere el grupo que daba el concierto, al que se le quedo cara de alelado fue a mí, ni me sonaban. Mi hermano puso la disculpa que no tenían con quien dejar el niño, ofreciéndome yo al instante. Ignacio de manera insistente decía que no. El caso que al final mi hermano con esa excusa y la de tener trabajo atrasado, me dijo que fuera yo. Y no me hacia ninguna gracia. Mi hermano insistió para que luego no hiciera el trayecto tanto de ida como de vuelta mi cuñada sola. Paula protesto y al final que me tocaba ir a mí al concierto.
Esa noche cuando se fueron todos, yo hacía rato que me había ido a mi habitación. Teniendo como única luz la pantalla del ordenador. Llevaba ya más de un mes viendo locales de parejas liberales. Pocos había. No abrían todos los días y el primer problema que abrían a partir de las 10 de la noche y no todos los días podían ir chicos solos. Leía también comentarios de parejas y no me creía del todo lo que ponían. Y para finalizar los anuncios, había de todo tipo, algunos muy heavy. Yo había preparado varios textos para colocar un anuncio. Pero al final no me gustaba, alguna pega encontraba. Pero esa noche me decidí, en varias webs gratuitas publiqué el mismo nuncio y en una de pago que me di de alta por un mes, puse uno más detallado. Oí como se marchaban los últimos invitados y apagué el ordenador y a la cama.
Cuando me puse en mi sitio de observación ya tenían la conversación empezada y algo importante me había perdido. Pero poco a poco me fui enterando. Mi hermano quería que se pusiese provocativa para el concierto para que luego le contara como se habían puesto Seve (Severino) y Marcelo. Seve estaba casado con Rosalía y Marcelo con Rexina. Solían ir casi siempre juntos y eran los que más compenetrados se les veía y ahora que lo decía mi hermano, esos dos a mi cuñada la miraban con ganas. Además de las bromas subidas de tono que tenían, pero de las cuales todos se reían. Paula repetía todo el tiempo que iría con pantalones que nada de provocativa. Mi hermano empezó su ataque sobre ella, cuando se notaba que mi cuñada flaqueaba él le decía que se imaginase a Seve y Macelo con sus pollas a la altura de su cara, ella le decía que era un guarro, pero lo decía con mucha dulzura, no se le notaba enfado. Mi hermano decía que bueno, que no seguía y ella le decía que era tonto, que siguiera. Le decía y detallaba todo lo que le harían, incluido una doble penetración, aunque no fue tan sutil diciendo eso. Lo detallo y mi cuñada se corría con cara de degenerada, se le veía hoy mejor porque se habían dejado una lámpara de la mesilla encendida, que diferencia había con la Paula de día. Estaba tan cachondo que no me espere más y me fui a mi habitación a hacerme una paja. Una vez en la cama y cuando estaba el mi momento álgido, sonó un gemido prolongado de mi cuñada, que resonó por toda mi habitación y tuve una corrida sin igual.
Me levanté y fui a desayunar estaba mi hermano solo, mi cuñada había ido a comprar alguna cosa y el periódico. Tuvimos una conversación de hermanos, él estaba preocupado porque yo me encontrara bien en mi casa. Y salió el tema de las chicas. Mi excusa era porque quedaban por las noches tarde y yo no tenía como ir y venir, porque u taxi saldría caro. Mi hermano lo soluciono diciendo que tenían dos coches, que alguna noche y recalco lo de alguna noche, podía usar uno de los dos coches. Di un salto en mi silla y lo abracé. Mi cuñada que había llegado y no la habíamos visto, nos preguntó qué a que se debía tanta efusividad y mi hermano lo conto. A mitad de la tarde yo veía que mi hermano, le decía cosas a mi cuñada, se notaba que la estaba provocando continuamente, le metía mano y ella le quitaba las manos, poniendo caras de que se estuviera quieto. Llego el momento de arreglarse, mejor dicho, llego el momento de arreglarse ella, porque yo ya lo estaba. Mi hermano le decía que eligiera bien su ropa, que, seguro que sus amigas irían casi de gala, ella le lanzo una mirada, pero de mucha complicidad. Mi hermano mientras me decía que tranquilidad que se sabía cuándo su mujer se metía a acicalarse pero que no se sabía cuándo saldría. No mintió mi hermano, lo que tardaba y ya oímos que bajaba. Me quede sin saber que decir cuando nos preguntó que como la veíamos. Mi hermano decía que había elegido bien, que estaba muy guapa y como yo no decía nada me volvió a preguntar. Tan nervioso me puse que solo pude atinar a decir que estaba distinta. Es que bajaba con una falda que no llegaba a ser minifalda, pero bastante corta. Botas que con ese tacón era igual de alta que yo. Y en la parte de arriba era como una camiseta ajustada que parecía que no llevaba sujetador, pero como llevaba una chaqueta no sabía si era así. La melena la llevaba suelta, no como siempre que llevaba coleta. Esta vez lo llevaba suelto y como ondulado, haciendo una cara más provocativa. Y con el moreno de su piel estaba para comérsela entera. Una indigestión me daría. Cuando nos despedimos vi como mi hermano le daba un buen azote en el culo, agarrándoselo y diciéndole algo al oído, yo como si no viese nada y ella con una sonrisa de oreja a oreja.
En el coche, que conducía ella, mi rabo estaba revolucionado. No podía mirar a mi cuñada, la falda se le había subido del todo. No entiendo cómo me ponía así, porque verse algo, no se veía nada, pero la imaginación es muy mala. Me entraban ganas de meter mi mano entre esas piernas. Llegamos a un sitio y aparcamos, yo no veía ningún sitio donde pudiese haber un concierto y ella me dijo que primero picaríamos algo. Se garro a mi brazo y decía que tenía frio, achuchándose mucho a mí, si era cierto que hacía más que frio, humedad. Una de sus tetas tal como iba agarrada a mí, rozaba con mi brazo y me daba la sensación de que estaba muy suelta, por lo que si pensé que no llevaba sujetador. Entramos en un sitio de picoteo y estaba el resto de las parejas, a mi cuñada le dijeron todo tipo de piropos. Marcelo fue el primero que se acercó la dio dos besos y bien que la achuchó, que tío más descarado. Cuando Seve saludo hizo lo mismo que su amigo. Durante todo ese tiempo la sobaron como quien no quiere la cosa hasta hartarse. Terminamos y fuimos andando un buen rato hasta llegar al recinto del concierto. El gentío era total, me sorprendió que había mucho joven. Apretones y empujones fue lo que recibimos durante los siguientes minutos. El resto de las mujeres eran protegidas por sus respectivas parejas porque con esa algarabía te podían meter mano cualquiera o quitarte la cartera. Avise a mi cuñada de que tuviese cuidado con el bolso y le dije que tuviera cuidado porque lo mismo alguna mano se perdía y le tocaba el culo. Ella se paró, se acercó a mi oído diciéndome quien sabe lo mismo hasta me gusta y siguió caminado riéndose, ese comentario es lo único que le faltaba a mi rabo.
Caminábamos a pasitos, de tal manera que con tanto empujón más de una vez y sin poder evitarlo hice contacto con el culo de mi cuñada, algo que yo trataba de evitar y cuando no se podía me retiraba rápido. Menudas entradas más mierdas, eran de pie en un lugar masificado y en el gallinero. Como había muchas posibilidades que alguien se quedara descolgado, quedamos en un punto determinado para reunirnos al final. Nos fuimos colocando como pudimos. Rosalía decía de ponerse en otro sitio porque era más bajita y no veía. Yo aproveche que vi un sitio junto a una pared de hormigón y una barandilla, se lo dije a mi cuñada y yo me adelante, viniendo mi cuñada detrás y otra de sus amigas, pero ya mas no cabíamos, el sitio era muy bueno, dentro del sitio tan malo que nos había tocado. Se siguió llenado de gente. Una amiga de mi cuñada se vino junto a nosotros, quedando más apretados. Mi preocupación estaba que como viniera más gente yo no podría irme más atrás, me lo impedía una pared y ya fuera mi cuñada o su amiga, quedarían pegadas a mí. Apagaron las luces y empezó la música. Vino más gente, no conocida, pero eso daba igual, supuso que mi cuñada en la oscuridad y sin más remedio se apretó más contra mí. Empecé a ponerme tenso, todo me daba calor, más su olor hacia que me pusiese más trastornado. La amiga le dijo algo al oído, las dos miraron a el tío que tenía pegado la amiga, lo que llevo a que la amiga se colocara de otra forma y mi cuñada quedara más prieta contra mí. Paula se dio la vuelta y me hizo señas de que el tío se había aprovechado de su amiga, mire hacia el tío, me miro y con un gesto de manos me pidió disculpas.
Estábamos pegados como sellos. Dudaba hasta en respirar, por no hacer ningún movimiento. Pero según fue sonando la música, la gente empezó a tatarear las canciones, a bailar, a mover los brazos, todo eso llevo a un roce continuo y ya me cansé, mi rabo iba a romper mis pantalones. Me dejé llevar y poco a poco fui cogiendo confianza. Paula ya tenía que notar mi rabo en su culo. Puse mi mano sobre una barra que había, no lo hice con ninguna intención en particular y ella ante un empujón que dieron algunas personas, pego una de sus tetas en mi mano. Me quedé otra vez quieto, pero me volví a animar, ahora ya está claro no llevaba sujetador. No sé si por no montar el escándalo, porque le apetecía, etc. Mi cuñada no dijo nada. Eso fue lo peor porque me sentí más seguro, mas lanzado. Mi cuñada se echó para adelante para decirle algo a su amiga, lo que supuso que su culo quedara más atrás, más pegado a mí. Mis manos se fueron sin ningún esfuerzo debajo de su falda y toque sus piernas que estaban algo frías porque no llevaba ningún tipo de pantys. Una vez que lo hice me preparé para ver como Paula se daba la vuelta, me daba un tortazo o me regañaba, algo. Pero se quedó quieta. Era imposible que no hubiera notado mis manos, imposible. Mis nervios estaban al máximo. Ella se contoneaba con la música. Yo empecé a acariciar esos muslos y cada vez cogía más confianza en mí mismo. Tanta fue la confianza que con una de mis manos empecé a tratar de sacar la camiseta que estaba metida dentro de la falda. Esta vez ella si reacciono, agarro mi mano y me lo impidió. Pero ya estaba tan desbocado que no desistí hasta que lo conseguí y subí mi mano hasta llegar a una de sus tetas, la sobé primero con delicadeza, lo que era la base, para seguir hasta llegar al pezón que estaba muy duro. Saque la mano, me moje los dedos y la volví a meter, esta vez ella al notar los dedos mojados en su pezón, dio como un bote.
Pero yo quería llegar bien a su coño. Pero ella no me lo facilitaba y desde atrás que era como muy difícil. Baje la otra mano y lo intente con las dos. Una por detrás de manera insistente y ahora la otra por delante, aunque me costaba más. Llevaba tanga uno de eso tan pequeños que había visto en sus cajones. Pero no había manera tenía sus piernas medio cruzadas, era imposible y yo a punto de estallar. Ella cogió la mano que tenía yo por delante, cogiéndome de la muñeca y tratando de llevarla hacia detrás, fuera de su falda. Aunque hacia fuerza yo sabía que no podría con mi fuerza, pero deje que lo hiciera, pero cuando se creía que lo había conseguido, fui yo quien se la agarre ahora y la pose sobre mi rabo, por encima de mi pantalón., Ella quiso quitarla, pero no la deje, haciéndola pasar por todo mi rabo una y otra vez, hasta que la solté y ella siguió sola, hasta que se debió de dar cuenta que lo estaba haciendo sola y la quito. Mi otra mano seguía por detrás tocando su culo y en ese momento descruzo las piernas, pero no solo eso, las abrió un poco, no mucho. Metí mi mano y llegué a su tanga, que estaba húmedo. Como vio que no llegaba bien, las abrió bastante más y esta vez sí que pude hacer lo que quise sin problema. Metí mis dos manos y cogí el borde de su tanga y lo baje un poco, pudiendo meter mis dedos ahora con mucha tranquilidad, Ella cuando noto mis dedos jugando con su indefenso coño, agarro uno de mis brazos y clavo sus uñas. Pero yo había llegado ya a su depilado coño, que se notaba palpitante. Continúe un buen rato, ella dirigió el ritmo de mis dedos y el ritmo de como tocar su clítoris, no hacía falta que me dijera nada, solo haciendo lo que ella marcaba con su mano y sus movimientos, supe lo que ella quería. Una vez que cogí el ritmo deseado por ella, sentí el orgasmo en mis dedos y sobre todo en mi brazo.
Yo ya estaba tan lanzado que iba a sacarme el rabo y colocárselo por detrás, pero ante mi sorpresa, ella se ajustó con mucho disimulo el tanga y se movió para quedar en otra posición y junto a su amiga. Me quede con un palmo en las narices. El resto del concierto no se movió. Cuando termino todo salimos muy despacio y ya fuera todos juntos, querían ir a tomar una copa a algún sitio. Paula decía que ella no se encontraba muy bien, que prefería irse para casa. Los dos moscones se ofrecieron a llevarla para que no tuviera que conducir y ella les dijo que lo haría yo. Efectivamente me toco conducir a mí y durante todo el camino Paula fue echa un diablo, me decía que era imperdonable lo ocurrido, que había abusado de su confianza, que no se lo esperaba de mí, etc. Lo decía de tal manera que me creía que estaba enfada conmigo, aunque me costaba entender ciertas cosas, pero verla con tanta ira, me dejo preocupado y acojonado. Nada más llegar a la casa me decía que esto no volviera a ocurrir y que desde ese día guardaríamos las distancias y nada de confianzas, que ni una, ni una broma ni nada.
Al llegar mi hermano estaba levantado y le extraño que hubiéramos llegado tan pronto. Paula dijo que se sintió muy agobiada en el concierto, que las entradas eran malísimas. Mi hermano estaba en la cocina para preparar algo al niño, que por lo que se veía tenía hambre. Mi cuñada dijo que ya lo hacia ella, que él se subiera a tranquilizar al niño, que se le oía llorar. Yo me despedí y me fui a dormir. Pero en realidad tenía mucha curiosidad por saber que le contaba a mi hermano. Escuchaba detrás de la puerta, oía a mi hermano con el niño, luego subió mi cuñada y mi hermano le dijo que no tardase que seguro que ella tenía mucho que contar y solo se oyó decirle que si se portaba bien se lo pensaría. El tono de voz era totalmente distinto al que traía. Mi cuñada como todas las noches bajo y estuvo por la planta de abajo un buen rato, subiendo después. Ahora yo estaba intentando escuchar para saber cuándo estaban en la cama. Mi hermano le dijo que cerrar la puerta, pero el niño estaba revoltoso y ella dijo que no, no fuera a que vomitara o pasara algo. Estuve contando un rato como solía hacer y fui abriendo con cautela la puerta. Ahora oía mejor y mi hermano le preguntaba qué había pasado. Ella se hacía de rogar hasta que oí a mi hermano decir, porque sé que iba mi hermano, si no diría que alguno te la había metido, como vienes. Era el momento de oír a mi cuñada. Quedándose enloquecido cuando la oí. Lo primero que tienes que hacer es metérmela que lo necesito sin falta y luego te cuento. Oí como ella decía así, hasta el fondo. Que cerdos son tus amigos, tan cabrones como tú, me han estado poniendo cachonda toda la noche y en el concierto cada vez que podían me toqueteaban, menudos salidos. Si es que me has hecho vestirme de tal manera que solo me faltaba un letrero diciendo necesito polla. Oí a mi hermano resollar profundamente. Hasta que se corrió por lo que pude oír y mi cuñada se enfadó, porque ella le faltaba mucho. No me hubiera importado entrar yo y rematar la faena. El con todo el morro del mundo le decía que se hiciera una paja, ella casi lo manda a la mierda. Pero sabía cómo manejarla y empezó a susurrarle lo que a su modo de ver hubiera ocurrido en el concierto. Todo tipo de guarradas hasta que se oyó como ella se corría, pero yo que podía ver su cara en el espejo, no era de mucha satisfacción.
Todo eso me dejo buen sabor de boca, porque no le conto a mi hermano la verdad de lo que sucedió. Me fui a mi cama y me tumbé para hacerme una paja, sabiéndome a gloria mientras pensaba como había logrado hacer correrse a mi cuñada.