Mi cuerpo me está pidiendo que le dé mucho placer

Si una mujer tiene una amistad con un hombre mayor que ella, nadie la mira raramente, es más, a día de hoy es cosa normal, pero si la misma mujer tiene un amigo digamos que mucho más joven que ella, se mira mal, como si fuera una asalta cunas, pues que me asalten todas las maduras, por favor. Todas.

Estaba mirando en mi correo como toda persona que tiene Internet y buzón, pues los emails que se reciben, tanto de los buenos como del spam, pero me llamo la atención este mensaje que recibí de una de las cuentas que tengo en un portal y claro, la curiosidad me hizo entrar en el perfil de esta mujer que la llamaremos “Julieta”. Y cuando entré en mi perfil de dicha cuenta, me encontré con un mensaje nuevo de ella que indicaba lo siguiente:

“Hoy es el día del sexo!

Sabes de esos días que te levantas y dices para ti mismo, hoy es un día para llenarlo de sexo. No sé si me entiendes jajaja. Vamos que me he levantado con ganas de mucha marcha y estaba buscando a un hombre como tú que me la supera dar, estoy cansada de niñatos que lo único que buscan es meterla en caliente. Y tu además de tener buena edad tienes pinta de ser todo un follador nato. ¿Me equivoco?”

Incluso miré el calendario para ver si era cierto eso de que era el día del sexo, pero en mi calendario no decía nada, y estuve a punto de no hacer caso, pero entonces recibí la imagen que acompaña esta historia.

Y pude ver que en su perfil ponía lo siguiente:

“Mi cuerpo me está pidiendo que le dé mucho placer y...

Me gustaría encontrar a alguien que esté en mi misma situación que no tenga sexo en casa. ¡Me encanta un hombre que sea muy fogoso y que tenga muchas ganas de pasar buenos ratos a mi lado!!!”

Con estas cosas la verdad es que no me lo pienso mucho, y me puse en contacto con ella, porque Julieta es una mujer de treinta y ocho años, con unos ojos azules que hipnotizan, todo sea dicho de paso, con un cabello de color castaño normal y corriente y con una estatura normal, de metro sesenta y cinco, vamos, normal y corriente si no fuera porque ella como le pasa a muchas mujeres, están en una relación con un hombre que no las atiende sexualmente como lo desean ellas, por eso, cuando quedé para vernos ni me lo pensé dos veces, me lance para tener su cuerpo entre mis brazos y poder degustar todo lo que escondía, y vaya que si escondía.

Tras el café de turno, no me lo pensé mucho y le dije:

— Julieta, mira, estamos aquí por algo y yo quiero hacerte que te corras como hace mucho que no lo haces, así que, ¿te parece bien que nos dejemos de tonterías y nos vayamos a algún sitio para follar como locos y dar rienda suelta a nuestros deseos primarios? — sabía que ella me podía responder de muchas maneras, incluso pensé que se negaría, pero cuando me respondió lo siguiente, empezó la verdadera bacanal de sexo.

— Pues la verdad es que ya estaba deseando que me lo dijeras, además, me gustas y creo que vamos a ser muy malos, pero eso sí, no quiero que te quedes con ganas de más, porque no sé si nos volveremos a ver y quiero todo de ti en este momento.

Y nos fuimos a un hotel, en donde estuvimos como unas seis horas, eso sí, nada más entrar en la habitación, le metí mi mano por todos lados, hasta poder bajar esos pantalones vaqueros ajustados y poder sentir la piel de su culo, que me volvía loco desde que la vi, también es que ella sabía cómo moverlo y ponerse en posturas que yo deseara tenerlo para mí solo, por eso, cuando note como tenía la parte oculta de su braguita de húmeda, digamos que no deje que se secará en ningún momento, o al menos eso intente, mientras nos comíamos las bocas mutuamente.

No le quite su ropa interior, aunque la verdad es que el sujetador me molestaba algo para poder comerme sus pezones, pero deje que ella se lo quitará cuando quisiera, y mientras yo estaba con mis dedos jugando con sus labios por dentro de su braguita, ella no paraba de hacerme una paja con su mano, hasta que no aguanto más y me bajo tanto el pantalón como mi bóxer para meterse en su boca esa preciosidad empalmada de mi rabo, que estaba dura por culpa de Julieta que era muy buena tanto con su boca, lengua y manos, como con su movimiento para ponerla tan erguida que incluso me dolía de la dureza obtenida.

Necesitaba entrar dentro de ella, pero por su coño. Era una sensación tan necesaria que la tire encima de la cama, cayendo ella con las piernas cerradas, pero agarre de sus muslos, la atraje hacia mí y entonces, apartando un poco la tela, apunte mi capullo y me hundí dentro de ella.

Ufff, que placer sentir el calor uterino de una mujer que está híper mojada y muy lubricada. Entre hasta donde me dejo mi cadera y Julieta no paraba de gemir y jadear a la vez, estaba claro que el mismo placer que yo tenía al entrar en ella, lo sentía igual o más Julieta mientras yo me colocaba para hacerle una de las buenas folladas que todo hombre tiene que hacer a una mujer caliente.

Empecé a acelerar rápidamente por lo que no sé si fue mi manera de entrar y salir de ella, pero Julieta se corrió enseguida, pero yo seguí entrando y saliendo, no iba a parar en ese momento cuando es mejor, porque notas como se comprime sus paredes y te hace sentir incluso como raptando tu miembro, por lo que seguí en mi tarea, pero entonces alcé sus piernas hacia mi torso, cerrando y así entrando más apretado.

Julieta no paraba de mover su cadera, incluso intentaba decirme que deseaba ella follarme a mí, pero ni era el momento ni la posición para hacerlo, así que, ahora que tenía sus piernas cerradas y casi podía poner sus pies en cada lado de mi cara, aceleré tanto que no me di cuenta de que yo estaba a punto de soltar mi chorro, ni me dio tiempo a preguntarle si lo quería dentro, por lo que la saque rápidamente y los lechazos salieron disparados uno a casi su sujetador de lo lanzado que fue, el segundo llego a su estómago y el tercero cayó encima de la tela de su braguita, por lo que ya tenía una hermosa mancha blanca, para que se acordará de mí.

Julieta, al notar como le había llegado mis lechadas a su estómago, lo recogió con sus dedos y se los llevo a la boca. Ufff, eso me puso incluso más caliente de lo que estaba y como no había empezado todavía a relajarse mi miembro, pues me acerque a su boca, para que limpiara los restos que iban saliendo poco a poco, y cuál fue mi sorpresa que ella abrió toda su boca y se la trago entera. Toda dentro, sin dejar nada fuera, solo los testículos porque no le entraban, pero se hizo ella sola una garganta profunda de tal manera que no me dejo que me relajará, al contrario, me la mantuvo dura de nuevo, eso sí, ahora ella estaba saboreando mi orgasmo y como note que sabía cómo mantenerla bien dura, entonces me tumbe, ya que quería ver como se movía esta mujer encima mía.

No se lo pensó ni me pregunto que deseaba, simplemente se subió encima mía, y apartando su tela de nuevo, se la trago por su coño, pero me dijo que, si me corría o tenía ganas, no se la sacara, que lo hiciera dentro, porque con su pareja tomaba la píldora y no había problema, por lo que ella deseaba mi semen caliente dentro de ella. Y como se subió y sentó encima mía, de tal manera que solo tenía que apoyar sus manos en mi pecho, pues hizo ese movimiento que muchas mujeres saben que las hace sentirse más calientes aún, solo moviendo la cadera de adelante hacia atrás, sin levantar su culo de mis piernas, empezó a follarme, con eso ella también estimulaba su punto g y claro, entre unas cosas, entre que yo no paraba de tocar sus tetas y pezones por debajo de su sujetador, entre que ella no paraba de mover la cadera y así también estimulaba su clítoris contra mi pubis, entre que aceleraba sus movimientos, entre que empezaba a generar dentro de su vagina la explosión del orgasmo, pues poco tardo en hincar sus dedos y uñas en mi pecho. Empezó a gritar que no aguanta más. Empezó a temblar su cuerpo desde el interior de su coño.

Vamos, que se corrió como una cerda, gritando, jadeando, moviendo su cadera y yo, todo duro dentro de ella, notando como me comprimía toda mi polla, como intentaba estrujar con su vagina mi pene, como exprimiendo, pero yo aún no tenía ganas de correrme, lo había hecho escasamente hacia media hora, por tanto, deje que ella siguiera con su movimiento, que se corriera todo lo que quisiera, que me montara como buena jinete sobre ese hombre que había contactado con ella, y lo mejor, estaba gozando de una mujer que sabía que iba a sacar la zorra que tenía dentro, vamos que si la saco, incluso cuando acabo de tener su orgasmo bestial, me dijo que si quería probar por detrás.

¿Por detrás? Ostia. Eso es casi lo que más nos gusta a los hombres, pero claro, como estaba ella todavía sentada en mí, veía que, si le decía que no, seguiría moviendo su cuerpo hasta volverse a correr. Si le decía que sí, posiblemente me diría de ponernos para que la enculara, así que le dije:

— No me hace falta follarte el culo, pero si estás tan cachonda de que quieras metértela tú, pues ya sabes que pienso follarte bien fuerte, a no ser que te la claves un poco tú, ahora. — Siendo realista quería decirle que desde que la vi en la foto, deseaba romperle el culo, pero a veces no hay que decir todo lo que uno quiere, así le damos más juego y más morbo a la situación.

Julieta noto que seguí más duro que antes, ya que sabe que todo hombre cuando se le dice que les follemos el culo, se nos pone incluso más erguida de lo normal, así que ella sola, acerco su cuerpo hacia mí, nos besamos mientras ella sola se la sacaba con una mano y se la ponía en la entrada de su culo, y notando que no entraba del todo, se puso erguida de espalda para ir metiendo mi mástil dentro de su culo, y ahora sí que entro, tanto, que fue bajando ella sola lentamente, hasta que ya note que ahora si tenía comprimida mi polla por su ano, y entonces resoplando por su boca empezó a ir y venir lento, pero constante por su culo, hasta que su agujero oscuro tomo la forma de mi tallo y entonces note que necesita un estímulo más, por lo que una de mis manos bajo de sus tetas a su clítoris, para masturbarla y así sin que pudiera evitarlo, tuvo mientras empezaba a follarse ella sola su culo con mi polla, un maravilloso orgasmo clitoriano, porque mis dedos no paraban de moverse alrededor de su botón.

Julieta me decía que se sentía una verdadera puta y yo no paraba de mover mis dedos en su coño, tanto que incluso intente meterle dos dedos dentro de su vagina y creo que eso o que estaba muy zorra salida, obtuvo otro nuevo orgasmo, por lo que entre los espasmos de coño corriéndose, entre los espasmos del orgasmo que hacían que su culo se contrajera más de lo normal, me hizo una extracción de mi pollón que tuve que sacudirla dentro y llenarle de nuevo con mi leche caliente, pero ella no pudo evitar seguir moviendo mi polla, y la verdad es que normalmente con la segunda corrida suelo tener un deshinchazón, pero no sé si es que Julieta me tenía muy hipnotizado, muy enganchado a ella, o era que la deseaba tanto, que mi polla tras echar mi leche dentro de su ano seguía dura, por lo que ella seguía moviendo de atrás hacia delante, digamos que si noto como se lo llenaba pero no paro, como queriendo agotar sus recursos vaginales y tener todos los orgasmos que su pareja llevaba tiempo sin sacárselo, lo que para mí me vino de lujo, porque si ella no se cansaba de follarse el culo, y no estaba agotada del todo para seguir teniendo orgasmos por su coño, pues me hizo que yo tuviera más ganas de seguir rompiendo ese culo, que realmente se lo hacia ella misma.

Pero si note que empezaba a estar cansada de la posición, ya habían pasado casi tres horas desde que habíamos entrado en la habitación, y un descanso no venía mal, pero estábamos muy salidos, casi con deseos de dejarnos la vida follando, por lo que la deje que me desmontara, la tumbe de lado al lado mío e intentando recuperar la respiración por ambas partes, por eso, cuando estábamos en dicha posición, pase mi polla por su clítoris, muy sensible. Julieta me miro con cara de deseo y entonces se giró todo su cuerpo para darme de nuevo en el estilo cuchara su culo, pero yo quería entrar de nuevo en su coño, deseaba y necesitaba llenarle toda su vagina con mi leche, con lo que me quedaba dentro de mis huevos, por eso cuando se la metí, ella alzo un poco su pierna para poder entrar mejor y cuando estuve dentro, me agarre con una mano a su cadera, y entonces empecé a follarla con todas mis ganas.

Jadeaba, incluso creo que se estimulaba su clítoris tan hinchado que tenia que se fue directamente a sus pezones, duros y tiesos, estirando con sus dedos, y yo no paraba de follarla, metiendo y sacando, tan rápido como podía mi cuerpo, para luego casi volver su cuerpo a tumbarla boca abajo, entonces me agarre con mis manos a sus muñecas y empecé a empotrar su culo, realmente estaba rompiendo su coño, pero yo me dejaba caer rápido y salir de ella, le estaba follando su precioso y carnoso coño mientras su culo se movía al son de mis embestidas fuertes, tanto que cuando ya no pude más, me acerque a su oreja y le dije:

— Toma puta, mi leche en tu coño, como deseabas tanto tenerla. — Entre mis espasmos, entre que tenía apenas respiración para seguir bombeando dentro de ella, y entre que Julieta me levantaba el culo para que le llenara de mi leche caliente, solté mis últimos chorros dentro de ese coño que parecía que no tuviera un fin, por eso, cuando acabe de esparcir todo mi néctar por dentro de ella, caí encima y no pude levantarme en un buen rato.

Ella también se corrió, al menos eso me decía mientras intentaba levantar su culo, para exprimir mi polla con sus paredes, así que, no se cuentas veces nos corrimos, pero estaba claro que la cara de felicidad de ella y la mía nos indicaban que habíamos tenido uno de los mejores polvos de nuestras vidas, incluso mejor que si lo hubiéramos soñado, pero fue real, tan real como que tengo veinte siete años y ella casi cuarenta, una mujer que no la folla lo suficiente o apenas nada su pareja, y que ella sabe con quién necesita y debe de follar.

Por eso os doy las gracias a todos los hombres que estáis en pareja con mujeres, que sin saberlo, ellas son siempre más calientes que vosotros, y que un polvo a la semana o dos, no son necesarios para ellas, por eso, gracias por follarlas poco, os lo agradezco con todo mi ser, porque por vuestra falta de sexo y de no saber cómo poner calientes a vuestras chicas, otros como yo, podemos follarlas, les damos lo que quieren y creo que a partir de ahora solo voy a follar con mujeres que estén en pareja, siempre van a querer más y no creo que Julieta deje de avisarme cuando le apetezca que follemos, ya tenemos sitio, mi piso de estudiante que estoy yo solo con otro amigo, pero puede que si le gusta a Julieta, le hagamos un trio de los que ella estoy seguro de que no dirá que no, total, le gusta follar bastante y no se cansa, bueno, yo la agote como ella a mí, pero dudo que no sepa donde tiene dos buenas herramientas, para cuando le haga falta.

®Todos los derechos reservados al autor de la historia.

Nota de autor:

Relato perteneciente a mi saga “1000 relatos calientes”, espero que les gusten y sigan disfrutando de las hazañas de mujeres y de sus placeres sexuales, como yo los he disfrutado a lo largo de mi vida.

Historia real que sucedió hace tiempo, pero siempre me acuerdo de ellas, esas amigas que por motivos que no vienen a cuento, me acordaré de como follaban, por eso, los expongo ahora, cuando ellas ya no están entre mis piernas o quieren que este yo entre las suyas.

Podéis seguir mis otras historias en los enlaces o páginas en las que los publico.