Mi cuerpo desnudo en el frio
David era uno de los chicos que me gustaban, pero tenia su esposa, un pequeño encuentro haria que cambaira nuestra historia. Dedicada a: Edward y Viviana, Jony y Ricky.
Veía a este hombre regordete, con calva y unos hermosos gemelos anudados en las manga de su camisa de rayas azules. Analizaba mi oferta y de paso: si yo valía la pena.
-Muy bien! Señorita Magdalena está contratada, me parece que tendremos que hacer lo tramites de su visa y pasaporte, nos veremos pronto.
Nos dimos las manos como si tratáramos de cerrar un pacto, tome mi bolso, me escolto y estoy casi segura de que analizo mi trasero completo, cada cm y ángulo, después de la despedida emprendí mi viaje al hotel.
Estaba cansada por el cambio de horario, el arreglo de maletas, tener que registrarme en el hotel, esta variación de rutina era un tanto fastidiosa, pero esto lo hacía para una mejor vida.
Llegue a mi habitación, solté el bolso en un lugar, los zapatos en otro y brinque hacia la cama. Era cómoda, acomode las almohadas para que unos pocos minutos después olvidara quien soy.
Desperté a las 3 horas, un poco aturdida, tenia los músculos agarrotados, y decidí baÑarme; pero antes tome el teléfono celular, no sé que andaba buscando pero me tope con el numero de David.
El me encantaba, nos conocimos por internet, y luego en persona, pero como toda la vida real, tenía que volver a su país. Este chico había ido a verme, congeniamos, creo que éramos piezas de un rompecabezas: encajamos a la perfección; pero el tenia su pareja y lógicamente hay que respetar eso.
Marque su número y comenzaron los nervios, primer timbrazo, segundo....iba a colgar.
-Hola! Magda!! Como estas?
-Joder David! Hola! Yo bien y tú?
-Muy bien! Gracias por preguntar, Magda que paso, ¿por qué llamas?
-Mmm a ver cómo te digo, pues ando cerca de ti, en tu misma ciudad, ¿pudo verte hoy?
-En serio?! Si hoy puedo, pero en la madrugada, cuando salga del trabajo...a las 4 AM.
-Mierda! Ok todavía no me acostumbro al horario, dame la dirección.
Anote la dirección lo más rápido posible, pero antes le dije:
-Estaré ahí puntual, por cierto llevo abrigo rojo y guantes negros, no vayas a perderme de vista jajaja.
-Magda te conozco de los pies a la cabeza, así que te reconoceré.
Esa primera frase sabíamos lo que significaba, es mas hasta ustedes saben a lo que él se refiere.
Faltaban unos 6 horas para el encuentro, decidí comer, bañarme, cepillarme lo dientes, ver un poco de televisión, y dormir 2 horas. El sueño se debía que antes no había dormido ni 5 minutos y ahora andaba sufriendo las consecuencias.
Al despertarme me sobraba tiempo, me bañe, maquille mi cara, calce unos vaqueros azules claros y una blusa negra. Busque mi abrigo rojo, los guantes y acomode mis pies en unas botas sin plataformas.
Baje al lobby y llame un taxi. Hay que dejar claro que el frio que hacía era el peor, me congelaba solo de pensar que saldría a la calle, cuando llega el taxi me subo, no duramos unos 20 minutos y llegamos.
Claro no conocía esta ciudad, y este chófer se conocía todos los atajos del mundo. No podía dejar de darme cuenta que el miraba mis senos por el retrovisor, creo que me analizaba de los pies a la cabeza, puedo jurar que se mordía los labios cada vez que recorría mi cuerpo con sus ojos.
-Cuanto es?
-Pues a estas horas te cobraría más de lo normal, pero si me dejas ver un poco de tus senos te sale gratis.
-Mmm muy atractiva su oferta, pero tengo otra.
Lentamente desabotone mi abrigo rojo, y deje a la intemperie mi blusa negra de lino, la abrí un poco como para dejar un escote súper pronunciado, lo mire por el espejo, puse una cara de putita (o esa era la que se veía), tome mi índice izquierdo, lo chupe para dar con mi pezón.
-Bueno lindo chofer, dígame cuanto me cobra.
-Que putita eres, Mmm me gustas, dale enséñame algo más.
-No! Esta es mi única oferta, lo tomas o lo dejas.
-Mmm que rica actitud, ok te lo regalo el viaje, pero tienes que volver a buscarme- Me dio una tarjetita- no dejes de llamarme.
Baje del carro, ya me sentía tranquila porque no tenía un taxista acosándome, vi a un banco a unos 15 metros de mi, era de hierro, faltaban unos 10 minutos para que el terminara de trabajar.
Estaba nerviosa, hace años que no veía a este chico de ojos verdes, tez blanca, pelo castaño con risos suaves, de 1metro 75, con buen cuerpo, aunque no estaba formado.
Me senté en el banco, y saque del bolso una caja de chicles, esta era mi manía. Cuando estaba nerviosa en vez de fumarme varios cigarros como el 90% de mis amigos, me comía dos gomas de mascar de menta, además funcionaba para el aliento.
Respire profundo varias veces y escuche una voz masculina que provenía detrás de mí.
-Magda! Magda!
Dirijo mi cuerpo hacia el lugar de donde provenía mi nombre para llevarme la sorpresa con este chico hermoso, con el pelo rizado un tanto más largo de lo normal. Corrí de la emoción al ver que me esperaban con los brazos abierto, me lance sobre él, me cargo para poder ponerme a su nivel y llenar de besos mis mejillas.
-Podría decir como se le dicen a los niños: Cuanto creciste- me bajo y sonreía por su chiste, burla que no me atraía- pero por lo visto te quedaste en el mismo lugar.
-Esa es la jodida bienvenida que me vas a dar? Me largo de aquí- hice ademán de irme, di unos 5 pasos y me agarro por la mano.
-Sabes que ando relajando, la verdad quise decir que estas bellísima- él se sonrojo de la vergüenza.
-Ay gracias por el cumplido. Saliste temprano hoy.
-Temprano? 5 minutos antes es temprano?- se alarmo pero yo sabía que era un sarcasmo- Dime qué haces aquí?
-Bueno! Y no puedo visitarte, todo es prohibido en este país? Por cierto tengo hambre, mira la hora, además hace frio.
-Jajajaja que mujercita mas friolenta, vamos a un bar, si?
-Vale!
Nos montamos en su auto, cuando puso en marcha el motor, nos adentramos en una carretera vacía.
-Espero que no seas un psicópata.
-Si florecilla, soy un loco que me gusta tomar la confianza de mis victimas, para decirles que vamos a un bar, meterlas a un bosque, violarlas y matarlas.
-Que sádico! Joder! Jajajajajaja, eres un payaso me hacías falta, extrañaba este humor negro- paso su mano por mi muslo izquierdo.
-yo también linda.
Después resulto que él estaba más hambriento que yo y fuimos a una cafetería. Ya en el parqueo fue muy caballeroso, me abrió la puerta del carro y la del local, para luego sacar una silla de la mesa cuadrada en la que nos sentaríamos.
Llego la mesera y ordenamos, yo una cappuccino, él una infusión de manzanilla; yo lo mire atónita, era muy raro que un hombre tomara un té y más si era de manzanilla.
-Que!? Pero eso es algo que se bebe, no importa el sexo es una jodida bebida, deja de mirarme así- me reí a carcajadas.
-Y tu nena?
-Bueno, creo que está bien, debe estar durmiendo a esta hora.
-No te dice nada por la hora en que llegaras?
-tranquila, ya pedí permiso, jajaja, es celosa pero le dije que llegaría mas tarde.
-Mmm... entiendo.
Hablamos de cosas triviales, su familia, su trabajo, cosas por ese estilo. Yo comencé a frotarme los dedos.
-Me ando congelando.
-Dale echa a un lado la silla- tomo una y se sentó a mi lado, y con toda la delicadeza del mundo me pego de su cuerpo y me abrazo.
Yo trataba de mantener una distancia prudente para no tocarlo con mis senos, froto mis hombros como un preámbulo para regalarme un beso en la frente.
-Mmm, hueles a vainilla, me apetece comerte- se burlo, yo solo sonreí, con el hecho de tenerlo a unos cms de mi me excitaba.
En ese momento llega la mesera para romper con la calentura que se me formaba entre las piernas con nuestras respectivas bebidas. Probo mi café y yo su te, para luego el pagar y decidir ir al baño. A su regreso tenía cara de niño que no mata ni una mosca.
-Donde quieres ir?
-Yo quiero ir al lugar que se vea más hermoso en estos momentos, el que más te guste.
-Mmm, a ver, ah sí! Vámonos.
Salimos del restaurante, para llegar a un mirador que daba al mar.
Había una hermosa luna menguante, una playa con olas resonando y salpicándonos. Estas cosas solo se ven poca veces en la vida.
El mirador tenía forma circular. La emoción me invadía, hizo que corriera hacia un extremo de unas rejas para protección.
Me acerqué a la orilla, estaba maravillada por el mar.
-Aun sigues con frio- dijo bajito a mi oído, estaba detrás de mí, comencé a excitarme.
-Si- ahí paso mis manos por mi cintura, me amarro con sus fuertes brazos.
-Qué miras?- pego su mejilla a la izquierda mía- El mar, te gusta?
-si- respondí con una voz tenue y excitante.
-Te caliento tu otra mejilla? Aquella debes de tenerla muy fría.
-No, quédate ahí, me gusta- ese cambio de pregunta hizo que me relajara, me despegue de él y le plantee un beso pequeño en el cachete, voltee la cara lo más rápido posible.
Tomo venganza, abordo mi cuello con uno de sus mejores besos, me hacia cosquillas, mi piel se engranujaba, me excitaba su boca, comenzaba a jugar con mi oreja, como si ella tuviera culpa de mi beso. Recorrió con la punta de su lengua mi cuello, mis rodillas comenzaron a fallar, me apretó mas contra su cuerpo dejando al descubierto una gran erección.
Bajo sus manos, tanteo mis nalgas, paso su mano por mi rajita, me derretí. Volteo a mi cuerpo, me beso con pasión, metió su lengua y jugó con la mia; me abrazo tan fuerte, yo enredaba sus risos con mis dedos, bajo a mi cuello y yo deseaba acción, pero por mala suerte del destino mire mi reloj.
-David! Es tarde! Ella se va a dar cuenta- estaba alarmada.
-si- afirmo desilusionado- dale que te llevo al hotel.
Me regalo un beso, apasionado, hermoso, me relajo, solo uso sus labios y un poco de su lengua, al terminar su boca me hizo falta. -Dale que te llevo al hotel, ¿podríamos vernos mañana?-ya estábamos de camino al coche.
-Si, se puede, ¿a qué hora te llamaría?
-Mmm a las 22:00- abrió la puerta del copiloto para que entrara, la cerro.
En el camino hablamos de cosas de que el quería tener hijos, que su mujer no podía, yo pensaba en que sería feliz si me lo pidiera.
Ya casi estábamos llegando, yo no quería, deseaba quedarme todo el momento posible con él. Decidí cometer el mejor error de todos, y ya estábamos en la puerta del hotel.
-David, quédate conmigo.
-No puedo amor, terminaras yéndote.
No era esa la intención, pero me sorprendió la respuesta y contraataque. Busque que sus ojos me miraran, busque desde lo más profundo de mi el verdadero sentimiento.
-Me gustas.
Eso hizo que arrancará, para estacionarse en el lugar vacio mas próximo a la puerta, salió e imite lo mismo, cuando estaba a mi lado, me abrazo con fuerza y me beso.
-Vamos a tu habitación.
Subimos sin decir absolutamente nada, abrí la habitación, me empujo hacia dentro, cerro de un portazo, me beso con una necesidad inexplicable, tire el bolso y me quede descalza.
Quito mi abrigo rojo, saco de un tiro la blusa, seguía besándome para tomar con delicadeza mi cuerpo y recostarme en la cama.
Saco mis pantalones, bajo besando mi cuello, para quedarse en mi clavícula, quito mi sostén, se metió un pezón a la boquita, y con su mano jugaba con el otro, para volver a la misma rutina con el siguiente.
Bajo a mi ombligo para jugar con este y meterle la lengua, el veía que ocasionaba una reacción muy divertida, me reía y se ponía la piel de gallina.
Paso su mano por mis braga, la hecho a un lado para meter un dedo mientras besaba mi abdomen.
Me despojo de mi única ropa que tapaba mi pudor, subió a besar mi boca para darme un preámbulo de que iba a meter tu miembro, solo sentí una pequeña presión, su verga había entrado, decidió moverse lento, tocando cada parte de mi cuerpo: clítoris, senos, cuello, panza, todos los lugares, solo duro unos diez minutos y me corrí, fue un orgasmo pasivo, pero rico, era delicioso encontrarme en sus brazos al venirme.
Me miro con cara de malo, y me volteo, parecía una pluma, me puso a gatas, lo metió, parecía una perrita, y me excitaba más de la cuenta.
Lo hizo bestial, me rompía en dos, metió su dedo en mi ano para moverlo en círculos, me embestido mas duro y se vino, el caliente de su semen me excitaba, yo seguí sus paso y tuve otro orgasmo.
No sé como él se desnudo, pero cuando nos tumbamos en la cama a descansar no tenía ninguna prenda, me abrazo y beso mis labios. Me dormí un rato, me despertó el ligero frio que hacía. David había abierto las ventanas para fumar.
-¿Podías haberme arropado? Sabes que no me gusta el frío
-Si, lo sé llorona, pero estabas toda sudada así que quería que te refrescaras.
-ay! Desgraciado,¿ qué hora es?
-tranquila solo dormiste 20 minutos, pero ya me tengo que ir.
-Ya se!
Me pare de la cama y busque una bata, no quería que se fuera, pero no me pertenecía; fui a donde él, lo abrace, le di un beso en la nuca.
-David, tengo que decirte algo, me quedo a vivir aquí, me contrataron en una publicitaria.
-Wow, no sé qué decir.
-No te preocupes, vete a tu casa, hablamos luego.
Le di un último beso y se fue.