Mi Cruz de Ceniza (3: Descubriendome a traves...)

Es recomendable leer los capitulos 1 y 2 para comprender este, que es su contunuacion. El titulo completo de esta parte es: "Descubriendome a traves del Sr. L" y se trara sobre la primera vez que fui llevada a la casa del Sr.L, de todas las alucinaciones que tuve y todo ese domindo se remata con un final explisivo, imperdible. Me encantaria recibir comentarios sobre que les va pareciendo el relato asi me ayudan a mejorar. Muchas gracias, dama{SS}.

Ese domingo, mi Sr. termino de banarme y secarme. Me dio especificas instrucciones sobre como vestirme para la visita que le prestariamos al Sr. L esa misma tarde.

"Quiero que te pongas esa remera escotada negra, sin corpino. Ponete la falda de chiffon y las zandalias de cuero negro. Luego te colocare el collar y el resto de los accesorios." Me dijo, mientras se ponia Sus pantalones.

"Sr. y la bombacha?" dije con un dejo de preocupacion ya que esa falda era demaciado transparente para ser usada sin ropa interior.

"Ya veremos, eso por ahora no es importante. Te dare una premisa. Deseo que no aplaques ninguna de tus sensaciones. Deseo que no reprimas ningun sentimiento que pueda surgir en ti.", dijo con suavidad, ocultando oscuras intensiones en un halo de misterio. "Comprendes mi pedido?"

"Si Sr. lo comprendo", dije llena de preguntas por dentro.

Dentro de esa falda eterea, vaporosa y de generosas transparencias me sentia fragil y exhibida al estar sin ropa interior. Los rayos del sol facilmente atravesaban las finas capas de genero, como si fueran petalos de alguna flor. Mi Sr. me coloco el collar negro, unos aros y luego eligio una colonia muy fresca y se entretuvo perfumandome, herizandome la piel.

Este viaje me llenaba de excitación y de ansiedad. EL Sr. L era una persona que yo sentia conocer desde otras vidas. Entre El y yo habia una extrana atraccion, como un embrujo oriental y milenario. Esta seria la primera vez que lo veria despues de aquel coctail en la Embajada japonesa en el que solo pude escucharlo conversar con mi Sr. durante algunos escuetos minutos. Mi Sr. pudo entonces percatarse de mi dedicado interes hacia las envolventes palabras del Sr. L, ya que yo solo me atrevi a mirarlo por debajo de mis largas y espesas pestanas remarcadas con una fina capa de rimel negro.

Desde entonces, habian pasado un par de meses en los que, entre viajes, pudimos cruzar algunas palabras que siempre me dejaron con mas preguntas que respuestas. Mis sentimientos fueron profundizandose y yo no comprendia porque mi Sr. incentivaba esta relacion.

Varias fueron las noches en las que una version alocada del Sr. L me venia a visitar en mis suenos causandome excitantes estragos sexuales. Al principio me llene de vergüenza y temor de que esta situacion le desagradara a mi Sr. y esta manana de domingo, comprendi que El disfrutaba atestiguando mi evolucion dentro de esta historia. Yo sentia que seria una historia peligrosa. De alguna manera atentaba contra mis convicciones de fidelidad. Me perturbaba la sensacion de sentirme tan debil frente a otra persona que no fuese mi Sr.

Nos subimos al auto y mi Sr. me indico Su preferencia de que yo condujera para que pudiera senalarme el camino. Era un domingo esplendido y soleado. Todos mis mas peligrosos demonios estaban bien despiertos y me susurraban al oido. Fuimos alejandonos de la cuidad y tomando autopistas de derretido asfalto llegamos a un lugar de rotondas, caminos empedrados que se bifurcaban, banados de silencio siestero dominical.

Estacionamos bajo un gran edificio donde mi Sr. pulso un timbre e inmediatamente pude escuchar la voz del Sr. L por segunda vez en la vida. Sono una chicharra indicandonos que podiamos entrar. Un fresco e indudable olor a verano inundo mis pulmones. Automaticamente me remitio al olor en las casas de veraneo en la costa y una sonrisa distendida se dibujo en mi rostro. Subimos al ascensor y mi Sr. me entrego una bombacha para que me la pusiera en ese instante. Yo obedeci y me atemorice un poco al darme cuenta que ya me habia olvidado de mi desnudez.

Llegamos al pent house donde nos esperaba el Sr. L con su comoda expresion de dueno de casa, sonriendo con Sus dientes de leche. Me saludo con un calido beso sobre mi mejilla y comenzo a mostrarnos la casa. Yo me quede atonita llenandome de ese imponente paisaje que veia desde las alturas. El Sr. L noto mi asombro y me vino a buscar. Me hablaba sobre algo que yo no podia comprender porque mientras lo miraba a los ojos, en mis oidos resonaba la opera Sanson y Dalila de Camille Saint-Saëns:

"Oh, verse moi, verse moi... a ta tandrese...", mis hombros caidos, mi cabeza hecha a un lado y la sonrisota estupida estampada en mi cara me vendian irremediablemente. Ya me habia olvidado del breathless charme del Sr. L.

Mi Sr. vino a rescatarme de mi estado catatonico cuando me dijo:

"damita, no le entregaras al Sr L. esa torta que tenes en la mano?" dijo intentando traerme nuevamente a esta realidad.

" Si Sr. tiene Ud. razon. Pero que tontera la mia! Me quede asombrada de esta increible vista panoramica que tenemos desde aca. Se puede ver hasta Colonia!" dije intentando justificar mi estado de adolescente perdida.

"No se hubieran molestado", dijo el Sr. L, tomando la torta y posandola sobre la mesa.

"Puedo visitar el balcon? No puedo creer la vista que tiene Ud. desde aca Sr.! Es realmente imponente." Cualquier excusa para poner un poco de distancia de esa situacion vergonzosa me venia bien.

"Si claro pero tene cuidado con las rafagas de viento" llego a advertirme el Sr. L.

El viento era fuerte a esa altura. Nunca pense que seria capaz de hacerme sentir inestable. El sol doraba con todo su esplendor y se podian ver las crestas del rio brillando como diamantitos atravesando el aire caliente. Se veia una gran masa de copas verdes que se inclinaban unas sobre otras como abrazandose y ofreciendose consuelo. En el horizonte se podia divisar Colonia, en la vecina costa Uruguaya. Cerre mis ojos durante unos instantes, disfrutando las sensaciones que me provocaban el sol y la brisa acariciando mi piel y volando mi falda plizada al estilo Marilyn. Me senti sin peso, reclinada sobre la baranda, fijando la vista sobre algunas chimeneas y gruas que sobresalian del bosque.

Como alucinacion de Ally Mcbeal, me imagine atada a esa baranda siendo azotada en las nalgas y espalda mientras mis pechos se doraban con los rayos del sol y mi mirada se perdia en ese brillante horizonte. Todavia sentia el estigma de mi cruz de ceniza sobre mi frente. Pense que seguramente tendria algo que ver con la premisa que me habia dado mi Sr. esta manana, antes de salir. Hacia ya semanas que mi Sr. estaba enigmatico y pensativo. A veces las sumisas presentimos cuando estamos atravesando alguna prueba importante.

Respirando hondo, percibi un olor que llego directo a mi centro afrodisiaco. EL Sr. L estaba parado justo a mis espaldas y Su presencia tan cercana me dejo sin aliento.

"Tu Sr. esta preguntando por vos." Me dijo muy cerca al oido.

"Uy! Si... los minutos pasan rapidisimo aquí", dije excusandome.

Tome algunos segundos antes de girar porque sentia el cuerpo del Sr. L muy pegado a mis espaldas. Cuando pude sentir que el calor de Su cuerpo se discipaba, entonces tragando un poco de saliva para calmarme, pude volverme y entrar. Mi corazon palpitaba en un remolino de sensaciones.

" Disculpe los minutos que quede maravillada alli afuera, Sr."

Hice una recorrida del departamento con la vista. Era un duplex blanco de techos altisimos. Lleno de ventanas y de largas cortinas translucidas que flotaban. Habia una hermosa escalera de fina trama en hierro que seguramente guiaria a la habitacion del Sr. L y una pequena cocinita abajo. Era un espacio austero, ordenado y sencillo. Pude percibir que estabamos solos los tres alli. Mi Sr. y el Sr. L estaban conversando animadamente en la mesa del living y yo permanecia de pie. El Sr. L me pregunto si me gustaba el café y yo le dije que si. Mi Sr. me invito a sentarme. El Sr. L trajo tres tazas con café y un cuchillo para la torta. Tomo asiento entre mi Sr. y yo.

Intercambiamos comentarios sobre las vacaciones y los viajes. En silencio, pude degustar muchos detalles de la fisonomia del Sr L mientras hablaba con mi Sr. Me detuve en una cicatriz en Su pomulo derecho y en Sus cejas prominentes, expresivas. En Sus dientes de leche, que eran tal cual asi como aparecian en mis suenos y en Su hermosa sonrisa que le arruga la nariz. Sus orejitas de capeletis, Sus grandes ojos como ventanas y Sus curiosos pelos en la nuca.

Charlaban alegres entre ellos, como ninos que intercambian ideas y juguetes. La conversacion era con un vocabulario tecnico que yo no comprendia. Lo unico que pude entender era que hablaban sobre objetos electricos y sobre sistemas de computacion.

Se fue haciendo de nochecita y el horizonte se lleno de vivaces colores. Mi Sr habia llevado consigo un monton de elementos que utilizamos en nuestras sesiones. En un momento de la tarde Ellos se mostraron Sus tesoros. Me senti un poco avergonzada con la exposicion de ciertos implementos alli a la vista del Sr. L. Los que especialmente me dieron vergüenza eran aquellos que eran intoducidos en mis orificios. El Sr. L trajo Su arsenal y nos mostro varios latigos, algunos a medio trenzar y un proyecto de bull-whip que me hizo estremecer. A mi Sr. le brillaron peligrosamente los ojos.

Mi Sr habia preparado una pelicula de Insex para compartir con el Sr. L. Era una de las peliculas mas crudas y fuertes que yo hubiera visto jamas. Me hacia sufrir el simple hecho de mirarla. Mientras las imágenes brillaban en la pantalla mi cara se contorcionaba con reacciones dolorosas. Algunos angustiosos resoplidos se escapaban de mi boca a medida que la pelicula iba in cresendo. El Sr. L que estaba a mi izquierda, se fue apiadando de mi y me abrazo. Mi cara giro por el solo hecho de que ya no podia resistir mas mirar esas imágenes. Apoye mi cabeza sobre Su hombro.

"Shhh... Estas bien chiquita?" me pregunto con carino.

"No puedo soportar tanto dolor sin sentido. Siento que esta mujer no esta disfrutando." Le dije angustiada, mientras pensaba cuanto me gustaba que me dijera "chiquita".

"Hay damita. Sos una mujer muy especial." Me dijo al oido, acariciandome la cabeza, la espalda y los brazos con ternura.

Me senti cubierta por el manto de Sus caricias que me confortaban. Cerre los ojos. Respire profundo varias veces y pude oler Su cabello, Su cuello, Su pecho y Su camisa negra. Eran olores frescos, masculinos y hormonales. Sus brazos rodeandome me hicieron pensar en que quiza El tambien habia compartido mi alucinacion de escuchar a Maria Callas cantando en Sanson y Dalila: "Oh... Acuneme, acuneme con su ternura...". De alguna forma la profesia se estaba cumpliendo y yo me sentia arullada por El. Sentia Su calor, Su olor, Su energia que me hechizarian sin remedio.

Apoyando mi menton sobre el musculoso hombro del Sr. L, mire por la ventana y mil lucecitas de colores se habian encendido y titilaban en el terciopelo azul noche irradiados por una enorme luna anaranjada. Me remitio a lo que asiduamente veo por las ventanas de los aviones. Pense en tantas idas y vueltas, tantos viajes, vuelos a los que llegar a tiempo, maletas que terminar y cerrar, papeleria visada, pasaportes, ciudadanias, aduanas y relojes que cambiar de hora en forma loca. Diferentes billeteras con las diferentes monedas para no confundir, diferentes agendas de contactos para recordar quien es de que sitio y los mejores espectaculos, restaurantes y hoteles de cada lugar.

Como habia cambiado la vida para mi desde que deje de ser mia! Este era un claro ejemplo de domingo por la noche en el que normalmente hubiera estado en reunion familiar y cenando comida china en la mesa de la cocina. Mis pensamientos se fueron ramificando cada vez mas hasta que ya no recuerdo donde llegaron. Cuantas aventuras mas caminaria de la mano de mi Sr.?

Mi Sr. decidio que ya era hora de partir y asi fue como estando de pie al lado del auto nos besamos y despedimos. El Sr. L continuaba Su conversacion con mi Sr. y pude entender que estaba interesado en una sumisa especial a la que veria ese mismo miercoles. Senti terror de que esa mujer no me dejase verlo nunca mas al Sr. L, pero tambien senti que El se merecia lo mejor y desee con todo mi corazon que ese encuentro fuese magico y fructifero.

No comprendia muy bien mis sentimientos. Habia por un lado un carino muy especial hacia el Sr. L y por otro lado sentia una calentura dificil de controlar. Una revolucion hormonal. Una atraccion quimica, algo que parecia provenir desde ansestrales vidas pasadas.

Conduje con cuidado por las autopistas, mientras conversabamos con mi Sr. sobre todas las sensaciones que habia sentido durante esa tarde. La charla con mi Sr. y sus ojos que brillaban de excitación me hacian sentir contenida ante tanta calentura que habia despertado el Sr. L en mi.

Bajando de la autopista, ya muy cerca de casa, comence a sentir la vibracion del automovil reverberante en mi entre pierna. Cada desnivel del asfalto repercutia como eco en mis entranas. Cada rugosidad repercutia en mi vagina que palpitaba de deseo desde hacia ya horas.

Senti una repentina urgencia de encontrar cualquier lugar donde poder frenar sin entorpecer el transito. Lo primero que encontre fue la rotonda de la entrada del Casino. Fue alli entre los automoviles que entraban y los que salian de ese lugar hollywodense lleno de luces de neon donde me ocurrio una de las cosas mas bizarras que me hayan pasado en la vida.

Las palpitaciones aceleradas, la sensacion de frio por la espalda, la piel de gallina, mi respiracion desencajada me indicaban que algo me estaba pasando, pero que?? No lo podia creer! Estaba totalmente excitada! No podia conducir mas solo aferrarme al volante del automovil como si de un salvavidas se tratase en medio de una tormenta en alta mar.

Intente frenar las sensaciones pensar en un partido de tenis, en recetas de cocina. Nada me sirvio. Las piernas se contraian a ritmos independientes y todo mi vientre estaba hecho una piedra. Mis mejillas enrojecidas, mis orejas calientes todo indicaba que estaba por orgasmear... Pero como podia estarme pasando algo asi? Nadie me habia tocado, ni siquiera mi Sr.

Cuando levante la vista entre mis jadeos me encontre con la mirada de todos los automovilistas que estaban saliendo del lugar y por el espejo retrovisor se divisaban otros autos parados alli. Mi Sr. no necesito explicaciones de mi parte. Mis sintomas hablaban por si solos ante Sus ojos y comprendio por lo que estaba atravesando. Me tomo firmemente de un pezon, oprimiendolo con fuerza. Todo mi cuello estaba hinchado lleno del ardor de la sangre agolpada. Baje la mirada para poder gritar guturalmente mi orgasmo.

Pude ver el gran bulto en el pantalon de mi Sr. Mis jugos calientes que se derramaban a borbotones se sentian como aranitas sobre la piel de mis labios. Mi espalda se arqueaba como el marco de un arpa. Se inclinaba hacia adelante como pidiendiendo perdon por tanta libidinocidad. Debia enfrentarme con todos mis demonios que lamian y ronroneaban en mis oidos, provocandome. Mi ropa explotaba sobre mi piel que ardia en el septimo infierno.

La presion de los dedos de mi Sr. sobre mi pezon me hundia, aun mas, dentro de ese calor de bomba nuclear catalizando su reaccion. Espectros de mi cruz de ceniza y del canino izquierdo del Sr. L, impactaban en mis retinas como flashbacks.

Mi lado salvaje estaba abriendose camino. Las puertas estaban todas abiertas y no habia nada que pudiera hacer para impedirlo. Mi aturdida razon era el espacio dentro de todos mis miedos. Estaba aterrorizada e indefensa ante estas sesaciones que tomaron control sobre mi. Me senti sobre el escenario frente a una tribuna de salvajes voyeurs onanistas, relamiendose embelezadamente con mi magistral orgasmo involuntario.