Mi corazón iba a mil

Pablo, un chico español que estudia en el instituto, sueña con que algún día podrá probar el dulce y prohibido manjar que se oculta debajo de ese pantalón de gimnasio de Marcos, un chico de su clase el cual le excita. Aquí la primera aventura de estos dos jóvenes.

Mi nombre es Pablo y vivo en un pequeño pueblo de España. Mi historia se remonta a principios de diciembre. Nací en 1996 y actualmente curso la ESO. Soy gay y solo lo saben mis dos mejores amigas.  En mi escuela, en mi mismo curso y clase, hay un grupo de muchachos porreros y chandaleros, que, particularmente, me ponen muchísimo. Sus pantalones de chándal bajados, dejando ver sus bóxers apretados,  sus bambas skaters descordadas, ese bulto que se dibuja en la zona genital que oculta una bestia encarcelada en una prisión de tela… Son mis favoritos. En particular hay un chico, llamado Marcos, que me pone más que los otros, sus amigos, David y Juan. Esa olor…

La historia en particular se remonta el día 2 de diciembre. Había quedado con mis amigas para tomar un café y, asimismo, hablar de nuestras cosas. Al partir del café, me fui para mi casa. Como era invierno, las calles estaban oscuras e frías, solo un puñado de fanales iluminaban frágilmente las aceras. Justo al girar la calle para dirigirme a mi hogar, me topé con un cuerpo. Era él, Marcos. El golpe no fue fuerte, pero fue seco, y con la mala (o buena para mí), suerte, que mi mano fue a parar a su paquete voluminoso y caliente.

-Perdón, lo siento mucho-dije-.

-Tranqui tío, no pasa nada-dijo Marcos.

-Lo siento Marcos, bueno, nos vemos en el cole mañana-.

-Tranqui Pablo, de verdad, no pasa nada.

-Bueno, me voy, hasta mañana-

-Oye Pablo, espera un momento-.

-Dime-.

-¿Tienes tiempo? Es que quiero preguntarte una cosa-

-C-claro, dime-

-Tú eres, ya sabes, ¿gay?

-No creo que eso sea de tu incumbencia Marcos-

-Mira, no tengo ningún problema con los gays tío, es solo que quería proponerte algo, ya que ando algo solo últimamente…

-No comprendo…

Mi corazón iba a mil.

-Ven, acompáñame

Me condujo hacia un parque oscuro, pequeño y solitario, que se encontraba en una  zona difícil de ver si no te fijabas. Iba detrás de él y podía apreciar su perfecto trasero moviéndose con sutileza. Me guió hacia detrás un árbol y me dijo:

-Mira tío, hace tiempo que no tengo nada de nada con una chica y estoy necesitado. ¡Estoy harto de hacerme pajas! Jajaja. ¿Quieres hacerme un favor?

-No se Marcos, yo, esto, creo que…

-Vamos Pablo, me follas con la mirada en clase, seguro que te matas a pajas pensando en mi polla. Y seguro que nunca se la has mamado a un tío

Marcos me cogió la chaqueta y me empujo contra él.

-Vamos Pablo, yo no te pido ni besos ni mariconadas varias, solo una mamadita, y esto queda entre nosotros…

Marcos se bajó los pantalones y se quedó en calzoncillos. Se precisaba un bulto enorme. Mientras se manoseaba me dijo:

-Además, sería una pena dejar escapar esta oportunidad, mi polla está hambrienta de una buena boca. Sin mariconadas tío, me la chupas y como si nada hubiese pasado…

Me cogió con fuerza mi cabeza y me la presionó contra su paquete. Olía a orina y a semen, también a sudor. Su olor me excitaba, mis pelos se ponían de punta, mi pene se estaba levantando, creando así un bulto cada vez mas grande. Se bajó el bóxer y salió su enorme pene mojado de pre-semen y ligeramente curvado hacia la izquierda. Lo cogí con la mano y empecé a masturbarlo suavemente.

Él gemía silenciosamente. Iba aumentando la velocidad del movimiento de mi mano sobre su pene. Su pene iba creciendo, y asimismo me lo puse en la boca. Notaba la alta temperatura de su miembro en mi boca, notaba el pre-semen en mi lengua. Empecé a lamer la cabeza, el gusto era delicioso. Marcos gemía, y sus gemidos cada vez eran más y más fuertes. Me empecé a tragar su miembro, cada vez mas de él, y sentía que mi pene rompía el calzoncillo y salía al exterior.

Marcos gemía, esta vez muy fuerte. Me cogió la cabeza y presionó esta contra su miembro, con una fuerza voraz y enérgica.

-Puto marica, oh, oh, OH!

Marcos se corrió en boca. Mi lengua saboreó el semen y me lo tragué lentamente, despacio. Lo miré a los ojos, y el me miró a los míos. Me regaló una sonrisa picarona y apartó su mirada de mi. Se sacudió el pene y se subió el bóxer y los pantalones.

-Wow, por ser tu primera mamada, te puedo decir que eres un mamador excelente-dijo Marcos-. –Joder colega, me has dejado los huevos secos, jaja. Uf, increíble.

-G-g-gracias.

-¡No hay de que tío! Esto que quede entre nosotros, sobretodo. No quiero que nadie se entere de que un tío me la va mamando..

-Comprendo, prometo no decir nada.

-Bueno Pablo, nos vemos mañana en clase, buen chico. ¡A ver si nos vemos más a menudo!

No sabía si bromeaba o no. Hubiera preferido que no. Porque me había gustado. Mucho. Ese pene que siempre había soñado que algún día escapase de esa prisión de tela, ese olor a sexo carnal y sucio que me ponía a mil. Al salir del parque, nos despedimos con un adiós amigable y cada uno partió la calle hacia su destino.

Cené y me fui a dormir. Me masturbé pensando en él. Mañana volvería a verlo. Sentiría otra vez su pene follando mi boca como si no hubiera mañana. Soñé con él. Deseaba estar dormido para siempre.