Mi corazón en España
Una visita a Ibiza que me deja muy satisfecha.
¡¡¡ Hola !!!
Mi nombre es Mariana y tengo 24 años, vivo en Buenos Aires, aunque mi corazón está en España, de donde es mi pequeño gran amor, Franco, es un poco mayor que yo, él tiene 31, nos conocimos por un aviso que publiqué en un diario de Cádiz para conocer gente del lugar, hace más de 6 años, nos hicimos amigos, nos escribíamos con regularidad, nos contábamos las cosas que nos pasaban en nuestras vidas.
Como yo tengo mucha familia en España, incluida mi única prima mujer, con la que regularmente nos escribimos por mail y hablamos por msn, estoy un poco acá y un poco allá, siempre que había viajado en el pasado fue para visitar familiares, y en alguna ocasión sólo de vacaciones, para pasar las fiestas o ir a Galicia y de allí a Portugal, ya que hace unos años estudio portugués quería conocer el país.
Hace dos años conocí a Franco en persona, nos encontramos en Ibiza donde él estaba trabajando en un hotel como supervisor de personal, en el cual decidí hospedarme para poder estar más cerca de él, el poco tiempo que iba a estar en la ciudad.
Durante el día yo me la pasaba en la pileta, o en el gimnasio y me cruzaba poco con él por su trabajo, aunque todos los días almorzábamos juntos y la pasábamos muy bien. Por las noches salíamos a pasear, a los boliches más lindo del lugar, yo no me quería perder de nada, y parece que Franco tenía la misma idea que yo.
En ese momento ninguno de los dos tenía pareja, estábamos disponibles y deseosos de empezar algo, nunca se me había pasado por la cabeza tener algo con él, simplemente no lo había pensado, éramos muy buenos amigos.
Una de las noches que salimos, al regreso yo estaba un poco pasada de copas por lo que él muy gentilmente me llevó a mi habitación, y como yo no me sentía bien le pedí que se quedara conmigo, me puse el pijama y me acosté, le dije que no había problema en que él se acostara en mi cama, igual enseguida nos dormiríamos. Y fue así como sucedió, al ratito estábamos profundamente dormidos.
A la mañana siguiente, como a las diez treinta me desperté y él seguía dormido, me quedé observándolo un rato hasta que me dieron ganas de ir al baño, me duche, y cuando salí de la ducha, Franco estaba en el baño, me alcanzó una toalla y me dijo, bien y ahora qué? No se si fueron las copas del día anterior que simplemente me acerqué a él, cuando vio mi movimiento se agachó para besarme, el beso más dulce que me hayan dado en mi vida, parecía que nunca nos separaríamos, lo abracé y mi toalla cayó al piso, con sus manos comenzó a acariciarme la espalda, sus besos empezaron a bajar hacia mi cuello, y luego hacia mis pechos, los lamía despacito en la más dulce agonía, me pellizcaba los pezones, me mordía y volvía lamer más fuerte, que placer su boca sobre mi cuerpo desnudo y aun húmedo, con sus manos comenzó a bajar hasta mi cola, y me agarraba fuerte desde atrás como para que no me caiga. Yo estaba como en otro mundo, no reaccionaba, me moría del placer, en eso me tomó fuerte entre sus brazos y me llevó a la cama.
Me recostó sobre mi espalda y se recostó a mi lado, nos besábamos y tocábamos todo el cuerpo, recorría mis piernas con sus manos y su lengua y subía hasta mis pecho y los besaba con fuerza.
Se levantó de la cama y encendió el equipo de música y puso un CD, se volvió a acercar a mi, cuando estuvo a mi lado, comencé a quitar su ropa, despacio, cada vez que le sacaba una prenda, primero besaba su cuerpo, pasaba mis manos, acariciándolo y haciéndole cosquillas, cuando ya estuvo desnudo, lo miré fijamente, como recordando nuestra vieja amistad, pero deseando continuar hacia nuevas experiencias, lo deseaba tanto como él a mi, no pude resistirlo, acerqué mi lengua a su pene que ya estaba mirándome desafiante, y firme, formaba un ángulo perfecto de 90 grados con su cuerpo, pasé mi lengua muy despacio, conociéndolo, reconociendo su aroma y su sabor, me metía la puntita en la boca con mucha suavidad, la chupaba y lamía, me metía un huevo en mi boca, lo succionaba despacio y luego el otro, hasta que él me tomó fuerte y tiró sobre la cama, me dijo, no aguantó más hace tanto que quiero estar con vos, me volvéis loco, y me besó con furia, llevó su mano hacia mi vagina y me frotaba fuertemente, bajó hasta mi concha, y comenzó a chuparme con fuerza descontrolada, tomaba mi clítoris y lo succionaba, metía sus dedos en mí, y los hacía entrar y salir, mientras me pasaba la lengua por mi vagina, yo me estaba volviendo loca, el placer que sentía inundaba mi cuerpo, olas de calor subían y bajaban para terminar todas en mi entrepierna, yo sabía lo que iba a pasar y quería que dure el mayor tiempo posible, ese hombre me estaba chupando de una manera que hacía que me contorsionara sobre mi espalda.
Cuando logró meter tres dedos en mi, creí que me moría, tuve un orgasmo super explosivo, tomé su cabeza con mis manos y la presioné hacia mi involuntariamente, un reflejo, no quería que acabe jamás, él seguía chupando con fuerza, y me vine una vez más, lo sentí en todo mi cuerpo, pero más en mi ano, parecía que me explotaba de la calentura que tenía, le pedí que pare que no daba más, mi cuerpo no lo soportaba, quería, pero mejor después, ahora quería algo más de él, me acerqué a su pene, y comencé a chuparlo, subía y bajaba con fuerza, me detenía en su cabeza y después me lo metía casi todo en mi boca, por lo menos lo que entraba, cuando no pude más le dije, metémela, por favor, metémela ¡!!
Me tomó de la cintura y me dio vuelta, me puso en cuatro patas, y de un saque la metió toda, casi me caigo para adelante, pero el me agarró fuerte y empezó a bombear rápido, nuestros cuerpos se golpeaban en cada envestida, provocando un montón de sensaciones en mis caderas, sentía que mi vagina quemaba, él se acercaba, y me lamía la oreja, tomaba con sus manos mis pechos, y los apretaba, pasaba su mano por mi espalda, hasta llegar a mi ano, humedecía su dedo, y lo pasaba por ahí, primero solo lo rozaba y después empezó a meterlo de a poquito, en un momento sentí que me quemaba, no de dolor, sino de calentura, empecé a acabar, tenía un orgasmo maravilloso mientras mi hombre bombeaba dentro de mi, y metía su dedo en mi ano, que prontamente fueron dos, y luego tres, hasta que le dije, amor, porque no intentas, ponete un forro, y rompémelo, abrió mi mesita de luz, tomo los forros que ahí había y abrió uno, me dijo, ayúdame, tome la punta del forro y lo puse en la cabeza de su pene, y él empezó a desenrollarlo, me volví a poner tipo perrito, humedeció mi ano con mi flujo, metió dos dedos, y los sacó despacito, mientras que introducía la cabeza de su pene en mi, cuando logró entrar su cabeza la dejó un poco quieta, yo no quería ni hablar, quería que él lo haga a su manera, como a él le gustara más, y de golpe la metió hasta el fondo, lo único a que atiné fue a gritarle fue, que hijo de puta!!!!
Y se quedó quieto dentro de mi, empezó a pasar sus dedos muy suavemente por mi espalda, acariciando mis pechos y bajando hasta mi vagina, rozaba suavemente mi clítoris, cuando de golpe comenzó a meterla y sacarla con rapidez, en no más de tres minutos comenzó a convulsionarse sobre mi, y supe que iba a acabar, dio dos golpes fuertes contra mi, y quedó gimiendo, pero no salía de mi, y yo no sentía que su pene bajara, cuando comenzó a bombear de nuevo, despacito, pero se movía aun duro dentro de mi, lo sacó con cuidado, y se acostó sobre la cama a mi lado, me acerqué a su pene y saqué el forro, con mi boca empecé a limpiarle el pene, hasta quedó limpito, bien reluciente, recién allí empezó a verse un poco, pero poco más fláccido, lo lamí un ratito, hasta que él se levantó para irse a limpiar.
Yo me quedé acostada en la cama, deseando que mi amorcito volviera, al ratito volvió bien bañadito y listo para más acción, aunque primero quería hablar de lo que había sucedido, le dije que para eso teníamos tiempo, si le preocupaba algo me diga si era solo como íbamos a quedar en el futuro que no se haga problema, sonrió y me besó, nos recostamos bien abrazaditos y descansamos un rato, él me acariciaba y besaba muy despacito, jugaba con mi pelo, yo me subí sobre él y lo empecé a besar, su pene tomo forma nuevamente y lo introduje en mi, pero me quedé quieta mientras lo besaba, comencé a subir y bajar, pero siempre bien despacito recorriendo toda la extensión de su pene, luego comencé a tomar más ritmo, él me tomó de mis caderas y acompañaba el movimiento, me senté sobre él, y continué moviéndome mientras él presionaba mis pechos y pellizcaba mis pezones, al ratito me dijo con la voz entrecortada, me vengo, ahh ¡!! Se levantó hacia mí y me recostó sobre la cama, tomó su pene y y comenzó a friccionarlo con fuerza, cuando estuvo listo lo apuntó hacia mi vientre y descargó todo su néctar, cayó sobre la cama rendido, lo besé sobres sus labios y le pregunté si todavía quería hablar de algo, no, está todo bien me dijo, sonreí y me fui al baño a limpiarme, me duché y volvía a acostarme.
Estuvimos juntos el resto de mi viaje, ya no salíamos de noche, nos quedábamos en la habitación disfrutando de nuestros cuerpos, estuve en Ibiza dos semanas más, que fueron maravillosas, encontré en España el amante que estaba necesitando, volví el siguiente verano, pero eso para otro momento.
Nos vemos en mi próxima visita. Espero que lo hayan disfruta casi tanto como yo.
Muchos besos, Mariana.