Mi conocido del gym 2

Dos tipos hacen conmigo y con mi culo lo que les place, usándome y dándome una de los mejores polvos de mi vida.

Hola, soy Dani y tengo treinta cuatro años. Soy un tío independiente, con mi curro estable, mi coche y casa propia, y hago en mi vida lo que me place.

Habían pasado cuatro días desde que quedara con Rafa, mi conocido del gym. Nos habíamos conocido hacia un mes y algo y desde el primer momento nos gustamos e hicimos por poder quedar fuera del gimnasio. Quedamos en su casa y allí dejamos claro lo que nos gustaba mientras lo hacíamos.

Rafa era algo mayor que yo. Tenía un cuerpazo y era súper agradable y simpático. Un caramelo como digo yo, de esos que te gusta quitarle el envoltorio y chupar y chupar. Y le chupé, porque me flipó su polla y todo lo que me hizo con ella. Además, Rafa se sirvió de mi culo para jugar con dos buenos dildos que él tenía. Me dio por culo mucho rato y me dejó totalmente abierto después de acostarme con él.

Lo hicimos en su dormitorio mientras a través de la ventana un vecino de mi amante nos fotografió tantas veces como quiso para luego enviarle las fotos por wassup a Rafa y este a mí. Las fotos era más que pornográficas porque se nos veía haciendo de todo. Yo me lo tomé con agrado, y más a risa cuando Rafa me escribió al contarme que su vecino se ofrecía también para follarme cuando Rafa y yo quedáramos la próxima vez.

-Pero imagino que lo conocerás y tendrás buen rollo con él, ¿no? –Le escribí a Rafa hablando del tema ya en casa tras la quedada con él-.

-Sí, claro. –Me respondió-. Llevo once años viviendo aquí y empecé a tener trato con él hará unos siete años ya.

-¿Tratos? –Le puse a Rafa con una sonrisa en los labios-. ¿También te lo has follado a él?

-No, que va… Es solo activo. Lo que hemos hecho es… compartir a tíos.

-¿Tríos? –Le pregunté caliente a Rafa-.

-Y más... Y quiere follarte a ti. Le molas.

-¿Pero me estás proponiendo un trío o qué? –Hacía tiempo que no me daba a dos tíos a la vez y si el tío molaba por qué no-. ¿Está bueno? ¿Cómo se llama?

-Solo si tú quieres. Si te apetece yo no tengo problemas. A mi vecino lo conozco bien y es buen tío. Se llama Francisco, pero le dicen Fran.

Seguidamente Rafa me envió tres fotos de un hombre. En la primera vi a un tipo de unos cuarenta y cinco, vestido elegantemente y sentado en un asiento parecido a un trono. Era la típica foto que te sacas en algún evento bien vestido y aprovechas la foto para los perfiles. El tío estaba sentado apoyando la espalda en el respaldo y tenía las piernas completamente abierta. Estaba bien bueno el maduro pues se le veía el pecho marcado a través de la camisa.

La segunda foto era el mismo tipo pero en slip, tumbado en una cama y boca arriba. El slip era holgado y blanco y marcaba dos buenos huevos y un buen cipote, estaba morcillón y se le veía una tranca inmensa.

En la última de las imágenes del vecino de Rafa me asusté. Era una polla bien dura con un hilo de precum cayéndole hasta los huevos. Estaba rapado también abajo y gastaba un rabo enorme.

-Joder. –Le escribí a Rafa tras ver las fotos-. ¿Este es tu vecino?

-Sí. ¿Qué pasa?

Dudé en ponerle a Rafa lo que iba a escribirle, pero creí que sería la mejor forma de darme a entender.

-Quiero que me partáis el culo entre los dos. –Le puse-. ¡Qué polla!

-Jajaja. Cierto. Tiene un pollón enorme, y a veces le cuesta meterlo.

Volví a la foto de la polla y la abrí para verla a pantalla completa. Era bestia. Completamente descapullada y tras lo menos veinticuatro centímetros me fijé en su glande. Esto tendría que reventar un ojete fijo.

-¿Tanta complicidad tenéis entre los dos como para lo de que te fotografíe en pleno polvo, o también esto? Me refiero a que deja que pases sus fotos para otros tíos… ¿y demás?

-Hay mucha confianza. Somos amigos y no hay problema. Además te conozco a ti y pareces buen tío también. Ya me has demostrado qué te gusta y a mi vecino también le has molado, jajaja. ¿Quieres? Se lo digo y a ver qué pasa, porque sé que lo podemos pasar muy bien, y tu culito también Dani.

La verdad es que Rafa me había molado mucho. Ya no solo para un polvo sino como para conocerle más y dejar pasar el tiempo. Sin embargo ante esta invitación se me cambiaba el punto de vista sobre él. Sería un buen follamigo pues.

-Hecho, díselo.

Rafa tardó un poco en responder.

-Estoy hablando con él, está encantado y quiere que quedemos. Jaja.

-Vale, ya solo nos falta cuadrar día y listo.

Y así pasaron cuatro días desde que quedé con Rafa en su casa, folláramos, y nos viera su vecino mientras fotografiaba el polvo. En estos días había visto a Rafa tan solo por las mañanas en el gym. Hablábamos por wassup casi todo el tiempo.

Tras hablarlo y demás los tres pudimos quedar el lunes siguiente por la tarde noche. Era verano y en el curro tenía el turno de mañana por lo que libraba todas las tardes. Ellos eran los que menos tiempo tenían. Pero llegó el lunes.

Yo fui el primero en llegar a casa de Rafa y este ya estaba algo contento. En el salón se oía música chillo ut y sobre una mesita pequeña había varios vasos, botellas de alcohol, refrescos, y un bol con hielo y pinzas. También estaba allí el botecito de popper que Rafa me dio la anterior vez que nos vimos allí.

-Jajaja, ¡que bien te lo montas! –Le dije mientras miraba a aquel hombre. Tan solo tenía puesto un bañador tipo bóxer de color verde con motivos marineros. Rafa estaba increíble, me fijé en su pecho y en sus hombros, y también me fijé en los muslos desarrollados que tenía. Y cómo no, me fije en su paquete, calzaba a la derecha y pronto mi polla dio un respingo al recordar lo grande y dura que se pone y lo bien que taladraba el culo aquel cabronazo-.

-Estaba aburrido y ya llevo dos copitas encima. Sírvete, niño.

Justo cuando pegaba el primer sorbo a la copa el telefonillo de la puerta sonó.

-Ese será Fran.

Fran… Un hombre también mayor que yo, y amigo y vecino de Rafa. No lo conocía en persona y tan solo había visto aquellas tres fotos que me mandara mi conocido del gym. No sé muy bien por qué pero me encontraba algo nervioso.

Cuando entró Fran flipé. Su sonrisa al presentarse me hizo aguas el culo. Era súper atractivo y morboso. Rapado, más alto que yo, moreno por ir a la playa. Vestía zapatillas de al menos un cuarenta y cinco, un vaquero corto y una camiseta de tirantas. Al entrar se quitó las gafas de sol y se vino hacia mí a presentarse. Traía en las manos una carpeta y un neceser. Me fijé descaradamente en su bulto y vi que tenía buen tamaño, aunque en las fotos vi una de las pollas más grandes de toda mi vida.

Me llevé una sorpresa cuando en vez de la mano o un saludo más frío me comió la boca de sopetón metiéndome la lengua bien dentro. Me dejé llevar y Fran me dio un tremendo morreo húmedo.

Miré a Rafa cuando me separé un poco de Fran y éste tan solo se encogió de hombros y sonrió.

Con las copas la ruptura del hielo ni hizo falta y durante al menos veinte minutos estuvimos allí los tres en el salón de cháchara. Parecíamos tres colegas de buen rollo.

-Tíos, ¿por qué no os ponéis cómodos? –Dijo Rafa en cierto momento, levantándose del sofá y bajando su bóxer hasta que se los quitó por completo. Su rabo colgó y yo empecé a excitarme-.

Me quité mi camiseta en el momento y descubrí mi torso ante los dos. Luego, sin preámbulos, hice lo mismo que Rafa y me quedé en bolas. Mientras, Fran se descalzó, se quitó la camiseta y el vaquero, y se quedó solo con el bóxer negro que traía. Y me quedé embobado.

Su paquete era tremendo. Se notaba una buena polla flácida y larga reposando sobre sus huevos, el glande apuntaba hacia abajo. Los tres teníamos cuerpos trabajados por el deporte, pero Fran era espectacular.

Quizás Rafa lo sabía, por aquello de que compartían tíos, y supo irse hacia mí mientras me tocaba y acariciaba los pezones y el culo.

-¿Te mola? –Me susurró Rafa en el oído mientras me comía el cuello y pasaba un dedo por mi raja de arriba a abajo. Yo me dejaba hacer por mi amigo, pero no dejaba de mirar al amigo de él-.

-Sí, me mola. Tú me molas. –Y me giré y busqué su boca dándole la espalda a Fran y encarándome con Rafa mientras nos fundíamos en un buen muerdo-.

Escuché como Fran le daba un buen trago a su copa y la dejaba sobre la mesa. Y a los pocos segundos lo noté tras de mí, hasta que me empezó a sobar el culo junto con Rafa. Sus cuatro manos me masajearon el culo, me apretaban los cachetes, me recorrían la raja, me tocaban el agujero, Rafa me dio una cachetada el primero, y no supe quien de los dos me metía un dedo antes que el otro, pues estuvimos así los tres un rato. Besándonos, compartiendo nuestras tres lenguas, salivas y besos, y sus compartiendo mi agujero.

Noté de seguida como el bulto de Fran se separaba y agrandaba dentro del bóxer. Agarré la polla de Rafa con una mano y con la otra saqué el miembro de Fran y lo rodeé con mis dedos. ¡Qué calientes estaban! Me encanta tocar un rabo y sentirlo duro.

Fue Fran quien hizo que me bajara y pusiera de rodillas entre ambos, dejando sus pollas a la altura de mi boca.

Primero abrí bien mi boca y me metí más de la mitad del rabo de Rafa. Ya lo conocía y me gustaba mucho, Rafa entero me gustaba mucho.

-Mmmm… -Gimió Rafa-.

-¿La chupa bien? –Le preguntó Fran a mi conocido del gym-.

-Ahora verás. Ah, ah, traga como los ángeles.

Rafa disfrutaba de mi boca, con una de mis manos pajeaba el tremendo pollón de Fran, pero me encantaba la polla que tenía Rafa. Me sabía muy buena y más aún cuando empezó a lubricar con su propio precum.

-Mmmmmm, ¡oooh! –Gimió Fran cuando de pronto me metí su falo en la boca-. ¡Mójala bien, niño!

¡Qué tremenda polla! Hacía mucho tiempo que no encontraba un rabo de semejante calibre. Era recto y con un capullo enorme, gordo y rosado. Aquel basto rabo medía unos veinticuatro o veinticinco centímetros, y pude meterme en la boca tan solo un poco más de la mitad en la primera bocanada.

Se me da bien mamar, y tragar, podía con pollas muy heavys, pero la de Fran me costaba. Quizás intenté tragarla muy pronto totalmente y por eso me dio una arcada.

-Tranquilo, que hay mucha. –Me dijo Rafa mientras me cogía la cabeza con sus manos y me llevaba hasta el rabo de Fran-. Abre bien.

Abrí la boca y metí de nuevo el falo de Fran. Esta vez entró lo mismo pero no hubo arcada, y fui embadurnando aquella polla poco a poco. Rafa me hizo ponerme a cuatro patas sobre el sofá y Fran se ubicó frente a mí mientras me daba su rabo de nuevo en la boca. Rafa se colocó tras de mí y me pasó la lengua por la raja. Yo gemí como la puta más puta de entre todas las putas. Rafa me conocía ya, y sabía qué me flipaba, por lo que se mojó un dedo y empezó a meterme una falange mientras me lo comía.

-Sí la mama bien, Rafa. –Decía Fran entre gemidos-. Llevabas razón.

Yo me esforzaba todo lo que podía e intentaba relajar la garganta todo lo posible. Más de dos tercios de la polla de Fran me entraba por la boca y me tocaban la tráquea cuando Rafa me puso su glande en el ojete y me la metió.

-Mmmmmmmmmm… -Gemía yo con la polla de Rafa dentro de mí. Fran aprovechó el momento y empujó más su polla en mi interior haciendo que mis lágrimas cayeran por las mejillas. Me la metió entera en la boca y me sostuvo la cabeza con sus manos. Yo no me lo creía, pero también conseguí comerme aquel rabo por completo. Por detrás, Rafa me estaba empezando a abrir el culo y notaba mi esfínter bien relajado. Me estaba muriendo del gusto en aquel momento-. …mmmmmm…

Fran siguió sosteniéndome la cabeza con las manos y sacó de golpe su rabo. Tosí y babeé por la boca y barbilla toda la saliva que tenía en mi boca y tras recuperarme Fran me metió de nuevo la polla en la boca y la enterró entera nuevamente, posteriormente empezó a sacarla y a meterla y me empezó a follar la boca por completo. Su sabor me inundó, y pronto me sabía la boca a precum, babas, y un poco de todo, porque hasta tres escupitajos me echó Fran en la boca, demostrando así lo dominante que era.

Rafa no se quedaba corto, la follada del primer día fue muy romántica si la comparaba con esta. Me hundía fuerte los dedos en las caderas y me empujaba todo el cuerpo cuando su pelvis chocaba con mis cachetes. A veces la sacaba y me la clavaba de una estocada, otras se movía en círculos haciendo que yo notase su rabo refregarse por las paredes de mi ano.

-¡Plaf, plaf, plaf, plaf, plaf…

-¡Ah! ¡UUoooh! –Gemía Fran como loco-. Qué buen cachorro, Rafa. Es perfecto.

Apenas podía dominar mi cuerpo. Las embestidas de Rafa se unían a las metidas de Fran en mi boca y medio me tenían cogido entre sus cuatro manos. Rafa me levantaba con una mano una de mis piernas y me la metía más adentro.

-¡Plaf! –Sonó mi culo al darle Fran una fuerte cachetada-. ¡Plaf! ¡Plaf!

-¡Ah! –Gemí yo con algo de aire en los pulmones, pues Fran me la había sacado de la boca. Luego me empezó a dar muchos azotes con una mano y con la otra respectivamente en mis dos cachetes. A veces me abría los glúteos con sus dedos y Rafa aprovechaba y me la metía más rápido-.

Fran le escupió a mi ojete y se mojó el pulgar. Mientras que Rafa seguía metiéndomela, él clavó su dedo en mi culo y me abrió más. El caso es que casi apenas me enteré o lo sentí y se lo hice saber a los dos entre risas, así que ahora fue Rafa quien se lubricó sus dos pulgares y los metió, primero uno, que sí noté ya, pues estaba su polla y dos dedos pulgares en mi interior. Pero lo duro fue cuando Rafa me metió el tercer pulgar y gemí como un poseso cuando me sentí el culo tan, tan, tan abierto.

-Mira cómo lo tiene. –Le decía Fran a Rafa y se reía mientras bromeaban y me masajeaban el ojete y mi interior con tres pulgares y el cipote de Rafa-. Déjame follarle un rato.

Rafa nos invitó al dormitorio, y allí nos tumbamos los tres en la cama. Fran se recostó mirando hacia arriba y yo me puse sobre él para sentarme en su polla. Coloqué mi ojete en lo más alto de su rabo y empecé a bajar con cuidado. El miembro de Fran era enorme, pero con los juegos previos no me dolió y conseguí meterme más de la mitad sin dolor alguno.

Rafa se puso de pie sobre la cama y me puso el rabo cerca de la boca. Acerqué mi nariz y lo olí. No olía a nada, y tampoco parecía sucia, así que abrí mucho la boca y esta sí, entró entera de un solo movimiento.

Rafa me había follado a pelo todo el tiempo, y ahora yo estaba montándome sobre Fran sin que este tampoco se hubiera puesto ningún condón.

-¡Oooooh…. –Gemía Fran-. …qué rico, tío! Mmmmmm… Cómo te entra.

Notaba mis entrañas completamente llena de polla. El rabo de aquel tío era bestial, nunca antes me había puesto tan loco mientras botaba sobre un tío. Arqueaba mi espalda y subía y bajaba notando aquel glande recorrer todo mi recto, y a la vez Rafa me daba rabo en la boca.

En cierto momento, mi conocido del gym nos dejó solos a Fran y a mí y éste aprovecho para tumbarme boca abajo en la cama y embestirme con su falo mientras me metía dedos en la boca o me agarraba del cuello y me sodomizaba.

-Dame más, dame… -Le pedía yo como una perra. Me sentía muy guarro, muy cerdo, tenía aquel tremendo pollón destrozándome el culo y aún pedía más. Fran me dijo una cosa que me hizo recordar a Rafa en nuestro primer encuentro, pues ambos me dijeron lo mismo-.

-Tu culo pide polla, tío. ¡Ah, ah… -Fran me la insertaba con tanta fuerza que a veces se escabullía y no me entraba en el ojete, resbalaba, pero al instante se separaba y sin dirigirla al agujero la polla entraba sola de nuevo y me recorría el interior hasta que Fran pegaba su pelvis a mi culo y yo notaba sus cojones golpearme, sientiendo su capullo en lo más hondo de mí, en el tope-. Estás empapado, maricón. Ah, ah, ah, qué rico…

A los diez minutos entró Rafa de nuevo en la habitación y traía una bandeja de las típicas de los camareros en la mano. Allí había tres copas, el popper, papel, toallitas, un cuenco con gominolas y los dos dildos que unos días atrás el propio Rafa me metiera por el culo junto a su polla. Traía también consigo dos porros liados y ambos se encendieron.

-¡Plaf! ¡Plaf! ¡Plaf! ¡Plaf! ¡Plaf! –Aquel era el único sonido en aquella habitación-.

Rafa se quedó de pie al lado de la cama y cogió su móvil y empezó a hacer videos de aquella enterrada, porque no fue una follada, sino una enterrada en mi culo. El enorme cipote de Fran entraba y salía de mi culo como si nada entre una gran cantidad de fluidos. Aquella polla me resbalaba dentro del culo.

-¡Ah! –exclamé con algo de dolor cuando sin avisarme, Rafa había cogido el dildo de treinta centímetros y me lo había insertado en el culo, junto con la polla de Fran. Sentí algo de dolor, pero Rafa solo metió la mitad para no hacerme daño y empecé a disfrutar a los pocos segundos. En aquel momento no supe que me estaban haciendo pues empecé a notar que jugaban conmigo y me metían de todo-.

Fran sacaba su rabo de mi interior y Rafa metía el segundo dildo más gordo. O dejaba el gordo, sacaba el delgado y Fran me la clavaba durante un rato. Luego era Fran quien me daba por culo con los dildos simultáneamente mientras Rafa metía su rabo y me sacaban uno de los de goma. Y así estuvimos lo menos tres copas más, mientras yo me dejaba hacer de todo.

-A Dani le cabe un puño fijo. –Le decía Fran a Rafa mientras yo estaba a cuatro patas recostado sobre la cama-.

-¿Tú crees? –Decía Rafa medio en broma, y acto seguido me metió un puño-.

-Aaah…. –Gemí yo como una puta-. Ah, ah, ah…

Rafa me tenía el puño dentro, mientras Fran se acercaba a mí con el popper en la mano y yo aspiraba. Y Rafa disfrutó así de mi culo un buen rato. Puño dentro, puño afuera. De vez en cuando me metía la polla, o algún dildo, y luego untaba de nuevo el puño en vaselina y me lo volvía a meter.

Aquello duró más de tres horas. Comprobé cuán profundo puedo llegar a ser, o cuánto puede llegar a dilatar mi ojete con tal de ser más golfo y disfrutar más aún.

Cuando miré el reloj y vi que eran las doce de la noche apuré lo que me quedaba de mi quinta copa de alcohol. Y le di unas caladas a otro porro que Rafa hizo mientras Fran me enculaba en el suelo y no en la cama. Allí, en aquel suelo, giré mi cuello y vi la ventana por donde Fran nos había visto y fotografiado. Me reí, pero me levanté y puse mis manos sobre el cierre de aquella ventana, mirando el bloque de enfrente. Abrí bien mis piernas y puse el culo en pompa, luego miré hacia atrás y le pedí a Rafa que me culeara con su rabo. Me la metió in situ y me bombeó fuerte el culo. Fran se echó otra copa, se sentó al borde de la cama y se dispuso a observar como el que ve una peli porno. Se agarró su tremendo cipote con la mano y empezó un suave pajeo.

-¡Plaf! ¡Plaf! ¡Plaf! ¡Plaf!

-¿Lo quieres hoy dentro? –Me preguntó Rafa. Había aumentado el ritmo y me embestía muy rápido y fuerte en aquel momento. Estaba a punto de correrse-.

-Donde tú quieras, total…

Y antes de que pasaran dos segundos, Rafa empezó a correrse.

-¡Ah! ¡Me corro, niño! ¡Toma! ¡Ah! ¡Ah! …mmmmm… -Notaba los trallazos de lefa regar mi culo y le tuve que quitar los dedos a Rafa de mis pezones pues estuvo a punto de arrancarme el derecho-.

Terminó besándome la espalda y los hombros. Notaba mi culo más mojado que nunca, pues nunca había tenido una sesión de sexo como aquella y mi culo caliente había respondido de buena manera. Un chorrito de leche empezó a recorrer el interior de una de mis piernas.

-¡Brutal! –Dijo Fran sentado en la cama. Tanía su móvil en la mano y nos había estado grabando-. ¡Ha sido brutal, tíos! ¡Qué follada te acaban de meter, chaval!

Fran se levantó y Rafa salió de mí, dejando que la lefa me chorreara ahora culo abajo. Me sorprendió cuando Rafa me pidió que me sentara sobre él en la cama, a horcajadas, aún tenía el rabo duro y así lo hice. Me clavé de nuevo la polla de Rafa y un gustazo recorrió todas mis entrañas.

Sin esperarlo, Fran se puso detrás de mí y con cuidado me insertó su tremendo falo por el culo. Ahora tenía las dos pollas bien dentro y el mastodonte del vecino de Rafa me empezaba a destrozar

Intenté pajearme para no notar tan bestias las embestidas de Fran.

-¡Qué rico y qué mojadito lo tienes, pedazo de puta! –Me dijo Fran mientras me lamía el oído y la cara. Yo notaba las dos pollas perfectamente y la de Fran me estaba dando un tremendo placer a la vez que provocaba algo de dolor por lo salvaje que estaba siendo-. ¡Qué culazo! Y encima ya regado, con lo me gusta un culo preñado, niño. ¿Quieres que yo también te lo preñe?

Rafa me veía desde abajo. Sabía perfectamente cómo follaba su amigo Fran y sabía que me tenían las dos pollas dentro. Él disfrutaba y me pellizcaba los pezones mientras la polla de su amigo llegaba a lo más profundo de mi culo.

Yo no decía nada, solo arqueaba la espalda todo lo que podía y relajaba el culo para poder aguantar las embestidas de aquella polla de veinticinco centímetros en mi interior. Y ya no era las embestidas, era la rapidez. Fran mantenía un ritmo que jamás he vuelto a ver en otro tío, y no tenía veinte años, sino más del doble.

-¡Plaf! ¡Plaf! ¡Plaf! ¡Plaf! ¡Plaf!

-¡Me voy a correr! –Dijo Fran al ratillo y me agarró fuerte por la cadera y empezó a sacarla y meterla casi entera-. ¡Ah, ah, ah, ah! ¡Joder! ¡Toma lefa, niño!

Yo me agarré mi rabo y empecé a pajearme fuerte mientras notaba como la polla de Fran me llenaba por dentro una y otra vez. Se corrió por un buen rato sorprendiéndonos a Rafa y a mí el buen orgasmo que había tenido.

El tío se relajó mientras yo me pajeaba, pero ambos mantenían sus pollas en mi interior. Y me corrí, lefandole toda la cara y el pecho al pobre Rafa.

-¡Ah! ¡Ah! ¡Ah! –Medio gritaba yo sintiéndome el culo partido en dos por aquellas buenas pollas-.

Ya más calmado y con mi culo palpitando, acerqué mi lengua al pecho de Rafa y le limpié toda mi corrida con ella, luego le besé y me metió la lengua bien dentro saboreando así mi lefa.

¡Qué polvazo aquel! Con mi conocido del gym, Rafa, y su vecino de polla enorme, Fran.

Ya al rato pude ser consciente de que Fran y Rafa eran más que amigos. Llevaban años haciendo juntos lo que habían hecho conmigo. Me contaron que al vivir en una ciudad pequeña como la nuestra era difícil encontrar a chicos como yo, dispuestos a todo y a una buena enculada. Entre los dos me contaron ya entre risas, que tenían ciertos amigos con los que hacían lo mismo que habían hecho aquella tarde. Compartir, y que en total aquel grupo de amigos, y a través del tiempo y las experiencias, era formado por seis tíos de entre cuarenta y cincuenta tacos, y que en más de una ocasión habían participado juntos en sesiones como aquella que habíamos disfrutado aquella tarde noche.

Fran se levantó y nos trajo a la cama de Rafa la carpeta con la que había entrado aquella tarde allí.

Yo aluciné, porque aquella carpeta tan solo contenía fotos de esas sesiones de amigos, donde pude ver de todo casi, y donde casi siempre predominaba el hecho de que quedaban para… compartir. Si uno de los seis conocía o daba con algún chico de entre veinte y cuarenta y éste estaba dispuesto, lo presentaba a los demás, o de poco en poco, aunque incluso llegué a ver fotos y me explicaron que en muchas ocasiones los seis se habían follado a un único pasivo.

-¿Los seis a uno solo? –Pregunté muy sorprendido-.

-Sí. –Me respondió Fran-. …si quieres también podemos hacer una quedada contigo y te follamos los seis. A Pablo y a Raúl les vas a encantar.

-¡Calla! –Dijo Rafa entre risas-. Para Dani es pronto, joder. Somos seis, carajo.

-Pero si ya has visto cómo es. ¡Va a disfrutar más que nosotros seis, jajaja!

-Sí, pero ya sabes, habrá que explicarle todo y tú conoces a Darío. Así que…

Aquello me dejó en shock, la verdad que me costaba creer que aquello sucediera en una ciudad pequeña y no en una gran capital donde hay más de todo, pero ellos lo habían conseguido, contándome incluso que el último de los seis activos que se había unido a su grupo lo había hecho hacía ya más de cuatro años, por lo que los seis tenían ya mucha experiencia en común.

Mi amistad con Rafa siguió, y con Fran. Y aquellas dos pollas me hicieron disfrutar muchas, muchas veces.

Espero que os haya gustado el relato, y espero vuestros comentarios.

Un saludo.