Mi Confesión

Valeria y Sebastián unos hermanos viviendo en la ciudad deciden dejarse llevar por el morbo y el placer dejando los prejuicios de lado, viviendo una vida complicada y satisfactoria a la vez.

Mi Confesión

Eran las 8 de la mañana cuando decidí despertarme luego de apagar la alarma, la lluvia recorría toda mi ventana mostrándome un bello paisaje del centro de la ciudad en dónde vivía con mi hermano mayor Sebastián a quien le había dado mi virginidad hace un tiempo atrás. Sin demorarme me levanté de la cama escuchando el sonido de notificaciones en mi móvil, era mi mejor amiga Camila pidiendo que la dejara entrar al departamento en la tarde pues según ella tenía algo importante que decirme  por lo que salí de mi cuarto hacía el baño. Para mi sorpresa me encontré a Sebastián cepillando sus dientes frente al espejo llevando nada de ropa a excepción de un boxer muy ajustado, Me acerqué a él tomando una toalla mojada que había cerca y se la arroje sobre su cabeza mientras tomaba mi cepillo dental para colocarme frente a él.

[ S ]: ¿Qué carajo haces enana?

Balbuceó con un tono enojado al quitarse la toalla de su cabeza observando mi cuerpo y la verdad es que por alguna razón en ese momento quería reclamarle por estar semi desnudo por la casa  pero no podía hacerlo por una simple razón, yo estaba igualmente que el  pues solo llevaba puesto una lencería de tela fina que dejaba ver todo sin dejar nada a la imaginación. Era una chica de baja estatura, cuerpo delgado y tetas algo pequeñas pero mis nalgas eran bastantes grandes además de tener un cabello castaño tan largo que las puntas tocaban mis rodillas. El me miro de arriba a abajo antes de sonreír y colocar sus manos sobre mi cintura restregando el bulto que tenía sobre mis nalgas, algo que no me molesto pues a diferencia de mi novio el cabrón de Sebastián tenía la verga más grande que había visto. En su forma flácida media unos 22 cm  pero cuando se despertaba fácilmente media unos 30 cm de largo mientras que de grosor era unos 16 y a pesar de ser muy gorda su peso era sorprendente. Recordé por unos segundos aquella noche hace unos meses cuando Sebastián y yo tuvimos una pelea, él siempre fue muy celoso conmigo incluso con nuestro padre y todo escaló el día que le confesé mi noviazgo con Daniel. Al principio quiso que terminara mi relación diciendo que no tenía edad para esas cosas y lo peor fue cuando le reclamé su noviazgo con Amanda. Minutos de irá pasaron y antes de darnos cuenta estábamos desnudos en el sofá follando como locos. Mis sentidos volvieron a mi al sentir como él movía mi lencería un poco introduciendo su verga en mi concha y así como la primera vez su verga no entraba del todo pero igualmente me hacía sentir una sensación perfecta. El comenzó a moverse despacio tratando de meterlo por completo en mi, al ver que no podía saco su verga para luego escupir en su mano y pasarla por mi almeja intentando nuevamente solo para detenerse a mitad al escuchar mis gemidos de dolor. Sin perder el tiempo empezó a dar pequeñas estocadas con rapidez mientras me jalaba el cabello haciéndome arquear la espalda disfrutando por completo del momento. No podía moverme en lo absoluto y no quería pues pude sentir como él tomaba un poco más de profundidad aumentando el dolor y placer en mi. Continuaba penetrando con velocidad y agresividad ganando un poco de terreno al mismo tiempo que dejé caer mi cepillo dental cuando me coloco con la cabeza para abajo mientras escuchaba como sus bolas chocaban contra mis nalgas produciendo un sonido parecido al que las carnes hacían cuando las golpeabas. No pude oprimir más mis gemidos que subían de volúmen con la verga de mi hermano entrando y saliendo de mi, no me había dado cuenta pero desde algunos minutos atrás el muy cabrón había logrado meterme todo su amiguito dentro de mí haciendo que perdiera fuerza en todo mi cuerpo pasando por un goce excepcional. Nos detuvimos unos segundos cuando Sebastián agarró su móvil y contestó la llamada entrante, para nuestra sorpresa era nuestro padre. Mientras el hablaba no dejaba de moverse dentro de mí aunque había bajado la intensidad un poco su verga estiraba mi concha con cada estocada. Al despedirse y colgar la llamada saco su amiguito dentro de mí y se quitó su bóxer arrojándolo al suelo dejándome ver todo su cuerpo desnudo. Su cuerpo era el doble del tamaño que el mío gracias a que desde pequeño siempre fue muy activo en los deportes y lo dejaba ver más en sus músculos definidos alrededor de su cuerpo pero lo más llamativo era su verga, era una larga y grande con muchas venas marcadas por todo su tronco y un capullo que podría fácilmente dejar envidia en los demás. Sonriendo entró en la ducha, mientras mis rodillas ya no podían aguantarme por lo que me senté en el retrete tomando un poco de aire.

[ S ]: No me jodas Valeria, ¿Ya estás cansada?

[ V ]: Jodete idiota.

En realidad a pesar de mi estado exhaustivo quería seguir sintiendo placer por parte de mi hermano, quizás lo que hacíamos estába mal pues no solo estábamos cometiendo incesto si no que tambien nuestras parejas eran víctimas de infidelidad por partes de nosotros dos pero simplemente no podía detenerme. Me levanté quitándome la lencería para luego entrar a la ducha y comenzar a besar a Sebastián mientras lo masturbaba con mis manos, él siguió el ritmo llevando sus manos a mis nalgas las cuales apretó con fuerza. La humedad del agua caliente junto al contacto de mi hermano aumentaba mis ganas de placer haciendo que me arrodillara e introdujera ese pedazo de verga en mi boca. No podía introducirlo por completo pero de todas maneras comencé a mover mi cabeza despacio mientras mis dos manos seguían moviendo su tronco. Él llevó sus manos a mi cabello para agarrarlo y echarlo a un lado teniendo mejor vista de mi con su verga en mi boca, no era una experta pero mi lengua jugaba con la cabecita de su tronco como si lamiendo un helado se tratara. De forma agresiva  me levanto poniéndome contra la pared alzando mi pierna izquierda colocándola en su hombro y llevando su boca a mi concha la cual comenzó a dar pequeñas mordidas antes de lamerla de arriba a abajo introduciendo un dedo en mi culo con su mano libre. No era la primera vez que hacia eso pero si era en esa posicion la cual me hizo agarralo del cabello y gemir como una loca experimentando lo que creia que era un orgasmo, sin medir palabras subio hasta donde estaban mis pequenas tetas palidas y rosadas dandome unas cuantas mordidas que provocaban un cambio de color de palido a rojo intenso. Sin previo aviso me giro cambiando mi vista hacia la pared y agarrando con fuerza mi cintura mientras sentía su tronco haciendo paso dentro de mi. Las embestidas eran rápidas y fuertes haciendo que sintiera un pequeño dolor en mis nalgas por causa de los golpes que ocasionan su cadera al golpear con mis nalgas. Estaba en un completo éxtasis siendo penetrada por un lado, mordida en mi cuello por otro y acabando con mi largo pelo siendo jalado. Estaba en la gloria divina en ese momento con una verga inmensa destruyendo todo a su paso por dentro de mí y sin prejuicios  llegue al orgasmo  que tanto ansiaba mojando por completo la verga y la cintura de Sebastian con mi liquido pero él no se quedó atrás pues al mismo tiempo me lleno por dentro de su leche que salía en grandes cantidades suspirando en mi oreja dándome un par de estocadas más terminando así nuestro encuentro. Aun dentro de mi volteamos nuestros rostros al escuchar una puerta abrirse gracias a que la del baño que estábamos ocupando se encontraba abierta, sin apuros escuchamos lo que parecía ser la voz de nuestra querida madre haciendo acto de presencia luego de estar viajando por algunos meses...

Continuará…

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