Mi compi el mecanico

Viene a ayudarme a reparar la moto y me ayuda también con el zorrón de mi mujer.

MI COMPI EL MECÁNICO

Saludos a todos/as los lectores/as de esta sección. Llevo visitando esta web desde hace varios años pero nunca me he decidido a escribir, cosa que voy a remediar a partir de ahora si consigo excitaros con mi relato. Somos un matrimonio muy caliente y morboso en el tema sexual, con fantasías de todo tipo. Cercanos a los 40, mi mujer se llama Tania, es morena y tiene un cuerpo de impresión, tiene un culo de órdago, tetas pequeñas, firmes, con unos pezones muy salidos cuando se excita y cuando no, de esos que te dan ganas de chupárselos continuamente, y un precioso chocho que suele llevar depilado con ingles brasileñas. Cuando está cachonda es una auténtico putón, la gusta exhibirse y sabe como poner a un tío a mil.

Aquel día la moto no me arrancaba y tuve que llamar a un compañero del curro para que me ayudara. Alberto, que así se llama, era mecánico. Iba a venir a ayudarme a cambiar la batería de la moto porque yo no tengo ni idea de esto. Se me olvidaba decir que es un follador nato y que, a pesar de estar casado, se tira a toda mujer que se le pone a tiro. Tania y yo solemos hablar de todo y en alguna conversación había salido a relucir Alberto, con alguna fantasía que  posteriormente habíamos tenido en la cama con él. Cuando le dije que venía para lo de la moto me respondió con una sonrisa picarona.

Alberto me llamó al móvil para avisarme que ya estaba en la calle y baje con las llaves del garaje para el arreglo de la moto. Una vez arreglada, y como tenía las manos sucias, le dije que subiera a mi casa para ducharse y para tomar algo. Llamé al telefonillo para en cierto modo avisar a Tania de que íbamos a subir, ella suele estar ligera de ropa por casa y así le daría tiempo de ponerse algo. La verdad es que algo se puso... Cuando nos abrió la puerta nos recibió con un vestido blanco playero que le tapaba un poco más debajo de la braga. No llevaba sujetador y se le transparentaban las tetas con sus puntiagudos pezones, también se le transparentaba el culotte blanco que llevaba para la ocasión.

-         Tania este es Alberto, un compañero de trabajo, Alberto esta es mi mujer.

-         Encantado -dijo Alberto sin poder quitar ojo de las tetas de Tania y, mas que dando, recibiendo dos sonoros besos de ella cerca de la comisura de los labios-.

-         Espero que no os haya dado mucha guerra la moto -dijo Tania-. Voy a preparar algo de cena, porque te quedas a cenar ¿verdad Alberto?.

-         Pues...-no atinaba a responder Alberto-.

-         Desde luego que se queda -dije yo-. Pero antes pasa al baño y date una ducha.

-         Espera entonces que te doy una toalla –dijo Tania, y al agacharse lo hizo sin doblar las rodillas con lo que nos dio una perfecta panorámica de su culo.

Mientras Alberto se duchaba Tania estaba preparando queso, jamón y demás embutidos para la cena.

-         ¿Estás loca?. Estás jugando con fuego.

-         ¿Porqué?. ¿No dices que soy una calientapollas?. Pues eso hago calentaros la polla, jajá jajá.

A Tania le gusta jugar y como le suelo decir, es una calientapollas. Alberto terminó y, mientras tomábamos una cerveza, Tania pasó al baño a ducharse sin percatarse de ello Alberto. Yo pensaba que el espectáculo había terminado con la ducha pero el diablo como quien dice metió la mano y volvió a enredar. Alberto se dejó el reloj y el teléfono en el baño y volvió para cojerlo. Suerte entre comillas de que Tania ya estaba en la ducha porque Alberto entró sin llamar y se encontró con ella dentro. La ducha es de cristales con serigrafías, por lo que la vio en pelotas. Ella ni se inmutó y continuó con lo suyo. Cuando volvió Alberto me pidió perdón por lo sucedido y yo le quité toda importancia preguntándole si le había gustado lo que había visto, respondiéndome que sí.

Tania salió de la ducha y vino al salón. Llevaba el mismo vestido playero con la salvedad de la braga, ¡¡¡¡no llevaba y se le transparentaba todo el coño!!!. Alberto no podía dejar de seguirla con la mirada y un bulto sospechoso había surgido en su entrepierna. Trajo una cerveza para ella y se sentó enfrente de nosotros. El vestido se subió hasta las ingles y el chocho era de dominio público.

-         No es justo -dijo Tania-.

-         No es justo el qué –le respondí-.

-         Pues que Alberto me ha visto desnuda en el baño y yo a él no.

-         En el baño y ahora, porque te estamos viendo todo –le respondí-.

-         No eres como me imaginaba, Nacho me había dicho que eres un pichabrava y muy lanzado pero te veo muy cortado.

-         Es que nunca me lo he hecho con la mujer de un compañero y menos con él delante –dijo Alberto-.

-         Eso no es problema para Nacho, no es celoso y creo que él también quiere que me la enseñes porque mira como está –dijo Tania indicando el bulto de mi pantalón-.

-         Tiene razón, le dije, sácatela y vamos a darle a esta guarra lo que se merece.

Tania le bajó el pantalón y el gayumbo y le sacó la polla. Aparentaba poca cosa pero ya sé porqué tenía tanto éxito con las mujeres, su polla era venosa, enorme, larga y gruesa.

-         Guau, estos son los amigos que a mi me gustan -dijo Tania-.

Tania le cogió de la polla y nos llevó a la cama, no me lo podía creer era como una peli pero era la puta de mi mujer la protagonista que se lo iba a montar con los dos. Se quitó el vestido y sentó a Alberto en la cama para chuparle la polla, cogiéndola con ambas manos. Él se quitó la camiseta y aprovechaba para manosear las tetas de mi esposa. Mientras, yo me desvestí y me empecé a masturbar como un mono con la visión de mi propia peli porno. Le levantó de la cama para posteriormente tumbarle en la misma y continuar con la felación. Aproveche que ella estaba con el culo en pompa para lamerle toda la raja del coño y del culo. Me encanta hacerlo e intentaba calentarla aunque no parecía hacer falta ya que manaba abundante flujo vaginal de su chocho.

Alberto fue el primero en metérsela. Aprovechando que estaba a cuatro patas, le metió su cipotón desde atrás mientras yo le di la mía a comer. Saqué el lubricante que tenemos para estas ocasiones en la mesilla y se lo di a Alberto que, mientras percutía, le echó de este en abundancia por el culo y le introducía ambos pulgares en el mismo. Cuando consideró que Tania tenía el culo dilatado se la sacó del coño para metérsela por el ano. Al principio Alberto tuvo que ir despacio por el tamaño de su pene. Menuda zorra es mi mujer, pensaba yo, ya que consiguió albergar en su culo la totalidad de la polla de Alberto. Decidí pasar a la acción y me introduje debajo de Tania para completar la doble penetración.

-           Eso es, hacedme un sándwich, llenadme de polla que estoy hambrienta -dijo Tania-.

-         Vaya zorrón es tu mujer, qué suerte tienes, me parece que voy a venir a arreglarte la moto más veces.

Tania aprovechaba la postura para alternativamente comerme la boca a mí y morrear posteriormente a Alberto. Sentía la polla de Alberto a través de Tania. La situación excedía del morbo recomendado para cualquiera, por lo que no tarde mucho en llenarle el chocho con mi corrida. Como yo había terminado decidí quitarme de en medio, sentarme y disfrutar de la fenomenal follada que le estaba propinando Alberto. Ahora alternaba el coño con el culo, cosa que parecía gustar mucho a Tania que se estaba corriendo con esa maniobra. Excitante visión desde atrás, el coño rezumando lefa y el culo lleno de polla. No aguantó mucho más mi amigo que se la sacó del culo y, llevándosela a la boca de Tania, empezó a descargar grandes chorros de esperma dentro y fuera de ella. Tania no daba abasto con tanta leche y alguna tuvo que desechar con la lengua, cayéndole por la comisura de los labios. Aproveché el momento para hacerle algunas fotos para el recuerdo.

Caímos rendidos los tres en la cama. Por la euforia del momento, me dio un morreo de infarto, sin caer en la cuenta de que tenía restos de semen en los labios y en la boca. La ayudé sin darme cuenta a digerir la abundante corrida de Alberto, y me gustó esta morbosa experiencia. Nos duchamos individualmente y, desnudos como estábamos, finalmente cenamos.

Alberto se despidió con un fuerte apretón de manos de mí hasta el día siguiente que nos veríamos en el curro, y comiéndole la boca a Tania hasta la próxima avería que quedó en ayudarme en reparar.

Fin. Saludos a todos/as los lectores/as de esta sección. Espero que este relato os haya excitado como mínimo lo que a mí mientras lo he estado escribiendo y halláis disfrutado de él echando un buen polvo o con una buena paja. Espero que alguien me haga algún comentario para saber si os ha gustado a la dirección de correo electrónico " depravado.sexual@yahoo.es ".