Mi compañero de viaje III (parte 1)

Roberto con ayuda de su suerte nuevamente me intercepta en la terminal de autobuses y me convence de ir a su departamento donde ya se lo que me espera

Hola a todos, antes que nada pido una disculpa por desaparecerme, lo tuve que hacer debido a asuntos personales y laborales de los cuales ustedes son los menos culpables y por eso me disculpo; agradezco sus mensajes y aunque no los contesto créanme que los leo, y son los que me animan a seguir escribiendo; las felicitaciones tanto como sus criticas y opiniones todos son importantes para mí y me ayudan a seguir aprendiendo, desde los que me escriben solo para saludarme hasta los que me platican algunas de sus aventuras, todos son importantes, nosotros los autores no seriamos nada sin ustedes los lectores, muchas gracias.

Esta parte a lo mejor les parezca un poco aburrida pero decidí escribirla para que se entienda la situación.

Continuando con la historia:

Al otro día me levante muy temprano para ir a la escuela, no quería ni ir, estaba muy cansada todavía, después de lo que yo considere como mi verdadera primera vez, me dolía todo mi hermoso cuerpo, jejeje, en especial mi vagina la cual con el mínimo roce de mi mano me dolía y también sentía una especie de ardor en ella, además de que hacía mucho frio y eso aumentaba mi flojera y disminuía mis ganas de bañarme, al final pude vencer todo eso, me pare, me bañe y me vestí, esta vez más seria, con pantalón de mezclilla ajustado, me encanta usar ropa ajustada, principalmente los pantalones ya que yo considero que en esta zona se encuentra mi principal atractivo además de mis senos, una blusa y mi suéter porque la mañana estaba fresca, la blusa no era escotada por si me quitaba el suéter mis amigas no vieran los semejantes moretones en mis senos producto de las chupadas de Roberto.

Llegue a la escuela, al verme mis amigas luego luego preguntando que por que no había ido, que donde andaba e informándome de los chismes del día anterior, no es que sea chismosa, me gusta estar informada, presencie la primera clase y terminando esta, busque a los maestros que les debía las tareas, me la aceptaron inventando la excusa de que me había sentido mal, no soy fanática de decir mentiras pero pues tenía que inventar algo, no podía decirles que había faltado porque un anciano me había dado la cogida de mi vida.

Terminando ese día, llegue a mi cuarto, me acosté y comencé a reflexionar lo sucedido, todavía  no podía creer lo que había pasado, parecía un sueño, pensaba y pensaba y mi mente comenzaba a generar hipótesis en mi contra y en que había cometido el mayor error de mi vida, tenía esa extraña sensación que te da cuando haces algo que a pesar de que lo disfrutas sabes que estuvo mal y no te deja estar tranquila (o) en varios días, además de que cada vez que me imaginaba lo que había hecho me entraba un escalofrío y me empezaba a poner nerviosa e inquieta, tanto que todo lo que tocaba lo tiraba.

Pensaba en ideas tan descabelladas como en la posibilidad de un video, pensé que Roberto me había grabado teniendo sexo con él y que después utilizaría ese video para chantajearme o para perjudicar mis estudios y mi imagen a cambio de convertirme en su esclava sexual en caso de que ya no quisiera verlo, entonces recordé el no ver en ningún momento a Roberto instalar una cámara, además el cuarto estaba muy oscuro como para que una cámara a distancia grabara con claridad la imagen de nuestros cuerpos en la cama.

Después recordé que Roberto no utilizo condón, me aterro la posibilidad de que me hubiera contagiado de una enfermedad de transmisión sexual, que en estos tiempos abundan, empecé a ponerme inquieta, incluso pensé en ir a buscar un laboratorio para preguntar el precio de un examen de análisis de sangre.

En eso me toque el vientre y pensé, que tal si Roberto hubiera tenido una descarga de semen dentro de mi antes de venirse sobre mi cuerpo, esto también me aterro pues según mis cuentas me encontraba en días fértiles, me imagine meses después llegando a la casa de mis padres con la panza hinchada, pero a la vez fue como un estimulo para que yo me empezara a tocar, al imaginarme embarazada de un viejo que podría ser mi abuelo, primero acaricie mi vientre y después mis manos bajaron a mi sexo todavía adolorido, empecé a gemir muy despacio para que no me escucharan los vecinos de cuarto, pero después al sentir mi botoncito no pude dejar de tocarme ahí hasta que empecé a gemir un poco más fuerte, estaba en eso cuando escuche que tocaron a la puerta,

-Ivette, Ivette-

Reaccione de mi excitación, rápidamente me acomode mis ropas y salí a abrir

-mande- le dije, me di cuenta de que era Gaby, mi vecina de cuarto, de la misma edad que yo pero ella estudiaba en otra escuela.

-es que escuche ruidos, estas bien?,- me dijo

-sí, has de ver escuchado la tele,- le dije lo primero que se me ocurrió

Se asomo a mi cuarto y me dijo,

-pero si está apagada-

-es que la apague orita que me pare a abrir- dije en un tono nervioso

Me miro como no creyéndome, presiento que no me creyó y hasta creo que supo lo que estaba yo haciendo,

-pues bueno, vengo a decirte si quieres acompañarme a la plaza- me dijo

-si vamos, deja y me pongo algo más serio- y entre a cambiarme de ropa, salimos a comprar a un centro comercial que nos quedaba cerca hasta como para irnos caminando, eso me ayudo a distraer mi mente por un rato.

En lo que restó de la semana no visite a Roberto, pero si recibía muchos mensajes de él, principalmente peladeces, que su putita, que la verga, que mi boca, cosas  así, pensé que se había excedido de su dosis de cocol, también me llamaba constantemente, incluso en horario de clases lo que me valían muchas llamadas de atención por parte de los maestros pues se me olvidaba poner en silencio mi celular, esto hizo que mis amigas comenzaran a sospechar en un supuesto galán que me cortejaba.

-haber prins (princess), así era apodada por mis compañeras de clase, quien es el que te marca a cada rato?- me pregunto una

-si prins, apoco ya tienes novio, uuuuyyyyyy, quien es?- me decían

-si dinos- decía otra

-no, no es nada mío, es un chavo que conocí en un autobús, platicamos, me pidió mi numero y ahora no deja de molestarme- les dije, Roberto me había vuelto una mentirosa

-y como es, esta guapo?, dile que venga y nos lo presentas- me decían

-pues es un chavo….así, dice que no puede venir- no podía decirles que era un viejo mayor de 60 años con el que ya me había revolcado en la cama y que me había hecho asquerosidades que solo había visto en películas porno.

Mi actitud cambio un poco, mis amigas me decían que me veían un poco distraída, en ocasiones como si estuviera ida, y si, en las clases no ponía la misma atención que antes, a la hora de estudiar lo visto ese día podía notar que no memorizaba los apuntes igual que antes, incluso empecé a ver con cierto miedo a los hombres, claro que yo ya había experimentado lo que era tener sexo, pero no de esa manera tal salvaje y nunca con un tipo así.

Reconozco que me había gustado lo que Roberto me había hecho, que había sentido como nunca, me había hecho vivir sensaciones que pensé que no existían, y que incluso le había demostrado complicidad, pero esto de la cómplice había sido mas por miedo y nervios que por gusto, lo último que pasaba por mi mente era volverme amante de un anciano rabo verde, habiendo tantos muchachos guapos y serios atrás de mi.

Así pasaron los días, Roberto me seguía hablando y mandando mensajes y para que le contestara era él quien me mandaba recargas, no me gustaba eso pero pues ya que, me preguntaba que donde estaba, que hacía, a veces me hablaba solo para decirme que se estaba masturbando, en un mensaje me dijo que le avisara cuando tuviera mi próxima menstruación, yo me quede de a seis cuando me dijo eso pero le avise cuando se llego, no sé que era pero había algo que me hacia obedecerlo en todo lo que el dijera.

Así demoramos algo de tiempo, solo sabíamos uno del otro por llamadas o mensajes de texto (por aquellas lejanas fechas todavía no existía el whatsapp), un fin de semana antes de irme le marque, le dije que me iba para mi casa y que no quería que me marcara para que mis padres no nos descubrieran, porque incluso ellos ya sospechaban de alguien que me marcaba muy seguido, estuvimos hablando, casi al borde del pleito, me decía que porque no quería que le marcara, que si acaso andaba con alguien, le dije que no andaba con nadie, pero que comprendiera que necesitaba asimilar lo que me había pasado, que estaba confundida, el me dijo que confundida de que, que si ya se me había olvidado de cuanto disfrute esa noche y de que le dije que él era el único que tenia derechos sobre mi cuerpo, le dije que precisamente por eso, que no sabía que había pasado en ese momento por mi mente, después de tanto discutir acepto, pero me dijo que me tendría vigilada.

Esto me dio mucho miedo, no sabía todavía hasta donde era capaz de llegar este señor, pensaba que porque a mí me pasaban estas cosas, habiendo tantas muchachas en esta ciudad que viajan solas en los autobuses por que se tuvo que ir sentado conmigo.

El fin de semana me dedique de lleno a la escuela, pero sin dejar de pensar en Roberto, no sabría describirles la sensación que sentía en ese momento, por un lado sentía miedo el pensar que ya no me libraría de él y que no podía contar nada por pena, pero por otro lado quería ir a verlo, quería sentir esa verga otra vez dentro de mí, ya tenía más de un mes desde nuestra primera vez, todas las noches me despertaba sudada y excitada, soñaba con esa primera vez con él, soñaba y era como si el tiempo se hubiera regresado y estuviera viviendo otra vez ese momento, todo, hasta el mas mínimo detalle de lo ocurrido estaba grabado en mi mente, en uno de mis sueños pude sentir casi como si fuera real unas ganas intensas por meterme esa verga a la boca, algo que yo veía desagradable pero en esos momentos no dudaría en hacer si lo tuviera ahí enfrente.

Mi mama, gracias a ese lazo que une a las madres con los hijos, empezó a notar mi comportamiento algo diferente, me conocía muy bien, no por nada me tuvo en su vientre nueve meses, un día estando yo ahí con ellos aprovecho un momento en que mi padre salió y entro a mi cuarto

-Ivette, hija estas bien?- me pregunto

-si ma, porque?- le dije

-pues no sé, es que te veo un poco pensativa y algo distraída, tienes problemas?-

-es por una tarea, está muy difícil y ya mero tengo que entregarla- si tenía esa preocupación pero no era la que me tenía distraída.

-hija ya sabes que estoy para ayudarte en lo que pueda, y si tienes un problema aunque no sea de la escuela puedes contármelo y entre las dos podemos buscarle una solución, aparte de ser tu madre, soy tu amiga y consejera, y nunca te daría un consejo que te perjudicara-.

En ese momento pensé en decirle a mama lo que me había pasado, quise decirle que quería cambiarme de escuela, pero no tuve el valor, la pena era más grande que todo, solo le di un fuerte abrazo, y ella un beso en mi frente.

Pasaron los días y hasta cierto punto comenzaba a tratar de olvidar un poco el suceso, se llego un domingo en que solo mi mama me llevo a tomar el carro más temprano de lo normal, la razón, había sido invitada a una fiesta de cumpleaños de una compañera y era seguro que el muchacho que me gustaba estaría allí, me vestí muy coqueta con un vestido negro, ajustado y algo corto, en primer momento opte por llevarme como ropa interior una lickra, pero decidí llevarme una tanguita muy sexy al ver que esta no se marcaba, además me lleve puestas unas zapatillas de tacón para complementar mi especial atuendo, mi mama al verme casi le da un infarto, y después de regañarme tanto hasta que se choco me llevo a tomar el autobús (por suerte no estaba mi padre, ese si no me hubiera dejado irme así), todavía en el coche mi mama me seguía regañando pero yo solo terminaba de maquillarme, incluso en la terminal parecía guardia escoltándome, no falto quien le gritara “adiós suegra” lo que la hacía ponerse roja de enojo.

Pague mi boleto, y me despedí de ella, yo de buena fe y ella de mala gana, para terminar de hacerla enojar le pedí que me diera su bendición y le pregunte que si me veía bonita mientras giraba sobre mi propio eje, a lo que ella respondió

-hija de tu ching……   …dre, vas a ver cuando regreses le voy a decir a tu padre, tu lo que quieres es matarme de una muina verdad, vas a ver Rosa cuando regreses,- raro escuchar a mi mama expresarse de esa manera.

-yo también te quiero mama, adiós, te marco cuando llegue- me despedí de ella con un beso y tomando mi maleta de esas que ruedan.

Decidí sentarme en un lugar más enfrente, a pesar de que me gusto cuando Roberto me manoseo en el carro, no quería encontrarme otro viejo que me metiera la mano en mis partes, y parece que en este viaje donde apenas había dado unos cuantos pasos arriba del autobús ya había dos prospectos maduros que esperaban que me sentara con ellos, uno fue el que se llevo un tacote de ojo cuando me agache al intentar subir la maleta al portaequipaje y que de seguro le enseñe hasta donde empezaban mis glúteos y el otro fue el viejo que me ayudo y que ya me estaba preguntando que a donde iba, a partir de ese momento deje de sentarme en la parte trasera, mientras más adelante mejor, y de preferencia me sentaba en lugares donde ya fuera una señora u otra muchacha sentada.

Llegue a Xalapa y emocionada baje a la parte de la terminal donde se toman los taxis cuando una llamada de mi celular me detuvo, era Roberto, no quise contestar pero era muy insistente, tome aire y acepte la llamada;

-Hola mi putita- me dijo

-Hola- conteste muy nerviosa, mis manos empezaron a sudar y mi corazón se acelero, una sensación de miedo me invadió, y hasta el fresco de la tarde se me olvidó.

-donde estas, quiero verte-

-ehhh, estoy aquí  en la terminal,- le dije al mismo tiempo pegándome en la cabeza por haberle revelado mi posición

-ah mira, yo estoy cerca, en 10 minutos llego, espérame afuera, me tienes muy abandonado-

-no, no puedo, tengo un compromiso- le dije pero casi sin autoridad

-ah sí y con quién?- su tono se había puesto molesto y su voz más ronca

-me invitaron a una fiesta, unas compañeras de la escuela-

-espérame y te llevo y de paso me las presentas, si están igual de buenas que tu quizás me pueda hacer amigo de una de ellas así como me hice amigo tuyo jajajaja- a mi no me hizo ninguna gracia

-no, yo me voy sola, gracias- le dije volteando para ambos lados porque mi mente me jugaba malas pasadas haciéndome creer que Roberto estaba observándome

-te llevo, di que si, solo quiero verte aunque sea un ratito, tiene mucho que no te veo, por favor te prometo no faltarte al respeto-

Como si deberás me fuera a respetar, es lo que yo pensaba, sin embargo era muy insistente y tenía mucho verbo.

Después de pensarlo mucho, al final de mis labios salieron unas palabras como si Roberto fuera el que me controlara para decirlas

-bueno, está bien-

Salí a esperarlo hasta que observe su camioneta, llegue donde estaba, me miro y me repaso de arriba a abajo haciendo un sonido morboso con sus labios, me subí y pude sentir nuevamente sus miradas en mis piernas igual que cuando nos conocimos pues mi vestido se había subido un poco, yo estaba extremadamente nerviosa y solo volteaba a mirarlo de reojo, quitando la mirada cuando veía que el volteaba a verme, mis manos sudaban a chorros y mi corazón latía a mil.

-como has estado?- me dijo

-bi- bien y tú?- Le dije

-muy bien, extrañándote y tú me extrañaste?- me dijo mientras emprendía la marcha, quien sabe a donde pues ni siquiera me pregunto la dirección de mi destino

-s-si,- le dije mordiéndome mis labios y juntando mis piernas, colocando mis manos de manera que cubrieran mi sexo pues el vestido se subía mucho y muy peligrosamente.

-que bien te ves con ese vestido, haces que se me ponga bien dura- me dijo, yo me puse roja y voltee para la ventanilla de la camioneta intentando disimular mi nerviosismo, el en cambio había puesto su arrugada mano en mi pierna haciendo que mi piel se pusiera chinita, después de un rato de ir manejando me di cuenta de que nos dirigíamos a sus rumbos, pero no le dije nada.

Voltee a ver a su entrepierna y el enorme bulto que tenía entre sus piernas se notaba por demás estimulado, abultando ese bien planchado pantalón caqui, ahora me acariciaba mi cabello, en eso vi que estaciono su camioneta en una esquina y mirándome de forma lujuriosa me planto en beso en los labios, al principio me resistí pero cuando sentí su lengua quererse alojar dentro de mi boca no tuve otra que recibirla, además Roberto muy hábil me estaba metiendo mano dentro de mis partes,

-no vayas a la fiesta- me decía Roberto al tiempo que seguía besándome, parecía un animal, parecía que no me hubiera visto en años, me besaba y besaba como un poseído, después sus besos pasaron a ser autenticas lamidas en todo mi rostro, me sorprendí al darme cuenta de que mi mano solita estaba tallando la verga de Roberto por sobre su pantalón así que la quite rápidamente.

Dejo de besarme y de manosearme y volvió a encender su camioneta, no me había dado cuenta que Roberto venia mascando chicle y ahora su chicle masticado había quedado en poder de mi boca, llegamos a su casa, entramos y en vez de abalanzarse sobre mi me llevo de la mano a su cuarto, allí se sentó en su cama observándome, estaba parada enfrente de el, como la primera vez, entonces saco su verga y comenzó a masajeársela, mientras me veía las risas, sobra decir el estado de nerviosismo en que me encontraba, solo lo veía masturbarse, estaba tan salida que llegue a morderme mis labios, hasta que algo dentro de mi me impulso a mover las piernas para avanzar hacia él.

No sé cómo es que había llegado hasta ahí, como es que había sido tan facilita como para no poner nada de resistencia, ni en esta, ni en la vez anterior, como es que con los muchacho de la escuela y los que me abordaban en las fiestas o incluso en los autobuses (porque también había muchachos de esos que se creen muy galanes que intentaban ligarme en un autobús) ponía esa barrera con el que muchos me tachaban de chocosa, y como es que con un viejo morboso me había dejado.

-desnúdame- me dijo, y al no poder poner resistencia lo obedecí, no sabía porque era incapaz de contradecirlo en algo, tal vez sus amenazas me habían desarrollado una especie de temor hacia él.

Me acerque a Roberto y comencé a desnudarlo, primero empecé con los zapatos, luego los calcetines, un ligero olor a pies combinado con talco antitranspirante me llego a la nariz, desabroche su cinturón y baje sus pantalones, ante mi otro calzón de esos toscos con una ligera mancha de lubricante y una erección por demás visible, continúe desabrochando su camisa, pase mis manos por su peludo pecho, de sus pezones salían unos pelos más largos que los del resto de su pecho, unas manchas de tonalidad morena más oscuras cubrían su cuerpo, sus chiches estaban caídas, mis manos siguieron su camino hacia abajo, entonces mire su bulto, Roberto se dio cuenta de la dirección de mi mirada.

-te ha extrañado, no ha encontrado otro conejito igual de apretado que el tuyo, anda chúpamela-

-no, ya te dije que no,- le dije pero la verdad ganas no me faltaban, al menos en esto si podía contradecirlo todavía.

Lo que si hice fue comenzar a masturbarlo con la mano, lo movía de arriba a abajo, la verga de Roberto ya estaba más que lubricada, me llamo la atención esa abertura que tenía su verga en la parte superior de su glande, entonces empecé a jugar con esa abertura que tenia forma de boca, intentando meter mi dedo por ahí, Roberto solo emitía leves gemidos echándola cabeza hacia atrás, también quise utilizarla como ventrílocuo (hablar simulando que era el pene a través de su abertura el que hablaba) pero siento que pensaría que estaba loca y no demostraría mucha madurez de mi parte.

Mi cara estaba a escasos centímetros de su verga y de ella se desprendía un olorcito raro, no era orina, ni sudor, no sé, no supe describirlo, debo de reconocer que ese olor despertó en mi unas ganas intensas por meterme esa verga a la boca, era como si me estuviera hipnotizando.

-anda Ivette chúpamela- me decía Roberto

-no- le decía con cara de asco

-ora, solo un ratito, un minuto y ya-

-ay no, me da asco,- le dije

Después de un rato de estar ahí rogándome porque me metiera ese trozo a la boca, y yo negándome, por fin accedí, no sé porque los hombres tienen ese afán de que nosotras nos llevemos esa cosa a la boca

-bueno, pero no me veas, cierra los ojos- le dije

-mmmm, el chiste es que yo vea-

-no, ya te dije, te la chupo pero cierra los ojos- le dije

-bueno, voy a cerrar los ojos, pero que sea-

Roberto cerró los ojos, mientras yo seguía masturbándolo con la mano, entonces observe ese pedazo de carne, era la vez que más cerca lo tenía, su verga era muy gruesa y mas morena que el resto de su cuerpo, estaba rodeada por varias venas de grosor considerable que se veían de un color como entre morado y verde oscuro, algunas venas eran tan gruesas que sobresalían por su piel y era posible sentirlas con el tacto, pero lo que más me llamaba la atención fue su cabeza, sobresalía por sobre su tronco, y brillaba por el reflejo del foco y el liquido que brotaba de ella, no sé cómo es que mi vagina tuvo la capacidad para alojar todo eso, entonces abrí mis labios no sin antes humedecerlos  y despacio me fui acercando a ese trozo, antes de que su verga entrara en mi boca volví a voltear a ver a Roberto y vi que había abierto los ojos y me veía embelesado.

-no, estás haciendo trampa,- le dije, con mi cara roja como un tomate

Me aleje por un momento y voltee a ver a Roberto, mientras él jugaba con mi cabello aprovechando el largo de este.

-bueno Ivette me lo vas a hacer o qué?- me dijo en tono autoritario

-pero cierra los ojos, me da pena-

-mira Ivette, deja tus putas niñerías, pena de que, te metí mano en un autobús, ya me comí tu papaya, ya te cogí en mis posiciones favoritas, ya te llene tu cuerpecito de leche y ahora te da pena hacerme un simple favor, yo digo que es injusto después de todo el placer que has recibido ahora te toca darme algo a mí, y lo único que te pido es que me la chupes,- yo solo me quede callada, cabizbaja y con mi cara de niña regañada.

-ya eres una mujer y como tal debes de comportarte, así que ven, chúpame le verga, hazme ese favor para lo cual ustedes las mujeres fueron hechas-

Como que había algo de razón en todo lo que me dijo, excepto en lo que según el que fuimos hechas para chupar vergas, eso se me hizo algo machista, pero de todos modos volví a tomar la verga de Roberto con mi mano derecha y empecé a masturbarla de nuevo, para esto su miembro ya escurría tanto lubricante como para que se escuchara ese ruido producto de la fricción del prepucio con su cabeza mojada, ya no le dije a Roberto que cerrara los ojos.

Veía esa verga fijamente, como si me estuviera lanzando algún tipo de hechizo, no sabía qué hacer, estaba tan nerviosa que no sabía ni por donde empezar, entonces tome un poco de aire y exhale, pensé “bueno aquí voy”.

Acerque lentamente mi rostro de nuevo, a medida que avanzaba el olorcito crecía en intensidad, así como un calorcito procedente de ella me envolvía, tal vez en otras condiciones me hubiera dado asco, incluso me daba cierto asco verlo en los videos, pero en vivo era otra cosa, en vivo ese olor despertaba algo en mí, me hacía sentir sensual, muy sensual, me excitaba, y más al pensar que mi vagina se había impregnado de ese olor tiempo atrás, Roberto había despertado mis más obscenas fantasías de mujer.

Lo primero que hice fue pasar mi lengua por su tronco, retire mi lengua e intente agarrarle sabor, no me supo feo, así que seguí, su pene al sentir el contacto con mi lengua volvió a ponerse como fierro.

-qué tal si nos ponemos más cómodos- me dijo, al tiempo que se recostaba en la cama y yo me subía quedando al lado de él, arrodillaba, con mi rostro a la altura de su verga y mi colita bien levantada, mi vestido al ser algo corto se me subió cuando me arrodille de tal forma que sentía que estaba enseñando todo, Roberto en tanto se liberaba completamente de su calzón.

Entonces volví a mi labor, ahora pasaba mi lengua por todo su tallo, lo más lento posible, sacándole gemidos a Roberto que yacía viéndome con los brazos cruzados atrás de su cabeza, con algo de dificultad pues su panza le tapaba la visibilidad, en fin, terminé por lamer todo su tronco, dejándolo bien ensalivado, y ahora me dirigía a sus testículos, una bolas de carne peludas y arrugadas, de un color moreno oscuro cuyos pelos la mayoría canosos contrastaban con su morena tonalidad, primero las tome con mis manos, su piel también era suave y se sentía que tenían una bola por dentro, además estaban muy calientes, los apreté lo que hizo que Roberto pusiera una cara de dolor y gracias a ello me lleve un regaño de su parte, pase mi lengua por sus testículos, estos si sabían mal, como a sudor rezagado, parece ser que Roberto no dedicaba atención a esa parte de su cuerpo a la hora de bañarse, sabia feo pero no era impedimento para continuar con mi tarea…….

En este momento en que escribo esto pienso en ello y no logro comprender, yo que según iba a una fiesta a pasarla bien con mis amigas y con algo de suerte el chavo que me gustaba me invitaría a bailar y después a salir con él, pero parece que Roberto si me vigilaba y me había interceptado, y ahora estaba con él, en su departamento, solos y de seguro repetiríamos lo de hace unos meses, no quería aceptarlo, pero me moría de ganas, y el pensar que de seguro había amigos suyos que ya sabían que me había cogido me excitaba de sobremanera, sentí lubricarme al imaginar que era la inspiración de algunas vergas maduras, muy maduras.

Hasta aquí les dejo esta parte, no he terminado la segunda pero tratare de tenerla antes de que termine este mes de febrero, sin embargo mando este porque creo que ya se los debía.

Besos, Ivette.