Mi compañero de viaje II (parte II)

Después del viaje de regreso Roberto me convence de ir a su cuarto y me enseña cosas para mi hasta entonces desconocidas

MI COMPAÑERO DE VIAJE II           (PARTE II)

Después de bajarnos de taxi, caminar hasta su casa y analizar un poco mi situación en que me encontraba prosigo con la historia…..

…..Roberto saco sus llaves y abrió una puerta que era parte del gran portón negro, ya adentro observe que tenía un bonito, pequeño pero muy bonito jardín, una camioneta que no recuerdo bien la marca, creo que era Grand Cherokee o algo así, con faros arriba, la pregunte;

-¿Por qué viajas en autobús si tienes auto propio?- le decía mientras me veía en el reflejo del cristal de la camioneta y me acomodaba mi cabello.

-porque para distancias largas y de noche mis reflejos ya no son los mismos, además me gusta conocer gente en los autobuses, principalmente muchachitas así como tú-

-entonces nada más viajas para eso, para andar manoseando gente-

Su respuesta solo fue una risa media burlona.

Abrió la puerta de su casa, y apenas entramos y comenzó a besarme, me tenia de espaldas a la pared mientras yo recibía sus besos con mis brazos ligeramente flexionados, como una doncella encadenada; Roberto era alto, tenía que pararme de puntitas para besarlo, yo digo que ni siquiera con los zapatos de tacón más altos que tengo lo hubiera alcanzado, casi no los uso porque mi mama dice que parezco teibolera, ahora si no había de quien escondernos, masajeaba mis pechos mientras me besaba y metía su lengua en mi boca, con su lengua rascaba la parte de arriba de mi garganta provocándome unas cosquillas muy placenteras, su mano derecha bajó, levanto mi falda y comenzó a moverse en mi vagina de forma circular, recuerden que no traía tanga así que nada le impedía palpar mi piel directamente, yo solo me abrí de piernas y dejaba de besarlo solo para gemir.

-ven- me dijo

Cerró la puerta con llave, me tomo de la mano, subimos unas escaleras y me llevo a su recamara, entramos y comenzó a desnudarse, yo estaba ahí parada viendo como se desnudaba, estaba nerviosa, mi corazón latía muy rápido, un calor envolvía mi cuerpo, y más cuando vi su cuerpo desnudo, no era nada parecido a los chavos con los que había estado, y mucho menos a los galanes de novela por los que yo me derretía, solo se había quedado en calcetines y en calzón, no era bóxer como los que usan los chavos de hoy, era de esos calzones toscos que pensé que ya no existían, su cuerpo era muy voluminoso y algo peludo, lo que si me llamo la atención fueron sus brazos, muy fuertes los cuales no había  podido notar porque usaba camisa de manga larga, caso contrario sus piernas, que eran muy peludas, pero algo flácidas, como si no estuvieran acostumbradas al ejercicio, muy delgadas en comparación con su robusto cuerpo.

Se sentó en la cama, una cama muy amplia de esas Kingsize, y me hizo una seña con el dedo de que me acercara, me acerque hasta donde él, mi vientre quedo a la altura de su arrugada cara, levanto un poco mi blusa enrollándola en mi cuerpo dejando mi cintura a la vista y comenzó a pasarme la lengua por todo mi vientre, haciendo círculos cerca de mi ombligo, sentía unas cosquillitas muy ricas que me hacían retroceder cuando mordía en la parte baja de mi vientre.

-quítate el brasier pero sin quitarte la blusa, quiero ver como se te traslucen las chiches-

Lo obedecí y me lo quite,

-mmmm que ricas, que suavecitas y duritas, están en su punto de maduración- me decía al mismo tiempo que cada una de sus manos tomaba uno de mis senos y los apretaba

Entonces dejo de manosearme mis senos y ahora me manoseaba mi trasero, lo hacía de una forma muy vulgar pero excitante, me apretó mi culo haciendo que me pegara mas a él, metió sus manos por debajo de mi falda y ahora me manoseaba el culo directamente, sentía sus manos en mi piel desnuda eso me ponía muy chinita, eran grandes y pesadas pero al parecer no estaban acostumbradas al trabajo pesado, no eran tan callosas como otras que he tocado (no piensen mal, recuerden que soy maestra y saludo de mano a los papas de mis alumnos, y muchos de ellos son de oficio albañil o jornalero), entonces me soltó y se recostó, su miembro no estaba al máximo, había perdido grosor, pero mantenía un tamaño considerable.

-anda Ivette, hazme lo mismo que me hiciste en el carro- refiriéndose a la masturbada

Yo estaba ahí parada, viendo, con un dedo en mi boca como una niña curiosa, no sabía qué hacer, entonces extendí mi mano y toque la verga que por encima del calzón, sentía su grosor, su calor parecía pasar a mi mano a través del contacto, la saque sin necesidad de bajarle el calzón ya que este era de esos que traen una abertura a un costado, era grande, y muy gruesa y a medida que la masturbaba alcanzaba más dureza, me tenía que agachar un poco, eso debió haber sido una buena vista de mis curvaturas para Roberto,

-así mi niña, sigue, ohhh,- gemía

Nunca había sentido algo parecido con mis anteriores amantes,

-ven súbete a la cama,- me dijo

Yo subí, sin soltar ese pedazo de carne morena, cuya tonalidad era más oscura que el resto de su cuerpo, tenía una cabeza muy grande y brillante debido al liquido que salía de su abertura, un liquido transparente, al principio mis movimientos eran de arriba a abajo pero mi mano se quedaba siempre en el mismo lugar del tronco, después comencé a moverla por toda su extensión desde la base hasta la cabeza, llenando mi mano de ese liquido parecido a la yema del huevo, con el asco que me daba la yema de huevo y no entiendo como con este liquido parecido no dejaba de soltar ese miembro, estaba arriba de la cama arrodillada al lado de él, con las piernas bien juntas como toda una señorita, de ropa solo tenía puesta mi falda de mezclilla y mi blusa semitransparente enrollada en mi cintura, mi cuerpo había alcanzado un grado extremo de calor y ya sentía que no demoraba en transpirar, mientras mi respiración se hacía cada vez más rápida, tanto que podía escucharla.

Roberto por su parte permanecía recostado, observándome, su rostro notaba una sonrisa enfermiza, morbosa, ya estaba traspirando, pese al fresco de la noche la recamara de Roberto era un horno, yo sentía mucho calor, propio de lo caliente que estábamos.

Roberto tomo una de mis piernas y la jalo hacia él, acostó su obeso cuerpo completamente en la cama, y paso mi pierna por encima de su cara, quedando yo abierta de piernas con su cabeza en medio de ellas, eso le daba una visión espectacular de mi sexo completamente depilado y muy muy mojado, yo en cambio seguía masturbando esa verga maravillosa, la más grande que había y que he visto hasta hoy que estoy escribiendo esto, solo que ahora lo hacía con las dos manos, era tan larga que aun así con las dos manos sobresalía la cabeza y una parte de su tronco.

-qué rica conchita me voy a comer jajaja- me dijo

Roberto subió mi falda hasta la cintura, quedando yo con mi culo al aire, me tomo de la cintura y jalo mi cuerpo hacia abajo, pude sentir algo baboso que se movía por mis partes intimas, era su lengua que repasaba mi vagina por toda su extensión, su lengua estaba tan caliente y babosa y algo rasposa, mmmm fue una sensación tan deliciosa sentir esa lengua intentado penetrarme como si de una verga se tratara, gemía y gemía a consecuencia de las sensaciones placenteras que me recorrían, cuando sentí que su lengua punteo mi culito me asuste y me incorpore un poco

-no, ahí no- le dije

-tranquila, no te gusta?- la verdad se sentía muy rico

Poco a poco fui volviendo a mi posición, mientras su lengua me lamia toda, más bien lamia todo el espacio de mi sexo a mi culito y de regreso, nunca pensé que una lengua pudiera producir tanta saliva, a estas alturas yo gemía como loca, jadeaba, masturbaba su miembro como si se lo quisiera arrancar de raíz, por momentos dejaba de masturbarlo para morderme la mano, o pasar mis manos por mi cabello.

Se podría decir que estaba sentada en su cara, mi vagina quedaba exactamente a la altura de su boca, solo que ahora yo lo acompañaba con un sensual movimiento circular de cadera, fue un movimiento por instinto, era como si yo supiera como tenía que moverme, como algún instinto que yo traía ya de nacimiento y que solo necesitaba de alguien que me ayudara a sacarlo, todos mis jugos iban a parar a su boca, que al unirse con su saliva producían un sonido que me enloquecía, Roberto en tanto hacia un sonido raro con su boca, como si de un perro o un cerdo se tratara, ese sonido me excito tanto, estaba tan caliente y comencé a sentir otra vez esa sensación en el carro como si tuviera ganas de orinar, sentía algo caliente que venía de adentro de mi, comencé a moverme más rápido y a gemir con más intensidad, ahora era yo la que le tallaba mi vagina en su rostro, entonces explote en el primer orgasmo de la noche, mi cuerpo se había calentado a niveles hasta entonces para mi desconocidos.

Termine cansada, aproveche que Roberto se incorporo para desnudarme por completo, solamente mis aretes y unas pulseras en la muñeca izquierda componían mi vestimenta, mientras Roberto hacia lo mismo quitándose su calzón, quedando solo en calcetines y masturbando su verga de una forma muy obscena, al momento que me miraba y se reía, a pesar de que las luces estaban apagadas podíamos distinguirnos en la oscuridad gracias a la luz de la luna, una preciosa luna llena que iluminaba el cielo.

Ahora era yo la que me acostaba, hay estaba yo desnuda y a su merced, Roberto tomo su verga y la puso sobre mi vagina, me la tallaba en mi vagina muy suave, un ligero movimiento de cadera de él hacía que esa verga se deslizara por mis labios vaginales separándolos uno del otro, haciéndome temblar con cada movimiento.

-te gusta Ivette?

-sí, me encanta, ahhhh, mmmm- dije al tiempo que relamía y mordía mis labios de puro gusto

Pase mis manos por atrás de su nuca abrazándolo, mientras nos mirábamos directamente a los ojos

-Tengo que lubricarme bien para metértela y que no te duela tanto, todavía no me la creo que a mi edad esté a punto de cogerme a una niña como tu- yo solo me reí mostrándole mi complicidad

Lubricaba su verga con mis jugos vaginales que se mezclaban con su liquido seminal, en esos momentos no me importaba nada, lo tarde que era y que mañana tenia escuela, la edad y el físico de Roberto, ni siquiera me paso por la mente el hecho de que no estuviera usando condón y los riesgos que esto tenia, olvidándome incluso de que según mis cuentas me encontraba en mis días fértiles, Roberto tomo una almohada y la puso bajo mi cabeza, y de paso nos besábamos asquerosamente mientras nuestras manos acariciaban cada rincón de nuestros cuerpos, podía sentir todo el peso de su cuerpo encima de mí, me aplastaba.

En eso se incorporo, volvió a quedar entre mis piernas, produjo una gran cantidad de saliva en su boca y la dejo caer sobre su verga y mi vagina, tomó su verga y me la untaba en mi sexo al tiempo que le daba golpes a mi vagina con ella, se veía muy excitante cuando levantaba su verga y esta venia con delgados hilos de saliva y jugos que la unían con mi vagina, así estuvo por un rato hasta que se decidió y puso la cabeza de su verga en la entrada de mi vagina

-ahhhhhhhhhh- un gemido intenso se escapo de mí, y eso que solamente había sentido su cabeza en mi entrada.

-ah que rico, que conchita tan apretadita te cargas Ivette, parece ser que ya se te volvió a cerrar, pero no importa te la voy a dejar más abierta que una puerta jajajaja- me dijo, mientras yo lo veía como una niña asustada que ve sola una película de terror.

Entonces empezó a avanzar, sentía como esa cosota entraba en mi interior, la metía lo más lento posible, en eso se detuvo, solo había logrado meter la cabeza, sin embargo estaba todo sudado, como si hubiera corrido todo un maratón.

Dejo pasar otro rato, mientras la cabeza de su verga estaba dentro de mí, entonces siguió, me tomo de la cintura mientras introducía su verga en mi interior muy despacio, sus manos eran muy grandes casi abarcaban mi cintura por completo, yo en tanto sentía dolor cada vez que esa verga avanzaba dentro de mí, tanto que hasta empecé a sentir que de mis ojos comenzaban a brotar lagrimas, el dolor se volvía cada vez más intenso, por momentos su verga avanzaba, y por momentos se detenía y retrocedía, me estaba dando tiempo a que mis paredes vaginales se acostumbraran.

-sácamela, duele mucho, ayyy- le dije, mientras sacaba el aire de mi respiración por mi boca

-no aguantas nada, agradece que estoy siendo considerado contigo, a propósito que bonitos se ven tus cachetes enrojecidos-

Alcance mi bolsa y tome mi espejo, me vi y era cierto mis pómulos estaban enrojecidos más que la vez pasada, una línea negra bajaba por mis ojos, al parecer mis lagrimas me empezaban a estropear el maquillaje.

Una vez que su verga entro completamente dentro de mí, después de haber tenido mucho cuidado y mucha paciencia conmigo, la dejo ahí esperando a que mi vagina se acoplara al grosor, sus pelos me hacían cosquillas sobre mi depilada conchita pude sentir otra vez que se movía por dentro,

-jajajaja, te gusta como la muevo,-

No le conteste nada, pero si me gustaba, parecía que tenia vida propia, era un movimiento similar a cuando estábamos en el autobús, poco a poco el dolor iba pasando, cada vez me dolía menos a pesar de que mis ojos estaban llenos de lagrimas y eso que tenia semejante animal alojado en mi interior,

-le seguimos- me dijo

-no, aguanta- le dije, utilice mis manos como si fueran abanicos para quitarme un poco el calor en que me encontraba al momento que seguía exhalando.

-tomate tu tiempo mi amor, yo puedo estar aquí así todo el tiempo que tú quieras-

-uy que sacrificado- no dejaba de echarme aire con mis manos

-ya- me dijo

-sí, sigue, dame lo que me merezco, castígame por no ir a la escuela-

-vaya, parece ser que ya nos estamos entendiendo, te has portado muy mal, te voy a castigar como se castiga a las niñas fresas como tu-

Comenzó con un lento mete y saca mientras me tomaba con sus manos de mi cintura, al principio volví a sentir dolor y esta vez lloraba como niña regañada, pero después de un rato este comenzó a transformarse en un delicioso placer, esto debido a que Roberto a la vez que me penetraba, con su mano estimulaba mi clítoris de forma deliciosa, su movimiento también hacia que mi cuerpo se moviera, al parecer eso le gusto mucho, pues mis senos se movían al compas de nuestro movimiento.

Yo creo que no aguanto ver semejante manjar solo para él que se abalanzo sobre ellos, los mordía, los chupaba, los lamia, su lengua jugaba con mis pezones, alternaba uno y luego el otro, en estos momentos pienso que le hubiera gustado tener dos bocas pues no se daba abasto con una, yo por mi parte, con mis manos empujaba su cabeza hacia mis pechos, y mis piernas enrollaban toda su circunferencia, mis ojos no dejaban de producir lagrimas.

-así papi, sigue- comencé a llamarlo así para provocarlo,

-mmm, Ivette, que rica estas y que rico me aprietas la verga,-

-ahhhhh, es que tu, la tienes muy gordaaaaaaa, mmmm, aaaaayyyyyyy,-

Su cuerpo estaba muy sudado y ese sudor resbalaba y caía en mi cuerpo, sin dejar de penetrarme levanto mi cadera, tomo mis muslos y los empujo hacia arriba, de esta manera le exponía toda mi intimidad, quedando mis rodillas a los costados de mi cabeza y ahora me daba en esa postura, por cada embestida que me daba un quejido se escapaba de mi boca, así como un sonido producido por el golpe de su panza con mi vientre se escuchaba, seguía chupando mis senos, los succionaba como si quisiera sacarles leche, parecía que me quería arrancar el pezón con sus dientes, en esta postura pensé que me iba a dar un calambre, pero gracias a que mi cuerpo estaba acostumbrado a correr  y hacer ejercicio, era lo que me hacia tener buena flexibilidad y aguantar esa contorsión de bailarina de circo

Comenzó a darme cada vez más rápido, yo sentía que estaba próxima a mi segundo orgasmo,

-ahhhh ahhhh ahhhh, Roberto me encanta, me vengo, ahhhh, me vengo, mas rápido,-

-si amor, acaba, que rico se siente-

-ahhhh, hay viene, ahhhhhh- le dije

Explote en un orgasmo maravilloso, mientras tenia ligeras convulsiones, Roberto sacaba su verga empapada de mi corrida,

-ah mi amor te luciste, levántate, quiero que me montes,-

Roberto se acostó, su verga bien erecta apuntaba hacia el techo, me incorpore como pude, me temblaban mis piernas, entonces tome su verga y la lleve a la entrada de mi vagina, apoyando mis manos en su panza, toda sudada y peluda, poco a poco empecé a introducirme ese fierro, muy despacio por que todavía me dolía cuando entraba, la cabeza era lo que más me costaba sobresalía por sobre su tronco, una vez entrando esta el troco ya era más fácil, la cabeza servía para abrir paso.

Al fin logre introducirme todo, en esta posición sentía que me llegaba hasta el útero,

-ahhh, me partes Roberto,-

-dame las manos- me dijo

Tome sus manos, quedando en una posición parecida como si montara un caballo, así en esta posición comencé a moverme, primero lo hacía de adelante hacia atrás, aumentando el ritmo cada vez que el me decía, Roberto tenía una cara que no le había visto, era de perversión pura, miraba mi cuerpo fijamente, entonces cambie mi movimiento y ahora lo hacía en forma de circulo, moviendo mis caderas como si la estuviera moviendo en las tardeadas en la escuela bailando reggaetón, buscaba un espejo para poder verme pero Roberto no tenía uno en su cuarto como el que tenía yo en el mío.

Mi piel estaba cubierta por un millar de gotas de sudor, mis pezones estaban endurecidos, incluso sentía mis senos hasta más grandes de lo normal, mi vagina estaba tan caliente debido a la fricción constante con la verga de Roberto, mi cabello estaba muy alborotado y en estos momentos mi maquillaje debía ya de haberse caído,

-Ivette date de sentones en mi verga- me tomo de las caderas y empezó a ensartarme de arriba a abajo

Yo lo obedecí y empecé a dar de sentones en esa verga que parecía no cansarse, solté sus manos y comencé a manosearme mis pechos, en un momento lleve mi mano derecha para sentir la penetración, sentía su verga que había perdido su suavidad y se había convertido en un fierro y la forma en que se perdía dentro de mi vagina, podía escuchar un ruido como de humedad, era como si en cada sentón mi cuerpo rebotara en agua, pero en realidad era una mezcla de mi sudor con el de Roberto y esta mezcla se unía con nuestros jugos lubricantes,

-que rico te botan los pechos Ivette, sigue, sigue -

-si mi amor, botan para ti, ay papi que rico me coges, que rico se siente tu verga dentro de mi-

-te dije que te iba a gustar, en adelante serás mi putita preferida-

-si amor, ahhhhhh, seré tu putita que solo cogerá contigo aahhhhhh mmmmmm,-

-mmmm, pues yo no te garantizo lo mismo, jajajaja, tengo muchas putitas que satisfacer ahhhhhh-

Estaba montando ese hipopótamo cuando volví a sentir los síntomas de otro orgasmo, por lo que acelere mis movimientos, Roberto se dio cuenta y el también levantaba su pelvis para penetrarme, nuestros movimientos eran torpes al principio hasta que nos sincronizamos, de manera que mientras yo bajaba para ensartarme, el subía ensartándomelo todo, de mi boca escurría saliva y caía hasta la barriga de mi amante, mi cuerpo no tenia soporte, parecía una muñeca de trapo.

-Roberto, papi me vengo otra vez, ahhhh,- grite al momento que enterraba en su barriga mis uñas recién pintadas esa misma tarde

-ahh, maldita perra,- me dijo al momento que me quitaba las manos de su panza,

Llegue a mi tercer orgasmo, un orgasmo riquísimo, caí desplomada sobre Roberto y ahí quede acostada arriba de él todavía con su verga adentro, la cual no perdía firmeza, mi respiración estaba agitadísima, y podía sentir que Roberto también se estaba agitando, entonces Roberto me hizo a un lado, estaba enojado.

-así que te gusta jugar pesado Ivette, ven acá te voy a hacer aullar como la perra que eres-

Yo ya no tenía fuerzas ni para hablar, sentía que respiraba de milagro, me jalo de un pie y me puso de cuatro patas, todavía ni me recuperaba del orgasmo, levanto bien mi culito mientras yo me apoyaba con mis brazos los cuales temblaban de lo débil que estaba, me penetro sin miramientos, esta vez no fue cuidadoso, yo creo que se estaba vengando por haberlo rasguñado, comenzó a cogerme con ganas, mientras yo jadeaba como un perro cuando tiene sed,

-Roberto, amor, más despacio, me rompes,- le dije después de haber agarrado un poco de aire

-nada de eso, ya sabias a lo que venias, toma, toma, ahhh que putita más rica me conseguí-

-ay si, mmmm, mi cuerpo t…. perteneceee-

-veo que todavía te quedan energías, te voy acabar de una vez-

-si papi acábame, quiero que me destroces-

Mis pechos se movían al compás de sus embestidas, no había pasado mucho tiempo del anterior orgasmo cuando ya sentía que se avecinaba otro, era la posición más estimulante en que me habían cogido, Roberto acelero sus movimientos hasta que sentí que venía otro

-ahhh, me vengo otra vez, ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh,-

Llegue a un orgasmo tan intenso, dejándome sin fuerza, eso hizo que mis brazos no aguantaran haciendo que mi cuerpo cayera en la cama, todo mi cuerpo excepto mi culo, el cual seguí siendo taladrado por Roberto quien no le importo que yo cayera o que hubiera tenido otro orgasmo, por el contrario se detuvo dejándome ensartada, me soltó de la cintura y me tomo de los brazos, ahora me penetraba igual en cuatro patas o como diría el de perrito pero apoyándose de mis brazos en vez de mi cintura haciendo que mi cuerpo se levantara nuevamente, no sé cómo se llama esa posición, la he buscado en internet pero no la he encontrado, pero es verdaderamente estimulante, mi cabeza miraba a la cama, sentía mi cabello pegado a mi rostro producto de la saliva mía y de Roberto, mi cabello que tanto lo cuido en esos momentos era un desastre.

La verga de Roberto llegaba a las paredes de mi útero, el cual debió haber estado lleno de líquido seminal, de mi vientre volví a sentir que otro orgasmo se avecinaba, quien iba a pensar que este viejo, en solo una cogida me había proporcionado mas orgasmos que todas mis demás aventuras juntas, yo ya ni sabia en donde estaba, ni siquiera escuchaba lo que me decía.

-ahhh, Roberto, mi amor, que rico, ahhhhhhhh-

-Ahhhhhhhhhh, Robertoooooooo, uuuuuuuuuuuuuuhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh-

Roberto acelero su movimiento a velocidades impresionantes, parecía como si estuviera poseído por algún demonio, hacia un ruido como si algo le doliera, en eso llegue al más intenso de mis orgasmos, no sé si fue uno o la unión de varios, sentí que me quede seca, caí sin nada de fuerzas, casi desmayada en la cama, me costaba respirar, como cuando te pegan en el estomago y te sacan el aire, Roberto me volteo boca arriba y se coloco entre mis piernas, se masturbaba con violencia hasta que empezó a quejarse como si un dolor intenso lo invadiera al mismo tiempo que un chorro de semen salía de su verga y caía en mi vientre, después otro que cayó en mis senos y otro que volvió a caer en mi vientre inundando por completo mi ombligo, mientras yo con mis manos lo esparcía por todo mi cuerpo, sentía un liquido muy espeso, más espeso que el seminal, caliente y pegajoso, pero no pude verlo a simple vista, después de esparcirlo completamente mi cuerpo había adquirido un brillo excitante.

-te gustó- me preguntó

-si fue increíble- le dije lo más mimada posible, ya un poco recuperada

-nada más que necesitas practicar, para que me des mas batalla para la otra-

Me dijo mientras me daba una nalgada, simulando que era mucha pieza para mí, pero ya se veía que también estaba en las últimas, estaba agitadísimo, pensé “antes y no cayó de un paro”

Roberto tomo su pantalón y busco en sus bolsillos, saco mi tanguita, la que le había dado el viaje anterior y comenzó a limpiarse con ella el resto de semen que había quedado en su verga y sus dedos.

-toma, límpiate, mira que asquerosa quedaste- me dijo mientras me aventaba mi tanga

-mi celular, lo has visto- comencé a revolotear las ropas buscándolo, cuando lo encontré vi que tenia quince llamadas perdidas del numero de mi padre, de seguro había marcado porque no le avise cuando llegue

-voy a abrir la ventana, vaya que huele a puta, jajajaja-

Me limpie, Roberto abrió la ventana y vi que se fumaba un cigarro, ya no le conteste a mi padre, ya era de madrugada y de seguro estarían dormidos, además me marcarían otra vez solo para regañarme, así desnuda me acosté, estaba tan cansada que ni siquiera me dio por ponerme algo de ropa, ni siquiera me acuerdo cuando me quede dormida.

Al otro día me desperté tarde, eran las 11 de la mañana, era lunes, tuve que haber ido a la escuela y no fui, y ni aunque quisiera, me sentía envarada de todo mi cuerpo, me dolía todo, como si no hubiera hecho ejercicio en mucho tiempo, y eso que iba al Gym cada fin de semana, mis pechos estaban llenos de moretones producto de las chupadas de Roberto la noche anterior y como soy de piel blanca eso hacía que se me notaran más, hasta me sentía con calentura( pero no de esa, sino temperatura, fiebre), afuera estaba lloviendo, un día de esos en los que no te dan ganas de levantarte, Roberto no estaba en la cama.

Tome mi bolsa, saque mi tanga blanca y me la puse y una camisa de manga larga de Roberto, me dio por explorar la casa ya que ayer no había podido por las prisas, su casa era de dos plantas, abajo la sala, un baño y la cocina, que mas que cocina más bien era como una barra de bar, parece que Roberto coleccionaba botellas de licor, especialmente whisky, arriba había dos recamaras, una de él y la otra me imagino que para visitas, otro cuarto que era como un estudio, llenos de libros tan gruesos que nada mas de verlos me daban flojera, otro baño, este si tenía regadera.

Me olí y me di cuenta de que olía un poco mal, a semen y sudor, así que me di un baño

Al poco rato llego Roberto, traía comida, había salido a buscarla debido a que la señora que le hacia la comida y la limpieza no iba ese día, comimos, nos fuimos a su recamara, estuvimos viendo tele, noticias principalmente mientras nos besamos, quería cogerme otra vez pero la verdad estaba muy cansada, tanto que me quede dormida a su lado mientras veíamos la tele.

Como alas 9 de la noche Roberto me llevo a mi pensión en su camioneta, me dejo a dos cuadras para evitar cualquier mirada conocida, antes de bajarme nos besamos y me pregunto:

-te gusto lo que pasamos-

-sí, me gusto mucho-

-quiero repetirlo, me faltan cosas por enseñarte-

-ah sí, como qué?

-todavía no me la has mamado,-

-ya te dije que no voy a hacer eso-

-eso dices, pero ya te veré con tu boquita llena de mi leche-

Yo solo sonreí y me despedí diciéndole adiós con la mano

Por cierto el justificante médico nunca me lo dio, pero aun así los maestros me recibieron la tarea, a partir de ese momento mi manera de ver el sexo cambio, como es que me había estado perdiendo de todo esto, era el principio de una relación que me marcaria de por vida.

A lo mejor demore para publicar otro relato, o para contestarles en mi correo, como saben me voy de vacaciones y ese tiempo me lo dedico para mi descanso, a todos cuídense, besos, hasta la próxima.