Mi compañero de viaje II (parte I)

Esto es lo que sucedió en el viaje de regreso

MI COMPAÑERO DE VIAJE II        (PARTE 1)

Hola a todos, soy Ivette.

Para todos aquellos que no me conocen les recomiendo leer la primera parte para entender mejor la historia a continuación….

Antes que nada les pido a todos ustedes una disculpa por la demora, sé que no es escusa, pero he estado un poco atareada en mis asuntos; quisiera agradecer a todos por leer mi primer relato, no saben la cantidad de correos que recibí animándome a seguir escribiendo y eso me hizo más difícil responderles a tiempo, también me llegaron correos donde me decían que me había excedido en la historia, pero pues a mí me encantan los detalles, me gusta mucho la trama en una historia. Algunos correos no los respondí, eso se debe a que no pasaron las medidas de seguridad de Outlook, otros porque fueron enviados a través de un teléfono celular, y que tal si cuando lo respondía estaban ocupados con alguien y pues no es mi intención meter a nadie en problemas, a menos que me especificaran que no tendrían problema alguno.

Fue difícil para mí escribir estos relatos, ya que no estoy acostumbrada a utilizar un lenguaje obsceno y vulgar (como diría mis padres) como el que se requiere para relatar estas historias, y aunque fue Roberto el que sin saberlo se encargo de enriquecer el relato con ese elemento, aun así me cuesta repetir una grosería, pero bueno, hago mi esfuerzo.

He decidido escribir esta historia dividiéndola en dos partes, así no los choco tanto y evito comentarios como:

  • buuuuu, está muy largo;
  • niña ve más al grano;
  • la cogidera, cuenta la cogidera.

Regresando a la historia, ese día, domingo en la noche, me vestí muy sexy, faldita corta, blusa blanca pegadita de esas que son un poco transparentes, que si llevas un sostén se trasluce, incluso si el sostén es blanco, no era de tirantes ni dejaba a la vista mis senos pero como era pegada se notaba el volumen de mi delantera, una tanguita blanca muy ajustada, me perfume,  me maquille, cosa que casi no hago o lo hago pero muy discreta, mi cabello bien planchadito, unos zapatos bajitos, casi no uso tacones, a menos que sea un evento especial, antes de irme me mire en el espejo de mi cuarto, uno que tengo que es casi de mi estatura y la verdad me veía espectacular.

Como ya saben ese día pensé que Don Roberto no llegaría, pero al final llegó, se disculpó por la tardanza, estuvo esperando a que el chofer apagara las luces, mientras yo estaba hay esperando haber que hacía, aunque ya sabía lo que me esperaba eso no impedía que me sintiera nerviosa, no sabía ni para donde voltear , para todo esto ya no había necesidad de hacernos plática, en un momento en que yo volteaba a ver por la ventanilla el chofer apago las luces, entonces sentí su mano en mi pierna, había empezado la noche para nosotros, una noche que sería muy larga y cansada.

El  solo sentir su mano en mi muslo fue como un estimulo a que yo me abriera un poco de piernas, mientras mi mirada se dirigía a la ventanilla dejando que hiciera lo que él quisiera, su mano se dirigía más hacia adentro, lentamente, hasta que llego a mi conchita, al sentir la tela sedosa de mi tanga se detuvo y me dijo:

-si ya sabias a lo que venias te hubieras venido sin nada debajo- me dijo

-usted que no me confirma si va a venir o no, pero me la quito y ya- yo creo que como la sintió más ajustada que la de la primera vez, le costaba un poco mas meter los dedos

  • si quítatela, quiero tocarte a mi gusto sin nada que me estorbe, Ivette otra cosa, quiero que empieces a hablarme de tu-

-uh, pues si quiere me hubiera venido desnuda (le dije en tono de sarcasmo), me va a costar hablarle de tu pero tratare- y si me costó pues estoy enseñada a hablarle de usted a los mayores, como a todos nos han educado.

No se me dificultó bajarme la tanga, la oscuridad nos favorecía,  me la quite por completo y la guarde en mi bolsa, la note un poco húmeda, la verdad ya venía húmeda desde mi casa, una vez sin ella Roberto empezó a dedear mi sexo, lo movía de arriba a abajo muy rico, punteándome en la entrada de mi vagina pero sin llegar a penetrarme, al parecer le gustaba mucho hacerme eso.

-jajaja, te gusta que te haga esto verdad?-

-mmmm, siiii, mmmm- mientras yo me mordía mis labios

-sabes Ivette, este fin de semana como me masturbe imaginándote, te imaginaba en tu cuarto acostada en tu cama masturbándote recordando mis caricias, metiéndote tus deditos que no creo que te den el placer que necesitas, que te parecen los míos?- sus dedos eran mucho más gruesos que los míos

-mmmm si que rico, mételos pero despacio- le dije casi suplicándole

-no, quiero que mi verga te penetre primero, que sea mi verga lo primero que se introduzca en ese agujerito que tienes y que se siente muy apretadito, se nota que llevas tiempo sin coger verdad? a propósito desde cuando no te cogen?,- me dijo

-eh, perdón- le conteste, reaccionando un poco de la excitación en que me encontraba, ya que me preguntaba todo esto al mismo tiempo que me manoseaba mis partes.

-sí, cuánto tiempo llevas sin coger?- sentí que me puse roja cuando me dijo eso

-y para que quiere saber eso?- le dije

-tú dime, desde cuando no te la meten?-

-desde la prepa, desde tercer semestre, que me va a coger aquí?- dije

-entonces ya llevas algo de tiempo, si es verdad lo que dices has de estar bien cerradita, no aquí no, no creo que seas tan puta-

La primera vez que me llamo así la verdad si me moleste, pero ahora no me importaba que me llamara puta, mientras fuera solo él quien me dijera así no había problema, no se pero algo me decía que Roberto ya traía un plan ideado para que yo me convirtiera en su putita y como ocurre en los relatos, de seguro yo caería en sus manos, así que pensaba que estaba por demás resistirme, ya había yo caído en su juego desde que me había hecho platica el viaje anterior. El viaje continuaba, me siguió tocando, nos besábamos, me masajeaba mis senos por encima de la blusa, mis muslos, todo lo que estuviera a su alcance, aprovechaba la oscuridad en que nos encontrábamos, cuando el chofer prendía las luces nos acomodábamos y dejaba de acariciarme, este autobús llevaba más gente que el anterior así que debíamos de tener más cuidado, y  para despistar a los demás pasajeros nos poníamos a platicar como simples conocidos.

En fin, estábamos en una de nuestras calientes sesiones de besos, Don Roberto metía su lengua en mi boca lo mas que podía, casi a la altura en donde te dan ganas de vomitar, como cuando un doctor en consulta te mete un abatelenguas, con su boca abarcaba por completo la mía, parecía como si me quisiera comer la boca, me mordía continuamente los labios y yo hacía lo mismo con los suyos,

-que ricos labios tienes Ivette, de seguro deben de hacer maravillas con ellos,- me dijo

-eh, maravillas como que? - le dije simulando como si no supiera a lo que en realidad se refería, pero solo para comprobarlo.

-a que has de pegar unos mamadones de verga con esa boquita,-

Me reí, con una risa más de nervios y con algo de pena le conteste:

-no, la verdad no sé hacer eso, nunca he chupado una verga, lo he visto en videos más o menos como se hace pero no lo he practicado con nadie, me parece antihigiénico- ya me empezaba a acostumbrar al lenguaje obsceno de Don Roberto

-jajajajajajaja antihigiénico por qué?- una sonora carcajada se escucho que de seguro ha de ver llamado la atención de los demás pasajeros

-pues sí, porque de ahí orinan, ha de saber a orina, no sé, me parece una parte del cuerpo que esta expuesta a la suciedad, las actrices de los videos porno lo hacen porque les pagan, además de que los actores se ven limpios-

-pues si quieres te pago para qué me lo hagas, ah, entonces yo no me veo limpio-

-ehh, yo no soy ninguna actriz porno, pues yo no sé si usted sea limpio-

-pues con ese cuerpo y esa carita que te jalas no le pides nada a ninguna, es porque no lo has hecho, pero una vez que me lo hagas nada mas vas a querer estar pegada ahí abajo, hasta me lo vas a hacer de a gratis, es mas hasta me vas a querer pagar tu para que te deje mamarla-

Yo solo me reí ante tal estupidez, si que era un viejo tarado y baboso, pero me estaba haciendo reír a carcajadas

-cuantas veces has cogido- me dijo

-que, porque me pregunta eso- sentí que me puse roja otra vez

-dime, cuantas veces te han cogido-

Yo conteste con un tímido “tres” entre labios,

-ah sí, y quienes han sido los afortunados-

-ehh, para que quiere saber si ni los conoce-

-anda dime,-

-no, me da pena- la dije

-uh, ora, como no te da pena que te este tocando-

-un compañero de clases, un primo y un instructor del Gym-

-ah mira, que facilita eres Ivette,- dijo en un tono de burla,

-no soy lo que parezco, - pues quien sabe, a estas alturas ya no sabía bien que me pasaba, como es que había llegado hasta aquí, el no poner ya nada de resistencia siento que si me hacía ver muy facilita.

En eso, sin querer recargue mi mano en su pierna, cerca de su miembro, lo tenía bien parado, adivinar desde que momento estaba así de excitado, no voy a negar que me dio curiosidad de verle su aparato.

Escuche un sonido similar al de cuando alguien se desabrocha un cinturón, rápidamente me imagine que era Don Roberto, y si era él, se había aflojado la hebilla del cinturón, no podía verlo bien debido a que las luces estaban apagadas, pero entre la oscuridad se alcanzaba a notar la sombra.

-que hace- le pregunte asombrada

-mete la mano- me dijo

-no como cree, nos van a ver,-

-no te preocupes, nadie nos ve-

Me imagino que todos ustedes sabrán que toda nuestra conversación la hablábamos en voz baja, excepto la carcajada de Roberto de hace rato

-no, esta loco, viene mucha gente, si viniera menos gente a lo mejor,- el autobús casi no se lleno, pero si venia más gente que el de la vez anterior.

-mete la mano- tomo mi mano y la puso a la altura de su ombligo, tenía una panza peluda, no había manera de que los demás pasajeros nos vieran, yo alcanzaba a ver la sombra de Roberto pero la de los pasajeros más cercanos ya no se veía, así que pienso que ellos estaban en condición similar.

Yo estaba muy nerviosa, pero me comía la curiosidad, quería meter la mano más abajo y comprobar lo que había, el monstruo que escondía Roberto bajo sus pantalones, y así lo hice, llegue a donde empieza el pantalón y alcance a meter poco menos de la mitad de mi mano, el camino de pelos que poblaban su panza se hacía cada vez más abundante a medida que avanzaban mis dedos, Don Roberto se ladeo un poco hacia donde estaba yo y estiro su brazo izquierdo a medida que tapara la escena, por si el chofer prendía las luces que no vieran los pasajeros del asiento de junto lo que estábamos haciendo en caso de que no nos diera tiempo de acomodarnos, yo en tanto había llegado a la parte en donde termina la panza, esa zona donde la panza hace una gran curva hacia abajo, su panza tenía una piel muy arrugada.

Yo seguía muy nerviosa, mis manos empezaban a producir sudor y mi corazón a acelerar sus latidos, lo primero que mis manos se toparon fue su tronco, sentí un gran pedazo de carne caliente que impedía el avance de mi mano, un bosque de pelos poblaban la base de su tronco, entonces empecé a sentir que ese pedazo de carne se movía como si tuviera vida propia,

-te gusta como lo muevo,- era Don Roberto el que hacía que su pene se moviera por dentro del pantalón, de arriba abajo, esto también era nuevo para mí, no sabía que los hombres pudieran mover su pene sin necesidad de meter las manos.

Mis dedos estaban enrollados en sus pelos y se sentía un calor extremo dentro del pantalón, entonces tome su miembro con mi mano, era grueso, caliente y muy duro, pero contrario a su rudeza su piel era muy suave, suave como la piel de un durazno, pero caliente,

-mueve tu mano Ivette, hazlo de arriba a abajo, pero despacio, cuidado y me lo lastimas- para esto Roberto había metido su mano izquierda dentro del pantalón, haciendo espacio con ella para que mi mano pudiera realizar el movimiento

Yo lo obedecí, moví mi mano como me dijo, se sentía rico, a medida que movía la mano su verga adquiría mas dureza al grado en que parecía un tubo de fierro lo que estaba agarrando, también había ganado grosor, imposibilitando que mi mano le diera la vuelta a la circunferencia de su tronco, por momentos tenía que parar porque mi movimiento hacia que su hebilla se moviera y produjera ruido.

-ohhhhh si,- ahora el que gemía era Don Roberto, lo hacía casi en silencio, entonces entendí que también era una zona muy sensible, con razón hasta se retuercen cuando les pegan ahí.

-que manos de suavecitas tienes Ivette, pareciera que fueron hechas para masturbar vergas, anda sigue, no te detengas, vamos mi amor enséñame lo que sabes-

Yo nunca había masturbado a nadie, así que no sé cómo es que le estaba gustando tanto a Don Roberto si se supone que le estaba haciendo algo que nunca había hecho, en eso escuchamos que cerca de nosotros alguien se levantaba de su asiento, yo saque la mano rápido y Don Roberto se enderezo, el chofer encendió las luces y vi a un señor que iba para la puerta, mire por la ventana y me di cuenta que llevábamos más de la mitad del viaje, me lleve la mano que había masturbado a Don Roberto a la nariz, tenía un olorcito raro, estaba cubierta por un liquido resbaladizo, aparte de que se me habían pegado algunos pelos en la mano , los pelos eran muy chinos y la mayoría canosos.

-que sentiste- me dijo

-algo duro y gordo-le dije con un tono de inocencia

-es una pequeña muestra, de lo que te espera-

El chofer demoro para volver a apagar las luces, mientras tanto estuvimos platicando de otras cosas para disimular, cuando las luces se apagaron de nuevo, no volví a meter la mano, ahora era Don Roberto quien me masturbaba nuevamente, abrí mis piernas y levante lo mas que pude mi falda exponiéndole toda mi intimidad, jugaba con mis labios vaginales, me los apretaba uno con el otro, mi vagina se llenaba de jugos, se oía incluso ese sonido propio de la humedad de mi vagina, para esto mi falda se levanto todavía más, tanto que sentía la piel de mis glúteos en contacto directo con la tela del asiento, en eso Don Roberto me dijo:

-mira, mi verga está bien lubricada, mete la mano para que sientas, agárralo de la cabeza-

Yo lo obedecí, metí la mano y si, la cabeza de su pene estaba muy mojada, era un líquido resbaladizo, y se sentía pegajoso,

-ya quiere- me dijo

Metió si mano hasta alcanzar la mía, y entre los dos masturbamos ese pedazo de carne, Roberto movía mi mano y yo movía directamente su verga, veía muy atenta la sombra que producía nuestro movimiento, ya Roberto con total descaro se había sacado su miembro del pantalón, y yo ahí masturbándolo, que momento tan arriesgado y a la vez excitante, masturbando la verga de un viejo a escasos centímetros de la persona más cerca, eso sí, a oscuras pero con la posibilidad de que el chofer encendiera las luces en cualquier momento arriesgando que algún pasajero nos viera.

-que rico se siente- le dije

Nuestros dedos se llenaron de ese liquido lubricante, entonces el saco su mano dejando a la mía sola con la tarea, seguí masturbando la verga de Don Roberto, mientras él me acariciaba la parte interna de mi muslo izquierdo, era tanto el liquido seminal que salía que cada vez que mi mano subía y bajaba se escuchaba un sonido raro producto de la fricción del prepucio con su glande completamente empapado, acerco su cara a mi cuello y comenzó a lamerlo, yo solo hice mi cabeza a un lado permitiéndole más espacio de mi cuello para lamer hasta que llego a mi oreja e igual que la vez pasada comenzó a meter su lengua en ella, me llenaba de saliva mi oreja, el que metiera su lengua a mi oreja me incomodaba un poco, tanto que buscaba alejarme de esa lengua, pero al llegar a la ventanilla me quedaba sin espacio para alejarme y era ahí donde me acorralaba, de mi oreja paso a mi boca, me besaba de una forma grotesca, en momentos más que besos parecían lamidas las que me daba, todo esto era muy fuerte.

Nuestros besos se hacían cada vez más intensos, al grado que el sonido producido por nuestros labios debía ser escuchado por los que iban sentados atrás, adelante y al lado de nosotros quienes me imagino ya se daban una idea de lo que pasaba, afortunadamente en este viaje no venia ningún conocido o al menos eso era lo que yo creía, esto lejos de afectarme hacia que me diera más morbo, y que me dedicara a besar a Roberto con más intensidad, de nada sirvió entonces que yo me tapara la boca cuando Roberto me masturbaba para que los pasajeros no escucharan mis gemidos si era más que obvio que escuchaban el sonido de los besos, esta vez no me molestaba su barba ya que se había afeitado.

-ya no aguanto Ivette, en verdad tengo unas ganas de cogerte- dijo mientras se metía la verga en el pantalón otra vez.

Y vaya que si, sí estaba completamente empalmado, su verga parecía que iba a romper el pantalón para liberarse, yo estaba algo confundida, a pesar de que Don Roberto me había manoseado tanto como quiso, llegando a manosearme hasta de mis partes cosa que nadie había hecho antes y menos que llegara yo a permitir que me lo hicieran en un lugar público, solo yo en la intimidad de mi cuarto lo había hecho, con todo esto Roberto no dejaba de ser un total desconocido para mi, esto era lo que mi mente me decía, sin embargo mi vagina me decía otra cosa, ella había respondido a sus caricias como si llevara años manoseándome, como si supiera exactamente donde, cómo y cuándo tocarme, era un maestro de la masturbación femenina, era como si ya en otra vida hubiera tenido el placer de conocerlo y hubiera pasado horas, días, años con el masturbándome.

-no puedo mañana tengo escuela- diciéndole lo primero que me vino a la mente

-no vayas, que te pueden hacer por un día que no vayas- me dijo

-pero tengo que entregar tarea- le dije

-mira tengo un amigo que es doctor, le puedo pedir que te haga un justificante medico, y así no tendrás problemas, vente conmigo- tenía un pretexto para todo

-no se-

Dude un poco, no sabía qué hacer ante su propuesta, la verdad este momento para ustedes queridos lectores tal vez no pareciera nada importante pero para mí era una de las decisiones más importantes de mi vida, podía decirle que no, nos iríamos de largo y no pasaría de un faje, no creo que se hubiera atrevido a obligarme a ir con el enfrente de los pasajeros y menos en la terminal donde hay seguridad, o podía decirle que si y seguirlo hasta su casa donde ya sabía lo que me esperaba, para este momento ya habíamos entrado a Xalapa, un poco mas delante de un lugar conocido como Las Trancas.

-está bien, vamos- dije pensando mas con la calentura que con la cabeza, dibujándosele en el rostro una sonrisa que desafiaba los límites de la descripción.

Me acomode la falda mientras Roberto hacia lo propio con su pantalón, nos paramos y avanzamos por el pasillo, el chofer al notar nuestra presencia en el corredor encendió las luces.

-bajamos aquí en la esquina- le dijo Roberto

Nos bajamos del autobús, lo primero que hice al bajarme fue arrepentirme de haberme vestido así de ligera, no por llamar miradas en la calle, que de seguro alguna que otra volteaba a ver mi anatomía o mi falda mal acomodada, sino por lo fresco de la noche, una ligera lluvia caía sobre nosotros, además de que corría un aire muy fresco, clima típico en esta ciudad, esto hacia que mi piel se enchinara y mis pezones comenzaran a erizarse, no se notaban mucho porque el bra alcanzaba a disimularlos, bien me decía mi mama “Ivette te cambias de ropa y ponte un pantalón y llévate suéter” pero ya ven que a esta edad no le hacemos caso a nuestros padres.

En fin, Roberto paro un taxi, nos subimos, el se fue sentado en la parte del copiloto, y yo en la parte trasera, recordé que no traía tanga, así que cruce mis piernas lo mas que pude para qué el taxista no se diera cuenta de la ausencia de mi ropa interior y pudiera darse un festín con mis partes, lo que si de seguro noto fueron mis muslos, ya que al ser mi falda tan corta en esta posición dejaban al descubierto mas piel de la que tapaba, me puse mis audífonos para hacer más corto el viaje, saque un espejo de mi bolsa y pude ver que la pintura de labios se me había caído, así que abrí mi bolsa, saque mi brillo labial y me lo aplique, en ese momento fue cuando mire el espejo retrovisor y vi que el taxista me devoraba con la mirada.

En el transcurso del trayecto pude observar que Roberto hablaba con el taxista, baje un poco el volumen de la música para escuchar de qué hablaban, el taxista había preguntado que era yo de él, a lo que Roberto  contesto que yo era su “sobrina”, (aja, se hubiera escuchado más creíble si hubiera dicho mi nieta).

-ah, muy guapa su sobrina-

-sí, muy guapa, viene a la escuela estudiar, muy estudiosa- otra mirada del taxista me repasaba de arriba a abajo, sin importarle que yo ya me hubiera dado cuenta de que nada mas me miraba las piernas, hasta siento que bajo la velocidad del taxi para hacer más largo el viaje.

Siguieron hablando hasta que llegamos a su casa, nos bajamos no sé porque una cuadra antes, yo creo que Roberto se había dado cuenta de la forma en que el taxista me miraba y no quería revelarle la ubicación exacta de su casa, caminando por ahí observaba las casas, era como una zona residencial, las casas muy bonitas, con bardas muy altas, la calle no estaba pavimentada, estaba como empedrada, tapizada con un tipo de losa, cruzamos la calle y  nos dirigimos hacia un gran portón negro.

-aquí es mi amor- me dijo mientras pasaba su mano por la parte baja de mi espalda

Lo mire y le sonreí, voltee a los lados para asegurarme de que nadie nos viera pero la calle estaba solitaria, demasiado solitaria, entonces avanzamos hacia el portón, estaba muy nerviosa, estaba más nerviosa en ese momento que en el día de mi graduación, no podía creer en donde me encontraba, se me vinieron a la mente los chavos de la escuela que en muchas ocasiones me habían invitado a salir y yo me había negado todo por dedicarle más tiempo a la escuela, y ahora estaba con un viejo, gordo, feo y morboso, a punto de entrar a su casa donde de seguro me cogería, y encima de todo iba a perder un día de clases por estar con él, lo que son las cosas, había preferido estar con un viejo que era más que obvio que solo quería tener sexo conmigo y había rechazado propuestas de chavos guapos que solo me pedían un momento para platicar con ellos.

Hasta aquí he decidido dejar esta primera parte…..