Mi compañero de viaje

Como es que hay personas que ya están destinadas a cruzarse en tu camino.

MI COMPAÑERO DE VIAJE

Hola a todos; me llamo Ivette y he sido lectora de Todorelatos desde los 18 años cuando accidentalmente me tope con esta página, desde entonces he leído muchas de las diferentes historias que ahí se publican, algunas muy excitantes y dignas de ser llevadas a la pantalla, así como ustedes yo también tengo una historia y es hasta el día de hoy que he decidido contarla y compartirla con ustedes; no soy una buena escritora pero hare mi esfuerzo para que mi relato sea claro y entendible.

Bueno empezare por describirme, mi nombre es Ivette, soy de México, tengo 24 años, mi cabello es lacio, negro y largo a media espalda, soy de tez blanca, tengo una carita bonita que la verdad me hace aparentar menos edad, tengo un cuerpo bonito, gracias al ejercicio, voy a un Gym que está a dos cuadras de donde vivo, en el trayecto del camino ya sea al Gym o a comprar algo a la tienda puedo constatar por las miradas de los hombres que tengo un figura atractiva, además de que mi andar es coqueto y muy sensual, mis senos son grandes, cuando voy por la calle me gusta observar en los cristales de los negocios ese ligero bote que tienen cuando camino, una cinturita que hace resaltar mi trasero, redondito y paradito, me gusta vestir sexy y ligera, con pantalones de mezclilla ajustados, falditas, mallones,  blusitas pegaditas, etc.

Soy hija única, nací en el seno de una familia de clase media-alta, mis padres son maestros y la verdad tiene capital para cumplir mis caprichitos, me consienten mucho, siento como si me cuidaran como a una niña, lo malo que son muy conservadores, mis padres son muy celosos conmigo, yo creo que veían como mi cuerpo se desarrollaba y la forma en que era observada por los hombres, los cuales no me veían como una niña, me veían con otras intenciones. Y es que me toco vivir en una ciudad donde los hombres parecen burros en primavera, no faltaban los que querían propasarse conmigo o me decían alguna grosería, aun siendo conocidos de la familia (como el vecino que le cae gordo a mi papa, el cual logro darme un repaso), sin embargo yo no decía nada para no causar un problema mayor. También yo ayudaba a que se portaran así conmigo vistiéndome sexy, pero no era mi culpa, me gusta vestir así, aparte es una zona donde hace mucho calor y te dan ganas de vestir ligera.

Tengo muchas amigas, pero no soy de esas que les guste salir de fiesta a altas horas de la madrugada, aparte de que mis padres no me dejan, mucho menos llegar con aliento alcohólico, “me matan”. Por eso es que gran parte de mi tiempo libre lo gasto en mi cuarto con mi lap, escucho música, veo películas o de plano solo platico con mis amigas, gracias a que tengo conexión a internet en la casa no me aburro, fue en una de esas noches que descubrí esta página, y después otras que no sabía de su existencia y que me llamaron mucho la atención, ya había visto pornografía en videos pero no en relatos, estos me parecieron mas entretenidos que los videos porque echaban a andar mi imaginación, después de leer relatos de las distintas clasificaciones, la de sexo con maduros se convirtió en mi favorita.

En algunos cometarios que le hacían a los relatos hablaban sobre la capacidad que tiene los viejos para satisfacer a las jovencitas, que los viejitos son los que mejor te comen la vagina, y el morbo que da estar con uno de ellos, con estas historias aprendí a masturbarme, y en ocasiones estando tan caliente me imaginaba a mí como protagonista de ellas, sin embargo pensaba que esto no sucedía en la vida real, o al menos no me sucedería a mí, y que a lo mejor estando con uno a la mera hora no me atrevería,  salía a la calle y veía a los viejos de mi comunidad, todos gordos, panzones, asquerosos, peludos, borrachos sobre todo, algunos me comían con la mirada, la verdad no me imaginaba estar en la intimidad con uno de ellos, yo mejor aceleraba el paso cuando me topaba en la calle con un viejo de estos.

Termine la prepa y entre a la universidad, quería ser maestra como mis padres, y para eso tenía que viajar a la capital donde estaban las mejores escuelas, pero no al DF, sino a la capital Xalapa, en el Estado de Veracruz, como pase el examen de admisión me costó mucho convencer a mis padres que me dejaran rentar un cuarto para mi sola, ellos me querían mandar con unos tíos que vivían hay pero yo no quería, porque mi tío era muy morboso y siempre que iban de visita podía sentir sus miradas sobre mi cuerpo, ahora imagínense tenerme ahí todos los días pues como que no, en ese entonces recién acababa de cumplir 18 años y ya contaba con el físico que les describí anteriormente.

Mis padres me encontraron un cuarto, era una pensión para “señoritas”, muy bonita por cierto, el cuarto que me rentaron era amplio y amueblado, lo malo era que no contaba con internet, tenía que salir a hacer las tareas a un cyber que había afuera.

Asistía a clases todos los días, de las 7 am hasta las 4 pm, 6 pm, y en ocasiones hasta las 8 de la noche, era una chava muy dedicada al estudio y tenia bien fija mi meta, sacaba muy buenas calificaciones, yo me daba cuenta que llamaba la atención de los muchachos del salón y de otros salones, algunos eran muy guapos y la verdad me hubiera gustado hacerme novia de alguno de ellos pero eso representaría perder tiempo importante para mis estudios porque veía que las compañeras y amigas que tenían novio preferían gastar su tiempo con ellos que en los trabajos escolares.

Todos los viernes por las tardes regresaba a mi cuidad, tenia suerte porque los viernes siempre salía temprano, era el día que tenía menos materias, como era normal mis padres me esperaban afuera de la terminal de autobuses; así mismo me iban a dejar los domingos por la tarde cuando me tocaba regresar a la escuela, cuando estaba en la escuela me empecé a alejar un poco de los relatos porque me dejaban mucha tarea y luego salía tarde, aburrida, chocada, cansada y pues lo que quería era llegar a dormir.

Un sábado que estaba en casa decidí descargar algunos videos porno de internet para entretenerme durante la semana, los videos eran de viejos asquerosos cogiendo con hermosas jovencitas bien putas y calientes, y de negros muy bien dotados que se cogían a unas muy voluptuosas rubias, me gusta mucho ver de estos videos. Así que los descargué y los guarde en mi lap.

Cuando llegué el domingo a mi cuarto de Xalapa me encerré y me dedique a ver los videos hasta tarde porque sabía que el lunes no tenia clases, cosa que no le dije a mis padres para que no me mandaran hasta el lunes en la tarde, mientras observaba los videos una extraña sensación se apodero de mi, empecé a sentirme húmeda y caliente de mis partes, rápidamente me fui despojando de mis ropas hasta quedar solamente con una tanguita color rosa y una camiseta blanca de esas de tirantes, me imaginaba a mí como la protagonista de las historia hasta el punto de que deseaba que pasara realmente, los videos eran muy excitantes, o al menos a mi así me parecían, en especial los videos en donde negros superdotados cogen con mujeres blancas, y otro donde un viejo que al principio me cayo gordo porque era muy caliente y hablaba obscenidades de las mujeres (el video estaba en español), salía a la calle en busca de jovencitas, pero cuando encontró una me impresiono el verbo que tenia para convencerla hasta que se la llevo a la cama, nada más porque era un video sino también a mi me convence, esa noche me masturbe de una forma increíble, empape tanto mi tanguita que me la quite, durmiendo solo con la camisa.

Ya de regreso a la escuela las cosas siguieron de manera normal, estudiando, tareas, exposiciones, exámenes, etc., me estaban saturando de tareas, estaba algo estresada, nada que una buena masturbada no pudiera arreglar, ese era mi método para desestresarme, muy bueno por cierto, lo recomiendo.

Así siguieron los días, muy cansados y estresados, hasta que llego un viernes muy especial, ese día tuve que entregar un trabajo muy importante el cual la maestra me venía revisando desde hace casi un mes, desafortunadamente en la clase la maestra me dijo que tenía que corregir algunos detalles y que se lo tenía que entregar en la tarde,  así lo hice, me quede en la sala de computo de la escuela hasta tarde, cuando termine fui al cubículo de la maestra para entregarle el trabajo, la maestra me hizo esperar algo de tiempo hasta que al fin se desocupo y me atendió, le dio una ojeada y me dijo:

-bueno Ivette, creo que está en orden, vete tranquila porque gracias a este trabajo estas exenta en el examen-

-deberás, gracias maestra- la dije con una sonrisa de oreja a oreja

Nos despedimos y salí rápido de ahí, ese día salí tarde de la escuela, pero saliendo inmediatamente me fui a tomar el carro para llegar temprano al cuarto.

Llegue a mi cuarto y lo primero que hice fue tomar un baño, me vestí, por desgracia no encontré ningún pantalón limpio, por el exceso de tarea esa semana no los había llevado a la lavandería, así que tome una falda de mezclilla que vi por ahí y que estaba limpia, me quedaba algo corta y ajustada, poco más arriba de media pierna, casi mini, debajo de mi falda una tanguita semitrasparante de esas de hilo, color negra con el elástico en fiusha (me gusta mucho usar tanga) una blusita de tirantes color blanca con florecitas en fiusha muy escotada de la parte de enfrente tanto que dejaba ver parte de mi sostén y ni que decir de mis pechos, y para cubrir mis hombros por el fresco del clima me lleve una suéter de esos que nada mas son de meterse por los brazos y que no se abotonan de la parte de enfrente, si me veían así pensarías que iba a buscar otra cosa, no sé por qué me dio por vestirme sexy ese día pero como ya era tarde pensé que el autobús iría vacio y no habría tantos hombres. Salí, tome un taxi y me dirigí a la terminal.

En el trayecto pude confirmar lo corta  de mi falda ya que al sentarme esta se subió bastante y dejaba ver una buena parte de mis piernas, y qué decir de mis pechos que ligeramente botaban  con cada tope y bache que pasaba el taxi, hasta parecía como si lo hiciera a proposito, el taxista aprovecho para recrearse un poco la vista, empezó a querer hacerme platica pero yo solo le contestaba por educación, me daban ganas de decirle que diera vuelta para volver a mi cuarto y cambiarme de ropa pero ya era tarde y de por si mis padres como que no me creyeron cuando les dije que se me había hecho tarde por entregar una tarea.

Eran las 9 de la noche y el autobús estaba saliendo de la terminal, ósea que llegaría a las 12 de la noche a mi destino,  para esto ya había avisado a mis padres para que fueran por mí a esa hora, sé que mis padres lo hacen porque me quieren paro a veces siento que me hostigan, que no dan mi espacio y privacidad, que les costaba que yo me fuera el sábado temprano.

Regresando a la historia, estuve a punto de perder ese autobús, corrí por el pasillo para alcanzarlo ya que el otro salía dentro de media hora, lo bueno fue que el chofer me vio y se detuvo, permitiéndome subir, le di mi boleto y camine, pude ver a unas conocidas de mi cuidad en el autobús, las salude y seguí avanzando, siempre me ha gustado sentarme hasta atrás del autobús, en la parte donde son 5 asientos pegados, pero estos ya estaban ocupados por una señora con sus hijos que llevaban muchas bolsas de compra, yo creo que eran de alguno de esos pueblos que están saliendo de la capital.

En fin, me senté en la fila siguiente del lado de la ventanilla porque me gusta ir viendo el paisaje mientras viajo, además así dejo el otro asiento libre esperando a que me toque ir acompañada de algún chico atractivo como esos de la escuela, por desgracia esa noche parecía que me iría sola, busque mis audífonos para ir escuchando música pero por las prisas se me olvidaron.

Unas cuadras antes de salir de la cuidad el autobús se detuvo para subir a otras personas, cuatro en total subiendo en este grupo mi compañero de viaje, yo no me fije en el hasta que llego a donde estaba mi asiento y se quedo parado al lado viéndome, enseguida entendí el mensaje y me recorrí un poco para darle más espacio;

-disculpa muchacha está ocupado- me dijo

-no, siéntese- le dije regalándole una sonrisa

  • gracias- se sentó y sentí que me recorrió con la mirada

En eso eche un vistazo al resto del autobús y vi que no iba muy lleno, incluso pude ver todavía asientos en donde los dos lugares iban desocupados, bien pudo haberse sentado en otro lado.

Comencé a analizar a mi compañero, era un señor viejo, como de 60 años más o menos, técnicamente más que menos, moreno y muy panzón, vestía unos pantalones color caqui, y una camisas de esas de botones, color amarilla a cuadros de manga larga, su rostro no era de lo más atractivo que digamos, es mas no tenia atractivo, tenia barba y bigote de esos que llamamos de tres días que es el que cuando te afeitas te empieza a salir después y que raspa como lija, casi no tenia cabello, era de esos viejos que son calvos del coco y solo tienen cabello a los costados, casi canoso, tenía una voz ronca y áspera, era más alto que yo (bueno yo no soy tan alta, mido 1.64 m), venia algo sudado, yo digo que era de esas personas que sudan mucho, porque no se veía agitado, eso me hizo sentir un olorcito como entra a colonia y sudor, en fin, no era el compañero que una espera en este tipo de situación.

Después de escanear a mi compañero volví a voltear por la ventanilla para seguir disfrutando de la vista que ofrece Xalapa, es una ciudad muy bonita por si un día quieren venir a visitarla entre colonial y moderna, entonces mi acompañante me volvió a preguntar;

-¿vienes de la escuela muchacha?-me dijo, a la vez que no me quitaba la vista de encima.

-si- yo me limitaba a contestar, no quería hacerle platica a este señor que se veía que era de esos viejos lujuriosos y  que algunas amigas me han dicho que son bien calientes, que nada más se la pasan observando a las muchachitas y este no me parecía la excepción por la forma en que miraba las piernas,

-¿en donde estudias?-

-en la XXXXXXXXXXX- volví a contestarle (no puedo decir mi escuela, porque todavía mantengo contacto con algunos docentes)

-ah, y que estas estudiando-

-para maestra-

-ah, que bien, con una maestra como tu si regresaría a la escuela para que me enseñara algunas cositas- se rio de manera burlona -¿cómo te llamas bonita?-

-Ivette- su sarcasmo no me pareció de lo mas gracioso

-qué bonito nombre, dime Ivette, ¿Cuántos años tienes?- me pregunto mientras pasaba suavemente sus dedos por mi brazo izquierdo-

-18-

Al decirle mi edad vi que hasta los ojos le brillaron.

Empezó a hablarme sobre él, me dijo que se llamaba Roberto, que tenía 63 años, era divorciado y  pensionado, que tenía dos hijos casados que rara vez lo visitaban, había trabajado de ingeniero en una empresa muy importante aquí en México y eso le permitía cobrar una buena pensión, además también la caía un dinero extra gracias a que tenia unos cuartos que rentaba; me llamo la atención porque la dirección que me dijo donde estaban los cuartos era más cercana a la escuela que en donde yo vivía,

-y cuanto cobra- le dije

-barato Ivette, yo cobro 1000 mensual- me dijo.

-¿tu vives con familia o también rentas?

  • no, yo también rento, a mi me cobran 2000 al mes y la habitación esta algo lejos de la escuela, ya nada más porque esta amueblada,

-esta caro, pues yo tengo cuartos disponibles, digo por si quieres un cambio- me dijo, yo note su mirada típica de viejo pervertido cuando me propuso el cambio,

-no sería mala idea- la dije, al momento que por reflejo mire su entrepierna y un bulto se medio asomaba, pensé, será el pantalón o es su herramienta de trabajo, el se dio cuenta de donde lo miraba y comenzó a rascarse su paquete de forma vulgar (obvio no se masturbaba, solo se lo tallaba por encima del pantalón), a lo que yo quite rápido la mirada disimulando que no lo había visto, pero creo que se dio cuenta que lo miraba por la ventanilla, tal vez esto fue el primer paso para lo que después se atrevió a hacer.

Mientras se tocaba siguió haciéndome preguntas, como que de donde era, en que semestre iba, mi familia, mis gustos, etc., claro que no voy a relatar toda la plática por eso me llevaría horas, además de que algunas cosas no las recuerdo muy bien, yo le contestaba pero sin voltear a verlo porque sabía que se estaba agarrando su miembro y fue entonces que me vinieron a la mente las historias que había leído en los relatos, empecé a sentirme nerviosa, incluso hasta caliente, un calorcito rico empezó a invadir mi cuerpo, principalmente en mis partes, además me empezaron a sudar las manos típico de cuando yo me pongo nerviosa, por un lado me incomodaba la forma en que se tocaba el paquete hay junto a mí y la manera en que se me quedaba viendo, y por el otro me excitaba el pensar en la situación en que me encontraba, una situación que siempre pensé que nunca me pasaría, tanto que sentí que comenzaba a mojarme.

Hubo unos minutos de silencio en los que yo miraba su actividad por el reflejo que ofrecen las ventanillas de los autobuses que en las noches y con las luces encendidas sirven como espejos, fue cuando en eso puso su mano derecha en una de sus piernas, pero sus dedos alcanzaban a tocar la mía, eso me puso más nerviosa pero no mostré ningún signo de incomodidad, y creo que el noto que no me había molestado tomándolo como aprobación porque minutos después ya tenía su mano descansando en mi rodilla mientras le daba pequeños masajitos, volteaba seguido para los lados yo creo para asegurarse de que no lo vieran, yo en tanto seguía disimulando viendo hacia la ventanilla, como si no pasara nada.

A medida que el autobús y la plática avanzaban también lo hacían sus masajes, ahora ya tenía su mano completamente en mi pierna, yo sabia que el viejo buscaría manosear mi intimidad así que recapacite de mi trance, puse mi mano en mi pierna haciendo a un lado la de él, pero Don Roberto aprovecho para tomarme de la mano como cual novio toma a su novia de la mano, quería pararme y cambiarme de asiento pero algo dentro de mi me lo impedía, pensé en reclamarle e insultarlo pero la gente se daría cuenta que seguro venía siendo manoseada además en el autobús venían chavas que me conocían y me daba pena por miedo a que lo contaran a mis amistades, me sentía extraña, tenía mi piel muy chinita y por otro lado siempre había sido muy curiosa y me daba mucha curiosidad el saber por mi misma si era cierto que los viejos son los mejores para satisfacer a las jovencitas, además algo dentro de mi quería saber hasta donde era capaz de llegar este viejito.

El viejo se daba lujo de recorrer con su mano toda mi pierna, yo también empecé a voltear para los lados a ver si nadie nos veía, y pues no creo que nadie nos viera porque estábamos en una parte del carro donde casi no iban pasajeros, en eso el chofer apago las luces y el viejo aprovecho para poner su mano ya muy cerca de mi intimidad, en ese momento yo sentía mi falda cortísima, que no me tapaba nada, y es que si mi falda se había subido bastante, tanto que sentía que se podía observar a simple vista mi tanga.

En eso el chofer prendió las luces, y me di cuenta que la señora que venía atrás de nosotros había tocado el timbre que está en la puerta trasera del carro, al parecer la señora y sus hijos habían llegado a su destino, esto le iba a permitir al viejo no preocuparse tanto si alguien nos veía ya que la señora y los niños eran de las poquitas personas que venían en la parte trasera junto a nosotros.

El autobús emprendió la marcha y el chofer volvió a apagar las luces, el viejo volvió a poner su mano en mi pierna y ahí la dejo por un rato, yo estaba extremadamente caliente, llevo su mano a mi vagina y comenzó a acariciarla muy despacito por encima de mi tanguita, yo sentía bien rico, así que subí todavía más mi falda, de modo que yo estaba prácticamente casi desnuda de la parte de abajo, inconscientemente me abrí un poco de piernas para facilitarle su trabajo, entonces acerco su boca a mi oreja para lamerla, al principio me aleje, pero después me deje lamer.

-que hace- la dije casi suspirando

-te gusta- me dijo

-si- le dije entre pequeños gemidos mientras me mordía mis labios

Me lamia mi orejita, le daba pequeñas mordidas al lóbulo de mi oreja, pasaba su lengua por mi cuello al igual que me lo mordía despacito también, además de las caricias que me daba allá abajo, todo esto me tenia fuera de mi, estaba muy mojada y sentía mi cuerpo muy caliente, y lo más sorprendente es que no me daba asco, no sabía cómo es que yo estaba dejando que un viejo rabo verde me estuviera manoseando a su antojo, tal vez la diferencia de edades, la oscuridad en la que estábamos, mi excitación con su experimentado manoseo, la adrenalina a que nos pudieran descubrir y el tiempo que llevaba sin tener relaciones y sin masturbarme y un poco el estrés de la escuela, todo esto combinado me hacía sentir ese morbo del que tanto había escuchado decir en los relatos por las víctimas.

Yo ya no era virgen, había perdido mi virginidad en la prepa, cuando un maestro organizo exposiciones de esas que son por equipo, y que los integrantes se reúnen en la casa de otro compañero, ese día me quede sola con mi compañero, lo hicimos y a pesar de que era muy guapo, no me dejo satisfecha del todo, por lo que me di cuenta en mis otras experiencias es que los muchachitos parece que solo piensan en tener placer ellos y no piensan en nosotras, además de que no aguantan mucho tiempo.

Por el contrario este viejo, al que yo de seguro me hubiera encontrado en la calle y tal vez ni siquiera voltearía a ver, este viejo rabo verde me estaba dando una muestra de lo que es sentirse mujer, su lengua hacia maravillas en mi oreja, mmmmm si esa lengua hacia esto en mi oreja, me imaginaba las maravillas que me haría haya abajo, pensaba; mientras tanto el viejo ya había encontrado mi clítoris, movía su dedo haciendo pequeños círculos sobre este, sentía una intensa sensación de calor al tiempo que escalofríos invadían mi cuerpo y me hacia tener ligeros temblores, gemía pero él con la otra mano me tapaba la boca para no hacer tanto ruido.

Entonces empecé a sentir que algo venia, una sensación similar como si tuviera ganas de orinar, pero sabía que no era orina, este viejo baboso estaba logrando que me viniera, y lo hizo me vine de una manera tan deliciosa, como nunca lo había hecho, lo bueno fue que Don Roberto me estaba tapando la boca para evitar que me escucharan.

El viejo dejo de tocarme y se limpio sus dedos en mi blusa, al parecer estaba dejando que descansara, yo tenía la respiración agitadísima, me toque y estaba muy mojada, mi tanga estaba empapada de mis jugos, sentí el asiento y estaba mojado también, no podía creer lo que me había pasado, entonces me recosté en su hombro mientras retomaba el aliento y él me acariciaba el cabello.

Pasaron unos minutos y el chofer volvió a prender las luces para que bajara más gente, me incorpore y aproveche para acomodarme la falda, y pude observar que en la entrepierna del viejo donde hace rato se marcaba un ligero bulto ahora se le marcaba una erección descomunal, siempre pensé que eso que dicen en los relatos que a los viejos los describen con vergas inmensas era pura exageración, pero la que tenia a mi vista era como de unos 20 cms, se veía gruesa, casi del grosor de mi muñeca, se marcaba muy bien por encima del pantalón incluso se podían observar las venas, el viejo se la sobaba sin importar que lo estuviera viendo, pero parece que eso era lo que quería que lo viera.

-te gusto lo de hace rato- me pregunto

-si- le conteste con algo de pena todavía

-que no te de pena, que no era eso lo que querías, desde que me subí al carro y te vi me gustaste, y por cómo te vi vestida me dije, esta quiere que le acaricie su conejito, y que rico lo tienes depiladito, como me gustan, mírate estas bien sabrosa, tienes novio?

-no, no tengo-

-pues que maricones son los muchachos de ahorita, una preciosidad como tú no se desperdicia, claro que yo no pienso desperdiciarte,- me dijo y empezó otra vez a meterme mano.

Las luces estaban encendidas, pero era seguro que no veían su movimiento de mano, yo voltee hacia la ventanilla y me dejaba hacer, cerré los ojos y comencé a emitir leves gemidos,

-mmm, ahhhh, Don Roberto ahhhh, nos van a ver-

-nadie nos ve, que rico gimes Ivette, me gusta oír a las niñas como tu gemir como las putitas que son-

-oiga, yo no soy ninguna putita, mmmmm,-

-como de que no, y entonces por qué te estás dejando manosear por un viejo como yo que apenas y conoces, eh, reconócelo, te está gustando que te meta mano, verdad, eres una putita en potencia, que rica conchita, esta mojadita y calientita-

-mmmm, usted, me hace mmmm, sentir cosas ahhhh-

-te hago rico, te gusta lo que te hago Ivette

-si me encanta, ahyyy, siga- en eso el chofer volvió a apagar las luces

-ya te lo habían hecho antes,-

-no, nadie me había tocado hay,- y era cierto las poquitas veces que había relaciones no me habían tocado, ni comido mi vagina, ni mucho menos había chupado una verga ni dejado que se vinieran en mi boca, esto último se me daba algo de asco, me la metían a lo seco, era de comprenderse porque eran chavitos que apenas y se les paraba.

-es porque no has estado con un hombre de verdad- me dijo muy orgulloso

En eso sentí que me estaba besando la mejilla, la besaba y la lamia, podía sentir su barba raspándome mi suave piel, en un momento que lamia mi mejilla yo aproveche para atrapar su lengua con mis labios, estaba muy babosa, la lengua, bueno yo también de mi vagina, Don Roberto era de verdad un experto, pasaba su dedo por todo mi canalito vaginal de arriba abajo y de abajo a arriba, con la intención de querer penetrarme con su dedo pero sin hacerlo, solo hacia la ilusión de penetrarme y de ahí lo sacaba, digamos que solo me metía lo que abarcaba de la uña, y luego movía su dedo en forma circular.

Levante mis caderas, tome mi tanguita por los costados y la baje hasta quitármela por completo, la sentía muy mojada y sentía que a Don Roberto le estorbaba, iba a guardarla en mi bolsa cuando Don Roberto me la quito de la mano y se la guardo en su pantalón,

-me la voy a quedar como recuerdo, no te molesta verdad,

-no, quédesela, béseme, siga besándome,-

Nos seguimos besando como dos novios, metía su lengua lo mas que podía dentro de mi boca llenándola de saliva, había dejado de estimular mi vagina y ahora estaba masajeando mis senos, mis pezones estaban durísimos, me los apretaba por encima de la blusa, me tenia arrinconada pegada a la ventanilla, entonces puse mi mano encima de su paquete, podía sentir su calor a pesar de que nos separaba la tela del pantalón, era grueso, y estaba muy duro, extrañamente comencé a mover mi mano de arriba a abajo, fue como algo por instinto.

-vas a tener que hacer algo más que eso para que me venga Ivette, pero ahora no, será para otra ocasión, aquí es muy arriesgado-

Estaba en un trance de excitación, casi a punto de venirme por segunda ocasión cuando sonó mi celular, era un mensaje de mis padres preguntando por donde venia,

-¿quién es?- dijo Don Roberto

-mis padres, me pregunta por donde vengo- mire por la ventanilla y me di cuenta que ya estábamos por llegar.

-diles que no vas a llegar, que te vas a ir conmigo,-

-estás loco- nos reímos y nos fundimos en otro apasionado beso,

Ahí estaba yo, una chava de 18 años, besándose con un viejo de 63 años en la parte trasera de un autobús y lo más increíble que estaba excitada y sin mi tanga, de los clásicos besos de enamorados pasamos otra vez a los de lengua, nuestras leguas se enrollaban dentro de nuestras bocas como serpientes cuando se aparean, descargaba mucha saliva dentro de mi boca, tanto que comenzó a escurrir por mi barbilla al igual que por la suya, pero esta la atrapaba con mi lengua para llevarla de nuevo a mi boca.

Dejamos de besarnos y pude sentir que al separa nuestras bocas unos ligeros hilos de saliva las unían, en eso el chofer encendió las luces, ya estábamos entrando a la cuidad, la verdad no quería que este viaje acabara, entonces él me pregunto.

-cuando te regresas-

-el domingo en la tarde, como a las 6-

-porque no nos vamos vas tarde, para ir un poco mas cómodos- se rio

No puedo, ellos son los que vienen a dejar, pero nos podemos seguir viendo allá, te puedo ir a visitar,-

-pásame tu número-

Don Roberto saco su celular, era de esos modelos viejitos que tienen forma de cacahuate, me lo dio y yo lo anote,

-tenga- le dije,

Me acomode mi falda, mi blusa y mi suéter, me arregle mi cabello, saque un espejo y mire mi rostro, mis pómulos estaban enrojecidos y mis ojos tenían una mirada de deseo, mi respiración era agitada pero regresaba a la normalidad, Don Roberto se acomodaba su paquete en el pantalón de manera que cuando se él se levantara del asiento no se le notara que la llevaba parada.

Llegamos a nuestra destino, tome mi mochila, y camine por el pasillo del autobús con Don Roberto tras de mí, me sentía rara al no llevar mi tanga, en eso aprovecho para darme una nalgada, como éramos los ultimo que nos bajábamos, a lo que yo le respondí con una sonrisa.

-las tienes duritas, Ivette-

-debe ser por el ejercicio- le dije mientras le sacaba la lengua

Llegue con mis padres, y antes de abrazarme y decirme como me había ido se pusieron a criticar la manera en que iba vestida, Don Roberto se quedo algo retirado, observando a mis padres, dándole especial atención al cuerpo de mi mama que a pesar de su edad se conserva atractiva, pero no solo eso, toda muchachita de buen cuerpo que pasaba cerca de el era repasada de arriba abajo por su mirada de baboso, y pensar que un tipo así me había manoseado a su antojo, me había metido su lengua hasta la campanilla, que llevaba mi tanguita en uno de sus bolsillos del pantalón y que todavía le había dado mi número de teléfono para que me marcara cuando quisiera. Nada mas de acordarme de eso y de ver lo rabo verde que era comencé a mojarme de nuevo, tanto que el ligero viento que corría me hacía sentir en mis partes una sensación deliciosa y refrescante.

Subimos al auto y pude ver a Don Roberto subir a un taxi, llegue a mi casa, estaba muy cansada así que terminando de cenar me fui a mi cuarto, estaba sentada en mi cama recordando lo sucedido, estaba muy húmeda, así que me comencé a masturbar, la hacía tan rico casi como lo hizo Don Roberto, trataba de imitar sus movimientos, mis dedos producían en mi vagina un excitante sonido debido a su humedad, justo en eso me llego un mensaje, era Don Roberto, me decía:

“hola Ivette, soy Roberto, debes de estar masturbándote en estos momentos recordando lo nuestro verdad, que rica te debes de ver, yo también me la estoy jalando en tu honor y tengo una pequeña prenda enrollada en mi verga, la voy a llenar de leche, te dejo porque me vengo”

Nada más el leer ese mensaje hizo que me viniera de una forma descomunal, ahogando un grito con mi almohada, termine agotadísima, me desvesti y así desnuda me quede profundamente dormida.

El sábado mi vida transcurrió con completa normalidad, ni un mensaje de Don Roberto, pensaba que seguro estaría con un grupo de amigos, todos gordos y viejos como él, y de seguro estaría contándoles cómo es que se fajo a una muchachita de 18 años, de buen cuerpo y que además le había dado su teléfono, seguro que no faltaría el que no le creyera, entonces sacaría mi tanga y la mostraría a sus amigos como símbolo de triunfo, también no faltaría el que le dijera que solo la compro, entonces la pasaría a cada uno de ellos para que la aspiraran, que aspiraran la prenda y se acordaran de cómo huele una hembra en celo. De solo pensarlo hacia que me mojara.

Se llego el domingo en la tarde, le dije a mis padres que estaba en mi cuarto haciendo una tarea, aprovechando el internet de la casa, ya que en la pensión no había internet, les mentí al decirles que los domingos los cyber cierran temprano, bueno algunos si lo hacían. Para eso ya había avisado por mensaje a Don Roberto la hora en que me llegaría a la terminal, no me respondió nada y eso fue lo que me preocupo.

Llegue a la terminal, me despedí de mis padres, compre mi boleto avance a los andenes y no vi a Don Roberto por ningún lado, la verdad me puse triste, me había maquillado y vestido sexy y coqueta para él, llevaba otra faldita de mezclilla más corta que la anterior y una tanguita blanca para facilitarle su labor, una blusita d manga corta color blanca que transparentaba la tonalidad blanca de mi sostén, a mis padres como que no les parecía que me pusiera faldas tan cortas, pero yo no les hacía caso.

Subí al autobús y me senté igual que la vez anterior, hasta atrás, en el mismo asiento que la vez anterior, solo que este era otro autobús, el autobús casi no se lleno, raro por que como era más temprano suele ir mas gente, mire por la ventanilla, saque mis audífonos, otros que tenía en la casa para ir escuchando música, ya me había resignado a que no vería a Don Roberto cuando sentí que alguien se sentó a mi lado, voltee y era Don Roberto.

-hola Ivette, perdón por el retraso, pero es que no pasaba taxi, lo bueno que vi a tus padres acá afuera y eso me dio esperanzas de encontrarte.-

Yo le sonreí, como cuando sonríes al ver a alguien que no has visto en mucho tiempo, el autobús avanzo, el chofer apago las luces, Don Roberto puso su mano en mi pierna, yo me abrí un poco de pierna y subí ligeramente mi falda y lo que ocurrió después se los dejo a su imaginación…

Bueno esto es todo por el momento, soy Ivette una chava como cualquiera de ustedes que solo se dejo llevar por la calentura y la curiosidad,  y la verdad no me arrepiento, fue lo mejor que me ha pasado, espero y les haya gustado mi historia, para cualquier comentario, crítica, duda, o recomendación escríbanme a mi correo:

Princess_llera@outlook.com

Tal vez pronto les tenga una segunda parte.