Mi compañero de trabajo, su novia y yo

Le dije a Fabiola que se arrodille y me empiece a chupar la pija. Sin chistar la putita lo hizo. Me bajó los pantalones hasta las rodillas y empezó a mordisquear la chota por encima del slip.

Hola amigos aquie estoy de vuelta con otra historia de pijas, tetas, conchas y culos.

La novia de mi compañero de trabajo me dio una muy agradable sorpresita en una fiesta que hicimos los chicos de la oficina.

Carlos y Fabiola viven juntos hace ya unos cuantos años. Fabiola es una hermosa hembra de 26 años, unas tetas preciosas y un culo, que para que te cuento.

A ella, yo siempre le hacia bromas de tono algo subido, esperando alguna reacción que me pertiera avanzar. Pero la muy guacha se limitaba solamente, de vez en cuando, a esbozar una sonrisa, y nada más.

Esa noche en la casa de Fernando, un amigo en común, Fabiola estaba totalmente deshinibida, bailaba, tomaba, cuando nos cruzabamos me abrazaba y ahora era ella quien hacía bromas de sexo. Yo estaba un tanto desorientado, pero le seguia la corriente. Mientras que su novio, Carlos,, tambien festejaba lo desatada que estaba su novia.

eran como las 4 de la madrugada cuando yo un tanto mareado por el alcohol fui al jardín trasero de la casa, un tanto retirado de la pileta, en donde habia mucha gente, casi demaciada, bailando y gritando.

Estaba sentado en un banco, como los de las plazas, cuando siento que de atrás me tapan los ojos, y por la risa que escuche supe que era Fabiola, me di vueltas y efectivamente era ella y Carlos que venian a hacerme compañía, él traía unas latas de cerveza y me convidó una.

Fabiola rodeó con un brazo mi cuello y se sentó en mis rodillas, yo me sorprendí y miré a Carlos, este se limitó a levantar su lata de cerveza, como brindando y dejándola a su novia hacer cualquier cosa.

Ella me dijo, con su boca a centímetros de la mía, que se había dado cuenta de como yo la miraba y que seguro la deseaba.

Yo asentí con la cabeza. Fabiola me dió un beso en la boca. y me dijo que ya lo había hablado con Carlos y que estaba de acuerdo, siempre y cuando él este presente.

de acuerdo ¿en qué? pregunté yo un tanto ingenuo.

Fabiola volvió a besarme y esta vez metió su lengua lo más que pudo. Y además me llevó una mano hacia sus tetas.

Señores, estaba todo dicho. Asi que ahí tomé el control de la situación, y le arranqué los botones de la camisa y dejé sus tetas al aire. Empecé a chupárselas con fervor. Sus pezones ya estaban duros, asi que comencé a mordisquearlos. Ella se retorcía de placer.

Le dije a Fabiola que se arrodille y me empiece a chupar la pija.

Sin chistar la putita lo hizo. Me bajó los pantalones hasta las rodillas y empezó a mordisquear la chota por encima del slip. En ese momento pude ver a Carlos que seguía parado, pero ahora se estaba pajeando con la escena que protagonizaba yo con su novia.

Cuando volví a mirar a mi gatita, ya tenía mi verga afuera y ella pasaba su lengua por todo el largo, deteniéndose más en la cabecita.

Me la estaba chupando de lo lindo. Yo en la gloria, señores.

En un momento Fabiola se sacó mi pija de su boca y me pidió que le chupase la conchita.

De inmediato cambiamos de lugar y empecé a pasar mi lengua por esa raja, que estaba toda mojada por sus jugos. Ella me apretaba la cara contra su conchita y yo le undía mi lengua lo más que podía.

En cuanto pude zafarme, le dije que se la quería meter hasta el fondo.

Ella se tiró boca arriba en el césped con las piernas abiertas, en ese momento interrumpió su novio y sin decir nada le dió un condón. Me miró, y nada más se sonrió. Fabiola agarró mi pija y se la llevó a la boca poniéndome el preservativo con sus labios. Una vez puesto, me miró a los ojos y me dijo "Ahora sí, cojamos hasta que amanezca"

Empecé a metérsela despacio y no toda. Sino que hasta la mitad y se la sacaba.

Así , por unos instantes, hasta que acomodé sus piernas en mis hombros y se la clavé toda de un sólo empujón. Allí, Fabiola se aferró de mis nalgas y me acercaba a su cuerpo con fuerza. como queriendo que todo yo entrase por esa concha toda chorreada de fluidos. Al cabo de un tiempo empezó a agitarse, a mover su pelvis con fuerza, y a ahogar sus gemidos mordiendose los labios.

De pronto veo que Carlos se acercó y se arrodilló al lado de la cabeza de su novia y le puso la chota en la boca. Fabiola comenzó a mamar como una cachorrita deseperada.

La chota de Carlos no era demasiado larga pero sí era bastante gruesa y yo veía como Fabiola se la tragaba toda, al punto de que su nariz se perdía en el vello púbico de Carlos. Lo más exitante era ver cuando comenzaba a sacársela de la boca, pareceía una pija interminable.

Toda la escena no hizo nada más que ponerme a mil, asi que agarré de los cachetes del culo a Fabiola, y comencé a abrirlos hasta que pude meter un dedo su ano, que ya estaba todo mojado por la chorrera de jugos que salían de su concha.

De repente Carlos avisa que va a correrse y entonces Fabiola se saca la pija de su boca y espera, con su boca abierta y su lenguita sedienta los chorros de semen que no tardaron en salir de la chota de su novio, acabándole en toda la cara, algo en su garganta y también en sus pechos.

Luego de haberle sacado la última gota de leche se comió otra vez el chorizo para dejarlo limpio, y fué en ese instante en que comenzo a sacudirse como loca. Yo aproveché y le metí cuatro dedos en el orto, que a estas alturas no oponía resistencia a nada, y Fabiola acabó con un orgasmo, que la dejó casi desmayada, y con la pija de su novio todavía en su boca.

Al verla así, dispuesta a lo que venga, la levanté de las caderas y acomodé mi verga en la puerta de su culo. Comencé a introducirlo despacio, a ella le gustó y se acomodó mejor para facilitar la entrada de mi chota en ese culito dilatado.

Cuando la tuve bien adentro, empecé a bombear, primero con suavidad y luego con fuerza, dentro de esa cuevita oscura y calentita.

No pasó demasiado tiempo, para que un cosquilleo me recorra toda la espalda y llegue hasta la punta misma de mi pija, y comencé a acabar. Creo que era una chorreada interminable. Podía sentir como mi chota se contraía, y como borbotones de leche se escapaban de mi.

Nos quedamos los tres sin poder decir ni hacer nada.

Poco a poco fuimos recuperándonos. Primero fué Carlos, que se recostó en el césped. Yo saqué del culo de Fabiola, mi verga que ahora estaba más aliviada de tanta tensión, y también me recosté en el césped. Fabiola se acercó, me sacó el condón, y empezó a limpiarme la verga con su ecepcional lengua. Así estuvo hasta que no dejó ni rasatros de semen en mi pija.

Luego se acercó a su novio y le dió un beso interminable.

Yo me levanté, los dejé allí solos y me fuí a buscar algo para tomar.


Hasta pronto