Mi compañero de trabajo ii

Y si hubo la segunda vez. No sé si lo recuerdan pero Antonio, mi compañero de oficina, me descubrió, cuando llevaba puesta una tanga de mi mujer. Después de eso me invitó a su casa y tuvimos un primer encuentro caliente. La promesa de algo mas. Y bueno ahora les cuento lo que pasó.

Estaba muy confundido... amaba a mi esposa, pero Antonio me tenía fascinada.

La idea de volver a estar con él, no dejaba de rondar en mi cabeza. Realmente me gustaba ese rol de mujer que me proponía. Pero también sospechaba que era solo sexo. Estaría mal?

Cómo puede ser que me gustara que que él me bese, de esa forma, en que yo antes besaba a las mujeres. Como es posible que me haya chupado su verga con tanta naturalidad y deseo, como antes lo hacía con la concha de las mujeres.

Para el afuera nada había pasado, todo seguía igual, mi mujer y mi deseo por ella, el trabajo mi pequeña vida social. Pero casi todo el tiempo mi cabeza estaba en las imágenes del departamento de Antonio.

Me sentía sola.

En un descanso, en la oficina, Antonio me dijo que esa tarde debíamos hacer algo juntos, así que me reserve unas horas extras.

Al terminar el orario oficial de trabajo, él me llamó sus despacho y me hizo sentar a su lado. Vamos a ir de compras me dijo y entró en el Google a buscar páginas de venta de ropa y lencería.

Así compró un pequeño repertorio de ropa y un juego de lencería todo muy sexy y un par de sandalias de taco alto.

  • Te gusta linda?
  • Si. - Dije atónita, sin poder imaginarme con esa ropa puesta, estaba excitada y confundida. Realmente Antonio se había tomado las cosas en serio y yo no sabía si estaba a la altura de la situación.
  • Sé lo que piensas y sientes, pero desde que te conocí vi en vos tu lado femenino, y muchas veces me masturbé pensando en hacer algo así contigo y ahora es realidad.
  • Pero yo no sabía nada, Antonio. No conocía de tus deseos, ni siquiera conocía mi lado femenino.
  • Si lo sé y eso es muy excitante para mi. Pero no quiero forzarte a nada...
  • Pero lo estás haciendo. - interrumpí. - te has gastado un montón de dinero en cosas para mi y eso me alaga y me abruma a la vez.
  • Lo sé nena...
  • No me digas nena.
  • Cómo querés que te llame? Debes buscarte un nombre. No te parece?
  • Ves como sos? - y creo que lo que mas me gusta de él es justamente eso, como toma la iniciativa, con naturalidad, y siempre me descoloca y me atrae. No es eso lo que atrae a las mujeres de los hombrees?
  • Ya somos adultos los dos. No te parece?
  • Si pero... todo es tan rápido.
  • Hace seis años que sueño con algo así. Y ahora que puedo llegar a tenerlo quiero aprovecharlo al máximo.
  • Te entiendo, pero vos entenderme a mi. En diez días diste vuelta mi vida, rompiste todos mis conceptos de mi lugar en el mundo y la verdad es que no sé que pensar, que decir que hacer.
  • Yo sí... él viernes tendré en casa todo esto que compramos. Vienes a casa te lo pruebas y allí lo decidiremos...

Me volví caminando hasta mi casa pensando en todo esto que me estaba pasando... la soledad que sentía era el común denominador. Nadie podría entender lo que siento.

El viernes era un límite que si lo cruzaba, no habría vuelta atrás. Tenía tres días para decidir. Pero era claro que ya nada seguirá siendo igual. Ya tenía una doble vida.

Inevitablemente el viernes llegó y una nota sobre mi escritorio me interpeló: ya tengo todo en casa, a la salida nos vemos.

Si la permanente taquicardia que sentía era fuerte, ahora sentía galopar mi corazón sin freno.

Ya sabía que esto iba a pasar. Ya le había anticipado a mi mujer que llegaría tarde. Ya había fantaseado como sería vestirme totalmente de mujer.

Llegamos a su casa sin hablar, siquiera sin mirarnos, o por lo menos yo no no miraba.

  • Las cosas están sobre mi cama, andá a verlas, yo prepararé algo para tomar.
  • Bueno – dije, tratando de disimular mi ansiedad y mi miedo.

A los pies de la cama, varios paquetes cerrados, descansaban

Abrí el primero. Un vestido con breteles muy cortito rojo de algodón, muy lindo,la verdad.

Y así fui abriendo todos... dos conjuntos de ropa interior, una mini falda negra, dos blusas y una caja, que sin abrirla sabía que eran las sandalias.

Antonio entró en su cuarto. N lo esperaba.

  • Está todo no? Te gusta? - Me preguntó así sin interrupciones sin esperar a que le conteste. - Quierés que te ayude a elegir que ponerte? A vestirte?
  • No, - dije yo pudorosa.
  • ok. te espero en el sillón. Pero no tardes.

Cerré la puerta de su cuarto y me empecé a desvestir

y una ves desnuda abrí un de los conjuntos de ropa interior, pero no era lo que yo pensaba era un body de encaje todo entero de pies hasta el escote. Pensé que ese lo había comprado sin que yo lo viera. Era muy sensual, me fue imposible no querer ponérmelo. Saque la tanga del otro paquete de ropa interior y me tenté con el corpiño. Luego me puse el body y me probé él vestido. Apenas me tapaba la cola. Busqué las sandalias desesperadamente y me las probé. Me resultaban cómodas, aunque cuando quise caminar se me complicó. Ensayé un poco alrededor de la cama, escuchaba el taconeo que producía y me conmoví. Estaba vestida de mujer, mas bien de putita. Así como me gustava que lo haga mi esposa en las noches especiales.

Entre los tacos y mi temblor de piernas debía salir. Cuanto tiempo habría pasado? No lo sé

Abrí la puerta y di, con pasos lentos y seguros, mi camino a la sala.

Antonio me miró. Esos segundos fueron horas para mi. Estaba re nerviosa. Como si fuera una reina y poseída, de repente con un valor que desconocía. di una vuelta para mostrarme entera a mi macho. Y antes de que pueda reaccionar...

  • Hola. Me llamo Soledad. Pero mis amigos me llaman Sole.- Ya lo había decidido. Sería su mujer, su amante o lo que él quisiera llamarlo.

Sentí sus ojos en mi cuerpo, sentí su mirada acariciándome. Sentí su deseo en mi piel.

  • Hola Sole... me encanta tu nombre y lo linda que estás... Aquí está tu trago y brindemos por tu bienvenida a mi hogar.- Me alcanza el vaso y brindamos, mirándonos a los ojos. Por tu bautismo como mujer. Chocamos los vasos, dimos un trago y me besó
  • Ni en mis mejores sueños pensé que ibas a estar tan sexy. - Me besaba y me decía esas cosas hermosas al oído.

Sus manos recrían mi cuerpo y las mías el suyo. En un momento se detuvo me tomo da la mano y me llevo a su cuarto... sacó las cosas de encima de la cama y me empezó a desvestir de forma sensual. Ahí recién me di cuenta que había música. ¿Sadé?

Me recorrió con sus manos mi cuerpo desde mi cuello hasta mis pantorrillas, llenándome de sensualidad cada zona de mi piel. Bajó los breteles dele body hasta mi ombligo... Tocó mis ttitas por encima del corpiño, apretando fuerte mis pezones.

Me estremecía parada allí frente él, que me creía su mujer. Aunque me sentía una quinceañera que iba a ser desvirgada por un hombre. No había palabras solo la música de esa voz negra.

Siguió bajando mi body hasta las rodillas. Sus manos en mis nalgas besando mi ombligo.

Al fin quedé de solo en tanga y corpiño. Desabroche su camisa sudada, me encantaba su aroma a macho.

Pegue mi cuerpo al suyo para sentir su piel

y así abrazados nos volvimos a besar con su lengua buscando la mía.

Desprendí el pantalón y se lo saqué todo. Quedando en bóxer de tela muy masculino.

Me arrodille a sus pies, saqué su pene por la bragueta de su bóxer... Era mas grande de lo que me parecido recordar. Se la olí, se la tome con mis manos, se la lamí y me la comí. Sentía como le gustaba lo que estaba haciendo, me di cuenta como me gustaba hacerlo gozar.

Me acomodó con el culo en pompa y me empezó a lamer el culo. Con gel íntimo embadurno un dedo me lo lo fue metiendo.... Le costó un poco vencer mi esfínter pero lo logró... me dolía pero me gustaba... Se ofreció a ponerse un condón, no contesté nada y sentí que me apoyaba su verga en mi hoyito. Lo movió entre mis nalgas y lo volvió a apoyar en mi anito. Hizo un pequeño pujo y sentí que me partía en dos. Dos lágrimas saltaron de mis ojos. Esta vez se untó de gel su cabeza y volvió a intentarlo.

Sentí que ese hierro caliente me perforaba. Su poya entraba en mi resbalando por el gel y sin ningún obstáculo. Y yo lloraba de dolor.

No sé si trataba de que no me oyera o si no le importaba, pero se empezó a mover dentro de mi, como si mi dolor lo excitara mas y mas. O sería que lo hacía por mi culo?

No tardó mucho en correrse. Y por fin la sacó... Me dejó tirada en la cama y se fue al baño a limpiarse. (No había pensado yo en limpiarmelo antes de que me coja, falta de experiencia).

No me podía mover estaba paralizada y cuando volvió yo estaba en la misma posición que me había dejado, unos minutos antes.

  • Ay querida, como estás... - Me imagino que ver mi culo con la tanga mal puesta y abierto... un espectáculo bastante desagradable. - Me tuve que ir a limpiar porque sino iba a encharcar toda la colcha de cama. Estás bien?
  • Si, estoy bien dejame que me recupere.
  • Queres que te ayude, Sole?, que te lleve al baño? - Antonio estaba actuando muy cuidadoso y cuando me dijo Sole... me volvió a gustar...
  • Si por favor. Me tomo de a cintura. Su semen corrió por mis piernas abrió la ducha de la tina. Me desvistió con sigilo y entró conmigo a la ducha. Me enjabonó toda y luego me secó con mucho cuidado...(mi tanga era un mar de semen)
  • Nuevamente me llevó a mi casa en su automóvil y me volvió a besar en los labios al despedirse.
  • Cuando entré en casa ya estaba bastante recuperado. Besé a mi mujer y me senté en la mesa del comedor. Ella volvió a besarme y me preguntó...- Estuviste llorando?