Mi compañero de piso

...Cuando lo vi entrar sólo me dio tiempo a ponerme de pie, enredandoseme la ropa en los tobillos. Venía desnudo y se avalanzó sobre mi. Sus manos manosearon mi culo. Yo forcejeaba y cuando traté de gritar sentí un profundo dolor en la cabeza que me hizo caer...

Estaba sentada en el bidé acabando de lavarme. Cuando lo vi entrar sólo me dio tiempo a ponerme de pie, enredandoseme la ropa en los tobillos. Venía desnudo y se avalanzó sobre mi. Sus manos manosearon mi culo. Yo forcejeaba y cuando traté de gritar sentí un profundo dolor en la cabeza que me hizo caer. Caí semiincosciente sobre él que sujetó todo el peso de mi cuerpo. Sentí como me cogió en brazos y comenzó a andar..

Recordé. Mi piso. Recién estrenado por lo que estaba todavía muy desordenado con cajas por todas partes. Quedaba mucho por hacer, incluso todavía no me habia dado tiempo a poner el cerrojo en la puerta del aseo. Recordé a José, mi nuevo compañero de trabajo. Acaba de llegar a la ciudad dias antes y como favor le deje instalarse provisionalmente conmigo. Ya nos habíamos visto varias veces desnudos, casi furtivamente debido a que no había mucha intimidad debido a que el aseo siempre tenía la puerta abierta para incursiones accidentales. Yo procuraba asegurar la puerta con una silla pero aquel dia no lo hice porque él no estaba en casa. No habia escuchado la puerta...

Apenas un corto recorrido desde el baño hasta la primera habitación. La suya. Sentí como me dejó sobre la cama. Como me separó las piernas y me las flexionó mientras ataba mis tobillos a los pies de la cama. Acarició con la mano mi vagina. Sentí como me incorporó por la espalda y me quitó la camiseta. Un escalofrío recorrió mi cuerpo al sentirme desnuda. Me volvió a tumbar y separó mis manos que ató al cabecero.

No sentí nada en un rato. Comenzaba a despertarme. Recordé de nuevo a José. Era alto y un tanto regordete. Bastante reservado para algunas cosas. Al principio casi ni hablábamos aunque con el paso de los dias cogíamos confianza y nos reíamos bastante de todo. Nada me hizo pensar que podía ocurrir aquello. Sí, le había visto desnudo. Había visto su cuerpo mucho tiempo puesto que solía pasearse por la casa sólo con un pantalón corto. No me atraía aunque reconozco que su herramienta si me había echo tener alguna fantasía.

Me costaba respirar. Abrí los ojos. Lo ví. Estaba sentado frente a la cama en una silla. Seguía desnudo. Vino hacia mí y se arrodilló en un costado. Me ahogaba porque el aire que entraba por mi nariz era insuficiente. Tenía la boca amordazada. Sus manos acariciaron mis pechos. Pellizcó mi pezon haciendome cerrar los ojos del dolor. Sorprendentemente con aquel pellizco sentí como se me ponía mas duro. Con la palma de la mano fue hacia el otro y repitió la operación.

Otra vez dolor. Mientras pellizcaba intenté mover mi cuerpo pero apenas pude moverme. Otra vez sentí más excitación. Bajó su lengua y me acarició el pecho haciéndo un circulo en mi piel. Primero en uno y luego en el otro. Acariciaba el pezón con la punta de su lengua rodeándolo y dejando el surco brillante de la saliva. Estuvo un rato jugueteando con ellos mientras yo sólo podía cerrar los ojos y dejarme llevar. Sus caricias estaban excitándome. Su lengua recorrió el valle entre mis pechos y bajó por el ombligo. Se detuvo en él brevemente mientras nuestros ojos se cruzaban y con sus manos apretaba mis dos pechos. Comencé a jadear. Su lengua bajó por mi vientre hasta mi clítoris. Lo rodeó. Lo acogió con sus labios y tiró de él hacia arriba.

Me dolió pero una de sus manos había bajado a mi vagina y el dolor se transformó en palcer con sus caricias. Introdujo un dedo mientras succionaba me succionaba el clítoris y lo lamía dentro de su boca. Introdujo otro dedo. Mis jadeos se incrementaron. Agarré con mis manos el nudo en el cabecero de las cuerdas que ataban mis muñecas y apreté. Cerré los ojos deseando no acabara nunca. Su boca se abrió. Su lengua lamió alrededor de mis labios para pasar a introducirse en mi vagina. Ahora eran sus dedos los que me acariciaban el clítoris masturbándolo en círculos. Suavemente conducía su lengua de abajo a arriba, mojando tambien mi ano. Se detuvo en él. Aunque sólo podía sentir las caricias que sus dedos daban en mi boton de placer. Mi cuerpo se puso rígido. Intenté cerrar las piernas atrapando el orgasmo pero antes de que me llegara el climax cesó todo movimiento.

Se levantó y salió de la habitación. Un sólo roce más, uno sólo y el orgasmo me habría llegado. No entendía por qué se detuvo tan cerca y lo peor de todo es que ni siquiera yo podía alcanzarlo. No tardó en volver. Venía de la cocina porque en sus manos traía un plátano que había comprado esa misma tarde, una botella de aceite de oliva y un cuchillo. Me asusté, aunque pude comprobar que el cuchillo sólo lo quería para cortar el plátano.. Lo peló mas o menos por la mitad y lo untó con el aceite. Lo puso entre mis pechos y fue de nuevo bajando a mi entrepierna muy lentamente. Acarició por fuera todo mi coño y se detuvo en mi ano. Presionó hacia adentro. La postura debia ser incómoda porque me quitó la almohada de debajo de la cabeza y la puso debajo de mi culo.Ahora no podía verlo.

El techo era la única visión que tenía. Sentí de nuevo presionar sobre mi agujero. La presión fue haciéndose más leve mientras sentía como la fruta penetraba en mí. Muy despacito el plátano iba abriéndose camino hasta que sentí su mano chocar contra mis nalgas. Ahora sentí como de nuevo se cerraba mi ano y otra vez se abría mientras la mano aceleraba la penetración, alternando los movimientos fuera-dentro. Su boca volvió a coger mi clítoris con sus labios y su lengua comenzó a masturbarme de nuevo. Cerré los ojos e intenté arquear mi cuerpo aunque no pude por las ataduras. Aún asi el placer volvió a inundarme y de mi boca salió un grito ahogado por la mordaza cuando el orgasmo me vino. Su lengua segía moviéndose rápidamente mientras que el plátano cesó su movimiento aunque lo dejó dentro de mi culo.

Conseguí elevar un poco la cabeza y lo observé. Se había colocado de rodillas entre mis piernas y como esperando mi miradame sonrió mientras con las manos se acariciaba la polla. No podia medirla demasiado bien debido a mi postura pero podria tener un palmo de largo (Un poco menos que el plátano que todavia seguía sintiendo en mi culo). Sentí sus dedos llevar la punta a mi coño.

Me acarició por fuera la vagina. Me molestó la caricia en el clítoris debido al orgasmo. Se dejó caer lentamente sobre mí. Sentí como a medida que me penetraba mi ano iba haciendo salir el plátano de él, aunque no llegó a salir completamente. Poco a poco fui sintiendo toda la verga dentro de mi. Luego salió y volvio a dejarse caer. Todo su cuerpo reposaba sobre mi. Comencé a gemir, aunque me ahogaba por su peso, y la mordaza. Se dió cuenta y me liberó. Tenía la respiración entrecortada y su movimiento se incrementó haciendo las penetraciones muy violentas. Su boca vino hacia la mía y me inundó con su saliva.

Mi lengua buscó la suya mientras sus movimientos se alternaban rápidos con lentos. Otra vez sentía esa sensación de ahogo debido a que mi respiración se habia acelerado presa de la excitación. Su cuerpo temblaba ante las embestidas junto con el mio. Mis manos se tensaron y me vi libre de una de ellas. Alcé la vista al cabecero y vi que me había atado con papel higiénico. No me había dado cuenta. Rompí la atadura de la otra mano y le abrace. Al sentir mis manos en su espalda apartó su boca de la mía y me miró. Sonrió y me volvió a besar mientras sus manos bajaban a mis nalgas. Sentí como el plátano salió de mi interior y como las palmas de sus manos me apretaban contra él cogiendome del culo. Se corrió mientras los chorros de esperma me provocaron un segundo orgasmo en lo más profundo de mi ser.

Se quedó sobre mí mientras nuestra respiración volvia a la normalidad. Su lengua acariciaba el lóbulo de mi oreja. Y fui sintiendo como su polla perdía su erección dentro de mi. Se levantó y se despidió besándo mis labios. Estaba tan cansada que me quede dormida desnuda sobre su cama.