Mi compañero de clases
Relato enviado por una chica deseosa de publicar sus historias cualquier asunto escribanle a ella.
MI COMPAÑERO DE SEMESTRE
Cuarta semana de semestre, trabajos de investigación, trabajos en grupo, trabajos de taller, trabajos trabajos...trabajos y también mi séptima semana sin novio y aunque la Universidad no me dejaba casi tiempo libre para pensar en el romance si sientia de una buena verga y la falta de pareja a la que venía acostumbrada y créanme que aunque cada uno de nosotros es un experto en el arte de la masturbación las sensaciones no son las mismas y la necesidad de un macho no hace más que rondarme la cabeza y todos los sentidos, como decimos por aquí: el verano esta bien largo y me preocupaba que veía en cada compañero bonito o feo una pareja sexual para pasarla rico y por las noches me masturbaba pensando en uno u otro compañero imaginándome como sería el sabor de su pene en mi boca o la fuerza de sus embestidas mientras me penetraban con pasión y desaforo. Así que parte de la solución estuvo en el GYM al que acudía cada dos días tratando de salir al máximo cansada y con ganas de dormir.
Por el contrario mis amigas no hacían más que pasarla de maravilla con sus novios y cada vez que salíamos juntas me sentía como florero mal parqueado y encima cada una no hacia más que presentarme al galán de ocasión que al final de la noche no hacia más que mandarme la mano a las tetas o la cuca o queriendome cojer y para colmo de males ninguno me inspiraba un mal pensamiento (que aunque a dieta, no me como lo primero que cae). En la U. no me llamaba la atención ninguno de mis compañeros y para colmo de males me tocó de compañero de grupo el más tontarrón de todos, no es que sea feo, pero es el típico niño de mamá siempre bien vestido, el que nunca se queda después de clases por que tiene algo que hacer en casa, el que nunca se toma una cerveza (y no es que a mi me guste el trago) por que ese es plan para los vagos alcohólicos en fin la clase de tipo que a mi no me cuadraba. Físicamente es alto (1,86 cm.) de más o menos 70 Kg., ojos castaños oscuros, cabello siempre bien recortado y peinado y de cuerpo esbelto más nada fornido. Como llegué tarde a clase un día (por estar chateando) me encontré que nos habían asignado a los dos en un grupo para un trabajo que incluía presentación en el tablero y por supuesto un informe detallado del tema.
Le sugerí que nos reuniéramos en mi casa el siguiente viernes para hacer el trabajo, pero él (después de sonrojarse hasta la raíz del cabello) prefirió que nos encontráramos en la biblioteca de la Universidad en las horas de la tarde ya que lo consideraba un sitio neutral (¡que mamon y pendejo! Pensé), pero igual fui juiciosa a las 3:00 p.m. a su encuentro, vestida una minifalda azul y una blusa que permitia ver mis lindas tetas.
Finalmente no pudimos adelantar nada ya que los computadores estaban todos ocupados así que retiramos un par de libros y nos marchamos a mi apto. Empezamos a trabajar y empecé a notar que mi compañerito no hacía más que mirar mis senos y mi entrepierna de forma disimulada cada vez que tenía la oportunidad y aprovechaba toda oportunidad para rozar su antebrazo con el mío cuando estábamos revisando cualquier cosa en el computador lo mismo que sus rodillas contra las mías cuando había ocasión; mejor dicho me resultó un avión el muchachito.
Al rato me pidió prestado el baño y cuando salió para sentarse a mi lado venía con la cara roja nuevamente sin mirarme a la cara así que le pregunté que le pasaba, por que se comportaba de esa forma conmigo, -¿Puedo preguntarte algo? Me dijo. -Claro, pregunta
-¿Tú usas esa ropita del baño? (me acordé que yo lavo mis calzones cuando me ducho y siempre los dejo colgados en la división del baño)
-Sip. Son míos, ¿por qué, te molestan? -Noooooo, para nada, es que son bien pequeñitos y no puedo evitar pensar en como se te ven puestos -Ja, ja, ja, pues como se le ven a cualquier mujer, ¿acaso tus hermanas no usan tangas? -¿Estás loca? Mi papá no se lo permitiría y yo solo tengo una hermana mayor
-Pues si, yo los he visto juntos en la U. y te aseguro que ellas las usa, fíjate que en el jean no se le marca la ropa interior, ¡a no ser que no use! -¡Yo le conozco la ropa interior a mi hermana y se que no usa eso! -¿Ahora resultó fisgón también? ¿Le revisas los cajones a la hermana? ¿No me dirás que también te pones la ropita de ella? -¡Qué tal? Para nada, es que siempre me han causado curiosidad esas cosas en las mujeres. -¿Y no le preguntas a tu novia? Mi pobre compañero no podía estar más rojo y a la vez temblando de nervios
-Yo nunca he tenido novia
-No te creo. Tú eres mayor que yo, debes tener 24 y ¿nunca has tenido una novia? -Aunque no me creas así es. Yo no tengo suerte con las mujeres nunca les puedo hablar sin sonrojarme o titubear; mejor dicho ¡soy una hueva completa!A lo que empecé a reírme como loca de verlo todo sonrojado y achantado; él se puso de pie y como pudo metió sus cosas entre el maletín y antes de que llegara a la puerta lo abracé desde atrás deteniéndolo. -Espérate, ¿qué te pasa? -¡Yo no vine aquí para que te burles de mi! -No me mal interpretes no seas bobo es solo que siempre te he visto tan serio y tan sobrador que me sorprendiste con lo que me acabas de contar. Además cálmate que yo soy muy fresca y de aquí no sale nada de lo que hablemos
Ya calmado me contó que la mamá lo sobreprotegía y por eso ninguna de sus amigas era aceptada en la casa y siempre las sacaba corriendo acosándolas por todo y que lo mismo le pasaba a la hermana aunque él si la había pillado manoseándose con el novio. En fin toda la confesión de su vida amorosa. Yo le conté sobre mi ex novio, de mi vida amorosa, mejor dicho dejamos de estudiar y al final de dos horas conocíamos todas nuestras intimidades y nuestros proyectos y todo de todo; muchos abrazos y todo lo cursi que pasa en estas situaciones, me sentía hablando como con una de mis amigas, no por que lo viera como una mujer si no por que me inspiraba esa confianza. En fin, terminamos el trabajo como a las 8:00 p.m. y decidimos pedir una pizza a domicilio para cenar; nos sentamos en la sala y empezamos a hablar de bobadas haciendo tiempo y él cada vez con más descaro me miraba los senos o el culo cuando me paraba, pero no pasaba de ahí. No se por que decidí pasar a la acción y empecé a seducirlo con disimulo, parándome enfrente de él para alcanzar algún libro de la repisa dejando entre ver las tiras de mi tanga al empinarme y viendo de reojo como me devoraba mirando el jean entre mi entrepierna o mirando mi blusita cuando me agachaba para servirle la gaseosa y sin embargo nada lo hacía pasar a la acción. Cuando llegó la pizza nos la devoramos en pocos minutos y cuando me iba a tomar mi gaseosa descuidadamente me la derramé encima de la blusa y del pantalón maldiciendo después y avisándole a mi compañero que me iba a dar un duchazo para no quedar pegajosa. Intencionalmente dejé la puerta de mi cuarto entreabierta de tal forma que con poco esfuerzo él pudiera verme mientras me desnudaba y me metía al baño, pero a la vez yo lo podía ver a él por el rabito del ojo por el espejo de la cómoda. Me quité la blusa y el bra y dándole la espalda me bajé el pantalón y la tanguita mientras veía como él se ponía de pie y se metía la mano entre el pantalón para arreglarse el pene que en ese momento debía estar totalmente estrangulado en su entrepierna; a los pocos minutos lo llamé con la excusa de que me alcanzara una toalla del tendedero de la cocina y en menos de un minuto estaba tocando en la puerta del baño estirando el brazo para alcanzarme la toalla a lo que pícaramente le dije: -¿Y qué? ¿No te das el duchazo conmigo? -¿En serio? -¿Tú que crees? Mientras le decía esto me estaba lavando el jabón de la cara y cuando abrí los ojos él ya estaba enfrente mío totalmente desnudo; mi primera reacción fue la de cubrirme los senos con un brazo y con el otro mi sexo. Al ver esto él se atemorizó y trató de salirse pidiendo disculpas a lo que yo respondí estirando mi brazo reteniéndolo y abrazándolo por la espalda dejándolo sentir mis senos y mi cuerpo sobre su espalda; él se quedó muy quieto sin saber como reaccionar mientras yo lo abracé pasando mis manos por su pecho, acariciando sus hombros mientras le besaba el cuello y la nuca mientras el gemía de placer y un temblor invadía su cuerpo. Seguí bajando mis manos por su pecho hasta llegar a su vientre para encontrarme con su miembro totalmente erecto y palpitante, el cual acaricie bajando su prepucio y apretando su glande con la punta de mis dedos sintiendo como reaccionaba inflándose después de cada apretón. Acaricié sus testículos mientras él coloco sus manos contra la pared disfrutando de mis caricia
-Dime que tengo que hacer Sandra, enséñame por favor
-¿Qué tal? ¿Ahora yo de profesora? Le di la vuelta para que nos fundiéramos en un beso y poco a poco penetré su boca con mi lengua y jugueteamos no se cuanto tiempo con nuestras bocas mientras le puse sus manos en mi cola para que me la apretara meneando nuestras caderas al mismo ritmo sintiendo su verga sobre mi vientre subiendo y bajando lentamente controlando sus movimientos con mis manos sobre su cadera
Duramos un buen rato en este juego hasta que él con su mano subió una de mis piernas de tal forma que lo abrazara sobre su cintura dejando que su pene quedara a la entrada de mi vagina y al adivinar sus intenciones lo detuve; espérate un poco, le di la vuelta nuevamente haciendo que apoyara sus manos sobre la pared y ubicándome a sus espaldas abrazándolo desde atrás para morder su cuello, colocando una de mis manos entre sus piernas para acariciar sus testículos mientras con mi otra mano lo empecé a masturbar agarrando su verga con cuatro dedos por delante y el dedo gordo por detrás (así me enseñó mi novio) mientras él solo gemía de placer empezando a aumentar el movimiento de sus caderas al ritmo de mis dedos en un aprieta y afloje hasta que ya no pudo contenerse más y se vino con un chorro caliente de semen que se estrelló contra la pared, entonces puse mi mano en su glande para sentir esa leche caliente saliendo de su volcán y recibirla esparciéndola sobre todo el tronco de su pene en un menear de arriba hacia abajo hasta que ya no salió nada más. Cerré la ducha y cogidos de la mano salimos del baño para pasar a mi cama; él quedó cansado y se recostó mientras yo secaba su cuerpo con la toalla. -¿Te gustó? -¡Es lo mejor que me ha pasado en toda la vida! -Que rico que te halla gustado, me encanta ser tu primera vez y espero que nunca lo olvides. El empezó a adormilarse por lo que me apresuré a secarlo notando que su pene no había perdido la erección del todo, entonces me agaché sobre su verga acariciándola con mis manos, subiendo y bajando su prepucio hasta que recobró su erección totalmente notando que el forro no le cabria totalmente en su glande. Entonces le di un beso suave con mis labios en su glande a lo que él respondió con un gemido apagado tomando mi cabeza con una de sus manos obligándome a permanecer en esa posición. Bajé con la punta de mi lengua por todo su tronco hasta sus pelotas jugueteando con ellas y nuevamente subí hasta su glande introduciéndolo suavemente en mi boca sintiendo su palpitar, sintiendo su sabor y disfrutando del momento. Empecé a succionarlo masajeado su tronco de arriba hacia abajo y con mi otra mano masturbándome yo misma, ya que él no tomó la iniciativa hasta que en pocos minutos sentí nuevamente su excitación con el aumento del ritmo de sus caderas y la tensión de los músculos de sus piernas entonces empecé a consentir la punta de su glande con la punta de mi lengua hasta que alcanzó otro orgasmo salpicando mi cabello con su semen ya que no me alcancé a quitar, cuando levanté mi cara para verlo estaba completamente cubierto en sudor con la cabeza hacia atrás y los ojos cerrados con un gesto de placer indescriptible. Me puse de pie y fui caminando al baño para lavar mi cabeza y al regresar él estaba sentado en el borde de la cama esperándome, me acerqué caminando despacio y mirándolo a los ojos hasta que desvió su mirada a mi sexo; me paré enfrente ofreciéndole mi raja para que no le quedara duda de la geometría femenina. Tomé su cabeza con mis manos y lo atraje sin mucha resistencia hacia mi rajita a lo que él empezó a besar mientras que con sus manos apretaba mi culo pegándose literalmente contra mi sexo, como sabes de rico me decía, ¡no me imaginaba un sabor así! Chupaba, lamía y se notaba su inexperiencia, pero lo dejé hacer a su antojo hasta que me hizo alcanzar un orgasmo delicioso. Entonces lo atraje hacia mi cara y lo hice acostarse sobre mí separando mis piernas para recibirlo y a la vez bajando su rostro a la altura de mis tetas pidiéndole que me las besara y me las mordiera cosa que hizo de inmediato sin necesidad de repetírselo, pude sentir su erección sobre mi muslo y separándolo un poco busqué en mi mesa de noche los condones entregándole uno, él procedió a abrirlo colocándoselo al revés por lo que el látex no podía bajar por su pene, entonces se lo quité colocándolo como debe ser con mis manos y asegurándome que lo cubriera totalmente. Me acosté boca arriba atrayéndolo hacia mí, tomando su pene con mi mano, guiándolo hacia mi vagina introduciéndolo hasta que él inició un meneo con su propio ritmo: suave al principio y después de unos minutos incontrolables, hasta que tuve que calmarlo para disfrutar un poco más del momento. No puedo negar que en el proceso alcancé por lo menos dos orgasmos intensos y al final cuando ya no aguantó más llegamos los dos al mismo tiempo quedando exhaustos y cubiertos de la mezcla de nuestros sudores, cansados, pero satisfechos.
De esto ya han pasado varias semanas y aunque seguimos viéndonos en la U. no ha vuelto a ocurrir nada nuevo Espero que les guste
Un beso.