Mi compañero David,relatos de vida universitaria3
Continua la historia de David y Pedro, comienza el sexo....
“David, la verdad que desde que comenzamos a ir a la piscina y con el paso de los días he comenzado a sentir algo distinto hacia ti, me excito al verte desnudo y esa imagen la tengo luego en mi cabeza y no puedo sacármela. Quiero pasar cada vez más rato contigo, pero ni por asomo se me había pasado por la cabeza decirte algo así, por miedo a como reaccionarias y sobre todo por miedo a que nuestra amistad se deteriorase.”
“Pues tú me dirás que hacemos ahora” dijo David.
La cosa había dado un giro de 180º, no sabía que hacer realmente, en mi cuerpo había una sensación rara, de alegría por ver como mi amigo y compañero se había abierto, pero a la vez de miedo, no sabía cómo seguir hacía adelante con aquello, pero la verdad que hablar abiertamente con David había hecho que me excitase, y obviamente estando encima de la cama con los bóxer no pude ocultar que mi polla había crecido. David se dio cuenta de este hecho a lo que dijo con su siempre tono alegre:
“Ya que tú no contestas, parece que hay algo ahí debajo que si está diciendo muchas cosas, jajaja”
Esto es lo que hacía que cada vez siéntese más cosas hacia él. La forma que tenía de ser, siempre con una sonrisa, siempre sacando el buen humor en cualquier situación, haciendo que los problemas y las situaciones más difíciles fuesen siempre más llevaderos.
“Es verdad, mi hombrecito se ha despertado, pero chico que quieres, dices esas cosas y estas a mi lado en calzoncillos, pues mi imaginación se despierta, y lo que no es la imaginación, jajajajaja”
David se acercó un poco, quedando a pocos centímetros de mí, y mirándome me preguntó señalando con su mano hacia mi paquete: “¿Puedo?”, yo asentí con la cabeza y David comenzó a pasar su mano por mi pierna, iba subiendo poco a poco, hasta llegar a mi polla, ya dura por completo, pasaba una y otra vez la mano por encima de mi bóxer, yo estaba a punto de explotar, era algo soñado por mí y a la vez algo que hace unos meses ni habría imaginado, David recorría con su mano toda mi verga y las primeras gotas de precum aparecían. Subía su mano por mi pecho, retirándome la camiseta, pasaba sus dedos por mis abdominales, hasta bajar de nuevo hasta mi polla, estaba tan caliente que me quité la camiseta y en la tela del bóxer aparecían las primeras manchas de precum, yo me dejaba hacer, permanecía inmóvil, pero podía ver como él también estaba excitadísimo.
David dio un paso más, introdujo su mano dentro del bóxer y agarró mi polla, ¡¡que placer más grande!!, decidí ayudarlo y me bajé el bóxer hasta la rodilla, para que pudiese hacer sin ningún impedimento, era la primera vez que otro hombre me tocaba la polla, y se sentía bien rico. David se recreaba y tocaba una y otra vez, mis huevos y la verga, él estaba disfrutando el momento, tanto o más que yo, pero por unos instantes paró.
Se quitó su camiseta para darme una señal, él también quería sentir mi mano en su cuerpo y así hice, comencé a acariciar su pecho, lentamente, en ese mismo instante, David agarró mi verga para comenzar a masturbarme, con la primera pasada de su mano sobre mi tronco, dejó al aire mi glande, de un color rosa, que brillaba del precum que lo recubría, que placer estaba dando David sobre mi cuerpo. Decidí dejar las caricias sobre su pecho para otro momento, la mano de David sobre mi verga estaba haciendo que mi cuerpo ardiese, por lo que yo decidí imitarlo, metí mí mi mano dentro de su bóxer, un tronco caliente y duro me estaba esperando, sentir palpitar su polla en mi mano hizo que me excitase aún más, bajé como pude un poco su bóxer para poder contemplar ese trozo de carne. Al instante de dejar al aire esa delicia de polla que tenía mi amigo, comencé con la paja. Era una sensación rara masturbar a otro chico, pero lo estaba disfrutando, además nuestras pollas no podían ser más parecidas, si nuestro cuerpo era prácticamente similar, más aún lo eran nuestras vergas. Nuestro ritmo de masturbación prácticamente se sincronizaba. Ambos con los ojos cerrados disfrutábamos dando placer y recibiéndolo al mismo tiempo.
Nuestras respiraciones cada vez eran más fuertes, sin llegar a gemir, porque estábamos casi pared con pared con el resto de los compañeros y no era plan de montar allí una escena de película porno, continuábamos con la paja cada uno con la polla del otro, yo estaba el límite, iba a correrme y no tardando mucho, y así fue un par de minutos más y varios chorros de semen salieron directos a mi pecho. Paré unos segundos mi paja sobre la verga de mi amigo, hasta que cogí de nuevo fuerzas, aceleré el ritmo, y en pocos segundos, el pecho de David estaba también cubierto de gran cantidad de semen. Solté su polla y miré su cara y vi, como estaba llena de felicidad, le sonreí.
Era increíble, dos amigos de la infancia, ahora casi hermanos, compañeros de piso y de infinidad secretos, se habían masturbado mutuamente, algo que ni con la pubertad se les había pasado por la cabeza. Lo habían hecho siendo ya universitarios. Los dos habían disfrutado de lo lindo y ahí seguían en las camas, desnudos, con sus vergas poco a poco deshinchándose y su pecho cubierto de varios chorros de semen.
David que últimamente estaba más lanzado fue el primer que habló:
“Madre mía, llevamos toda la vida juntos y hemos esperado tanto tiempo para descubrir algo tan rico juntos, la de horas que hemos gastado jugando a la Play pudiendo haber jugado con estos mandos de carne y hueso, jajajajaja”
A lo que respondí: “Ufff!! No he disfrutado tanto de una paja en la vida, ni cuando me las hacia mi novia y yo le tocaba el chocho a ella, jajajaja, bueno voy a ducharme para quitarme la leche del cuerpo”
Pasé al baño para darme una ducha rápida, nada más entrar en la cabina de hidromasaje entró David al baño también para quitarse todo el semen que tenía, me duché rápido para que pudiera hacerlo también él. Salí a la habitación me vestí y me metí en la cama, él al momento hizo lo mismo. Nos dormimos, y a la mañana siguiente todo trascurría con normalidad, como si el hecho de hacernos una paja el uno al otro fuese algo que hubiésemos hecho toda nuestra vida. Bajamos a desayunar con el resto de los compañeros, para disfrutar de nuestra última mañana en la casa rural, ya que después de comer volveríamos a nuestra ciudad, que al día siguiente teníamos clase de nuevo.
Menudo viaje. Se vino David con mis compañeros porque a él le fallo el plan que tenía y uno de mis compañeros míos tuvo que cancelarlo, y fíjate, habíamos disfrutado de un momento de placer mutuo que ni por asomo se nos había pasado por la cabeza, por lo menos a mí, pero que volvería a repetir una y mil veces.
Al llegar a nuestro piso, el momento de intimidad que habíamos compartido no enturbió ni lo más mínimo nuestra relación, al contrario, creo que nos unió más. Saber que de alguna manera, nos sentíamos atraídos el uno por el otro hizo que nuestra convivencia se reforzase. Toda la semana trascurrió con normalidad, clases y más clases, estudio, trabajos, la verdad que el puente hizo que los profesores volviesen con más ganas y esa semana ni para hacer deporte tuvimos tiempo.
Por fin llegó el viernes por la tarde, tendríamos el fin de semana para poder descansar, aunque no del todo, algún que otro trabajo debíamos hacer, pero bueno ya mucho más relajados que durante la semana. A media tarde, decidimos David y yo bajarnos a tomar una cerveza a un bar cercano al piso. Estuvimos allí varias horas, picando un poco para cenar y bebiendo cerveza, cuando el dinero empezaba a escasear, decidimos comprar un par de litronas en el 24 horas y subirnos al piso. Nos sentamos en el sofá y continuamos con la charla, cuando se terminaron las litronas, David se levantó y fue al baño a ducharse, dejándome solo en el salón. Me estaba durmiendo, entre la cerveza y lo duro de la semana se me cerraban los ojos, cuando oí que David había terminado y estaba en su habitación ya, fui yo a ducharme para ver si me espabilaba un poco. Terminé la ducha, me anudé la toalla a la cintura y me fui a la habitación.
Cuando llegué vi que David estaba tumbado en mi cama, con el pijama puesto. “¿Qué pasa que no tienes cama y te vienes a la mía, o es que quieres verme cómo me visto?” A lo que David dijo incorporándose y sentándose en la punta de la cama: “Lo que no quiero es que te vistas”
En ese momento me acercó hacia él y me quitó la toalla dejándola caer y dejando a la vista mi polla, dormida, la sujetó con una mano, con la otra tocaba mis huevos, empezó una paja lenta, retirado la piel de mi polla, cubriendo y descubriendo el glande, mi polla iba creciendo poco a poco, en pocos segundos ya estaba totalmente dura, le apuntaba hacia su cara, siguió así un rato, hasta que paró me miró y dijo: “El otro día me quedé con las ganas, de hoy no pasa”. Bajó la mirada, sujetó mi polla con su mano, acercó su cara y abrió la boca. Mi mejor amigo me iba a hacer una manada, David sacó su lengua, subió mi polla hacia arriba con su mano y comenzó a lamer desde los huevo hasta la punta, una y otra vez, hasta que una de las veces que llegó hasta la punta, se la introdujo en la boca, ¡¡qué sensación!! ¡¡qué mamada me estaba haciendo””, estaba disfrutándolo al máximo. Mira que me la habían chupado muchas veces, pero creo que esta era la mejor de todas. No sé si la mía sería la primera vez que David se metía una polla en la boca, espero que sí, pero que maestría tenía, me estaba dando un placer que haría que me corriese bien rápido, tenía toda mi polla en su boca y a su vez con las manos sujetaba mi culo. No podía aguantar mucho más tiempo así. Me retiré un poco y empujé a David hacia atrás en la cama y le dije: “Déjame a mi probar”
Bajé de un tirón el pantalón del pijama de David y vi un gran bulto debajo del bóxer blanco que el llevaba, una mancha aparecía en la punta de su polla, estaba tan cachondo de chupármela como me tenía a mí, no dudé le quité los bóxer. Me arrodillé, sujeté su polla con mi mano y la descapullé, brillaba de la cantidad de precum que tenía, dudé uno segundos pero la metí en mi boca, he de decir que aunque yo nunca he probado mi semen, sí que muchas veces he probado el precum cuando me estaba masturbando, y al igual que el mío tenía un sabor raro el suyo, quizá de la excitación que tenía me parecía hasta más delicioso el suyo. Estaba mamándole la verga a mi amigo, y él poco a poco se incorporó, me sujetó la cabeza y empezó a follarme la boca, primero con delicadeza, pero cada vez más fuerte, eso hacía que me pusiese cada vez más cachondo, no podía aguantarme más y empecé a masturbarme a la vez que mi amigo me follaba la boca. David paró de repente, me sacó la polla de la boca y me dijo; “Cierra los ojos” sabía lo que venía pero no me negué, me apetecía sentir su semen en mi cara, yo mientras seguía masturbándome, en pocos segundos, varios chorros de leche caliente se esparcieron por mi cara, lo que hizo que acto seguido, me corriese sobre el suelo. De la excitación que tenía saqué mi lengua y probé un poco del semen que había caído cerca de mi boca, era un sabor agradable, pero más agradable fue cuando David me agarró con sus manos de ambos lados de la cara y me dio un beso en la boca, al cual correspondí sin dudar.
“Creo que a partir de ahora vamos a pasárnoslo muy bien en este piso” dijo David, y comenzamos los dos a reír.
CONTINUARÁ….