Mi compañera de trabajo (y la hija de mi jefe)

De como me tiré a la hija de mi jefe.

Esta historia ocurrió hace ya cerca de diez años, cuando tenia unos 28 años. Como muchas veces en la vida, ocurren cosas de forma espontánea y casual, y en este caso además fue muy placentero.

Yo trabajaba en una pequeña empresa, donde ocupaba un puesto de cierta confianza, ya que era el responsable de administración de la misma.

En cierta ocasión la secretaria que tenía decidió abandonar el trabajo por otro puesto en otra empresa que por cercanía a su domicilio le resultaba más conveniente. Dado que el puesto quedaba vacante, mi jefe (uno de los dos socios de le empresa) decidió poner en dicho puesto a su hija, una muchacha de dieciséis años que no quería continuar con sus estudios, por lo que pensó que seria una buena manera de iniciar su andadura en el mundo laboral al tiempo que aprendía una profesión.

Esta muchacha, llamada Ruth, no era muy alta, tenia el cabello largo y rubio, de ojos azules, algo rellenita, pero con unos pechos de gran tamaño y unas curvas para quitar el hipo, las cuales además sabia resaltar adecuadamente con camisetas ajustadas y escotadas y con minifaldas que marcaban claramente sus caderas . Francamente, cuando te miraba exudaba sensualidad.

Durante un tiempo trabajamos juntos con una relación formal mientras yo trataba de enseñarle todo lo que necesitaba saber. Dado el tiempo que pasábamos juntos, en ocasiones a deshora, muy tarde y solos, la confianza entre nosotros fue aumentando, y ella que era una mujer muy locuaz, me contaba sus cosas, en ocasiones de cierta intimidad, e incluso me pedía consejo. De esta manera poco a poco nuestra relación fue pasando del plano exclusivamente profesional al plano de amistad. Esto conllevó que, sobre todo ella, le gustara gastarme pequeñas bromas o tomarme el pelo, y termináramos riendo los dos.

En una ocasión, en la que estábamos solos, comenzó a contarme que acaba de romper con el chico con el que salía, del cual ya me había hablado en alguna ocasión, porque había descubierto que la engañaba con una amiga suya. La cuestión es que estaba bastante contrariada, sobre todo por sentirse engañada. Yo me acerque a ella, y le puse una mano sobre el hombro y trate de consolarla, diciéndole que no se preocupara, que existían muchos chicos en el mundo y que seguramente cualquier otro la trataría como se merece, con un poco de respeto.

Ella apoyo la cabeza sobre mi pecho, y la abrace con intención de consuelo, aunque en aquel momento al sentirla tan pegada a mi, con sus exuberantes pechos pegados a mi, no pude por menos que ponerme a cien por hora.

Me dijo : "ojala pudiera encontrar a un hombre atractivo, sincero y bueno como tu".

Yo me quede sorprendido, pero atine a contestar :

-Te agradezco el cumplido, y te puedo asegurar, que si no fuera porque estoy casado, hace mucho tiempo que habría sucumbido a tus encantos.

Entonces ella replico :

-No me importa que estés casado, pero ahora que se te gusto, tengo que confesarte que me derrito cada vez que estoy junto a ti y que tengo que he tenido que contenerme porque no sabia que podrías decirme.

Entonces con una mano me acaricio la mejilla y me beso. Yo sin poder evitarlo respondí inmediatamente a su beso prolongando este de una manera larga profunda y apasionada.

Sin poder evitarlo, comencé a acariciar todo su cuerpo, y con un solo movimiento metí mi mano por debajo de su camiseta y le desabroche el sujetador, dejando libres aquellos maravillosos senos que tenia, mientras ella me quitaba la camisa. Me separe un segundo de ella para admirarla y me pregunto

-¿Qué miras?

-Eres mas maravillosa de lo que había imaginado.

-Pillin – contestó ella.

Me volví a abalanzar sobre ella, y mientras con una mano le acariciaba sin parar, sobre todo sus tetas, que no me cabía una sola de ellas con las dos manos, mientras que con la otra le quite la minifalda que llevaba y seguidamente el tanga que llevaba, pasando a trabajar inmediatamente su precioso coño, poblado de una tupida mata de pelo rubio. Mientras le metía los dedos hasta el fondo y sin resistencia, me percate de que estaba ya empapada en fluidos, y comenzó a gemir diciendome :

-Siiii, sigue, no pares por favor, estoy muy salida, me has puesto muy cachonda.

No me hice de rogar y redoble esfuerzos, mientras le comía todo el cuerpo y ella se apoyaba en la mesa del despacho. Al cabo de unos momentos, emitió un gemido mas fuerte y llego a un orgasmo nada disimulado, ya que dejó empapado el suelo con un charco de fluidos que le vinieron de golpe al correrse.

-Oh Dios – dijo ella- eres increíble. No quiero parar, necesito que me folles.

Entonces me termino de quitar los pantalones y agarrándome el instrumento me dijo mientras me lo acariciaba :

-Vaya pedazo de polla, es todavía mas grande de lo que imaginaba.

-¿Imaginabas? – replique yo.

-Si – contesto- llevo mucho tiempo soñando con poder estar así contigo.

Y dicho esto se la metió entera en la boca. Nunca pensé que pudiera hacerlo, de hecho ninguna otra mujer consiguió nunca meterse entera mi polla en la boca, pero ella lo hizo.

Que maravilla, jamás me la habían chupado como me la estaba chupando ella. Cada vez estaba mas salido y fuera de mi, estaba en el cielo, pero en mi propio trabajo y con la preciosa hija de mi jefe.

Cuando estaba a punto de correrme, me dijo, -No, espera, quiero que la primera vez conmigo te corras dentro de mi coño y que me folles como nunca has follado a otra, ni siquiera a tu mujer. Y no te preocupes, tomo anticonceptivos.

Entonces la recosté sobre la mesa, la abrí de piernas y comencé a metérsela poco a poco, y mientras yo me moria de gusto por quel precioso y salido coño calentito que me estaba follando ella comenzó a gemir de nuevo.

-Oooh siiii, que pedazo de polla tienes, que gusto me da. Oooh siiiii, siii no pares follame, quiero que me folles todos los dias, siiii, prométemelo, prométeme que me follaras todos los días.

-SI, SI, SIIIIII, -grite yo- si preciosa mía, te follare todos los días, quiero follarte todos los días. Oh Dios!, acaso crees que puedo mirarte sin que me la pongas dura.

Seguí metiéndosela durante un buen rato al tiempo que le agarraba de sus maravillosas caderas. Ambos seguíamos gimiendo y gritando como posesos, al tiempo que nos magreabamos todo el cuerpo.

-Me corro, me corro, ME CORROOOOOO – dije yo-

-Si. Si, SIIIIIII, Dios, córrete aaagggggg.

Y de una manera increíble y explosiva nos corrimos los dos al mismo tiempo.

Yo la llene el coño con mi semen y ella me dejo empapado completamente con aquel chorro de flujos a presión que era su nuevo orgasmo.

Durante un rato, reposamos sobre la mesa abrazados y jugueteando con nuestros cuerpos, y luego decidimos vestirnos e irnos a nuestras respectivas casas. Antes de salir, ella me dio un largo y apasionado beso, diciéndome – No voy a olvidar la promesa que me has hecho hoy. Quiero que me folles todos los días.

-Cumpliré mi promesa, tenlo por seguro. Yo siempre te seré sincero.

De esta manera comenzó una relación que duro cinco años y que nos dio grandes satisfacciones a los dos, y que nos llevo a diversas situaciones, unas divertidas, otras morbosas, como seguir follando conmigo después de casarse ella. Pero eso es otra historia, que espero contar en otra ocasión.