Mi compañera de piso italiana 2

El desenlace. Yo reconozco que siempre me ha gustado más Italia que Francia...

Me desperté, subí la persiana y con el resquicio de luz que entraba por la ventana me quedé empanado mirando a la nada sentado en la cama.

Marylou se fue a su casa después del polvo, le dije que la acompañaría pero ella se negó. Yo tampoco insistí mucho, en aquel momento estaba muy nervioso porque estaba mi compañera de piso en casa y probablemente habría oído todo. ¿Cómo pude ser tan tonto? Había confundido el fin de semana en el que Valentina se iría a jugar a Milán...

"A ver, Manuel, tranquilízate, Valentina ni es tu novia, ni hay ningún compromiso que te ate a ella, ¿por qué cojones estás tan nervioso?". La respuesta llegó a mi cabeza inmediatamente "Por que me la sigo queriendo tirar". Había conseguido engañarme a mi mismo diciendo que pasaría de ella y que estaba muy bien con Marylou, pero la cruda realidad es que la chica me seguía pareciendo increíble y seguía teniendo metida en la cabeza la idea de follármela.

Si seguía teniendo esperanzas, estaba claro que se habían reducido considerablemente. No sólo eso, debo reconocer que me daba un poco de vergüenza que me hubiese pillado follando, no tanto por que me viese echando un polvo (eso me daba morbo) si no por el hecho de que hubiese presenciado mi segunda corrida, cuando Marylou me la chupaba mientras me metía un dedo en el culo... eso me daba mucha vergüenza.

Resignado, salí de mi habitación (serían eso de las 12) y me acerqué a la cocina a por algo para desayunar. Parecía que Valentina no estaba en casa así que me tranquilicé y me dispuse a desayunar con tranquilidad. En mitad del desayuno, entró Valentina en casa y vino directita a la cocina a por algo de beber. Yo tenía la tostada en la boca, me atraganté y llené todo el plato de migas. Valentina estaba espectacular, llegaba de correr y tenía un top que apenas le contenía las tetas, unasmallas que marcaban su culito prieto y perfecto y una leve capa de sudor que le corría por el canalillo y que hizo que casi levantase la mesa con la polla de lo empalmado que estaba.

Me miró de refilón y me saludó con un lacónico "ciao". Salió rápidamente de la cocina y fue directa a la ducha. No supe decir si había sido tan seca porque estaba cansada o porque estaba enfadada por lo de la noche anterior. En mi habitual pesimismo supuse que lo segundo, pero no sé por qué me daba a mí que en esta ocasión iba a tener razón al ponerme en lo peor.

La semana transcurrió de manera extraña, por un lado Marylou y yo follamos varias veces después del trabajo. Me zorreaba todo el día en la oficina y me tenía cachondísimo. Un día se metió debajo de la mesa donde trabajaba y me hizo la mamada de mi vida.

  • Me lo he tenido que tragar todo, a ver si te iba a caer semen en el pantalón y te ibas a manchar en el trabajo -Me dijo cuando terminó mientras me daba un beso.

Pero por otro lado, en casa estaba desconcertado, Valentina estaba muy fría, ya no era simpática ni agradable, pero a la vez, cuanto más cabreada parecía estar, más sexy iba. La ropa de estar por casa se redujo a la mínima expresión, los pantalones pasaron a ser blancos, de una tela que hacía que se transparentase el tanga y cuando me quedaba embobado mirándola, ella me lanzaba miradas asesinas.

Me tenía cachondo y frustrado, de verdad que es una sensación horrible, no os la deseo. Al menos, Marylou me ayudaba a descargar prácticamente todos los días. Pero lo bueno no dura, y para mi desolación, Marylou me contó el jueves que había conseguido un trabajo mejor en Francia y que se iría el lunes. La parte buena es que la ración de sexo aumentó, de hecho, cuando llegó el fin de semana (ahora sí que sí, Valentina se iba a Milán), salimos de fiesta todos para despedir a Marylou y yo me frotaba las manos, pensando en lo que vendría más tarde.

La fiesta fue una auténtica locura, después de la cena empezó a correr alcohol sin parar y la gente, antes de llegar a la discoteca, ya andaba borracha sin remedio. Marylou empezó a zorrearme en la pista de baile toda la noche. Restregaba su culo contra mi polla, me susurraba al oído, me rozaba la polla con la mano cada vez que podía... Además, llevaba una faldita muy corta y cuando estaba sentado en algún sitio llegaba ella y se sentaba encima de mi. En un momento de la noche me agarró el cuello y juntó su cabeza mucho a la mía, noté algo extraño en el tacto de mi cuello y cuando me giré a ver qué era vi que tenía su tanga en la mano, me lo metió en el bolsillo y se fue a bailar.

Sin embargo, no me dejó tocarle ni una sola vez en la noche, no pude tocarle el culo, ni las tetas, ni absolutamente nada. No era una persona, era un jodido animal salido. Habría hecho en ese momento lo que me hubiese pedido con tal de follármela.

Alrededor de las 3 de la mañana fuimos para casa, pero en el camino tampoco me dejó que le hiciese nada, yo estaba para explotar. Cuando llegamos a mi cuarto, me hizo desnudarme y tumbarme boca arriba, ella no se quitó nada, sencillamente se subió encima de mi y me puso su coño en la boca. Estaba empapadísimo y nada más tocarlo con mi boca Marylou gimió con una auténtica guarra. Se movía despacito, recreándose en mi boca, agarrándose a mi cabeza y disfrutando. Al cabo de un rato, empezó a convulsionar y a gemir muy alto, y noté como salía muchísimo líquido de su coño. Todavía no me había tocado la polla y yo no sabía cuánto tiempo podría aguantar.

Afortunadamente, cuando terminó de correrse, se deslizó hacia abajo y, sin quitarse nada de ropa, se sentó encima de mi polla y, muy despacito, empezó a cabalgarme. Yo me estaba cabreando ya, necesitaba más movimiento, así que le agarré de las caderas y me dispuse a taladrarla.

  • Chs chs chs -Me dijo negando con la cabeza- aquí mando yo.

Me agarró de los brazos, me los puso en la cabeza y siguió follándome muy despacio, recreándose bien y sintiendo bien mi polla.

  • Me vuelve loca tu polla entrando tan despacio mmmh la siento muchísimo, me llenas entera cabrón. Voy a echar mucho de menos tu polla, hoy me tienes que dar toda tu leche.

Ahí ya perdí el control. Me deshice de su agarre, la levanté por la cadera y le dí la vuelta sobre la cama mientras ella pegada un chillido de sorpresa.

  • Has sido una zorrita toda la noche y yo he sido paciente, pero se acabó, ahora te voy a follar yo.

Le dí la vuelta, la puse a cuatro patas y dirigí mi polla a su coño del que salía agua como si fuese un grifo. Se la metí de un golpe:

  • ¡Hijo de puta, la tienes muy gorda, no me hagas eso que me revientas!

Como única respuesta le agarré del pelo con la mano derecha, le empecé a castigar el clítoris con la mano izquierda y le empecé a follar sin piedad.

  • ¿Entonces te duele? ¿Quieres que pare?

Marylou estaba gimiendo como una loca.

  • ¡No pares, cabrón! ¡Me estás matando de gusto con esa polla! Oohhh mmmmmh ¡Sigue! ¡Me corro, me corro! Aaaaahhh

Ella se había corrido y yo estaba a puntito. Se la saqué del coño y, sin soltarla del pelo me puse de pie en la cama, dejándole mi polla a la altura de su boca. En cuanto abrió la boca empecé a follarsela. Se la metía hasta el fondo, cuando veía que se atragantaba se la sacaba. Marylou se llevó la mano derecha al coño y comenzó a masturbarse, eso fue demasiado para mi, empecé a correrme en su boca. Una cantidad indecente de corrida, le rebosaba por la boca, no era capaz de tragarsela toda. Cuando se la saqué me sonrió con cara de zorrita y se empezó a relamer.

  • Al final he conseguido provocarte durante toda la noche para que me folles bien follada.

Así fue el último polvo con Marylou, ella se despidió al día siguiente diciendome que tenía que preparar todo para el viaje y nunca más la volví a ver...

El lunes me costó levantarme, ya no tenía a nadie con quien follar así que me iba a costar bastante gestionar el calentón de mi compañera de piso italiana. Por la mañana estuvo simpática, se le había pasado el enfado, sin embargo, por la tarde, cuando volví del trabajo, me tiró un trozo de tela a la cara y me dijo "creo que esto es tuyo". Cuando lo miré vi que era el tanga de Marylou.

Esta vez el enfado le duró menos, y poco a poco volvió nuestra relación a la normalidad. Yo no tenía ni idea de por qué estaba así de seca, aunque suponía que era porque no le hacía gracia la idea de que un tipo que alquilaba un airbnb en su casa estuviese llevando gente a follar, gente que ella no conocía de nada.

Aunque nuestra relación volvió a ser la de antes, su ropa no volvió a ser la de antes. Yo no sé de dónde sacaba esos trapitos, pero de verdad que yo estaba a punto de perder la cabeza. Por la noche, mientras mirábamos un rato la tele en el sofá yo pasaba una porción alarmante del tiempo mirando sus piernas y su entrepierna, intentando vislumbrar sus tetas e imaginándome guarradas con ella. Marylou me parecía atractiva, Valentina era una diosa.

Llegó el fin de semana y yo tenía los huevos a punto de explotar. Aunque me hiciese pajas, no me aliviaba, necesitaba follar con Valentina fuese como fuese. Para mi fortuna me dijo que ese finde les tocaba descansar y que se quedaría en casa.

El viernes decidimos quedarnos viendo una peli en el sofá con unas pizzas encargadas a domicilio. El plan parecía estupendo, estuvimos hablando en la cena y riéndonos. Después, pusimos la peli y ella se acurrucó en mi hombro. Poco a poco, la película fue trasncurriendo y llegó un punto en el que Valentina se apoyó en mi regazo. A esas alturas, como os podéis imaginar, yo ya estaba empalmadísimo. Tenía que estar notando mi empalme, pero actuaba como si no.

Por si esto fuera poco, desde esa perspectiva podía ver su canalillo perfectamente y sus pantaloncitos cortos dejaban a la vista el comienzo de su culo. Esto tenía que ser una señal... Bajé mi mano y comencé a tocarle el culo. Valentina dio un respingo y me dijo

  • ¿Qué estás haciendo?

  • Yo.. esto... lo siento. Yo pensaba... -En aquel momento no sabía dónde meterme.

  • ¿Pero tú no tenías una novia o un rollo, a la que te follas bastante escandalosamente, por cierto?

Me puse rojo como un tomate

  • Mmm ¿Marylou? No es mi novia... además ella se ha ido ya...

  • Ah, entiendo. O sea que cuando se te acaba el divertimento con tu amiga, me tienes a mi de segundo plato...

  • No es eso, de verdad...

  • Buenas noches, estoy cansada. Hasta mañana.

Y me dejó plantado en el salón, con una erección de caballo y total y profundamente avergonzado.

Al día siguiente ella actuó como si no hubiese pasado nada y pasó el día sin pena ni gloria. Por la tarde, ella me propuso cenar de nuevo juntos y ver otra peli. Yo, que soy un masoca sin remedio, acepté, previendo de nuevo una noche de frustración, sin embargo, intenté enmendar mi error en la medida de lo posible y le dije que yo me encargaría de la cena.

Busqué todos los ingredientes para preparar el risotto y me vi un par de tutoriales en YouTube, cuando llegó la hora la eché de la cocina y le dije que ya le avisaría cuando estuviese todo listo. Comencé a cocinar y, aunque está feo que yo lo diga, creo que me quedó un plato bastante decente, teniendo en cuenta que era la primera vez en mi vida que lo cocinaba.

Mientras reposaba el arroz puse la mesa de la forma más elegante que supe mientras Valentina me miraba intrigada.

  • Mira Valentina, sé que anoche te enfadaste conmigo y quiero que sepas que desde que llegué aquí me fijé en ti, me pareces preciosa. -Valentina en este momento torció un poco el gesto- No tengo esta noche más interés que olvidar todo lo que ha pasado y que pasemos una noche como amigos, sin más pretensiones. Para pedirte disculpas he preparado un plato típico de tu tierra.

El gesto de Valentina cambió y pasó a mostrarse curiosa, además tenía un brillo de diversión en la mirada. Cuando llevé los platos con el risotto Valentina empezó a descojonarse y yo la miré extrañado.

  • Ayyyy Manuel, el risotto no es típico de Roma, es típico del norte. Pero te voy a perdonar por que eres un encanto. Además, voy a sacar una cosita.

Fue a la cocina y volvió con dos copas y una botella de vino.

  • El alcohol no se me permite beberlo habitualmente, por el tema del voley, pero bueno, un día es un día.

La cena transcurrió entre risas y vasos de vino que iban cayendo y tanto a ella como a mi se nos notaba cómo nos íbamos entonando. Al terminar la cena nos pusímos cómodos y nos dispusimos a ver otra peli. Cuando Valentina apareció se me cayó el alma a los pies. Otra vez venía con esa ropa cortita que me volvía loco.

Esta vez, Valentina se acurrucó desde el principio y me permitió abrazarla. Era una puta tortura pero mejor eso que nada. Supongo que fue el vino que me envalentonó, pero empecé a acariciar su brazo poco a poco. Ella no dijo nada y al cabo de un rato pasé a acariciarle peligrosamente cerca de su pecho. Seguía concentrada en la película y no me hacía caso así que empecé a acariciarle el pecho, justo en el límite, casi sin tocar nada.

Ella, haciéndose la distraída me puso una mano en la pierna, cerca de mi polla, donde había un bulto más que evidente. Conforme mis caricias se volvían más atrevidas la respiración de ella se agitaba cada vez más y su mano se acercaba más a mi polla.

Llegó un momento en el que su mano se puso encima de mi polla y empezó a sobármela, lo cual interpreté como que tenía vía libre para sobarle yo a ella la teta. Efectivamente no se quejó, pero al cabo de un rato se incorporó y me dijo

  • Eres un hijo de puta. Estaba deseando follarte y de repente llegas a casa ese fin de semana y empiezo a oirte follar con la tía esa. Me pillé un cabreo de cojones hasta que os ví follar por la rendija de la puerta. No me podía creer que tuvieses esa polla tan gorda y deseé ser tu putita y que me follases todos los agujeros como hacías con ella. Estaba cabreada y cachonda, y no es una sensación agradable. No me he podido quitar la imagen de tu polla de la cabeza pero quería que sufrieses y que sintieses lo mismo que yo, que estuvieses cachondo y que estuvieses frustrado. Ahora mismo ya no puedo controlarme más, necesito que me des esa polla.

Y sin mediar palabra me bajó los pantalones y, tumbada boca abajo en el sofá mientras que yo estaba sentado, comenzó a comerse mi polla. Marylou tenía la pasión, pero Valentina tenía la técnica. No sé cuántas pollas se habrías comido en su vida, pero me hacía sentir su lengua en cada punto, me hacía sentir un placer indescriptible.

Yo no perdí el tiempo y le bajé los pantalones. Ella me ayudó y se puso en pompa, y yo, con mi mano derecha empecé a masturbarla mientras ella me comía la polla. Conforme se iba poniendo más y más cachonda, conforme se le iba humedeciendo más y más el coño, le iba entrando más el ansia y me comía la polla siendo cada vez más guarra. Me la ensalivaba entera y se atragantaba con ella. En un momento dado se la sacó de la boca y me dijo

  • No te pienses que no sé lo que te gusta.

Y acto seguido empezó a meterme un dedo por el culo mientras me la comía. No se me ocurrió protestar, estaba en la gloria y cada vez más cachondo.

  • Me voy a correr Valentina.

Intenté apartarla por que quería seguir follando, pero la muy cerda aumentó el ritmo de la mamada y me metió el dedo bien por el culo. Se tragó toda la corrida.

No me dio tiempo ni a reponerme, se levantó, se quitó totalmente los pantalones que yo le había bajado lo justo para poder masturbarla y se sentó encima de mi polla.

  • Valentina, me acabo de correr, no puedo seguir hasta dentro de un rato.

  • Tú te callas, me da igual si no te gusta o si te molesta, ahora mismo te estoy follando yo y yo soy la que va a disfrutar.

Se quitó la parte de arriba y me puso las tetas en la cara.

  • Chúpamelas y hazme sentir una putita. Soy más putita que tu amiguita y te lo voy a demostrar.

Empezó a cabalgarme y, contra todo pronóstico, no se me bajó un ápice. Estaba tan buena, me ponía tan cachondo tener sus tetas en la cara, que no pude si no disfrutar. Le chupaba los pezones y le pegaba pequeños mordisquitos a lo que ella contestaba gimiéndome al oído. Al cabo de un rato, cuando yo ya estaba de nuevo en lo más alto de mi excitación, se quitó de encima y se sentó a mi lado.

  • Tírate al suelo y cómeme el coño.

No me hice de rogar, empecé a comerle el coño como no se lo había comido a nadie. Si yo pensaba que Marylou gritaba de placer, era por que no había escuchado a Valentina.

  • ¡SIGUE CABRÓN, CÓMEME BIEN EL COÑO! OOOOH SÍ. TE VOY A ENSEÑAR LO QUE ES UN SQUIRT DE VERDAD HIJO DE PUTA, FÓLLAME EL COÑO CON TU LENGUA.

Empecé a meterle la lengua dentro del coño todo lo que podia y ella, con su mano derecha, empezó a castigarse el clítoris. En menos de 30 segundos empezó a correrse. Parecía que se estaba meando en mi cara, pero lejos de resultarme desagradable me empezaron a dar palpitaciones en la polla de la excitación.

Valentina se levantó y me levantó con ella, cogiéndome del cuello.

  • Ahora vas a coger todos los flujos de mi coño, todos los que puedas y me los vas a untar bien en el culo mientras me lo abres con tus dedos. Después me vas a comer el culo un rato, para dejarme bien cachonda, y después vas a reventarme el culo. No quiero que me lo folles, quiero que me lo revientes, quiero que te pongas de pie en el sofá y empieces a taladrarme con todas tus fuerzas.

Dicho esto, se tumbó en el sofá con la cara en el asiento y el culo totalmente en pompa. Yo me limité a hacer lo que me había dicho, fui jugando con su culo con mis dedos empapados en sus flujos. Me tomé la libertad de comerle el coño un poquito más mientras lo hacía.

  • Oh sí, ¡qué cerda me pones!

Poco a poco, subí de su coño a su culo mientras que con mi mano le sobaba esas tetas perfectas que tenía. Ella no paraba de gemir y de decirme que era mi putita.

Después de dejarle el culo bien abierto y ensalivado me dispuse a metérsela por el culo.

  • Ten cuidado, que soy virgen por ahí. Eres el primero que me va a romper el culo y tienes una polla demasiado gorda.

  • Lo siento, me has estado diciendo que eres mi putita y que te taladre el culo. Antes mandabas tú, ya no.

Empecé a empujar mientras Valentina bufaba. Tenía el culo super apretadito y yo sentía una gustazo increíble. A pesar de lo que le dije, no quería hacerle daño así que le empecé a pasar la mano por el coño, para ponerla cachonda y para pasármela luego por la polla y lubricarla bien.

No parecía en absoluto que le estuviese haciendo daño, bufaba y gemía de placer y cuando ví que entraba con soltura, me puse de pie sobre el sofá y empecé a follarle el culo duro.

  • AH CABRÓN, ME REVIENTAS POR DENTRO

  • Eres mi putita y te voy a reventar el culo.

  • AH SÍIII DIOSSSSSSSS

Con su mano derecha empezó a masturbarse a toda velocidad. Yo no iba a aguantar mucho más cuando de repente siento que Valentina empieza a correrse de nuevo, otra vez como si se estuviese meando, pero esta vez lo sentí por los huevos y la parte de abajo de la polla.

No pude más, eso fue demasiado para mi, empecé a llenarle el culo de leche

  • AHHHGHGHGH SÍIII LLENAME BIEN DE LECHE CABRÓN, LLENA BIEN DE LECHE A TU PUTITAAAAA

Acabé jadeando sobre ella y al cabo de un rato le saqué la polla del culo. Ella se abrazó a mi y me empezó a dar besitos en el lóbulo de la oreja.

  • Este no va a ser el último polvo que echemos, que lo sepas, voy a disfrutar esa polla mucho más y voy a dejar que me hagas muchas más cosas. ¿Alguna vez te han hecho una cubana con estas tetas? - Me dió un último mordisquito en la oreja y entró en la ducha.

La estancia en Italia tenía pinta de ponerse muy muy interesante. Pero eso ya es otra historia...