Mi compañera de piso es una escort 3/4

Sofi me convence para hacer un trabajo junto a ella que terminará bastante placentero para ambos y nos abrirá la posibilidad de disfrutar intensamente el último mes juntos en el piso

Se iba acercando el momento en que yo volvería a mi ciudad, mi jefe ya me había reclamado un par de ocasiones y ya se había decidido que el mes próximo volviese a mi ciudad y cuando se lo conté a Sofi, ella solo puso cara de pena, se encogió de hombros y se marchó a trabajar en el estudio de yoga donde daba clases. Pase sin verla gran parte de la semana, yo ultimaba mis cosas, buscaba un piso en mi ciudad y asistía a diferentes seminarios, la verdad es que estaba bastante liado y también tenía la percepción de que ella me estaba evitando y no quise presionarla. El viernes por la mañana fue el primer día que coincidimos desayunando, ella parecía hasta animada y nada más sentarse con su taza en la mesa rompió el silencio.

-Tengo una oferta de trabajo para ti…

Mi cara debió ser un poema, ella estalló en una sonora carcajada, empezó a gesticular con la mano mientras se reía. Siempre me pareció más mona cuando iba por casa en culotte y con una camiseta de pijama. Cuando consiguió recomponerse, continuó.

-A ver no sé qué estás  pensado, pero ya te digo que estás equivocado- Dijo aún entre risas- Mira un cliente me ha presentado un amigo que firmó un acuerdo pre-matrimonial bastante jodido, por lo que sé, consistía en que si tras unos años de matrimonio él era infiel, lo perdía todo, si ninguno era infiel ella tendría el 50% de sus bienes, pero si ella se acostaba con otro hombre, las cosas se quedaban como estaban… Ya te puedes hacer una idea…

-Vamos, que me tengo que follar a la esposa del tipo.- Le dije con escepticismo.

-Uhm, no, no exactamente- Dijo con una sonrisa pícara- Él no quiere un escándalo y un divorcio, solo quiere que a ella la folle otro pero de una forma “limpia”. Quiere organizar una emboscada, nos contrataran para hacer un show pornográfico privado. Tú y yo nos desnudaremos, y tendremos que follar delante de ellos para excitarla y tratar de hacerla caer y….

Se detuvo al verme el bulto hinchado en el pantalón, se me había puesto la polla durísima y ella lo estaba mirando con los ojos abiertos como platos. Se pasaba una mano por la entrepierna nerviosa. Tras un par de segundos tomó aire y se relajó.

-Vale, voy a contenerme, tengo que estar fresca para esta noche- Dijo mientras seguía mirando- Mira, la fantasía de ella es que la fuercen, pero sin pasarse. Así que yo llegaré primero y seré la camarera que les sirva la cena, cuando ellos terminen entrarás y empezarás a manosearme y abusar de mí… ¡En serio, tapate eso o no respondo!

Me senté descojonado de la risa.

-Vamos, que como si nada, finjo violarte allí delante de ellos y cuando ella se acerque demasiado… pues, ya sabes…

-No, no…- Dijo sonriendo- Debes esperar a que ellos empiecen entre sí, y cuando se relaje, entonces ya la agarras. El marido dice que una vez que empieza, le da igual todo, solo necesita que la exciten adecuadamente… ¿Qué me dices? ¿Quieres follarme por primera vez con público?

Me quedé pensativo, hasta que me surgió un detalle.

-Todo muy bien, pero ¿Cómo hacemos para que luego no nos denuncie?

-Está pensado, en el contrato del espectáculo privado viene una cláusula que dice que si ocurre algo que el cliente no desea que pase, debe decir la palabra de seguridad- Respondió Sofi, con seriedad- Si dice la contraseña, se para y sin problemas. La idea es que no diga la contraseña en ningún momento. Está todo controlado… no hagas nada y cuando esta noche hagamos eso, ya verás cómo te diviertes.

Cuando llegó la noche, ella se marchó una hora antes, al cabo de un rato me mandó un sms avisándome de que estaba vestida muy sexi. Yo espere hasta la hora acordada y me marche hacía la dirección que me dio Sofi. Era una urbanización, el guardia estaba avisado de mi matrícula y me dio una llave que decía que le habían dejado los dueños para que “entrara por la cocina para arreglar el aire acondicionado”. Todo parecía estar bien planeado en este sentido. Aparqué en la parte trasera de la casa, me puse el pasamontañas tal y como Sofi me dijo y entré por la puerta de atrás. Debía esperar a que mi compañera me mandase el aviso de entrar en acción. Sofi estaba vestida de criada francesa, sirviendo los platos y rellenando las copas. Su vestido era cortísimo y su culo quedaba casi a la vista. Nuestros clientes eran un matrimonio en la cincuentena, él se veía un hombre de aspecto normal y con alguna cana, ella era una mujer madura, de curvas carnosas sin ser gorda, con el pelo teñido de caoba rojizo y pelo corto. Ninguno se cortaba en acariciar las piernas de Sofi, incluso en algún momento la mano de ella buscó el culo de mi compañera con descaro.

En la cocina había en la encimera un cuchillo de atrezzo, Sofi pensaba en todo. Ella recogió la mesa, vino a la cocina con el carrito donde traía platos y demás. Nada más verme me besó, abrazándome.

-Vale, ahora les diré si quieren el postre y tu entras y ya sabes…- Antes de irse se giró- Uff están como locos, no habían empezado a cenar y ya me habían quitado el tanga, mira…

Se levantó la falda dejándome ver su entrepierna desnuda y depilada. Me guiñó un ojo y volvió dentro del salón. Pasaban los segundos y no la escuchaba hablar, no oía nada, ni siquiera el paso de sus tacones por el salón. Me asomé tímidamente a mirar, para ver qué pasaba. Sofi estaba inclinada sobre la mesa, con la falda levantada, mientras la señora la masturbaba por detrás con una mano y besaba a su marido apasionadamente, mientras acariciaba el nabo del mismo. Por un momento pensé que se habían olvidado de mí, pero preferí esperar un poco. Ella había empezado a hacerle una mamada a su marido mirando a Sofi con lascivia que seguía inclinada recibiendo las atenciones de la madura  entre jadeos.

Ella se levantó, apartó a mi compañera de la mesa y levantándose la falda atrajo a su marido hacía sí. Sofi se apartó dejándoles hacer.  La mujer se masturbaba mirando a su marido, se acariciaba los pechos por encima del vestido y le llamaba susurrando. Mi compañera no pudo evitar sonreír, mirándoles, dijo:

-Parece que los señores no desean esperar a los postres- La reacción de ellos me sorprendió, ambos se sentaron, sin guardar nada, dejando parte de sus cuerpos a la vista. Yo empecé a acercarme, la posición de la cocina me permitía acercarme sin ser visto. Agarré a Sofi tapándole la boca y puse el cuchillo de plástico contra su cuello.

-¡No os mováis!- Dije con un tono amenazante. El marido notó que esto era lo que había pagado, pero ella se quedó quieta, helada.

-No, no… no nos haga nada por favor, no hay dinero en la casa…

-No, ya veo, pero hay otras cosas…- Dije mientras recorría con el cuchillo el cuerpo de Sofi con cuidado- Ni un movimiento o me la cargo… ¡Y tú no chilles, zorra!

Solté la boca de Sofi y la hice caer de rodillas al suelo. Se quedó quieta, mirándome. El marido sonreía complacido y miraba a su mujer, con cara de pánico y el coño aún al aire, un coño que lucía brillante, se estaba mojando con lo que estaba pasando. Cogí del pelo a mi amiga y la acerqué a mi polla, mientras apuntaba el cuchillo hacía los otros.

-¡Tú, empieza a chupármela, sin tonterías- Luego miré a la pareja- ¿No era eso lo que ibais a hacer? Nadie se mueve a menos que yo lo diga.

Sofi estaba ocupada con mi polla tiesa en la boca, me pajeaba con una mano, mientras con la otra se acariciaba ella misma. La mujer parecía hipnotizada, sus manos se movían nerviosas sobre sus muslos, poco a poco iba buscando su coño, estaba excitada mirando como forzaba a mi compañera de show y de piso. Cuando ya me canse de que me la chupasen, cogí a Sofi del brazo y la hice poner de pie.

-Desnúdate- Ella obedeció sin rechistar- Túmbate en la mesa.

Con ella tumbada sobre la mesa, me atreví a salirme del guión. Cogí la cabeza de nuestra clienta y la puse sobre una de las tetas de Sofi, ella empezó a chupar sin que yo le dijera nada. La mujer no dejaba de acariciarse tímidamente. Aproveché para soltar su vestido, que dejó uno de sus pechos al aire, grande y jugoso. Señalé al marido con el cuchillo.

-Mira cómo está la cerda de tu mujer- Dije riéndome- Ven aquí, cabrón.

El hombre se acercó a mí, quedándose quieto, en su cara se veía que estaba disfrutando. De fondo se oían los gemidos de Sofi, la mujer ahora chupaba uno de los pechos de mi amiga, mientras con una mano se masturbaba ella y con la otra acariciaba el coño de Sofi. La muy puta estaba desatada. Yo golpeé al hombre detrás de la rodilla, sin hacer fuerza, dejándolo de rodillas frente a su esposa.

-Esta puta necesita de ayuda, cómele el coño y prepáramelo- Dije empujándole con cuidado, después me acerqué a la mujer, le cogí la mano y la puse sobre mi polla, que empezó a pajear y agarré la teta que tenía libre- Zorra, quiero que guies mi polla dentro de esta putita.

La mujer se levantó, me llevó delante de mi amiga, con mi polla agarrada. Su marido se arrastró hasta pegas su boca al coño de la madura. Sofi en ese momento reaccionó, volviendo al guión.

-No, no, no… por favor no…- Lloraba, mientras sus ojos decían otra cosa. La mujer echó atrás el pellejo de mi polla, dejando el capullo a la vista apoyado contra el coño de Sofi y yo empecé a empujar. Estaba totalmente empapada y mi polla entraba fácilmente en ella- Noooo…nooo…aaah…

Se estaba corriendo, nada más meterla, se corría con mi polla dentro. Yo agarré del pelo a la mujer y empecé a comerle la boca. Con la mano libre solté su vestido que cayó sobre la cabeza de su marido. Ella se dejaba hacer como una muñeca. La aparte y señalé al sofá. Apoyé el falso cuchillo en su cuello, ella se estremeció.

-Vas a disfrutar del espectáculo calladita ¿Verdad?- Ella asintió sumisa- Quiero que cabalgues a tu cornudo, lento y profundo… ¡Vamos!

Ella se sobresaltó, cogió a su marido de la mano y se fueron al sofá. Lo tumbó y se montó encima, sin dejar de mirarme. En ese momento sabía que todo saldría como queríamos, me dio lastima, pero por otro lado pensé que ella no tendría compasión en desplumar a su marido si pudiera. Me centré en follarme a Sofi, en complacerla, mientras oía gemir a nuestros clientes. Solté el cuchillo y rodeé con los brazos a mi compañera, mientras nos comíamos la boca.

Ella no dejaba de gemirme al oído. A veces me pedía que parase, otras me decía que no sabía cómo lo deseaba. En ese momento ella volvió a correrse.

-Es hora de hacer el trabajo- Le dije al oído, mientras le besaba el cuello.- Quédate a mi lado.

Me salí de ella, me acerqué a la mujer mientras ella me miraba, una mezcla de deseo y miedo. Me estaba excitando esta mujer, tenía claro que era sumisa sin saberlo. La agarré del pelo y la obligué a sacarse la polla de su marido, hice que se girará quedando frente a mí, con sus piernas que no tardaron en rodearme.

-No, por favor… no me folles… por favor…- Decía sin mucho convencimiento, tumbada sobre el cuerpo de su marido. Sofi se acercó y empezó a comerle la polla al hombre- No lo hagaaahh…

En ese momento empecé a penetrarla, lentamente, profundo. Llevaba un ritmo suave, sintiendo cada pliegue de su coño. Siempre, incluso a día de hoy, me puso cachondo el follarme a una mujer madura y estaba dispuesto a usarla a mi antojo para satisfacerme. Pase mis brazos por debajo de sus piernas, en un extraño abrazo con sus piernas sobre mis hombros que forzaba una penetración profunda, mientras la levantaba en el aire. Ella se abandonó, empezó a acompasar el ritmo conmigo, yo buscaba con mi boca sus pechos y su lengua. Noté como se empezaba a agitar, la humedad de su coño aumentaba y se contraía, sentí su orgasmo, dominada en el aire, follada por un extraño y me corrí a la vez que ella. La fui acomodando sobre la mesa, mientras forzaba un beso haciendo que mi lengua entrase en su boca, ella solo gemía y se dejaba hacer.

Cuando nos fuimos separando, ví como el marido terminaba dentro del culo de Sofi, estaba a cuatro patas, siendo sodomizada y manoseada por su cliente. Él se levantó, nos sirvió una copa, conversamos y finalmente recogimos nuestra ropa y nos fuimos. La mujer me pidió el número para “otras ocasiones” y Sofi y yo nos volvimos a casa, donde pasamos el fin de semana follando sin salir de casa.