Mi compañera de clase

Por motivos diferentes tuve que cerrar mi antigua cuenta, ahora vuelvo a publicar algunos relatos, espero que os gusten

Mi compañera de clase

Mi nombre es Guillermo, tengo 37 años, vivo en la zona del levante, y me encanta conocer a gente, con los que compartir historias, experiencias e infinidad de momentos muy placenteros.

Esta historia sucedió hace al menos diez años, y es una experiencia completamente real.

Virginia era una compañera de la universidad. Desde el momento que la vi entrar en clase me gustó, era morena de estatura media y con un cuerpo impresionante, destacaba su culito durito y prieto, siempre enfundado en vaqueros ajustadísimos. Nos volvía a todos locos enseñando su colección de tangas de mil colores y formas. Tenía unos pechos no muy grandes pero bien puestos y lo mejor de todo era su sonrisa, su carita de ángel y su larga cabellera castaña.

Durante el curso fuimos haciendo mucha amistad, éramos un grupo de unos cuatro chicos y unas seis chicas. Salíamos de fiesta juntos, organizábamos cenas y lo pasábamos muy bien.

Virginia tenía novio, un poco mayor que ella. Algunas veces venían juntos de fiesta con toda la pandilla. De los demás nadie tenía pareja fija, por lo que hubo algún que otro rollito.

Yo con Virginia siempre tuve una buena relación, me gustaba decirle lo guapa que era y lo buena que estaba, no me cortaba un pelo, y siempre bromeaba con ponerle los cuernos a su novio. Ella siempre me seguía la corriente, pero se lo tomaba a cachondeo.

Todo cambió una noche, después de los exámenes de junio, a punto de comenzar el verano. Nos reunimos en la playa, hicimos una hoguera bastante grande en la que asamos carne, bebimos cerveza, sangría y después de cenar empezamos con los cubatas.

Estábamos todos bastante animados, teníamos música y empezamos a bailar. Todos íbamos en bañador, Virginia llevaba un trajecito de verano de tirantes y minifalda, algo transparente que dejaba entrever un bikini espectacular de color blanco. .

Unas cosas llevaron a otras, los roces, las miradas, el alcohol. Yo estaba muy excitado sólo de verla. Entonces envalentonado por el alcohol me acerqué  y le dije que si no le importaba me encantaría hablar con ella un momento, me sonrió y me dijo que si.

Nos alejamos un poco de los demás, nos sentamos en la arena y mirándola directamente a los ojos le dije:

“Mira Virginia, desde que te vi entrar en clase el primer día me gustaste un montón, después te conocí y aún me gustaste más. Se que tienes novio, que os queréis mucho, pero eso a mí no me importa. Lo que yo te quiero proponer es sólo sexo, me encanta tu cuerpo y me encantaría darte el placer que te mereces. Yo soy muy morboso, y creo que te puede gustar este jueguecito. Mira como estoy”

Cogiéndole una mano se la llevé directamente sobre mi polla bien dura. Ella se había quedado con la boca abierta, pasaron unos segundos que se me hicieron eternos, no sabía como iba a reaccionar, poco a poco fue aceptando tocar mi polla mientras suspiraba. Me la apretaba con delicadeza mientras se mordía el labio inferior. Yo me apoye en la arena con las manos, echando mi espalda para atrás dejándola hacer, disfrutando el momento, entonces dijo:

“Joder tío, no sabía que fueras tan lanzado, nunca le he puesto los cuernos a mi novio, pero he de reconocer que lo que me acabas de decir, además de descolocarme por completo, ha hecho que mojara mi bikini”

Fue decirme esto e instintivamente me sacudí la arena de mis manos, ella estaba sentada con las piernas cruzadas, subí un poco su vestidito y apartando su bikini a un lado, le pasé un dedito por toda su rajita, de arriba a bajo, deteniéndome un segundo en su clítoris. Uffff, como estaba, chorreaba y a mi me encantaba que mis palabras hubieran despertado en ella ese instinto que ya le intuía.

“Muy bien, pues entonces vamos a hacer lo siguiente. Volveremos a la fiesta, estaremos un ratito, no quiero que bebas nada más de alcohol, ponte los cubatas sólo con refresco, y cuando yo te diga finges estar muy borracha y me dices que te lleve a casa, de acuerdo? Eso si, no quiero que durante este rato que estaremos olvides que voy a jugar contigo, que voy a hacerte gozar como nunca antes lo has hecho, y no quiero que eso coñito deje de estar tan mojado como ahora.”

Todo esto se lo dije mientras le pellizcaba los pezones por encima del trajecito. Ella me dijo que estaba ansiosa por empezar.

Así lo hicimos, volvimos a la fiesta, y todo transcurrió con normalidad, algunos estaban hablando en la hoguera, otros se habían ido a bañar, al cabo de tres cuartos de hora, ella empezó a decir que tenía que marcharse, que estaba algo bebida y que al día siguiente había quedado con su novio. Yo caballerosamente me ofrecí a llevarla.

Recogimos nuestras bolsas, y nos dirigimos hacia mi Citroen, mientras caminábamos sólo le dije que no pensara en nada, tan sólo en disfrutar.

Abrimos el maletero, dejamos allí los trastos, le abrí la puerta del acompañante, eche el asiento hacia atrás y le dije que se sentara.

Entonces abrí la puerta de detrás suyo, le cogí sus brazos, y con un rollo de cinta adhesiva que tenía allí, le até las manos por detrás del asiento. Ella tan sólo me dijo: “Que cabrón…..”

Al salir, volví a abrir su puerta, le quité la parte de arriba del bikini, le saqué sus tetitas por encima del vestido y bajé su braguita por las rodillas.

Entonces me alejé un poco mientras me sacaba la polla, empecé a masturbarme viendo como estaba atada, con sus pechos fuera y moviendo nerviosamente las rodillas en señal de excitación, me miraba muy caliente, no quitaba ojo de mi polla, entonces me dijo que me acercara que quería chupármela.

Yo me acerqué le di una pequeña bofetada en la cara, hizo algo de ruido pero no le dolió y le dije, que ella era mi perrita, y que las órdenes sólo las daba yo. Entonces bajé mis manos a sus pezones, empecé a pellizcárselos, los chupe, bajé mis deditos a su coño, estaba chorreando, caliente como nunca antes en su vida.

Mientras le metía dos deditos en el coñito, acerqué mi polla a su boca, para que empezara a chupármela, que gusto, sentir su lengua acariciando mi glande. Estuve follándome su boca durante unos minutos, pero decidí que era hora de cambiar de sitio, si no quería que alguno de nuestros amigos nos descubriera.

Emprendimos la marcha con el coche, por un caminito de tierra que bordeaba el mar. Con los baches del camino sus pechos se iban bamboleando muy sensualmente, de vez en cuando se los pellizcaba. Ella estaba roja de excitación, muy cachonda, le había gustado el jueguecito. Por fin pude sacar la perra que todas las mujeres alguna vez en su vida llevan dentro.

Por el camino fuimos adelantando a gente que iba caminando, supongo que también vendrían de una fiesta, cuando de repente, se me ocurrió una maléfica idea. Vi a un chico caminando solo, detuve el coche, bajé la ventanilla de Virginia y lo llamé. Ella abrió los ojos como platos y le giró la vista al chico con mucha vergüenza.

-“Chaval, es tu día de suerte, mira que zorrita tengo aquí, sácate la polla que te la va a chupar.”

Ella, se giró mirándome como muy enfadada y me dijo: “que cabrón eres, no me esperaba que me usaras de esta manera, pero me has puesto muy cerda y si no me das tu polla, se la tendré que chupar a él”

Acto seguido, puso su boquita cerca de la ventana, el chico ni se lo pensó, rápidamente sacó su polla aun morcillona y pajeándose un poco, se la puso en los labios a Virginia, yo mientras no paraba de meterle mano a su mojado coñito, subí mi mano para tocar sus tetas donde encontré la mano de nuestro nuevo amigo, no perdía el tiempo.

Virginia, aunque algo incómoda por la posición se tragaba toda la polla de nuestro afortunado acompañante, se la metía lentamente hasta la campanilla, y la iba sacando poco a poco, después se metía sólo el glande en la boca y lo chupaba a conciencia.

Él cuando la tuvo bien dura, se la sacó de la boca y pronunció sus primeras palabras: -“joder, que novia más puta tienes”

Yo le contesté: “Pues aprovecha y córrete rápido que tengo que ir a follármela..”

Sin esperar ni un segundo, empezó a pajearse muy rápidamente, mientras cogía de la cabeza a Virginia para no desperdiciar ni una gota de su leche, se corrió en breves instantes, inundando la boca de mi amiga, su cara y sus pechos.

Sin darle tiempo ni a despedirse, arranqué el coche y nos fuimos rápidamente de aquel lugar.

La imagen era como para grabarla en video y verla repetida una y otra vez, Virginia medio desnuda, atada de manos y con la cara repleta de semen, mi polla iba a reventar dentro de mi bañador.

Entonces me dijo: “Ya has jugado bastante conmigo, desátame antes de que esto se te vaya de las manos y llévame a algún sitio tranquilo para darte tu merecido

Yo paré de nuevo el coche, la desaté y continuamos conduciendo hasta una casita que tiene mi familia en la playa y que utilizo bastante a menudo para llevar a alguna amiga, mientras ella se limpiaba la leche que nuestro amigo improvisado había derramado sobre su precioso cuerpo.

Nada más llegar, aparcamos el coche dentro del garaje y subimos para arriba mientras nos comíamos la boca desesperadamente, ella me dijo que me duchara y que la esperara en la cama totalmente desnudo. Así lo hice mientras escuchaba como se duchaba ella.

Apareció en la habitación enrollada con una toalla, lentamente se desprendió de ella y subió a sentarse sobre mi cara.

Me puso  su depilado y chorreante coñito a escasos centímetros, mientras se agarraba al cabecero de la cama y bajaba lentamente, yo saqué la lengua y le iba rozando su rajita. Me hizo esperar unos segundos repitiendo el sube y baja, hasta que finalmente se dejo caer sobre mi lengua y empezó a mover su cadera, masturbándose con ella.

Me di cuenta de lo que le gustaba que le comieran el coño, estaba muy caliente moviendo su cuerpo sobre mi cabeza, yo mientras le pellizcaba los pezones.

Cuando ya me dolía la lengua, la aparte lentamente y la tumbé sobre la cama, le abrí bien las piernas sacando su culo hacia fuera, y salí un momento hacia la cocina a coger una botella de agua fría.

Me abalancé de nuevo sobre ella, le pase la lengua por la cara interna de su muslo, subiendo hacia su coñito, rozándolo con mi lengua, volvía a bajar por su otro muslo. Después empecé a lamerle de nuevo su rajita, desde su clítoris hasta su culito, le metí dos deditos en el coño mientras chupaba su botoncito, notaba que estaba a punto de caramelo, su orgasmo estaba a punto.

Entonces paré, cogí la botella de agua fría y pegue un buen trago, para después, seguir chupándole su clítoris con mi lengua congelada, derramando agua en su coñito al tiempo que aumentaba el ritmo de la follada con mis dedos, hasta que se corrió en un inmenso orgasmo que me lleno la cara de flujos.

Sin darle tiempo a reponerse, acostada sobre la cama como estaba, le puse mi polla en la entrada de su coño y la penetré de golpe. Su coño estaba mojado y caliente. Mi excitación era enorme, tanto rato jugando y mi polla aún no había entrado en el juego.

Era una delicia tener a mi compañera de clase totalmente penetrada y me dí cuenta que después de aquel día ya nada volvería a ser como antes.

Cambiamos de posición, la puse a cuatro patas, apoyando sus pechos contra la cama, levantando bien su culito. Le abrí sus nalgas con mis manos y puse mi glande en la entrada de su coño. Muy lentamente la fui penetrando, le dije que no se moviera, que quería que notara cada centímetro de mi polla entrando en ella. Se la metí lentamente hasta el fondo, se la saque igual de lento y luego le pegué dos embestidas fuertes para volvérsela a sacar. Ella protestó, la quería dentro.

Entonces le dije: “Voy a follarte fuerte, y de vez en cuando te pegaré una palmadita en tu culo, a cada palmadita que te pegue, quiero que me digas: Soy una puta y me encanta que me folles.”

Ella me contestó: “Ufff, eres un cabrón, pero me encantan tus jueguecitos”

Yo sin darle tiempo a terminar, se la volví a meter, de golpe, y empecé a darle sin descanso, cuando de repente, plaf, la primera palmada.

-“Mmmmm, Soy una puta y me encanta que me folles”.

Lo dijo con la voz entrecortada, y se notaba que se excitaba al decirlo, notando como mi polla entraba y salía de su coño sin descanso. Plaf.

-“Soy una puta y me encanta que me folleeeeees”.

Plaf.

-“Soy una puta y me encantaaaaaa que me folles, sigue”.

Plaf.

-“Soy una putaaaaa,…… y me encantaaaaaa que me folles”

A cada palmada, y cada vez que lo decía se excitaba más y más, hasta que finalmente alcanzó su segundo orgasmo, al mismo tiempo que yo saqué mi polla de su coño y poniéndola de rodillas le llené la cara con mi leche. Fue la mejor corrida de toda mi vida, habíamos estado calientes desde hacía horas, y por fin los dos quedamos exhaustos, acostados en la cama.

“Dedicado a esos ojos negros”

Espero que les haya gustado, me encantaría recibir vuestros votos y comentarios.