Mi compadre el bigotón

Les comparto una experiencia muy atrevida para la época de finales de los años setenta.... Armando era un bigotón machísimo, fue mi rival en amores, luego mi amante y finalmente... es mejor que se enteren directamente.

MI COMPADRE EL BIGOTÓN

Hace años sostuve una relación "estable" con José Luis, alguna vez narré que fue él quien me inició en el rol pasivo, cuando yo tenía 28 años.

Este tipo a quien yo amaba de una manera enfermiza y a quien le toleraba todo como si fuera el último refresco de cola en el desierto, trabajaba en el área de lavandería de una cadena de hospitales; generalmente a pesar de que yo conocía su horario de trabajo, llegaba bastante tarde a casa y yo me moría de celos y preocupación.

El señor se iba a jugar futbol. Era increíble que siendo más pasivo en la cama, a pesar de la gran verga que le adornaba y que usaba tan magistralmente, le gustase un deporte rudo. Ocasionalmente traía a casa a su equipo de compañeros a compartir unas cervezas y eso, aunque me molestaba porque me restaba tiempo en la intimidad con él, era como una tentación en movimiento: diez tipos altos, peludísimos en su mayoría, con duras y gruesas piernas, torsos atléticos y brazos fuertes eran demasiado para mis ansias amatorias. Su convivencia transcurría entre cervezas, cigarrillos, juegos y bromas a veces subidos de tono, manoseos, apretones de nalgas y paquetes y más de una vez noté alteración en los frontales de cuatro o cinco de ellos.

Sin embargo, destacaba por su altivez un hombre hermoso: alto, blanco, con un super mega bigote ancho y largo, una boca de sueño y unos ojos grandes expresivos a plenitud, su cuerpo era el promedio de los futbolistas, destacaban unos enormes pies, seguramente del doce. Al hablar Armando, que era su nombre, gesticulaba, levantaba la ceja, era muy dicharachero y divertido. Era el que más me simpatizaba.... o me gustaba.

De algún modo, seguido empezamos a trabar conversación entre los dos y una ocasión me habla de un evento social en su familia para lo que requería de un padrino para su hijo de 11 años. Acepté, me invitó a cenar en su casa, conocí a su esposa, a sus hijas mayores y me preguntaba interiormente cómo era posible que un jefe de familia como Armando, mi compadre a partir de esos días perdiera su tiempo con una bola de cabrones sin que hacer.

Resulta que una tarde-noche, llegó a la casa con una botella de brandy, José Luis no estaba, él me dijo que esa botella era para su compadre. "¿Qué dices?, ¿Nos la mamamos compadre?". Esa era su forma de bromear. Yo le contesté en son de broma también: "Por mí sí nos la mamamos, pero no te vayas a arrepentir".

Preparamos los tragos, serví cacahuates y encendí el televisor. Mi compadre el bigotón se sentó a mi lado izquierdo y puso el recipiente de los cacahuates sobre su abdomen, pues estaba recostado cómodamente. De cuando en vez, yo llevaba mi mano para tomar un puñado de cacahuates y él se deslizaba más hasta que su cuello reposaba en un cómodo y mullido almohadón, cuando yo estiraba mi brazo, de reojo miraba hacia su paquete que se advertía abultado, pero no se percibía plenamente. Yo me estaba calentando.

Fue Armando quien dijo: "¿Por qué no pones una película de acción?".... yo fui a la videoteca muy raquítica por aquellos tiempos y tomé una cinta porno heterosexual y empezamos a verla. Cuando fui por los cacahuates unos diez minutos después, noté algo muy "raro" en el sitio de su entrepierna. Le pregunté: ¿Y eso?

Él me contestó: "Tú tienes la culpa, primero dijiste que por ti sí nos la mamamos y luego pones esta chingadera en la tele... yo ya estoy listo". Acto seguido, se abrió la cremallera y extrajo la verga más rara que he visto en toda mi vida: Tan larga que llegaba seguramente a 25 cm. pero sumamente delgada, parecía una culebra, porque al sujetarla por la base, le serpenteaba el resto que sobresalía notablemente. La tomaba con sus dos manos y le ondeaba el glande que era enorme y rosado.

Me sobrecalenté, me ganó la curiosidad y mi boca fue a dar a aquella cabeza de verga, obvio no pude introducir ni la tercera parte en mi boca sin sentir que me cerraba la garganta. Fue una mamada que lo hizo gritar de placer y yo, emocionado, me empecé a masturbar y eyaculé sin tocarme. Esa noche fue todo.

Un mes más tarde, tuve qué salir de viaje por cuestión de trabajo y José Luis fue a despedirme a la central de autobuses. Antes de salir de la casa, me dio un apasionado beso. Le pregunté si me quería y me dijo que más que a nadie en el mundo, que tuviera muy presente que TODOS podían fallarme, menos él.

Ocurrió que a mitad de mi viaje hubo una contraindicación y tuve que regresarme; originalmente estaban planeados tres días de ausencia. Llegué a la casa, abrí con mi llave y escuché unos gemidos.... me imaginé todo, jamás habíamos sido sorprendidos ni José Luis ni yo en situaciones de "cuernos", aunque era obvio que las vivíamos cada uno por su lado.

No hice ruido, llegué hasta el dormitorio y veo a mi compadre el bigotón culiempinado recibiendo en su agujero toda la verga de José Luis. Contra su apariencia, mi compadre decía con voz quebrada: "Así, papacito, cógeme, rómpeme el culo con tu vergota, dame tus mecos, quiero que me cojas mucho, mucho...... me encantas papacito..... me gustas, eres mi macho, qué linda verga......dame más, lléname de tu leche chiquito mío"....

De pronto me quedé petrificado, se me cerró la garganta y en eso me sobrevino un estornudo y mi compadré corrió al baño, mientras José Luis se cubría con una sábana la verga enorme y dura que todavía goteaba semen..... no encontrando qué decir expresó: "¿Te regresaste?. No vayas a pensar mal, yo no quería...". Mi compadre pasó ya vestido como un rayo rumbo a la puerta de salida.

Yo me sentí muy mal y comenté que me había fallado antes de lo esperado, que no suponía cuánto tiempo llevaban ellos dos haciendo lo mismo. (Dentro de mí, estaba consciente de que me estaba pagando con la misma moneda, pero me sorprendió que mi compadre con semejante víbora como verga recibiese por su culo.)

José Luis sirvió unas copas y dijo que ya hacía unos meses que mi compadre le había propuesto lo que vi, pero que no se había hecho hasta ese día y fue cuando me enteré que Rudy, uno de los futbolistas era pareja "formal" del bigotón y que estaba muy vergudo, tenía una reata muy gruesa, cabezona, sin circuncidar y de más de 22 cm. Que a veces en el campo de futbol, en los vestidores, hacían calientes 69 y todos los veían, que Rudy se culeaba a Armando casi en todos los entrenamientos, pero el resto, incluido José Luis, se masturbaban en círculo y vaciaban su carga de leche sobre la cara de mi compadre, que era un puto sin remedio.

Tiempo después, yo creo que José Luis le comentó, porque vinieron a tomar unas cervezas sólo Rudy y mi compadre. José Luis se excusó y salió de la casa. Rudy me explicó que había ido para comentarme que sabía lo que había ocurrido, pero que mi compadre le había contado también de la mamada que yo le había dado la noche de los cacahuates, que Armando es insaciable y él también y que si yo quería él podía "vengarme" de la traición recibida y sin decir más, abrió su pantalón y me mostró su enorme verga.....

Armando me invitó a que lo mamara, lo hice muy caliente, pero no fue todo, uno me mamó la verga y otro me lamió el culo y finalmente, Rudy me dio una tremenda cogida, mientras yo chupaba al serpiente a mi compadre. Esa ocasión quedé con dolor en el culo como tres días, todavía no me acostumbraba a recibir esas embestidas.

Posteriormente, se hizo rutina que cogiéramos los tres, hasta que nos perdimos el rastro. Pasaron los años sin comunicarnos ni por teléfono, José Luis y yo terminamos la "relación", también nos perdimos y una mañana en la fila del banco me encuentro a mi compadre, más entrado en carnes, su bigote y cabello ya peinaban canas y se hacía acompañar por un cromo de muchacho de unos veinte años. Me dio luego de un apretado abrazo: "Compadre, este es tu ahijado". ¿Cómo lo ves?

El muchacho era como un modelo de revista: hermoso, alto, fornido, musculoso y además de un prominente paquete, unas deliciosas nalgas redondas y levantadas adornaban su anatomía posterior.

Cuando al hijo le tocó pasar a la ventanilla, mi compadre me pide que no me retire.... que quiere darme una sorpresa. Sale Rafael, mi compadre le hace un encargo, pero antes me dice: "Mira compadre, mi hijo y yo somos grandes amigos, no tenemos secretos entre nosotros. Le he contado de aquellos tiempos y le gusta escuchar mis anécdotas. Le platiqué de tus mamadas de verga y de las cogidas que te daba Rudy, El día que quieras nos ponemos de acuerdo y cogemos juntos. Rafa tiene una verga tan hermosa y gorda que ha hecho feliz a su padre más de una vez". Mi asombro no tuvo límites.

Intercambiamos teléfonos y nos despedimos. Quedé de llamar. Nunca lo hice. Me pareció aberrante la situación. Ahora, en la alborada del Siglo XXI, esa sola idea no asombra ni a un niño de diez años.

He visto a Rafael varias veces, le saludo y me pregunta: "Padrino, ¿Cuándo se anima?".

Julián.

Espero QUE el giro que acabo de imprimir a mis relatos permita que ustedes, amables lectores vuelvan a considerarme entre sus preferidos.

Agradeceré valorar mi relato para animarme a rebuscar en el cofre de los recuerdos.

Espero comentarios y sugerencias como siempre en:

Hermes_2003@hotmail.com