Mi collar
Cómeme la polla, putita. Y yo, con mi collar y mi pinza en una teta, comencé a chupársela con ansia. No te puedes imaginar lo preciosa que estás! . Le gusto, le encanto con Mi Collar. Cuando la tuvo súper dura, me tumbó en la cama y me pregunto que si quería probar lo que quedaba en la bolsa .
Encontramos una tarde para nosotros. Quedamos en un hotel por horas y el llego primero. Me había vestido para la ocasión….un vestido muy suave, dejando mis piernas al descubierto y unas botas de tacón de color arena que me encantan como me quedan.
Cuando llegue a la habitación, nos besamos y me dijo que me arrodillara y le chupara la polla. “Empezaremos siempre así, mi Zorrita. Te arrodillaras y me la comerás. .vale? “ así que me arrodille y me metí su polla en la boca para que creciera y se endureciera en ella. Me pidió que parara, hizo que le mirara a la cara y me dijo: “voy a ponerte tu collar, tu collar de sumisa” Empezaremos siempre así, arrodillada, comiéndome la polla y yo, colocándote tu collar.”
Lo busco en una bolsa que había traído. Se oía ruido de cadenas mientras buscaba….abrió una caja y vino hacia mi con un collar ancho, negro, con hebillas. Yo estaba entre nerviosa y excitada…¿que debía sentir? ¿Como tenía que comportarme? Agache la cabeza mientras se acercaba y me rodeaba el cuello con ese símbolo de poder.
- “No te lo voy a apretar mucho. Túmbate en la cama.”
Mientras lo hacía, él se quitó la ropa. Yo seguía vestida y con las botas puestas. Bajo mis medias y mi tanga por mis rodillas y acercó su cara a mi entrepierna...abrí mis piernas todo lo que pude….se que me quiere bien abierta...pero con las medias tampoco podía hacerlo mucho más y sentí su lengua en mi sexo, caliente, suave…. yo, sentía a la vez la presión que ofrecía mi collar en el cuello. Era una sensación nueva para mi y es imposible olvidarme de que lo llevo puesto, además me limita los movimientos de la cabeza y no puedo ver bien como me esta comiendo el coño Mi Amo.
Mi nivel de excitación aumentaba por momentos….no sabía muy bien que iba a ocurrir y qué más cosas tenía guardadas en la bolsa. Eso me puso muy cachonda...ya confiaba ya en Javier y sabía que en lo que piensa es en mi placer para conseguir el suyo, pero...hasta donde llegaríamos ese día?
De repente, se levantó, volvió a hurgar en la bolsa y saco algo pequeño que sonaba como un zumbido….se tumbó a mi lado y lo acercó a mi clítoris, de repente, provocando una corriente de placer por todo mi cuerpo. Lo acercaba, lo alejaba, vibraba y me gustaba….muchísimo. Era una balita. Me dijo que me quitara el tanga y las medias y lo hice. Cuando levante las piernas para hacerlo, introdujo de repente la balita en mi culo….aghhhhhhh….. no me lo esperaba!!! Ssshhhh, me dijo al oído, calmando mi nerviosismo por la sorpresa. Mi respiración estaba muy agitada, jadeante...tenía una balita vibradora en el culo y había entrado de repente! Seguí desnudándome de cintura para abajo y después me quite el vestido lanzándolo fuera de la cama. Me quede con el sujetador puesto….entonces sentí que la balita se salió de mi culo pero seguía vibrando, oyendo el zumbido.
“Vamos a ver qué tal te sientan unas pinzas en las tetas” ….ufff, cuantas cosas de repente….eso sabía que me gustaba por que yo me las ponía en casa para masturbarme. Uso las de la ropa, me las colocó en los pezones y alguna vez en el clítoris. Desde que Javier me habló de ello quise probar la sensación y me encanta!!! Pero no sacó unas pinzas de la ropa de aquella bolsa. Eran unas pinzas metálicas unidas por una cadena….claro, por eso sonaba así la bolsa. Se acercó a mí con ellas en la mano explicándome que eran regulables y que si me hacían daño que se lo dijera. Bajo mi sujetador, comenzó a manipular mis pezones y me coloco una mientras me decía que nunca mienten los pezones de una mujer….ahí es donde se sabe si te gusta y disfrutas algo, me dijo. Y a ti te gusta…. colocó la segunda pinza y me hacía un poco de daño...lo intentó de nuevo y seguía, así que esa me la quito, con calma. La otra se quedó puesta y de la que empezó a tirar de la cadena. Me estaba encantando….tenía un charco considerable entre las piernas.
“Cómeme la polla, putita”. Y yo, con mi collar y mi pinza en una teta, comencé a chupársela con ansia.” No te puedes imaginar lo preciosa que estás! “. Le gusto, le encanto con Mi Collar. Cuando la tuvo súper dura, me tumbó en la cama y me pregunto que si quería probar lo que quedaba en la bolsa…. le dije que si, así que saco un juego de muñequeras y tobilleras unidas por cadenas para sujetarlas en el collar también. Así que le entregue mis muñecas mientras colocaba ese cuero negro alrededor de ellas y mis tobillos. El sonido metálico me encantaba y su calma para colocármelo todo me pareció muy excitante. Además no paraba de decirme lo preciosa que estaba.
Apretó la pinza de mi pezon para quitármela y lancé un grito de entre dolor y placer que le encanto, haciendo que asomara su sonrisa de duendecillo travieso. Me dijo que me diera la vuelta en la cama y me colocara boca abajo. Con todos esos correajes y cadenas en mi cuerpo, en esa posición, comenzó a introducir sus dedos en mi coño y a acariciar mi clítoris...dedos dentro y acariciar clítoris y vuelta a empezar…. Me quería correr, no aguantaba más. Mucho placer contenido tenía que salir de mí esa tarde en la cama de aquel hotel. Todas esas nuevas sensaciones tenían que florecer en forma de orgasmo e iba a ser muy especial. Javier se dio cuenta de ello y cuando iba a estallar de placer me dijo: “córrete, putita… regálame tu primer orgasmo de sumisa, vamos, córrete para mi!! No pude más y sus deseos fueron órdenes para mi. Ese orgasmo recorrió mi cuerpo, mis correajes, mi collar ...para ser el primero para Mi Amo.
Cuando me había recuperado de mis convulsiones de placer, me coloqué a un costado de Javier y comencé a pajearlo hasta que llegó a su orgasmo, echando toda su leche en mi cara, disfrutándola chorreando por ella.
Nos quedamos abrazados unos minutos hasta que decidimos pedir algo para beber, estábamos sedientos. Lo esperamos dándonos una ducha. En el baño, le pedí que me quitara el collar. Cerré los ojos y ofrecí mi cuello para que fuera liberado. Estaba a gusto, ya me había acostumbrado a su tacto y su presión.
Recogimos todos los juguetes en la bolsa y me hizo entrega de la misma haciéndome responsable de ella y de que no se podía olvidar el collar cada vez que fuéramos a tener un encuentro….mi collar de sumisa.
La balita, pasó al cajón de mi mesilla esa misma noche….que vicio!!