Mi colección de vellitos de pubis
Estos pelitos jamás iran a la mar. Forman parte de mi lar.
Mi colección de vellitos de pubis
Una de las aficiones que he tenido, es la de coleccionar los "pelitos del chichi" de las damas que he tenido el honor de compartir el mismo lecho. ¡Bueno! lo del lecho fue cuando era mayor y ganaba lo suficiente para llevar a una señora a un hotel como mínimo de tres estrellas; porque de púber, se los arrancaba en la butaca de "la fila de los mancos" de un cine de barrio, o cuando se la "metía ente los muslos" en la tapia de un solar sin luces.
Empecé a los 18 años. Pedía permiso a la amiga, novia o amante de turno, si la importaba que guardara como recuerdo unos vellos de su pubis, y como aquellos años de mi juventud, la mujer no se depilaba, no estaba de moda llevar el chumino afeitado, ni las axilas siquiera, no me era difícil arrancarles unos pelitos. Vellitos que guardaba en una cajita de chapa; de esas que se utilizan como pastillero, y que escribía una breve reseña de lo acontecido en aquella fecha. Algunas incluso, con una pequeña foto que pegaba en el interior.
Obvio decir, que absolutamente nadie, salvo las interfectas, que no tengo ni idea que será de ellas, ya que hace muchos años de aquello, sabe de la existencia de mencionada cajita, para mi una reliquia.
De vez en cuando, en la soledad del hombre mayor, que ha visto como la vida se le ha ido de un soplo, rememoro las vivencias pasadas ¡Qué maravillosas vivencias! Y me recreo en los versos que dedicaba a cada una de aquellas que tuve el honor.. ¡Bueno! más bien placer de entrar en las profundidades de sus coñitos, succionar con deleite sus pezones, y beber el agua de sus bocas.
Tengo exactamente 126 cofrecitos con sus correspondientes inscripciones: nombre, fechas, algunas fotos de las que amé, y unos versillos acordes con lo vivido.
Me he "cepillado" a más de 126 mujeres en mi vida, pero no de todas conservo "estos recuerdos". Quizás porque no hubo ocasión, o porque no procedía el "robarles" esos pelillos rizados. No sé. Pero sin duda, estas 126 cajitas que guardo como un tesoro y con sus lacitos de cintas de diversos colores, alegran mis remembranzas, y dan cierto sentido a mi pasado. Que si me avergüenzo de algunas cosas que hice mal, nunca me arrepentiré de todo lo que he follado.
Van a ser los lectores de Relatos Eróticos, los primeros que leen estas evocaciones mías.
¡Sí, sí! Ya sé que no tienen ningún valor literario, pero al menos si servirán para comprobar los "lilas" que éramos los jóvenes de aquella época. Pero "lilas" o no, el caso, que un coño tenía un inmenso valor, era como el dios del amor, y por el que nos desvivíamos por alcanzarlo.
¡A ver chavales de hoy! ¿Os impresiona ver un chochito? ¿A qué no? Hoy los chuminos están al alcance de cualquier mano o polla, y como la mayoría están rapados, no pedéis coleccionar sus pelitos.
Primera cajita. Isabel. Madrid. Febrero de 1956
Gracias Isabelita por este vello,
te prometo que será mi destino,
y que al fulgor de sus destellos,
recordaré siempre tu chumino.
Segunda cajita. Rosita. Madrid, Mayo de 1957
Mi querida amiga Rosita:
perpetuamente guardaré,
adentro de esta arquita;
y con pasión olfatearé
los vellitos de "tu rajita"
Si, si... ya sé que son unas cursiladas de versos, pero hay que situarse en el tiempo y en el espacio. Tenía a la sazón 17 o 18 años, y a esas edades uno es inexperto en los temas del folleteo, pero sabía, que a las mocitas de mi edad, les gustaban muchos los chicos románticos. Y un servidor lo era, y les cantaba las canciones de Machín, Jorge Sepúlveda y Lucho Gatica.
Tercera Cajita: Pepita. Madrid, Septiembre de 1959
Irene, guapa moza de Trujillo
que un tiempo me tuvo en danza.
Llegar a su coño no fue sencillo,
pero con tesón y constancia
conseguí arrancarle estos pelillos.
Cuarta Cajita: Pilar. Madrid, Enero de 1960
Pronto seré militar
donde no veré más que tíos,
por eso le pedí a Pilar
en la orilla de aquel río,
que me permitiera entrar
(porque hacía mucho frío)
en su cálido y húmedo lupanar,
que por un día hice mío.
Quinta cajita. Arantxa. Alava. Mayo de 1960
Me emociono al ver el mechoncito
que arranqué de aquel "monte poblado".
Pelitos de un excitante chochito.
que me tuvo tanto tiempo ilusionado,
y que no han quedado marchitos;
ues en mi alma quedaron grabados.
Podría seguir hasta la 126 cajita. Dependerá de la aceptación de estas reminiscencias.