Mi cliente, Mi padre Parte 1

Adriana es una joven mujer que trabaja a medio tiempo en una cafetería muy popular en su ciudad. Un día se topa con un cliente muy llamativo y atractivo, comienza una seducción y coqueteo virtual, hasta concretar su primera cita que no se hace esperar….pero hay un pasado y una historia que los unía

Mi cliente, mi Padre

Era miércoles por la tarde…alrededor de las 19:30 horas, como cada día, yo estaba trabajando en con la confitería de mesera. Estaba atendiendo a las personas, tomando sus pedidos y llevándoles lo que ordenaban. Siempre era la misma rutina, el ambiente laboral era muy bueno, mis compañeros divertidos y muy respetuosos, los dueños del lugar igual. Como en todos lados, siempre había clientes que te alagaban, otros que eran más obscenos al momento de decirte algo o los típicos casados que se hacen los conquistadores…mi respuesta para todos ellos era siempre la misma…lo siento, estoy comprometida, no me interesa nada más. Aunque realmente fuera mentira, en el fondo no me interesaban, porque no era el tipo de personas que me gustaban, mucho menos si estaban casados.

No fue hasta una hora más tarde de ese día, que dos hombres llegaron y se sentaron en la parte de afuera. Me acerque a atenderlos como a cualquier otros clientes…pero notaba algo raro en uno de ellos, tenía un semblante diferente, su manera de expresarse, de hablar…era gay. No me llamaba la atención, ya que habían ido parejas gay antes, lesbianas, hasta trasgenero y siempre fue un gusto atenderlos, son los que mejores te tratan y mayores propinas te dejan. Pero lo que me había llamado la atención era el otro hombre, un semblante también diferente, no parecía gay, tenía actitudes final y hablaba correctamente, no me alagaba ni buscaba algo más como la mayoría de los que atendía, me hizo sentir tranquila, pero curiosa de saber si eran amigos solamente o no, ya que se lo veía bastante atractivo, su sonrisa era cautivadora y su tono de voz suave y dulce, no podía contenerme y me sonroje al instante que él me miro, tome su pedido dándoles las recomendaciones de la casa, él pidió lo que yo le sugerí, eso me hizo sonrojar aún más.

Cuando volví con la orden de ellos, me puse nervioso, realmente quería saber más de ellos, en especial de aquel hombre encantador que me sonreía cada vez que me veía, su amigo me hacía bromas con relación al pedido, haciendo que yo me sienta más a gusto y en confianza, pero esta persona solo se limitaba a decir dos o tres palabras y sonreír, eso me hacía tener más intrigas. Cada diez o quince minutos pasaba por el lado de ellos para saber si les faltaba algo o si querían pedir algo más, cada vez que preguntaba el atractivo hombre siempre me pedía alguna cosa nueva. Mi imaginación volaba mientras que mis dudas aumentaban…realmente me gustaba este hombre, pero no sabía si era soltero, si era gay o si quiera si yo le atraía…ni su nombre sabia aun.

Cuando llego el momento, ambos se estaban por retirar, me llamaron para pagar su cuenta, les cobre de manera normal, realmente quería saber aunque sea su nombre, pero no tenía el valor de preguntar, me sentía presa de la vergüenza por si el resultado fuese diferente al que yo esperaba…pagaron y se retiraron. Me sentía una estúpida, como no podía preguntar algo tan simple, que me estaba pasando… ¿acaso es que hace más de dos años que estaba sola y había perdido habilidad para enfrentar alguien que me gustaba? Escuchándome me sentía aún más estúpida mientras levantaba los platos de ellos, cuando me percato que debajo del plato del hombre que me gusto, había una propina generosa, pensé automáticamente ambos son gay, mis esperanzas habían desaparecido en un abrir y cerrar de ojos…pero debajo de la propina había un barquito de papel, con un nombre y un número de teléfono…no podía creer lo que decía:

-Me llamo Marcos, este es mi número, llámame cuando quieras

Me sentía como una adolecente con sus primeras cartas de amor, ansiosa y feliz por descubrir ese número, el darme la esperanza que no era gay alguien tan atractivo…aunque aún algunas dudas pasaban por mi cabeza.

Unos días más tardes estaba en la duda de si llamarlo o no, si mandarle un mensaje o que hacer…me sentía una niña en semejante situación. Llegado el viernes de la semana siguiente, era mi día de franco y tome el valor suficiente para mandarle un mensaje, luego de mandarlo quería morir, no sabía porque lo había mandado, mil cosas pasaban por mi cabeza…paso media hora y no había respuesta, no sabía si era realmente su número o si yo me había equivocado…estaba nerviosa como nunca, hasta que un sonido delato la entrada de un nuevo mensaje, era él disculpándose, que estaba en el trabajo que por eso no respondía rápido, me alegre al momento de seguir leyendo, decía que estaba feliz de al fin recibir mi mensaje. Luego de una larga charla intercambiando mensajes e intereses, quedamos en vernos esa noche y salir a ver una película.

Otra vez la sensación de sentirme como adolecente recorría mi cuerpo, ideas de todo tipo pasaban por mi mente, realmente me gustaba mucho Marcos, al punto de pensar en tener sexo con él esa misma noche…pero luego recapacite, que era la primera vez que iba a verlo de verdad y saber más de él, no podía tener ideas tan locas y lujuriosas con alguien que aún no conocía bien, no podía actuar así, iba a quedar como una cualquiera aunque él me gustara de verdad.

Llegada la noche me prepare con la ropa que más me gustaba, hasta mi ropa interior combinaba con lo que llevaba puesto, una pollera no muy corta, con una blusa celeste y un escote moderado, me sentía muy sexy, sobre todo sabiendo que debajo de mi pollera solo llevaba un hilo dental como ropa interior. A momento de escuchar la bocina de su auto, reaccione y pensé que no podía salir vestida de esa manera…pero ya no había tiempo, él estaba esperando, así q busque un abrigo, me tape y salí. Aunque en el fondo realmente deseaba estar así vestida y deseaba seducirlo.

Ya en el cine, él se portó todo como un caballero, invito prácticamente todo, no me dejo pagar nada, solo unas palomitas de maíz, fue lo único. Dentro de la sala, estábamos pasándola bastante bien, nos divertíamos mucho con la película. Pero en cierta parte un momento erótico colmo la pantalla, haciendo que ambos nos ruborizáramos, nos miramos fijamente y nos besamos lentamente…a medida que el tiempo pasaba los besos eran cada vez más intensos y calientes, yo que hace más de dos años estaba sola comencé a mojarme casi al instante, deseando ser penetrada en ese mismo lugar, en ese mismo momento…

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