Mi chica pornográfica
De los apuros por comprar peliculas porno para mi chica...
Mi chica Pornográfica
De los enredos al haberme encontrado de lunes a sábado viendo películas pornográficas con mi chica.
Estoy saliendo con una chava a la que le encantan las películas pornográficas y todavía no se si considerarme afortunado por eso. Cualquier otro estaría maravillado de pasar las tardes con una mujer como esa, se atrevió a decirme la Duny dibujando en su carilla esa sonrisa pícara, señal de que se está poniendo cachonda. Respeto su opinión y la de aquellos que comparten su idea pero temo decirles que en mi relación, no todo es miel sobre hojuelas. Tengo que mantenerme con los ojos bien abiertos, a la expectativa. Encerrarse con una adicta al porno de lunes a sábado, requiere algo más que imaginación y ganas de fornicar al menor estímulo.
Hace dos semanas por ejemplo, Su Pornográfica Majestad confesó que las películas que consumimos (así lo dijo, consumimos) las toma prestadas del librero de su hermano (con quien también comparte la renta). Dichas películas son parte de una cadena de préstamos que ha alcanzado a todos los vecinos del edificio en el que viven e incluso, a algunos distinguidos locatarios del mercado. En tono de broma me atreví a preguntar si no le asqueaba agarrar los estuches de las películas sin guantes y como única respuesta me encontré con la más brillante idea que a Su Pornocha Princess se le pudo ocurrir: a partir de mañana tú comprarás las películas. Y de la misma forma que una madre envía a su hijo al supermercado por algunas compras de emergencia, Pornita, sacó una libretita en la que redactó una lista de sugerencias que incluía actores, actrices, clasificaciones y hasta algún título anteriormente visto.
Todavía recuerdo el entusiasmo con el que me habló de los fellatios de Jenna Jameson, las enculadas a Sky López, las tetas de Nikky Nova, el culo de Silvia Saint, y claro, las vergas de Nacho Vidal y otros sujetos de los que no puedo recordar el nombre. Pero me sorprendió su mayor encomienda: si puedes conseguir algo de Aria Giovanni, te lo voy a agradecer, esa vieja me encanta. Me enloqueció la idea que quisiera hacerlo con otra mujer. ¿A quién no?
Aquellas confesiones también me hicieron pensar que de ser hombre, mi Pornita Girlfriend tendría que ser en todo caso, mi mejor amigo. Escuchar aquello de su voz, era algo muy similar a presenciar las disertaciones de cantina sobre el calentamiento global, la baja en los precios del petróleo y el incremento en el precio de las tortillas. Sin embargo, no estaba con mi mejor amigo, ni estaba a la mitad de la cantina: ¡estaba con la mujer modosa, hija de familia y maestra de jardín de niños que cada domingo me obliga a asistir a misa, sentado al lado de sus padres!
El universo tiene sus leyes y ahora, me siento una reacción de haber atendido a sus órdenes fielmente. Gracias a las compras que comencé a hacer para mi novia, algunos de los más distinguidos vendedores del mercado ya me hacen bromas sobre las callosidades de mis manos (sin mencionar que muchos han dejado de saludarme de mano). Por si fuera poco, aquel departamento 206, del residencial Los Tulipanes, se ha convertido en una especie de isla de la fantasía donde cada tarde hay que representar cuando menos tres ocurrencias de Su Pornográfica Majestad. ¿Quién dice que es fácil vestirse de electricista o plomero y coger con singular alegría, con un cinturón cargado de herramientas clavándose por todo tu cuerpo? Los disfraces son lo de menos, el problema son las extrañas posiciones que se le ocurren y una que otra escena en el balcón, las escaleras, el elevador o los tinacos del edificio.
A la Duny todo aquello le pareció divertido, por eso ni se sorprendió cuando le confesé que Porno Queen, me dio a conocer su nueva idea: conseguir a otra chava que quisiera interactuar con nosotros. La Duny tiene un defecto: las expresiones de su cara. Observar su rostro en una charla equivale a descifrar lo que está pensando, tal vez esa fue la razón que me motivó a proponerle sin empacho que se anotara esa puntada en su trayectoria de vida. De ser afirmativa, su respuesta sería mi venganza. Conozco a Mi Pornográfica Majestad.
Y la Duny aceptó.
Llevo casi dos horas encerrado en el baño mientras ellas siguen tiradas en el piso de la cocina haciendo quién-sabe-qué-marranadas. Me siento muy turbado por todo lo que ha ocurrido, tan turbado, que apenas escucho sus gemidos.
Hace cinco minutos decidí terminar unilateralmente a Mi ExPornográfica Majestad. Tal vez no elegí el mejor momento para acabar con esta relación pero la culpa la tuvo la Duny. Sabía que no se iba a quedar con los brazos cruzados y que prepararía alguna venganza. ¿Quién iba a pensar que llegaría con un montón de amigos gays y películas de ese género?
He dicho que conozco las expresiones de su cara, por eso pude leer lo que la Duny estaba pensando apenas cruzó por la puerta. No entiendo por qué tenía que preguntarle a la Porn Princess si nunca se le había antojado ver la escena del trenecito, ya sabes, hombres con hombres, remató.
Ahora no encuentro la forma de salir de aquí, no quepo por la ventanita y la puerta sigue custodiada por cuatro o cinco amanerados velludos. Pinche amiga... apenas salga de esta, me las pagara. Existen formas para acabar con los problemas y el suicidio es una opción. Reconozco que no estaba preparado para esto pero, en todo caso, prefiero morir como un mártir, asfixiado por el hedor mis gases antes que dar un paso a las nuevas experiencias.