Mi chica para disfrute de otros ¡Genial!
Relato real. Mi novia provoca a unos chicos y luego ya no se puede parar. Se entrega a ellos para calmar los ardores que ella misma provocó.
Mi chica para disfrute de otros. ¡¡¡Genial!!!
Después de que se exhibiera a su gusto, mi chica entrega su cuerpo para saciar los ardores que ella misma provocó.
La historia que les voy a contar es cierta y ocurrió el pasado invierno. Somos una pareja normal del Levante español, que en nada desentonamos excepto en que mi chica, llamémosla Tamara (le da corte aparecer por su nombre) está bastante buena, más aún cuando salimos por las noches y se pone esas minifaldas que no permiten nada a la imaginación, dejando las dos piernas a la vista, y a veces más cosas.
En esta ocasión nos decidimos por un pub, que frecuentamos bastante grande, en él hay una zona de barra, otra de mesas y sillas, y al fondo del local hay un par de mesas de billar en un pasillo que va hacia los servicios.
En alguna ocasión Tamara ha hecho alguna que otra exhibición a los chicos allí presentes, y el dueño del bar ya conoce algunos de sus modelos de bragas. Cada vez que entra en el local, se queda embobado mirando hasta que se sienta, ella que lo sabe siempre se sienta de forma que desde la barra se puedan ver bien sus braguitas, después abre las piernas de forma descuidada y cuando ya calcula que ha visto suficiente cruza las mimas y gira la silla, ¡Se acabó el espectáculo!
Ese día llevaba una falda negra de piel, muy corta, pero muy corta, y una blusa semitransparente, que dejaba adivinar la ausencia de sujetador.
Como siempre se sentó y dirigió su habitual exhibición al propietario del local, que esperaba la misma babeando en la barra.
Nos pusimos a hablar tranquilamente de nuestras cosas, en ello tres chicos de unos veinticuatro años más o menos, hablaban con el dueño del bar, era evidente que les estaba poniendo al tanto de las exhibiciones de mi novia, ellos miraban de soslayo para nuestra mesa, y sus miraban dejaban entrever sus pensamientos.
Al poco los tres chicos se sentaron en una mesa enfrente nuestro, justo frente a mi chica. Tamara me dijo, -oye estos tíos están pendientes a ver si se me ve algo, ¿qué hago?-, pues dales lo que quieren les dije.
Tamara descruzó sus bonitas piernas y como disimulando fue abriéndolas poco a poco, empezaron los codazos, y empujoncitos, los tíos miraban descarados la entrepierna de mi novia, que ya totalmente abierta podía verse, las braguitas negras eran visibles a pesar del color. Nosotros nos reíamos con disimulo de las caras de asombro. Así que le propuse que se quitara las molestas braguitas, que a pesar de ser unas tangas, a mi juicio tapaban demasiado.
Decididamente se levantó del sillón, y fue al servicio, los pocos cliente del bar, la perseguían con la mirada, en seguida volvió, y por el gesto deduje que ya no llevaba el tanga. Me gusta sentirme como una puta- me dijo. Se sentó y cruzo las piernas para comenzar de nuevo con el juego. Los chicos esperaban ansiosos y ella no les desilusionó, descruzó sus piernas y su coño quedó a la vista de los chicos. La boca se les abrió un palmo, se veía que no lo veían bien, pero desde luego eso no eran las braguitas.
Este espectáculo duró unos minutos, empezó a hartarse y me propuso una partida de billar, me extrañó, porque ni sabe ni le gusta nada. Allí fuimos, en ello el bar estaba materialmente vacío, los chicos, nosotros y un par de clientes en la otra punta del bar, y el dueño que no nos quitaba ojo.
Eche una moneda a la mesa de billar, y salieron la bolas, las dispuse y empezamos a intentar jugar. Tamara no tenía muy buenas intenciones pues ya la primera bola le pareció tan lejos que tuvo que subir el culito a la mesa para darle, eso si, con la precaución de que quedara del lado de los chicos y del dueño del bar. Se le debía de ver el culo perfectamente a tenor de las caras que pusieron.
Mientras tiré yo les hizo un gesto de que se acercaran (eso me lo contó después la muy zorra), así que inmediatamente aparecieron por los billares los tres chicos, no eran españoles, eran colombianos, y nos preguntaron muy educadamente si jugábamos de parejas contra ellos, les dije que no. Ella les dijo que no, que no le gustaba el billar, pues no sabía, pero que si le podían ayudar y enseñarle a coger el palo que se lo agradecería. Hasta el más tonto entendió que quería decir.
Le dijo a uno que parecía el más lanzado ¿Cómo me pongo? y puso su culo en pompa, delante del chaval. Éste muy educado, le pidió permiso y la cogió por detrás, pegándose a ella, su polla se clavaba en su culo, mientras que la echaba hacia delante diciendo que cogiera fuerte el palo y diera a la bola en un punto que señalaba, los otros chicos se les hacía la boca agua.
Me tocó tirar, y después otra vez ella. ¡Quién me ayuda ahora?- dijo. El más joven, levantó la mano y se acercó, repitiendo el gesto del otro, pego su polla a su culo, y mientras le decía como tirar, la restregó lo que pudo.
Cuando le volvió a tocar, el ambiente estaba algo caliente, el chico que faltaba, le pidió permiso, y me miró y me pidió permiso a mi, no entendí porqué, pero cuando la cogió y no le bastó con restregar su polla, sino que levantó suavemente la falta tocándole el culo a la vista de todos, ya no me extrañó
Se envalentonaron, y le decían cosas como, que tía tan buena, que culo tan precioso, procurando no pasarse para no fastidiar el momento.
De nuevo le tocó al primero, y cuando la cogió, la dobló delante de él, y colocó su polla en su culo, mientras puso la otra mano en su entrepierna, vamos en todo el coño.
En el bar sólo estábamos nosotros, los tres chicos y el dueño, les dije que pararan, que eso no estaba bien, sintiendo que habían fastidiado el invento, pararon y pidieron perdón. Entonces les dije, -podéis disfrutar de ella todo lo que queráis mientras no os la folléis, y para asegurarnos, os dejo que hagáis lo que queráis pero siempre que vuestras pollas queden dentro de vuestros pantalones- Ok, aceptamos, fue su respuesta.
Casi sin tiempo para más, Tamara la subieron en la mesa de billar, tiraron de su blusa, y desabrocharon su falta, quedando totalmente desnuda, Uno cogió un pecho y empezó a mordisquearlo, el otro le cogió la mano y se la restregaba por el bulto del pantalón mientras sobaba la teta libre. El tercero, el más jovencito, metió la cabeza entre las piernas y comía como loco la almejita de mi novia. Vaya lametones metía, le daba a la pepitilla para arriba y para abajo, y enseguida metía su lengua dentro de ella. Mi novia gemía como loca. A esto el dueño del bar, con buen criterio, cerró la puerta, y luego se acercó a ver el espectáculo. Me dijo, -Joder, tienes una novia fabulosa- -Después de ellos puedo yo también- -Pues claro, faltaría mas, le dije-. Los chicos cambiaban sus posiciones, y restregaban sus pollas por la mesa, o por las piernas de mi chica, los bultos eran enormes. De pronto uno de ellos gimió y se corrió. Ver como le comían las tetas, el coño, y se restregaban con ella, me puso a cien. Pasados unos minutos les dije que cortaran que le tocaba al dueño del bar. Ellos muy obedientes pararon. Y lo mejor, dieron ceremoniosamente las gracias. Se pegaron contra la pared, pidieron permiso para sacarse sus pollas, y empezaron a masturbarse mirándola desnuda sobre el tapiz.
El dueño del bar no se lo creía, fue directo a sobarle las tetas, le apretaba los pezones, y decía palabrotas (hostias, joder, leche, etc...) no pudo más y puso su mano en el coño de mi chica, metió sus gorditos dedos, y empezó a masturbarla, no necesito mucho, la chica estaba a mil, comenzó a gritar mientras se corría. Decía que puta soy, soy vuestra puta, necesito una polla, dadme una polla, folladme todos- los chicos hicieron gesto de ir a follársela y les dije que no, que ese no era nuestro acuerdo.
Así que les dije, sólo se la follará el que tenga la polla más gorda, como todas estaban ya a la vista no fue difícil decidir, la de uno de ellos era tremenda. Tamara me miraba y me pedía quiero ese pollón, por favor-, miré al chico y le dije adelante, follátela, jodela, ya ves es sólo una puta- el chico saltó materialmente sobre ella, se metió entre sus piernas, bajo su mano, tomó con ella la polla, y embistió el coño de mi chica que lo esperaba ansioso. Como gritaba la muy puta, -fóllame, fóllame- solo acertaba a decir eso.
Cuando Tamara se corrió, que fue antes de un minuto el otro no pudo más y saco de golpe su polla, dejando caer su semen sobre la barriga de mi chica. Creía acabado todo, cuando Tamara me dijo, -no te dan lástima esos chicos, deja que todos me follen, a mi me apetece mucho-, los chicos me miraban con cara de pena. Asentí y les dije a por ella, a follar todos, pero uno a uno-. Eso hicieron, uno a uno, los dos restantes se subieron encima de ella, corriéndose en su barriga, casi inmediatamente, tanto que ella no llego a hacerlo. Cuando acabaron, el dueño del bar, pidió permiso para follar el también, y no esperó la respuesta, se subió encima de ella, y saco una polla enorme, que taladró a mi novia, sacando un grito de dolor, empezó un mete y saca terrorífico, y mi chica a gritar como loca, -cabrón, jódeme, rómpeme en dos, no saques tu polla- El tío dijo me corro-, fue a salirse, y entonces ella colocó sus piernas impidiéndoselo, -espera cabrón- le dijo, -yo también quiero correrme-, ambos gemían corriéndose al mismo tiempo. Quedando uno encima del otro, como muertos.
El señor se levantó de encima suyo. Ella entró al servicio y se limpió el semen como pudo. Nos despedimos, no sin antes recibir de nuevo las muestras de agradecimiento de todos los implicados. Y nos fuimos a mi piso. Tenía que follármela como fuera, mientras la follaba cerraba los ojos y pensaba en como jodía la muy zorra con todos, menos mal que no había mas gente en el bar. Me encanta mi novia. Es genial.