Mi cerda, mi esclava
De común acuerdo llegamos a un punto inimaginable para una persona normal. Será entonces que ninguno de los dos somos normales?
Hace varios años que vivo con una esclava en casa. Conocí a "cerda", ese es su nombre, por medio de un aviso buscando conseguir una esclava 24/7 dispuesta a todo, y entre las muchas ofertas que me llegaron, me llegó la suya, cuyo nombre no interesa y ya no existe, y luego de evaluar las opciones llegué a la conclusión de que era la indicada para lo que yo quería, y especialmente ella se consideraba la indicada para lo que ella misma quería, es decir, deshumanización, entrega total y exclusión del mundo.
Cerda vive conmigo, y vivir es un decir, yo diría coexiste conmigo desde hace más de cuatro años, cuatro años en los cuales fuimos cumpliendo etapas difíciles, una a una hasta llegar al estado en que ella se encuentra hoy. Un objeto con tres agujeros para mi uso y satisfacción, y nada más.
Lo más increíble de todo esto es que hasta yo mismo no me imaginaba que podía llegar a tener a un ser humano en tal estado, y fue ella misma la que, cuando podía hablar o expresarse, (ahora le resulta imposible debido a ciertas modificaciones en su cuerpo), me hizo una lista de lo que ella aspiraba, y realmente superó todas mis expectativas. En los momentos en que la consideraba un ser humano apto para cambiar opiniones, le pregunté porqué deseaba llegar a las condiciones que me planteaba, y ella mi dijo que era masoquista, muy masoquista, que solo obtenía satisfacción sufriendo en forma desmesurada, no le alcanzaba ya con azotes, torturas banales y esas cosas que había "experimentado por ahí" según sus palabras. Que ya había llegado el momento de pasar a otra etapa, la última, o sea la entrega total, el sufrimiento total y el traspasar las barreras del dolor, de la humillación y de los castigos, para convertirse en un mero objeto, Sin nada de vestigios humanos.
Me costó mucho aceptar cien por ciento esto que me pedía, pero en la medida que íbamos avanzando, paso a paso, veía que ella no solo no se amilanaba, sino que no se encontraba satisfecha y quería más y peor, y yo se lo iba dando, y veía que ella lo aceptaba con mucha alegría, en fin, me convenció ella, y esto no es un descargo para mi, hay que conocer a "cerda" para saber realmente que es lo que pensaba, que es lo que aspiraba y que realmente casi he logrado colmar sus aspiraciones. Por supuesto ella ha logrado con creces colmar las mías.
Cerda era una mujer cuando yo la conocí. Tenía algo así como más de veinte años y menos de treinta., no tengo precisamente claro su edad porque cuando llegó a mi casa luego de cerrar el "trato", llegó solo con lo puesto, y era solo un vestido liviano, sin tan siquiera ropa interior y por supuesto, sin documentos de ninguna especie, sin ninguna posesión, sin nada de dinero. Es difícil de concebir, pero así fue, llegó a entregarse a mi sin nada. Se vino a mi ciudad en tren pagando con su último dinero el pasaje, comió por última vez el día anterior y al quedar sin efectivo se olvido del tema. Caminó varias horas para luego llegar a mi casa y tocó el timbre sobre las tres de la mañana, llegando una noche de intensa lluvia, totalmente mojada, con su vestido ajustado haciendo resaltar su tremendo y voluptuoso cuerpo, parecía una puta de la calle y hasta el día de hoy no entiendo como nadie en la noche la atacó o la violó, pero llegó así, casi como vino al mundo y diciendo "Amo, aquí estoy", y nada más.
Yo la había estado esperando ansioso todo el día, sabía que llegaría ese día, por lo tanto no me sorprendió mucho. Lo que si me quedó en el debe de averiguar es que hizo con su vida anterior, es decir, sus posesiones, su familia (si es que la tenía), su trabajo y todos sus recuerdos. Según lo pactado ella llegaría sin nada de eso, así lo acordamos, así lo hablamos varias veces y así fue y es hasta el día de hoy.
Esa misma noche le quité su vestido, que arrojé al incinerador, ella quedó desnuda completamente, le coloqué su collar de perra (cuando era perra, ahora es cerda) y la llevé al sótano, donde había previsto su estadía. Un sótano húmedo, oscuro y totalmente hermético, que la casa tenía y que yo nunca había usado. En el sótano había un olor penetrante a humedad, abandono y un silencio que aún al día de hoy, cuatro años transcurridos sigue siendo igual. Le dejé un balde de agua y le di para comer los restos de comida que tenía, y le dije que al día siguiente hablaríamos, que estaba cansado y que ese iba a ser su casa de allí en más. Ella ni habló, la vi sonreír para sus adentros, estaba sin dudas feliz y aceptó todo sin chistar.
Esa noche cuando llegó, no voy a negar que al verla en el estado que estaba, casi desnuda y toda mojada, me calenté muchísimo y me moría por llevarla a mi cama, pero esto ya lo tenía pensado de antemano, quería una esclava 24/7 para mi goce y para aplicar ciertas ideas que habíamos acordado. No quería una compañera para mi sino una esclava para castigar, para verla sufrir y gozar con ello, y especialmente para reducirla a una condición infrahumana, condición que de acuerdo a lo acordado con ella fue mucho más infrahumana que lo que originalmente imaginé, y que hoy, visto en retrospectiva me gusta y me complace, y no me arrepiento de nada
Al día siguiente bajé y hablamos todo lo que teníamos que hablar. Acordamos una por una las condiciones de estadía, de vida, y de relacionamiento. Yo digo acordamos porque fue de mutuo acuerdo, pero ella solo tenía objeciones cuando se trataba de tener alguna consideración.
Ella estaba dispuesta a recibir más y más castigos, más y más humillaciones de lo que yo tenía en mente, y fui precisamente yo quien tuvo que aplacar su sed de sufrimiento porque si hubiera dejado todo a su decisión, hoy no estaría contando ya con ella en mi casa, eso, casi seguro, y la verdad es que no es de mi interés para nada, ni siquiera me pasa por la cabeza, arriesgar, ni mi futuro ni su propia existencia.
Los principales castigos y las principales modificaciones, no pasaban por azotar o castigar a mi esclava. Azotarla era un juego del que ella estaba ya cansada y su piel mostraba los vestigios de esas actividades, y si bien azotarla tenía que azotarla, ya que se impone domar a una esclava a la manera de uno y el látigo es el instrumento ideal para ello, la idea principal no pasaba por ahí, sino que pasaba por sumergir a "cerda" en un submundo prácticamente al nivel de un ser inferior, difícil de imaginar y difícil de concebir para una mente normal, pero la de ella no era una mente normal, y la mía, no se cuan anormal es, pero me adapto a todo, además me gustó lo que logramos y verla en ese estado es lo más excitante que me ha sucedido en mi vida.
Así paso a detallar ahora las etapas que hemos ido cumpliendo para que lo que antes era una mujer, joven, bella y de hermoso cuerpo, se haya convertido en un pedazo de carne con tres agujeros para mi goce y disfrute, y lo que es más; para el disfrute de ella más aún.
En lo que refiere a sexo, yo soy el único que puede determinar el momento, el lugar y las condiciones para su propio goce; y por consiguiente el mío propio. Muchas veces he gozado solamente con verla en el estado en que se encuentra y me he masturbado solo, mirándola tal como está o como iba quedando, y ella nada. Tiene totalmente prohibido tener placer por su cuenta, y de hacerlo recibiría castigos más allá de lo imaginable, aunque no se que más le puedo hacer, eso igual le mantiene a raya su masturbación.
Entonces paso a detallar las transformaciones que le he hecho a mi cerda, todas a su pedido y exigencia, en casos ha llegado a llorar implorando que sea más estricto aún, que siga más adelante y me ha realizado pedidos, cuando podía hablar que ni siquiera imagino poder concedérselos.
Quiero decir que para lograr hacerla quedar en el estado que ahora está, tuve que contar con la ayuda de un cirujano "amigo", y lo pongo entre comillas porque la amistad pasó por un precio, que a mi no me afectó ya que tengo capacidad económica abundante, pero uno no sabe las cosas que se pueden obtener si se logra dar con el precio.
Lo primero es lo primero, y yo personalmente me encargué de quitarle todo vestigio de cabello, rapándola y afeitándole completamente la cabeza, cosa que he venido realizando una vez al mes, impidiendo así que tenga algo de pelo. Es muy hermoso verla con la cabeza totalmente afeitada, me excita mucho más. También le encargué a ella mismo que se depile su sexo, las axilas y cualquier otra parte en donde tenga pelos. Yo le afeito mes a mes junto con su cabellera las cejas y una a una le saqué las pestañas, para que no las use.
Otra de las modificaciones que yo mismo le realicé es un marcado con hierro al rojo vivo en su estómago y en cada una de sus nalgas, le puse "Cerda". Es con letras bastante chicas, además para evitar cualquier problema luego de marcada le echaba agua fría y paños con propóleos; lo último que me interesaba es que tenga una infección, y cuidé sus heridas hasta que sanaron completamente.
Anillé su nariz con un aro de hierro, de los mismos que se le pone al ganado, aproximadamente unos siete centímetros de diámetro y un grosos de 5 milímetros, bastante grande por cierto, que le pesa una enormidad, pero le queda precioso.
No termina ahí la parte metálica de mi cerda, sino que tiene aros metálicos enormes en sus senos, y digo en sus senos y no en sus pezones porque le atravesé los senos, por debajo de los propios pezones. Lloró y gritó mucho cuando se lo hice, y aunque la lavé con alcohol y desinfectante, estuvo sufriendo casi una semana con esa operación. Ni que hablar que quedaron impecables y muy excitantes.
Por último cuatro anillas, muy gruesas y pesadas en cada uno de sus labios vaginales exteriores completan el equipamiento metálico. Cerda está entonces equipada con once anillos de los cuales puedo atar cadenas para tironearla y llevarla donde se me plazca. Yo me la llevo de tanto en tanto a mi cama, para tener sexo, y a veces la dejo encadenada parada en su sótano por dos o tres días de tal forma que no se pueda agachar sin desgarrar alguna de sus partes anilladas, y la verdad es que los últimos momentos de ese plazo la veo sufrir tanto que ando siempre caliente por mi casa.
Hasta ahí es donde mi participación pudo con los arreglos efectuados. Las otras modificaciones no estaban a mi alcance, y por lo tanto tuve que contar con los servicios de un cirujano que modificó determinadas partes de su cuerpo a pedido y costo mío. Todo tiene un precio, y cuando este profesional vio que la misma cerda quería hacerse las transformaciones, pues no opuso resistencia.
Fue así que la más importante modificación me llevó un mes de recuperación.
Cerda tenía estrictamente prohibido utilizar sus manos para cualquier cosa que debiera hacer, incluso levantarse, apoyarse, comer, agarrar algo etc. No era muy obediente con esta regla ya que por acto reflejo siempre las ponía al frente para aguantarse los azotes o golpes que le propinaba para nuestro mutuo placer, para comer y para cualquier otra cosa. Fue así que acordamos amputar los dos brazos desde el hombro. El día que se lo comuniqué fue uno de los días más felices de su vida ya que era una modificación tan profunda que la ponían en una posición totalmente sumisa y degradante. Me lo había pedido como principal prioridad, incluso quería que hiciera lo mismo con sus piernas, pero por consejo médico eso no era posible sin arriesgar su vida, ya que el aparato circulatorio está hecho para bombear sangre a determinada presi´ñon, si el cuerpo no tiene espacio sería muy peligroso, entonces descarté el tema de sus piernas, además son muy bonitas, bien formadas y me sirven para excitarme cuando la veo así, siempre desnuda. Fue así que se llevó a cabo la operación, con las máximas garantías sanitarias y vale decir, también con anestesia general. No es mi intención arriesgar nada para llevarla a lo que ambos queremos. Cuando despertó de la operación y no sintió los brazos, pude ver algunas lágrimas derramarse de sus ojos, lágrimas que pensé eran de dolor o amargura; todo lo contrario, eran según ella luego me lo manifestó de felicidad.
Ya no había mucho más para quitarle. Ella siempre me pidió también, que le cortara la lengua pero yo me niego rotundamente ya que las funciones que cumple la misma son parte de mi satisfacción, como las mamadas y la limpieza en general tanto de mi cuerpo como del lugar donde vive. La lengua, ahora que no tiene brazos ni manos es la herramienta más importante para comer, lamer, levantar desechos del piso, limpiar mi culo, chuparme la pija y para lograr un beso realmente ardiente. No; yo me negué rotundamente a ello, y para poder transar dado que estaba muy empecinada en que se la saque, el mismo médico le cortó las cuerdas vocales, dejándola muda para siempre, y tuve que recurrir a los servicios de un dentista que en varias visitas le quitó por completo su dentadura. Ahora una mamada de cerda para mi es la cosa más placentera que existe, y no tengo ningún riesgo. Me encanta, aunque le desfiguró un poco la cara y su otrora belleza ya no es la misma con los labios hundidos.
Otra de las cosas en lo que no pienso tranzar es que ella me pedía reiteradamente que le quitara el sentido de la vista, que no necesitaba ver, o sea que le anulara sus ojos. Pienso que es un sentido demasiado sagrado y además útil para ver su propia forma de vida y para excitarse con el sexo. No tuvo suerte ni la tendrá.
Así pues, mi preciosa cerda es ahora una mujer a medias. Sigue conservando sus bonitas piernas aún luego de cuatro años de torturas y castigos. Sus facciones y sus ojos azules siguen siendo también muy bonitos, pero su pobre alimentación rica en vitaminas pero baja en calorías, y las transformaciones que le hice hacen que no sea una mujer completa, sino lo que realmente ella y yo queremos que sea. Una ser infrahumano.
Ya no habla, come del piso lo que sea, incluso excrementos e insectos que le doy con la comida. Y lo hace con gusto, no hace asco a nada y es una ventaja eliminar todos los restos de comida que yo mismo desecho. Es realmente una máquina de reciclar desechos. Es muy obediente, al ser muda no ofrece resistencia ni objeciones a nada de lo que le impongo.
Por qué lo hago? . Porque me da placer. Porqué lo hizo ella?, porque le da placer. Entonces yo pienso que ninguno debe tener remordimientos de ninguna especie.
Tener sexo con cerda, sin brazos, llena de anillos, moretones, marcas de látigo, muda, sucia y degradada, es para mi tan excitante que cuando estoy con ella puedo tener varias erecciones en lapsos muy cortos, y a mi edad, no muy avanzada pero si ya fuera de la plenitud, es un aliciente más. A la vez yo siento claramente que estoy complaciendo a una esclava masoquista, sucia y degradada, humillada y deshumanizada y lista para lo que sea.
Paso muchas noches con ella a mi lado, sin necesidad de atarla ya que al no tener brazos tiene su principal arma de movilidad anulada. Tampoco necesito amordazarla cuando la castigo, no puede hablar, en fin, es perfecta y además sigue siendo bella e interesante.
Cuando no la tengo a mi lado está encadenada por alguno de los anillos que lleva adosado a su cuerpo en el oscuro y lúgubre sótano. Pasa a veces varios días sin salir de ahí, yo le arrojo la comida o los restos, que come luego de compartir con moscas, algún gusano o cucaracha. Ni siquiera repara en ellos. Ha logrado desarrollar anticuerpos para cualquier infección, además está vacunada contra los diferentes tipos de hepatitis y tifus, por lo cual la tengo protegida.
Muchas veces siento deseos de tenerla conmigo siempre, pero no se trata solo de mis deseos, sino que se trata de un ser, que alguna vez fue mujer y quiso dejar de serlo, y es por su propia voluntad que yo la llevé a estos extremos, y ahora estoy acostumbrado a verla así, me gusta, me excita y no concibo el sexo con ella de otra forma, ni ella lo concibe tampoco de otra forma. De hecho, cerda no tiene interés en el sexo ni conmigo ni con nadie, solo quiere vivir de esa manera que viene viviendo, entonces es un complemento de intereses.
Cuando castigo a cerda con látigos o quemaduras superficiales, es terriblemente excitante verla retorcerse sin poder emitir sonidos. La falta de sus cuerdas vocales es una cosa que también tiene su placer ya que la puedo castigar en cualquier lugar y no llama la atención en los alrededores. No es fácil tener una esclava y aplicarle sus merecidos castigos cuando ella grita y se lamenta, por eso es que cada una de las modificaciones que le he hecho tienen además del placer de verla modificada, humillada y degradada, tienen digo un fin práctico. Lo mismo digo con la falta de sus brazos, muchas veces yo tenía que controlar que no los usara para comer, porque ya como un acto reflejo ella cuando no podía agarrar algo utilizaba sus manos. Ahora, al no tenerlas su boca, su lengua y su cuerpo entero han tomado otra prioridad. Me calienta mucho verla arrastrarse por el piso limpiando el mismo con su lengua para obtener la mayor utilidad a la comida que le doy. También es muy excitante cuando no se puede quitar alguna mosca o alguna cucaracha que le camina por encima, y se refrega contra el piso, contra las paredes o contra lo que sea para hacerlo. Es realmente algo peor que una cerda, es la máxima expresión de degradación en un ser humano. La quiero. La quiero mucho y siempre voy a cuidar de ella. Hoy por hoy es totalmente dependiente de mí, y yo dependiente de ella para mi goce sexual y para mi vida diaria. Aún cuando no la tengo en mi habitación, necesito verla a diario par verla sufrir, arrastrase, humillarse, y gozar a la vez, necesito verla para excitarme como nunca me ha pasado antes.
Es mi juguete, es mi amor, y hoy por hoy no es precisamente cien por ciento humana.